Lady Dith
Primera Nota: Antes de comenzar a leer, debo aclarar que este fic, es uno de los primeros que he hecho. Me vaso muy poco en la verdadera cronología de Dragon Ball, y es un U.A. Muy distinto a todo lo que he leído hasta ahora. Espero que les guste.
Segunda Nota: Este fic tuvo sus problemas al comenzar a subirse en esta página. Por un lado estaba la baja calidad narrativa… Pero ahora, he pensado que estaría bien arreglar algunos errores en esta historia que, aunque no es
maravillosa, ha tenido ya sus muchas visitas.
Ahora sí, comencemos con la lectura:
Prologo:
(entre los años 720-730)
Hace muchos años, incluso antes de la coronación del rey Vegeta I, los Saiyajins, la raza de guerreros más poderosa , combatió contra los Tsufurujins, una raza con gran nivel tecnológico.
La euforia, el éxtasis, la macabra dulzura del derramamiento de sangre enemiga en el campo de batalla era lo que anhelaban en cada lucha. La sed de victoria.
Todos conocemos los niveles sociales que dominaban, y que aún dominan Vejitasei. Desde los grandiosos guerreros de Elite hasta los patéticos clase baja.
-Pero, señor, todo eso ya lo sabemos-El general fue interrumpido por las palabras del niño, quien parecía más que disgustado con sus brazos cruzados sobre su pecho-.
-¡Quizás debas ponerte tú a contar la historia, Knuckels!-El niño bajó la mirada e intentó mantener la compostura-Bien, ahora que vuestro compañero ha cerrado la boca podremos continuar… Em.. Volvamos a la batalla…-.
El rey que comandaba el ejercito de los Saiyajins en eso momento, decidió que dejasen a 40 Tsufurujins con vida. Ellos trabajarían como esclavos para así aumentar su nivel tecnológico; lo necesario para comenzar con conquistas de nuevas razas, mejoras en la forma del entrenamiento y la edificación.
A la mayoría de los Saiyajins, esta idea, les resulto muy deliciosa, por el mero hecho de que se dedicarían a satisfacer sus más altas necesidades: La guerra.
Pocos años pasaron. Su evolución era cada vez más grande conforme pasaban los años, hasta que poseyeron gran conocimiento acerca de otros planetas a conquistar; pero, nadie sabía, o se imaginaba, que los problemas que cambiarían el rumbo de esta raza, comenzarían desde el mismísimo interior del planeta.
Cinco años después la gran e inesperada tragedia sucedió.
Como todos ya sabemos, la escasees de hembras era bastante obvia en Vejitasei. Y entre las conquistas, fueron descubriendo nuevas razas. Muchos machos fueron cediendo a la belleza de las hembras colonizadas. Al principio no había ningún problema con que algún Saiyajin con la suficiente clase o rango tuviera una esclava de placer. Pero la exportación masiva de hembras tubo que detenerse en cuanto en pleno Vejitasei comenzó la hibridación con razas 'inferiores' que mal formaban la estirpe y la información genética hereditaria. Hasta que no mucho después, el rey Vegeta, muy sabiamente, prohibió la hibridación, asesinó a las patéticas criaturas y retomó el control sobre la esterilidad de las hembras de placer. Todo aquel que se opuso acabó muerto bajo sus propias manos. Pero todos vimos que era por el bien de la raza Saiyajin. Aquellos demasiado débiles para entenderlo merecían la muerte.
-Señor, ¿Todos aquellos híbridos eran débiles?-El general se giró para clavar sus ojos en el niño-.
-¡Por supuesto! ¿¡Que te hace pensar que alguna raza podría compararse a nosotros en poder!?-El niño se encogió de hombros sin ningún temor-.
-No lo sé, señor. Por eso pregunto…-El general sonrió con una mezcla de suficiencia-.
-El día que encuentres una raza que pueda compararse… Knuckels, te aseguro que será asesinada, destruida… Te lo aseguro-.
-¡¡General!!-Se abrió la puerta con un golpe seco y un sudado soldado irrumpió en la clase de historia-¡¡Le necesitamos, hemos detectado un nuevo planeta!!-El general se levantó rápidamente y acompañó al soldado con paso rápido hasta la sala principal-.
-Bien, ¿que sucede soldado?-Frente a ellos, el radar marcaba una atmósfera perfecta. Una gravedad 10 veces menor a la de Vejitasei. Tenía una gran cantidad de recursos.
Desde el espacio este planeta era azul.
-Es… fantástico…-.
-Así es, señor. Lo habita una raza muy débil llamada terrícolas…-.
-¿Cuál es el nombre del planeta?-.
-Chikyu…-.
-Debemos… avisar al rey-El soldado asintió y salió de la sala-.
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La puerta estaba custodiada por dos guardias flanqueando las gigantescas puertas. El soldado devolvió el saludo con rapidez y abrió las puertas con ambas manos en un eufórico movimiento.
Los imponentes ojos del rey se posaron sobre el soldado, y este, con una curiosa mezcla de temor y respeto, se arrodilló.
-Su majestad, hemos recibido un informe de la sala de controles. Se ha divisado un nuevo planeta a tan sólo unas horas de nuestra posición-Incapaz de mirarle a los ojos por mucho más tiempo, el soldado continuó arrodillado esperando sus ordenes-.
-Continua, Neit-La tranquilidad y serenidad que se sentía en cada palabra del rey, provocaba un escalofrío en la espina dorsal del soldado. Erala paciencia con que una bestia te miraba antes de devorarte. La calculadora serenidad del depredador-
-E-El planeta tiene estupendas condiciones para ser habitado-Un extraño temor surcó su corazón cuando volvió a mirar a su rey-No opondrán resistencia alguna. Según el informe, son demasiado débiles-El rey asintió y posó sus ojos en algún punto lejano de la habitación-.
El soldado no se atrevió a moverse un ápice mientras estudiaba a su rey. La imponencia de su silencio se sentía en el aire. Los segundos pasaban y Neit creyó ver como la comisura derecha del labio del rey se curvaba en una casi imperceptible sonrisa de triunfo.
-¿Poseen alguna clase de energía en especial?-El soldado negó con su cabeza, anonado aún con la supremacía del su rey-Perfecto…-Dijo en un susurro mucho más significativo para él que para Neit-Encárgate personalmente de que un escuadrón parta hoy mismo hacia ese planeta y… que sean del más bajo rango… Esperaré tu informe dentro de dos horas-El soldado asintió-.
-Sí, mi rey, así será-Se levantó y comenzó a encaminarse hasta la puerta, cuando el rey le detuvo-.
-Neit, no hay duda de que esta misión será demasiado fácil. Pero si algo llegase a fracasar, por pequeño que sea el detalle, será por el mal escogimiento del escuadrón. Si así fuere… Será a ti a quien haga responsable. Pero… no nos gustan los fracasos, ¿verdad?-Algo hizo temblar los pies del soldado. Quizás fueron el fuego de sus ojos, quizás el tono de su voz, o quizás la directa amenaza… No lo sabía. Pero había algo de lo que Neit estaba seguro; si fracasaba podría perder algo más que un planeta y su honor como guerrero. Algo mucho más… irreversible-.
-No señor, no nos gustan… Para nada…-Forzó un trago de saliva por su garganta y salió de la sala después de hacer una reverencia-.
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La taberna al medio día solo estaba abierta a aquellos que no tenían nada más que hacer que sentir la compañía del alcohol y el desagradable aroma de la sangre seca mezclada con polvo y sudor.
Las mesas se repartían aleatoriamente por la sala. Las ratas huían a ras del suelo de las fuertes patadas de los soldados emocionados e impacientes por una misión que pocas veces lograba llegar.
-¿Ya te has enterado de nuestra nueva misión?-.
-Por supuesto que sí, Toma. Al parecer desean que salgamos hoy-.
-¿Te estas quejando, Bardok?-Se sonrieron mutuamente mientras tomaban un trago de su bebida-.
-No, para nada, sólo que me han dicho que es un planeta muy débil y que no opondrán ninguna resistencia, por lo tanto, dudo que la diversión dure mucho ¿no creen?-Toma se carcajeó y volvió a beber un trago-.
-Sí, es cierto…-.
-¿Y a vosotros que más os da?-Ella golpeó a Toma en la cabeza en un acto que pareció cariñoso-Es mejor que no hacer nada… Por cierto ¿Cómo se llama?-.
-Creo que es Chikyu. Ah, no vuelvas a pegarme, Serippa… Ahora mismo no estoy de humor-El resto rió-.
-Uy, pobre Toma, nunca está de humor…-Le respondió mientras se sentaba junto a él con serenidad-.
-Bueno, dejémonos de charla. Hay que prepararse para el despegue-El resto asintió y se fueron de aquel lugar con velocidad-.
El camino hasta la planta de despegue fue en silencio. Serippa miraba a Toma de reojo con despreocupación, y al ser sorprendida por su presa, desvió la mirada con aire avergonzado.
¿Qué estaba haciendo?
Mientras tanto, Bardok tenía la mente fija en la próxima estrategia. Algo le hacia pensar que este planeta sería diferente al resto. Muy diferente.
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Las naves surcaban la orbita de Marte a pocas horas de Chikyu.
-Toma… ¡Toma, despierta!-.
-Estoy despierto, malditasea… ¿Has visto? Este planeta es azul-.
-Será por la cantidad de agua que lo compone-Toma giró sus ojos con aburrimiento en el interior de su nave mientras seguía escuchando la voz de su amigo por el trasmisor-.
-¡Dejaos de tanto hablar y preparaos para el aterrizaje!-Toma y Bardok rieron ante la sutil atención que Serippa ponía en la conversación-.
-Tranquila, mujer. Pero eso sí, aseguraos que aterrizamos en un lugar desierto…-.
-¿Para qué? No es necesario, después de todo, lo que queremos es conquistarlo ¿No, Toma?-.
-Ja,ja… Lo sigo diciendo, Toma, a veces eres demasiado tonto como para creerlo-.
-¡Ya cállense!-.
-¡Silencio todo el mundo! Vamos a aterrizar-.
En el centro de la capital del sur, las naves destruían todo a su paso mientras los transeúntes corrían despavoridos. La destrucción concluyó con cinco grandes cráteres en lo que antes había sido el banco.
Aquellos más osados se aventuraron, dispuestos a ver qué cosa había sido la causante de tanta destrucción.
-¿Qué-qué es eso?-Los terrícolas se acumulaban a las orillas del gigantesco cráter, en el que había una curiosa esfera de lo que parecía ser metal-¿Una nave…?-.
-¡Mirad! Se está abriendo…-El ruido metálico de las puertas se oyó sutil y atractivo frente al silencio que proseguía a la tempestad-.
-Bien… Creo que es hora de estirar las piernas…-Los cinco Saiyajins salieron de las naves y se elevaron con lentitud sobre el nivel del cráter-.
-Vaya, así que esto es Chikyu… ¡Que interésate!-El resto rió al unísono ante la broma de su capitán-.
La conquista estaba apunto de comenzar.
-¿Has visto lo mucho que se parecen a nosotros estos seres?-Las miradas del resto del grupo cayeron sobre Toma-.
-Bueno… Tal vez se parecerían más si tuvieran cola ¿no?-Toma asintió al comentario de Punkin. El tío era listo, aunque a veces no lo pareciera-.
-¿Y eso que importa? Yo no les veo ningún parecido con nosotros…-Serippa miró a los humanos que tan sorprendidos les miraban y escupió al suelo con desprecio-.
-¿Por qué lo dices, Serippa?-Y una profunda mirada calló sobre ella. Los ojos de Toma la penetraron con algo más fuerte que el simple deseo de querer saber su respuesta. Un deseo mucho más… carnal-.
-Pues…-El nerviosismo la recorrió mientras quitaba la mirada de él e intentaba responder su pregunta-Son mucho más débiles que nosotros y eso… pues, ya no les hace iguales-El resto rió-.
-Bueno, lo que tenemos claro es que cuando algo se te mete en la cabeza, no hay nadie que te lo pueda quitar-.
-Hmp-Miró en otra dirección-¡Cierra el pico o te lo cerraré yo!-Las oscuras pozas de Toma seguían sobre ella-.
-Uuuh… Que miedo-Se burló él-Me gustaría verte intentarlo-Serippa le miró una vez más y algo la hizo temblar-.
-Silencio, ya está bien de tonterías-Bardok dio un paso al frente y el resto olvidó la conversación-Primero veamos que podemos hacer en esta ciudad. Luego destruiremos las míseras defensas del planeta y reportaremos la conquista al Vejitasei-El resto asintió y se dispuso a aclarar los grupos en los que se dividirían-.
Los humanos que estaban alrededor del cráter, comenzaron a inquietarse. Sin entender lo que sucedería, la aglomeración de personas cada vez se hizo más grande. Guardaron silencio y se preguntaron qué les ocurriría ahora que unos extraños extraterrestres habían llegado a la tierra.
Pero, todos lo espectadores comenzaron a huir en cuanto vieron como los nuevos personajes de las naves comenzaban a levitar fuera de los cráteres.
Los gritos de terror ante la sorpresa de verlos volar, fueron acompañados de unas cuantas esferas de energía acababan con la vida de los terrícolas en masa. Fueron borrados del mapa junto con la ciudad gracias a un rápido movimiento de dos dedos de Bardok.
-Vaya, Bardok. Cada vez eres más fuerte-Punkin no salía de su asombro-.
-Hmp, por supuesto-Bardok sonrió con suficiencia-Separémonos. Toma, tu y Serippa iréis al Oesto-Ellos asintieron-Pero recordad: no quiero que matéis por diversión. ¿Me oíste, Serippa?-.
-Sí, si, ya te oí-Le dio la espalda a su capitán y levantó el vuelo-.
-Toteppo, tu y Punkin iréis al Este. Yo iré a buscar a la máxima autoridad de este planeta. Y espero que lo hagáis todo rápido. Tengo deseos de irme pronto de este entupido planeta-.
Al cabo de unas horas, el Oeste estaba bajo el control de los dos Saiyajin. Toda resistencia había sido destruida.
-Estos tontos humanos… Por más que se parezcan a nosotros no tienen nuestro mismo nivel de poder ni de tecnología ¿verdad, Toma?-.
-Creí haberte oído decir que no se parecían a nosotros-Toma ofreció una perversa sonrisa a su compañera de escuadrón. Mientras esta, llena de odio al verse descubierta, le pasó sin importarle su presencia en el lugar-.
-Sólo digo que esto se me está haciendo muy aburrido-.
-A mí también-Observó sus labios mientras pronunciaba las últimas palabras-Pero si quieres, podemos divertirnos un rato-Serippa le respondió con una nerviosa mirada-Ja, ja… No he dicho nada-.
-Más te vale-Se cruzó de brazos e intentó tranquilizar su respiración-Vamos donde están las naves. Quizás ya han acabado todos-.
-Está bien, vamos-.
Bardok había conseguido convencer al rey de la tierra de la rendición del planeta. Nadie podía defenderse, y después de oír la justa promesa de que no habría más muertos, el rey abdicó dejando su planeta bajo el poder Saiyajin. Pero nada de esto parecía alegrar a Bardok, quién se sentía tan insultado. Su escuadrón era de clase baja, el nivel perfecto para conquistar un planeta como éste. Pero… su escuadrón era el más fuerte de todos. ¡Eran la elite de la clase baja! O al menos lo serían si aquel titulo existiera.
-Ya era hora de que llegaras-El resto de sus compañeros estaba junto a las naves-.
-Debemos comunicarnos con Vejitasei-El resto le miró confundido-Sólo recibimos instrucciones de destruir la defensa… Pero, aún no se si debemos purgar o… esclavizar-La pregunta también le parecía estúpida, pero lo cierto es que en realidad quería saber qué sería de este planeta que tenía criaturas tan semejantes a ellos-.
Bardok alcanzó su scouter y conectó su radio a Vejitasei.
-Habla, soldado-Le respondieron-.
-Soy Bardok, capitán a cargo de la conquista de Chikyu. El motivo por el que me comunico con la central es para informar de la semejanza entre la población de la colonia y nuestra gente-.
-¿semejanza?...¿cuanto de parecido hay?-.
-La suficiente como para pasar por uno de nosotros. Excepto por la cola y la evidente separación abismal entre nuestra fuerza y su debilidad-Al otro lado hubo un eterno silencio-.
-Bien, lo comunicaré al rey. Mientras tanto… mantened el orden hasta que recibáis instrucciones-.
-Bien-.
El resto de sus colegas había desaparecido entre los escombros y se entretenía entre conversaciones y una suculenta cena.
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Continuará
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