El cortejo.
Los personajes no son míos, solamente los estoy pervirtiendo, además, si fueran míos no sería esta una seria para niños y esto ocurriría en el canon, pero como no es así… obviamente no lo son. Es una historia Slash, con mpreg, si, si les parece demasiado pervertido, pueden no leerlo.
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Después de una noche de pasión, Jack Spicer, joven multimillonario, descubrirá una condición de su cuerpo que no conocía, llevándolo a afrontar problemas que nunca creyó posibles, como un inmortal dispuesto a responsabilizarse de cierta paternidad a como sea lugar, inclusive a la fuerza.
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Chase Young había esperado pacientemente por la madures de Jack Spicer, no solo por la física que llegaría con forme pasaran los años, sino, también la madures en su comportamiento, que era lo que más ansiaba.
Consciente de que eso jamás ocurriría si seguía perdiendo los duelos Xiaolin y esperando ser lo que pensaba que él , Chase Young, deseaba que fuera decidió mandarlo lejos, rompiendo su corazón en el proceso.
Seguro de que Jack Spicer volvería gustoso a sus brazos después de que su hermoso albino floreciera, espero pacientemente por él haciendo planes para el futuro que por primera vez en su milenaria vida le parecía demasiado lejano.
Jack con forme los años pasaron se convirtió en una belleza exótica, piel suave tan blanca como la leche, cabello del color de las llamas del infierno y ojos carmesís, idénticos a dos rubíes que te miraban fijamente, sumiéndote en un mar de conocimientos.
Sin embargo, al llegar el momento de recobrar al muchacho que ya le pertenecía por su propia voluntad, se dio cuenta de un molesto detalle, no maduró solas como lo planeo, con él se encontraba una molesta chica de cabello rubio varios años menor, con unos modales aristocráticamente arrogantes.
Chase Young le odio desde el primer momento que la vio, no era que la muchacha fuera fea o tonta, ni demasiado hermosa, tampoco le molestaría su arrogancia, si acaso no estuviera pegada a su Jack todo el día, desde el amanecer hasta el anochecer, como una sombra, eso era lo que realmente odiaba de aquella jovencita y debía parar.
Jack parecía ser muy protector con ella, demasiado considerado si le preguntaban, claro que nadie lo hizo, ni siquiera sus felinos que lo miraban de reojo preocupados cada vez que rugía o se transformaba en un dragón a causa de la furia.
Su muchacho se convirtió en el director principal de Tecnologías Spicer después de la muerte de sus padres, poco después llevo a su compañía a la cima, siendo considerado uno de los diez hombre más ricos del mundo y el soltero más codiciado del año, poco después compro las empresas Tomihiko en un movimiento que no podía ser otra cosa más que venganza, demostrando que seguía siendo en el fondo una mente maligna.
Chase pudo darse cuenta de que su Jack había abandonado sus fantasías de la niñez, abrazando en cambio el presente y el futuro de manera juiciosa, olvidándose de los duelos, de los monjes y de las fuerzas Heylin, para su profundo desagrado de él también.
Jack dejo de lado la manera mágica de conquistar el mundo, utilizando en cambio las formas tradicionales de aquellos que no tienen las facultades para utilizar su ki, en vez de eso, utilizo su dinero, su tecnología, su astucia en las finanzas y un poco de política.
Y por fin, después de una década de agotadores y fructíferos esfuerzos estaba listo para coronarse como el rey del mundo financiero, su contraparte en el mundo mortal.
El día de su cumpleaños número 21 había planeado una fiesta, o eso había escuchado gracias a uno de sus cuervos espías, quien le dijo lo que la bruja de cabello rubio y su belleza de porcelana habían estado charlando esa misma noche.
La mera idea lo enfureció y decidió que había llegado el momento de regresar por él. O si, Jack Spicer tomaría su lugar como su consorte, le gustara o no la idea, poco después tendría tiempo de convencerlo de que ese era su lugar predestinado.
Así que tomo una decisión, ir a darle una pequeña visita a su belleza de porcelana, sólo para charlar y llevárselo a su ciudadela, en donde nadie podría evitar que le sedujera de la manera apropiada.
Ese día llego cuando Jack Spicer, el joven magnate y empresario del año estaba a punto de pedirse un café cargado en su costosa oficina, en el momento en que su secretaria robótica que se encontraba en la recepción pregunto confundida – ¿Espera visitas amo Jack?
- Nop… - fue su respuesta al mismo tiempo que armaba alguna clase de artefacto mecánico del tamaño de una nuez con un desarmador eléctrico.
Por supuesto que no esperaba ninguna visita, se dijo Chase, al mismo tiempo que se abría paso destruyendo la maquina que fingía ser una persona de un solo golpe de su poderoso puño.
Jack al otro lado de la puerta pudo escuchar como su secretaria le decía a quien hubiera llegado – el señor Spicer no espera vistas – y poco después algo caía pesadamente en el suelo.
Jack dejo lo que estaba haciendo momentáneamente para ver como se abrían las puertas mecánicas, dejando entrar a una sola persona que no había visto desde su juventud, cuando Chase Young le dijo tajantemente que se largara de su vista.
Chase camino en compañía de sus felinos con una sonrisa satisfecha en sus labios, tenía el mismo porte aristocrático y peligroso que lo encanto en su juventud, la única diferencia era que Jack no era más aquel joven impresionable tratando de agradarle a su ídolo de la infancia, sino, un hombre de negocios cuya boda arreglada se realizaría en aproximadamente 24 horas.
Chase plantándose frente a él, pronuncio, seguro de sí mismo, saboreando la belleza frente a él – Jack Spicer, ha pasado mucho tiempo…
- aja – fue su respuesta, antes de oprimir un botón diciéndole a la computadora central del edificio – necesito robots de seguridad nivel 10 en mi oficina – para seguir jugando con su artefacto mecánico, sin prestarle demasiada atención.
- por lo cual he venido por ti - comenzó a pronunciar Chase, antes de que ocho máquinas cubiertas con cañones de plasma y un sistema muy complicado de inteligencia artificial se abrieran paso en la oficina de Jack.
- tienes 10 segundos para irte de mi oficina… 9, 8, 7, 6 – comenzó la cuenta regresiva.
En menos del tiempo anunciado por Jack, el brujo Heylin había exterminado a cada una de sus máquinas, dejándolo a solas en el interior de una oficina destrozada – ¡Perfecto! Ahora tengo que llamar a mi decorador… ¿Tienes alguna idea de cuánto cuestan sus servicios?
Chase pronuncio caminando lentamente en su dirección – no importa Jack, jamás regresaras a esta pocilga mortal…
Jack se levanto de su silla y camino en dirección de un refrigerador en donde tenía una jarra de soda fría – ¿Gustas? – pregunto, al mismo tiempo que sacaba una pistola escondida en la nevera y la vaciaba en el pecho del inmortal sin mostrar ningún remordimiento.
Jack era un hombre adulto que siempre vestía de negro y llevaba consigo un arma de fuego escondida en un chaleco antibalas, solo en caso de que alguien deseara que la compañía Spicer cambiara de dueño, robándole todo por lo que había trabajado.
- No pierdas el tiempo Jack, sabes que esto no me lastima – respondió Chase Young, caminando en su dirección de manera tranquila.
- ¿Qué se supone que deseas aquí Chase Young y que es eso de llevarme contigo? – le respondió con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
- no te hagas el tonto Jack, sabes a que vine.
-Nop, no lo sé… ¿Qué te trae por aquí, estabas cerca del vecindario y decidiste decir, hola Jack? – pregunto, tratando de alejarse del inmortal.
Chase Young respondió simplemente – No fue la casualidad aquello que te trajo a mí en un principio Jack Spicer, yo moví cada uno de los hilos necesarios para encontrarnos, el viaje de tu padre, la máscara de Wuya, el primer libro que encontraste y mencionaban mi nombre, cada uno de esos momentos fue planeado.
Jack abrió la puerta de su oficina respondiendo una llamada telefónica, aparentemente de la seguridad de su edificio – el único problema fue que cuando llegaste a mi tú eras simplemente un niño malcriado.
Dijo Chase, leyendo cada uno de los movimientos del albino – por lo que tuve que dejarte ir para que maduraras siendo tu mismo y no lo que tu pensabas que yo deseaba.
Jack dio el primer paso fuera de su oficina – por fin has crecido y es tiempo de cosechar los frutos de mi espera.
En todo ese tiempo Jack no se había sorprendido o interesado en lo que tenía que decirle, por lo menos fingía no hacerlo caminando en dirección de una segura salida del edificio – ¿Recoger los frutos de tu espera?
La mirada de Chase Young, únicamente podía llamarse depredadora – sí, Jack Spicer… es hora de irnos – pronuncio estirando su mano, de la forma en la cual lo haría un vampiro en una película de terror.
- ¿Y que se supone que debo hacer? Brincar emocionado por que ya me dejas jugar contigo, no Chase, a mi no me interesa – dijo el albino, colgando su celular – como puedes ver, tengo mucho trabajo que hacer, millones que ganar y no puedo darme el lujo de perder el tiempo en lo que sea que tramas, por lo que te agradecería que te fueras de mi edificio.
- Claro que me iré, la civilización moderna me asquea, pero, tú vendrás conmigo – le dijo Chase, cruzándose de brazos.
- ¿Y si digo que no? - fue la nerviosa respuesta de Jack.
- No estoy pidiendo tu opinión – fue la respuesta de Chase al mismo tiempo que dio otro paso en su dirección.
- ¿Qué se supone que pase con mi vida? – respondió Jack, retrocediendo un poco más.
- No te preocupes por ella, te daré otra como mi amante – explico Chase para el completo terror del albino, quien comprendía que no importaba que hiciera, si el inmortal había decidido llevárselo consigo, eso haría.
Jack le miraba sorprendido, su cabello era blanco, largo y lacio, casi como hilos de plata colgando de su cabellera, su rostro había encontrado un equilibrio y sin su maquillaje podía verse realmente cuan hermosos eran sus ojos, tentando a Chase Young como ningún otro ser había hecho en el pasado – ¿Qué ocurrió con Wuya? Pensé que ambos compartían su lecho.
- Es una mujer demasiado vieja y traidora para mi gusto.
Jack asintió, recargándose en la puerta – ¿Por qué has venido? Tu dejaste muy claro la última vez que nos vimos que me odiabas… que lo mejor era que yo estuviera muerto, ahora, que mi vida está hecha y por fin estoy en la cúspide a punto de casarme vienes a mí, exigiendo mi regreso para ser tu esclavo.
- Yo no lo veo de esa forma, en realidad… lo veo más bien como mi consorte.
Jack asintió tragando saliva, intentando no imaginarse lo que sería estar en la cama de Chase Young, eso era lo que menos necesitaba en ese momento porque de imaginárselo no recordaría el porqué no deseaba seguirlo al infierno de ser preciso, golpeo un botón escondido en la pared y comenzó a correr tan rápido como sus piernas se lo permitían, esperando llegar a su helicóptero antes de que el inmortal destrozara la puerta blindada.
Chase rugió furioso cuando el albino lo desprecio tratando de encerrarlo en una oficina tecnológica y escapar tan lejos como pudiera hacerlo. Con su fuerza sobrenatural derribo la molesta barrera de metal y en menos de lo que Jack creyó que fuera posible, dos brazos habían rodeado su cintura.
Jack comenzó a retorcerse, despotricando mil y una tonterías en su contra. Todas ellas tratando de convencerlo de soltarle y dejarlo tranquilo, en ese momento, la chica de cabello rubio que ya detestaba los vio, dejando caer un ramo de flores, gritando agudamente el nombre de su Jack.
Chase le dedico una sonrisa burlona y se transporto con ayuda de su magia a su ciudadela, con Jack Spicer en sus brazos, gritando el nombre de su novia.
Jack logro soltarse en la familiar ciudadela de Chase Young, retrocediendo tantos pasos como le fue posible para preguntarle – ¿Te has vuelto loco?
Chase le respondió, caminando en su dirección para rozar con sus nudillos el rostro del albino cómo si temiera romperlo con ese pequeño roce – No, Spicer, sólo estoy reclamando lo que tú me prometiste hace mucho tiempo.
Las mejillas de Jack se pintaron de rojo al mismo tiempo que intentaba retroceder, sintiéndose desnudo debajo de la mirada de las orbes doradas, encontrándose con tres felinos a su espalda, deteniendo su escapatoria – ¿Qué?
La ciudadela era idéntica a como la recordaba, pacífica y hermosa, idéntica a un pequeño paraíso terrenal, en donde no le molestaría estar si acaso no hubiera sido secuestrado por un inmortal que deseaba mucho más que solo charlar sobre las flores o el clima – No pensabas que permitiría que desposaras a esa chica, no después de que tu prometiste darme tu cuerpo y tu alma.
- era un estúpido, no sabía lo que decía, además… tu no aceptaste mi ofrecimiento – alego Jack Spicer, tropezando con uno de los escalones de la ciudadela, perdiendo el equilibrio.
Chase lo sujeto de la muñeca, acercándolo demasiado a su cuerpo caliente, respondiéndole – que no te haya tomado en ese momento, no significa que no aceptara tu ofrecimiento, Spicer…
- ¿Tomado? – pregunto Jack, imaginándose en un pequeño teatro interno la imagen de sí mismo siendo poseído por el inmortal, provocando que nuevamente sus mejillas tomaran un color rojizo.
Chase recorrió con la punta de su lengua el lóbulo de la oreja del albino, diciéndole con su seductora voz al oído – si Jack… pero ahora, ya no eres un niño y no tengo ningún decoro en poseerte.
El cuerpo de Jack se estremeció en sus brazos, gimiendo cuando hinco uno de sus dientes en la delicada piel preguntándole – ¿Aun deseas esto?
- No… - fue la respuesta insegura, casi gimiente del albino que veía una de sus fantasías hecha realidad en ese momento.
- Mentiroso – le reprendieron, acariciando su pecho por debajo de la ropa.
- No… - respondió Jack, tratando de soltarse sin mucho éxito.
Chase Young le pregunto, empujándolo en dirección de un blando colchón de suaves plumas – ¿No pareces demasiado convencido, Spicer?
Jack en ese momento se dio cuenta que se encontraba en la cama de Chase Young, en su habitación en alguna parte de su ciudadela, semidesnudo y sin ninguna oportunidad de salir de allí con su virginidad intacta.
Chase Young había planeado aquella reunión durante años, los mismos que su amante permaneció fuera de su cuidado, el dragón en su interior había decidido mucho antes que él mismo lo hiciera que Jack Spicer debía ser suyo, su compañero eterno y al pasar de los siglos comprendió que lo mejor era darle a su otra forma lo que deseaba sin importar que fuera.
Su mirada predatoria se poso en el cuerpo del albino en su cama, un rugido interno reclamo la virginidad del muchacho y sus manos comenzaron a despojarlo de sus ropas entre caricias tiernas y besos apasionados, mostrándole todas las habilidades amatorias que aprendió tras más de un milenio de vida.
Jack Spicer no pudo más que rendirse a sus caricias apasionadas, gimiendo y gritando su nombre con abandono, retorciéndose debajo de su cuerpo, entre sus brazos, dejándose llevar por el momento de pasión, sin saber que habría insospechadas consecuencias que no descubriría hasta algunos meses después.
Durante todo ese tiempo Chase Young había esperado paciente por las noticias que le trajeran sus cuervos, escuchando como su hermosa novia le había dejado cuando al regresar su prometido descubrió cada una de las apasionadas marcas que dejo en su cuerpo de porcelana, para decirle sin siquiera tener que verla que Jack Spicer ya tenía un dueño y ese era él.
Tres meses después, Jack Spicer había subido de peso, casi todo el día tenía demasiados antojos extravagantes y despertaba mareado por las mañanas. No comprendía que le pasaba y preocupado por su salud fue al médico, quien le dijo algo que pensó era una locura.
Al regresar a su oficina se encontró con el causante de sus problemas, quien le dijo demasiado orgulloso de sí mismo – ha pasado algún tiempo desde la última vez que nos vimos… Spicer.
Jack respondió aventándole un pisapapeles, gritándole – ¡Lo hiciste a propósito!
- ¿Por qué pensarías eso? – le pregunto Chase Young, colocando el pisapapeles con cuidado en uno de los muebles de la costosa oficina.
- ¡No he tenido sexo con nadie jamás, por eso! – respondió Jack, sentándose en su escritorio.
- Eso quiere decir que yo fui tu primer amante… que buen presagio para mí… - le respondió Chase, caminando en su dirección.
Jack le pregunto entonces, colocando una mano en su vientre – ¿Cómo diablos lo hiciste y por qué?
- ¿No es obvio, Spicer?
- Con un Shen Gong Wu, pero… ¿Por qué? – pregunto nuevamente, tratando de encontrarle sentido a lo que había pasado.
- Era la única forma en la que podía reclamarte antes de que alguien más lo hiciera. – menciono Chase, intentando posar su mano en el vientre del albino.
- ¿Reclamarme? Que me haya acostado contigo y que resultara… - Jack volvió a sonrojarse antes de pronunciar – embarazado… no significa nada para mí y no significa que yo te pertenezca.
- Por el contrario Spicer, estoy dispuesto a responsabilizarme de tu embarazo y a darle un nombre a esa criatura – le respondió Chase, aun con una sonrisa de autosatisfacción que comenzó a enervar al joven magnate.
- ¿Responsabilizarte? Tú lo hiciste apropósito, no es como si me hicieras un favor – se quejo el albino amargamente.
- Es cuestión de semántica…
- Además iba a casarme con una hermosa chica, una hermosa y multimillonaria chica, pero ya no porque lo arruinaste todo – volvió a quejarse.
- Míralo del lado amable Jack, ahora te casaras con un inmortal muy poderoso – le dijo Chase, tomándolo de la muñeca para sentarlo en una de sus piernas.
- No quiero hacerlo.
Chase por fin pudo tocar el vientre de Jack, sintiendo la vida creciendo en su interior a cada momento y le respondió – En tu vientre crece mi legitimo heredero Jack Spicer, cuando las demás fuerzas Heylin sepan que ha ocurrido intentaran dañarte. Solo yo puedo cuidar de ti ahora, deja que lo haga.
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Esta historia continuara…
