Hola,
Este es un one shot que se convirtió en mini historia que tenía tiempo rondando por mi cabeza, solo quiero aclarar que no está cronológicamente como en los libros y películas, he movido algunos sucesos para que encaje con lo que escribí. Esta historia es algo diferente a lo que he escrito, siempre tiendo a los finales felices, pero con bastante drama en el proceso, espero que sea de su agrado y dejen su review.
Por cuestiones de longitud he tenido que dividir este one shot en aproximadamente 4 capítulos, subiré la segunda parte en un par de días.
Estaba avergonzado de en lo que se había convertido, no podía ni mirar su reflejo en el espejo, nunca había odiado portar el apellido que poseía y lo que significaba, como lo había hecho la noche que debió hincharse frente a la criatura que estaba destruyendo su vida y recibir su marca como si fuera el mayor privilegio al que pudiera aspirar, sobre todo el aceptar una misión suicida.
Se preguntaba cómo había llegado a caer en el abismo en el que se encontraba, moviendo su tenedor por la comida frente a él, sabía que el comedor estaba lleno, pero no podía escuchar nada, se sentía tan lejano a todo, no podía pasar ni un bocado de alimento, daba igual, no podía distinguir los sabores; solo podía sentir un peso sobre sus hombros, y la sombra de la muerte acechándolo, no debía fallar.
Mirando a su alrededor vio al famoso trio dorado esquivando su mirada, claro que sabía que Potter sospechaba de él, no era nada sutil al respecto, pero tenía mayores problemas que el niño que vivió; una vez más miró hacia esa dirección, pero esta vez Granger no aparentó no estar espiando, parecía estar estudiándolo, al sentirse incómodo optó por dejar su plato sobre la mesa e irse a su dormitorio.
Un par de semanas después se encontraba aterrado escondido en la sala de los menesteres, Katie Bell había sido lastimada, no solo había involucrado a una inocente, sino que había fallado. Cuando al fin se sentía lo suficientemente tranquilo para salir y evitar verse aún más sospechoso, se dirigió a la torre de astronomía, no deseaba entrar a su habitación, no le apetecía dormir solo unas horas para después despertar por sus pesadillas.
Al llegar notó la presencia de alguien más, estuvo a punto de darse la vuelta e irse sin ser visto, pero fue muy tarde porque cuando menos lo pensó, una castaña le apuntaba con su varita emitiendo lumos, permaneció quieto no solo por la velocidad en la que ella había reaccionado sino también por las lágrimas que recorrían sus mejillas, al ver que su mirada se enfocó en su llanto, bajo su varita e hizo un esfuerzo inútil por ocultar su tristeza. Algo en él le impedía irse, dejarla en ese estado, algo que nunca había sentido, solía sentirse orgulloso de ser él quien provocara sus lágrimas, algo en su mente hiso clic, había escuchado los rumores de Weasley y de Brown por los pasillos, de pronto quería decir algo, pero se contuvo o al menos eso creyó porque antes de su cerebro pudiera procesarlo, las palabras ya habían abandonado sus labios.
-No vale la pena llorar por una comadreja que no valora lo que tiene – cuando se dio cuenta de la honestidad de sus palabras se sorprendió, no es que fuera del tipo que hace caso a rumores, sino que desde aquella noche en el comedor se había dedicado a estudiarla también, así como ella lo hacía, se había convertido en una rutina, la distracción perfecta, quizá para ambos.
-El gran Draco Malfoy, me está teniendo lastima – rodó los ojos- justo lo que necesitaba para terminar de arruinar mi día
-No es lastima, es la verdad- dijo muy seguro y siendo lo más honesto posible, era la primera persona en meses con la que cruzaba más de dos palabras, estaba demasiado cansado para disfrazar sus palabras de odio, o de aparentar algo más, esta exhausto de todo – es mejor que me vaya, no estoy de humor para discutir, Granger.
Ver a Hermione Granger pensar era algo fascinante, es como si pudieras ver o sentir la velocidad en las que sus pensamientos se cruzan uno con el otro y llegan a conclusiones en cuestión de segundos, algo cambió en su mirada, sintiéndose incómodo se giró, pero antes de que pudiera dar un paso, Hermione lo tomó por el brazo izquierdo, en shock se quedó inmóvil, solo pudo sentir culpa y vergüenza.
-Sé lo que ocultas y sé que fuiste tu quien estuvo detrás del ataque a Katie- se giró para poderla ver a los ojos, había sido cuidadoso, pero ella era demasiado inteligente para su propio bien.
-Entonces sabes de lo que soy capaz de hacer si mencionas una palabra al respecto – la retó sonando más seguro de lo que se sentía
-¿Sabes tú de lo que eres capaz? Llevo semanas observándote, sea lo que sea que es tu misión, solo quiero que sepas que no es tu única opción.
-¿acaso tengo alguna? – soltó – ya es tarde para eso
Salió de ahí con paso seguro pero una vez que estuvo lo suficientemente lejos su corazón comenzó a palpitar con demasiada velocidad y no podía respirar, su distracción ahora era una amenaza, no podía seguir fracasando o su familia y él sufrirían las consecuencias, aun estando lejos podía sentir el calor de la mano de Granger, al igual que su perfume, vainilla, concluyó.
Al día siguiente, dándose por vencido en el gabinete que debía reparar, decidió ir de nuevo a la torre de astronomía, en la cual se sentía en paz meditando en silencio, pero una vez más la gryffindor le había robado su lugar, esta vez no perdió tiempo y se fue antes de que se repitiera lo de la noche anterior. Tras una semana de la misma rutina, una vez más decidió ir a la torre, aunque probablemente terminara por irse si la volvía ver ocupando su espacio. Esta vez irse no fue una opción, no pudo, sus pies parecían haberse plantado por siempre en ese lugar al verla sentada sobre el suelo, contemplando las estrellas con la luz de la luna reflejada sobre su rostro, sus piernas reaccionaron, pero en lugar de huir y alejarse, se dirigieron hacia ella, se sentó a su lado.
Malfoy – dijo sin dejar de mirar al cielo y él solo asintió
Había encontrado un nuevo refugio y su continua distracción, por días no hacían más que sentarse a lado del otro en mutuo silencio, sin preguntas, sin máscaras, se permitían ser por unos instantes vulnerables; Draco comenzó a notar detalles que antes no hacía, como cuando ella mordía su labio inferior con fuerza cada vez que miraba a Weasley y Lavander juntos, como se sonrojaba cuando lo atrapaba mirándola o como no podía contener mover su pierna izquierda en anticipación por contestar algo a lo que sabía la respuesta, pero sobre todo, había notado la manera en la que sonreía, su aroma, poco a poco se convencía a si mismo que necesitaba saber más de ella, descubrir que había detrás de la bruja más inteligente de su generación, que había más allá de la sangre que corría por sus venas.
Semanas en la misma rutina, parecían estarlo volviendo loco, intentaba decirse que la su curiosidad se debía a que ella era la única persona con la que mantenía cercanía o contacto de cualquier tipo, se seguía diciendo que era un juego para liberar su carga, una distracción, solo eso.
Como aquella primera noche que compartieron el silencio y las estrellas, había algo distinto en ella, había aprendido a conocerla por su lenguaje corporal. Se armó de valor al sentarse a su lado, la miró remover sus manos con nerviosismo, su instinto era tomarlas entre las suyas para evitar el movimiento que lo ponía ansioso, pero no lo hizo, se limitó a mirar sus manos, pero no pudo evitar preguntar.
-¿Qué sucede, Granger? – ella lo miró con curiosidad, si le decía que lo había seguido a la sala de los menesteres y había descubierto que intentaba armar ese viejo armario perdería totalmente esos momentos que tenían y los necesitaba para ganarse su confianza, necesitaba salvarlo de si mismo, no podía mirar a una persona tan de cerca y fingir que no estaba viendo el infierno en el que estaba metido, así que hizo lo que debía hacer, mentir.
-Enserio quieres escuchar mis penas amorosas o mi lista mental de mis deberes o quizás prefieras saber cómo Harry me está enloqueciendo con sus teorías y su paranoia – sonrió
-No, algo en ti es diferente – dijo aclarando su garganta- no es que te esté poniendo atención ni nada – volvió a decir por en un tono de voz divertido
-Si tan solo pudieras disimular un poco, Harry no me volvería loca preguntándome si estas a punto de atacarme ¿Qué es lo que tanto quieres saber de mí?
-Discreto ¿Cómo tu? – se burló- ¿Qué es lo que tu tanto ves?
-La diferencia es que yo tengo motivos – dijo señalando su brazo izquierdo – lo que le sucedió a Katie Bell no fue un accidente, esa joya no debía ser tocada por ella, estaba dirigida a otra persona, Dumbledore quizá
-Y por supuesto, soy el primero en tu lista de sospechosos, porque tengo una marca – miró al suelo para que ella no viera la verdad en sus ojos ni el dolor que sentía por haber no solo fallado sino dañado a una persona inocente – y yo que pensaba que éramos una especie disfuncional de amigos o compañeros de miseria
-No puedes hacerte el ofendido, ambos sabemos que estoy en lo correcto, solo mírate, me preocupa que te desmayes en cualquier momento, que algo más grave suceda por esa marca o que más personas salgan lastimadas por tu misión, porque sé que la hay – negó con la cabeza- nadie que este orgulloso de ser un mortifago o de lastimar a un inocente se vería tan mal como tú, pareces muerto en vida
-Ouch, gracias – respondió sin saber que más decir o como procesar tal comentario
-Te repito, hay más opciones. Hoy alguien pagó por algo que no debía, dejemos esto en solo un accidente – tentativamente se aproximó a él, pero, Draco se levantó rápidamente como si su cercanía le quemara
-No hagas eso, no me tengas lastima o te preocupes por mi – gruño – no tienes idea de lo que estar en mi lugar.
-No lo puedo evitar, solo somos peones en un juego de ajedrez sin fin, no debería ser tu responsabilidad comenzar a mover las piezas ni la mía terminar el juego
-Así son las cosas, Granger – dijo con tristeza- quizá esto sea mala idea
Ambos se quedaron en silencio hasta que Draco dio el primer paso y se marchó dejando a una confundida gryffindor, llevaba días repitiéndose a si misma que era una pésima idea involucrarse en la vida de Malfoy, pero por más que quisiera seguir su lógica por una razón u otra terminaba en esa torre. Dispuestos a dejar atrás esos encuentros se fueron a dormir, pero sin dejar de pensar el uno en el otro y de los obscuros tiempos en los que estaban viviendo.
La clase de pociones parecía una trivialidad, había mejores cosas de ocuparse, además no ayudaba que el nuevo profesor de pociones parecía tener alumnos favoritos, y como era de esperarse, él no pertenecía a los elegidos, siguió ignorando la clase hasta que la vio levantar su mano y contestar acertadamente la pregunta del profesor, ahí fue cuando toda su atención se enfocó en ella y en lo que decía.
-La primera es veritaserum, es un suero de la verdad y esta es una poción multijugos – dijo señalando el respectivo caldero – esta última es armotentia, la poción de amor más poderosa y se dice que huele diferente para cada persona según sus gustos, por ejemplo, yo huelo pergamino, brisa de una noche obscura y... – calló dando un paso atrás
-La armotentia no crea amor de verdad, pero si crea un peligroso enamoramiento y por esa razón es una de las más peligrosas y está prohibida – contestó el profesor al notar el pánico en la mirada de su alumna
La miró expectante, quería que terminara su oración, pero solo le sonrió nerviosa al maestro y volvió a su lugar, ambos se miraron, pero fingieron no hacerlo; la clase continuo su curso y una vez más perdió su interés, en modo automático hizo la poción que se les requería, pero estaba más interesado en oler esa prohibida poción por simple curiosidad.
Espero que el resto de sus compañeros salieran del aula, tardando más de lo habitual guardando sus cosas, una vez que el profesor se distrajo en los gabinetes, se aproximó y con sumo cuidado levanto la tapadera del caldero, inspiró hondo y cuando el olor ataco sus sentidos emitió un sonido de asombro, antes de que alguien le viese, salió corriendo lo más rápido que pudo, sus piernas automáticamente lo llevaron a esa torre, a esa maldita torre, eso no podía ser, no podía ocurrirle eso justo en ese momento de su vida.
Esta noche no iría a esa torre, no podía, no con lo que acaba de descubrir, se decía paseando de un lado a otro en la sala de menesteres, debía de dejar de perder tiempo con Granger, estaba enloqueciendo aún más. Nunca debió oler esa poción, nunca debió quedarse aquella noche en la torre, porque ahora su lógica le decía que no debía ir de nuevo a la torre, que no debía buscarla nunca más pero ciertamente hacía mucho tiempo que dejo de actuar según su lógica, sobre todo tratándose de ella.
Era imposible, no la conocía mucho, sus platicas no eran amenas, no era para conocerse, eran sobre la inminente guerra, era sobre dos enemigos coexistiendo por unas horas, pero debía admitir que cada mañana deseaba que llegara la noche para ir a verla, que la buscaba entre las multitudes de los pasillos, que la miraba en clase, que podía reconocer su olor a vainilla en todos lados al igual como lo hizo en la armotentia, se sentía atraído por Granger.
-¡mierda! – gritó cuando supo que por más que no quisiera, ahora tendría que ir a la torre.
Una vez ahí, se sorprendió de no verla, usualmente ella era la primera en estar ahí, un poco decepcionado no se sentó en el lugar de siempre, se mantuvo de pie mirando a las estrellas, tal vez era lo mejor, quizá el silencioso pacto entre ambos había terminado. Se prometió ahí mismo que no volvería, era momento de continuar con su misión.
Ya que él estuvo lo bastante lejos, Hermione dejo caer la capa de invisibilidad de Harry, se había debatido demasiado si debía ir o no, no con lo que había descubierto, pero necesitaba estar segura de que lo que había olido en esa poción era el perfume de Malfoy, lo comprobó. El estar presente pero no visible le dio la oportunidad de mirarlo con detalle, no había duda, Ron era un recuerdo del pasado.
El frio invierno llegó a Hogwarts, congelando no solo el suelo de la escuela sino también la semi amistad existente entre Hermione y Draco, solo quedaban las miradas entre ambos, pero solo eso, no habían vuelto a encontrarse, Hermione quería dejar de sentir toda esa mezcla de emociones por Malfoy así que evitaba cerca de él a toda costa, pasaba mas tiempo de lo habitual en la biblioteca y en las cenas del profesor de Pociones, que para su suerte, el príncipe de slytherin no era parte de ellas; en ocasiones también eludía a Harry para escapar sus teorías de conspiración sobre Malfoy, pero esa tarde Harry la había acompañado, era la primera vez en varios días que mantenían una tarde agradable, sin preocupaciones, ni discutir sobre el libro que su amigo utilizaba en la clase de pociones.
-¿sigues moletas con Ron?
-No te voy a mentir, me gustaba y estaba celosa – resopló
-¿gustaba? Tiempo pasado, quieres decir que ya no mas
-Lo medite y sinceramente creo que jamás hubiera funcionado algo entre nosotros, así que me siento mucho mas tranquila sobre esa situación, sin embargo, Ron era mi primera opción para ir a la tonta fiesta de navidad del profesor Slughorn y ahora he tenido que recurrir a otra persona, quizá la peor decisión que he hecho en mi vida.
-Me alegro por lo de Ron, pero había pensado que, ya que no podemos ir con las personas que nos gustaría, podríamos ir juntos, como amigos
-¿Por qué no se me ocurrió eso? – se preguntó a si misma con enfado
-¿con quien iras?
-Mm, es una sorpresa – dijo haciendo fuerza en su mandíbula
-Espero que sea algo bueno, porque tu rostro me dice que tuviste una terrible idea
-Eso no importa ahora, lo que debe preocuparnos es que tu no puedes ir con cualquiera que te lo pida o cualquiera que te parezca disponible
-¿por qué? debo llevar acompañante, y ya que mi mejor amiga invitó a alguien más, debo buscar alguien dispuesta a sufrir esa fiesta
-Harry, mira disimuladamente a tu izquierda ¿Ves a la chica que está ahí?
-Claro, es muy bonita
-Es Romilda Vane y se dice que quiere darte amortentia
-¿Es enserio? – sonrió pícaramente pero su sonrisa se borró cuando su amiga se colocó frente a él tronando sus dedos para que reaccionara
-Hey, solo está interesada en ti por tu fama y por que cree que eres el elegido
-Hermione, soy el elegido – antes de que pudiera decir algo más, la castaña le pegó con un pergamino en la cabeza- lo siento, solo bromeaba
-Harry Potter lo digo por tu bien, mejor pídele a alguien en la que puedas confiar que te acompañe, Luna, por ejemplo.
-Tienes razón ¡Brillante como siempre!
Draco había escuchado de la fiesta del profesor de pociones, ya estaba bastante molesto por no pertenecer al grupo elite del maestro, tras escuchar repetidos rumores, sintió algo extraño al saber que Granger iría acompañada por una cita misteriosa, por más que quisiera evitarla, sus pensamientos siempre terminaban en ella, una brillante distracción, pero muy peligrosa; la noche de la fiesta se encerró en la sala de los menesteres para reparar el armario, utilizaría toda su concentración en eso y no caería en la tentación de averiguar quién sería la cita de la gryffindor, al menos eso se dijo a sí mismo, porque no pudo más, salió de la sala y sus pies lo guiaron directo a la fiesta, se ocultó en uno de los pasillos, deseando lograr ver algo. Estaba a punto de rendirse e irse, pero vio llegar a Potter con Lovegood, seguramente Granger iría en busca de su amigo, así que lo único que tenia que hacer era no quitarle la vista de encima al elegido; su plan funcionó, con un vestido rosa, unas zapatillas doradas con una delicada cadena sobre su cuello, Hermione Granger lucia hermosa, no podía negarlo.
La contemplo unos segundos, algo no estaba bien, la observo de nuevo, parecía abrumada, inclusive asustada; dejando su escondite se acercó un poco más, vio como Cormac McLaggen se acercaba a ella para tomarla de la cintura un tanto posesivo, ella hiso una mueca de incomodidad, fue ahí cuando su sangre comenzó a hervir, la vio intentar zafarse de su agarre con sutileza, se tranquilizo cuando Potter, con delicadeza la tomó de la mano, disculpándose con sus respectivas cita para alejarse de ellos, conversaron entre susurros pero ambos se miraban molestos.
Una vez mas la mano de Mclaggen encontró la cintura de la castaña sonriendo pícaramente y bromeando con el azabache para apartarla, el ver como la tocaba, le susurraba en el oído, hizo que sus pálidas manos temblaran, celos, eso es lo que estaba sintiendo, estuvo a punto de entrar a la fiesta para apartarlo de ella, pero una fría mano en su nuca lo detuvo, había sido descubierto.
-Quítame las manos de encima– susurró peligrosamente – soy un invitado
Pensó que el hombre lo dejaría libre pero su cara perdió a un más color cuando flinch en lugar de dejarlo ir, lo empujó hacia la celebración, llamando la atención de todos, todos voltearon a ver la interrupción de la velada, pero la mirada de Granger fue la que sintió que le quemaba.
-Profesor Slughorn, sorprendí a este estudiante espiando desde el corredor, dice que es uno de sus invitados
-¡Está bien! Intentaba colarme a la fiesta – dijo casi gritando
El profesor Snape llegó a su rescate, lo tomó del brazo asegurándole al host de la fiesta que se aseguraría de escoltarlo hasta su habitación y que no causaría mayor problema, pero el agarre de su padrino se intensifico; una vez lejos de todo, lo empujo hacia a la pared, sorprendido miró a Snape, nunca lo había tratado de esa manera.
-Se puede saber que estás haciendo – dijo arrastrando cada una de sus palabras– lo que pasó con Bell ya te pone en una situación delicada y ahora estas perdiendo el tiempo en lugar de hacer tu deber
-Lo siento, padrino, pero mis asuntos no son de su incumbencia – lo retó
-Le prometí a tu madre que te protegería, hice el juramente inquebrantable
-No necesito que nadie me proteja, me escogieron para esto y no voy a fallar – dijo mas seguro de lo que se sentía
-Draco, tienes miedo – suspiro- déjame ayudarte
-¡No! Se enteraría y mi madre pagaría por esto – dijo evitando sollozar
-Muy bien, solo recuerda tener mas cuidado y ahora vete a tu habitación
Se quedo solo en el obscuro corredor, mirando el suelo, su padrino tenía razón, estaba complicando todo al distraerse y obsesionarse con Granger, ahora sabía que era más que eso, pero no podía arriesgar una vida más, aumentar el terror y peligro en el que vivían sus padres y el mismo. Levantó su mirada para encontrarse con un par de ojos caramelo que había estado espiando, entró en pánico ¿Cuánto habría escuchado?
-¿Malfoy?
-Granger – dijo esquivándola para huir, pero ella lo tomó del brazo – suéltame
-No pretendo entender ni te juzgo por sea lo que sea que tienes que hacer, pero, Snape tiene razón, estas asustado y yo te puedo ayudar, Dumbledore te puede ayudar
-Primero, es de pésima educación escuchar conversaciones ajenas y segundo, no eres nadie para decirme que hacer, el día que dejaste de ir a la torre, perdiste tu derecho de susúrrame al oído toda tu utopía de escapar de lo que soy, porque mejor no regresas con McLaggen que está muy impaciente por llevarte a la cama
No supo porque dijo eso, era un idiota, pero tal como en tercer año sintió el puño derecho de la castaña impactar contra su nariz, se lo merecía, las palabras salieron de su boca con tal veneno que a el mismo le provocó un escalofrió, ella no tenia culpa de lo que le sucedía ni debió reclamarle su ausencia, ella no le debía nada ni era su responsabilidad rescatarlo de su miseria.
-Eso estuvo fuera de lugar – dijo sobándose la nariz y limpiando unas pequeñas gotas de sangre
-Así como yo no tengo derecho a meterme en tu vida, tu tampoco tienes nada que decir de la mía, ni con quien salgo y que hago con ellos ¿esta claro?
-Muy claro, solo ten cuidado con ese idiota, la manera en la que te ve y te toca, es repugnante – comentó dándose cuenta muy tarde de su error, se había delatado
-¿acaso me estabas espiando?
-Por supuesto que no, solo quería quise colarme para ver a la gran elite de pociones y digamos que tu parejita no es nada discreta
-Claro, por eso te diste cuenta con tanto detalle de cómo Cormac es conmigo cuando a Harry que estaba frente a mí, le tomó unos minutos – dijo con sarcasmo
-Potter es otro idiota ¿Qué clase de nombre es Cormac? -soltó sin saber que mas decir, estaba muy molesto
-¿Qué clase de nombre es Draco?
-Ya, lo siento, no ofenderé más a tu noviecito- dijo levantado ambas manos en el aire cuando ella le apuntó con su varita en el rostro – por más estúpido y mano larga que sea
-¡Episkey! – dijo para su sorpresa
-Gracias por reparar lo que rompiste – rodó los ojos
-Para la próxima, tu nariz no será lo único que rompa
-Tranquila, Leona – sonrió con tristeza – se perfectamente mi lugar, no volveré a molestarte, solo te doy un consejo antes de irme
-Guárdatelo
-Hey, solo digo que tengas cuidado con tu cita – sonrió con malicia - tienes pésimo gusto en hombres
Hermione lo contemplo irse "vaya, que tengo el peor gusto en hombres, si tan solo supieras" pensó, huyo de su cita en cuanto pudo, Malfoy tenía razón en otra cosa, Cormac era demasiado mana larga y no aceptaba una respuesta negativa, así que fingió que uno de los canapés no le había sentado muy bien y para su suerte Harry evito que su pareja saliera tras ella. Su intuición le dijo que fuera tras Malfoy y así se fue como logró escuchar lo que los slytherin decían, se sorprendió de saber de la relación que tiene con Snape y de lo vulnerable que se escuchaba, ella había tenido razón, tenia que cumplir una misión y estaba obligado a cumplir.
Mientras caminaba hacia su dormitorio, repasó la conversación en su mente, la manera en que los ojos de Draco brillaban, como su mandíbula se contrajo con fuerza a la mención de Cormac, ¿acaso estaba celoso? "no puede ser" pensó, pero la verdad es que con él nunca sabia que estaba pasando, era una especie de amistad extraña pero no eran amigos, si así lo fueran las cosas serían muy diferentes, pero volvió a recordar sus palabras, sonaba dolido "el día que dejaste de ir a la torre, perdiste tu derecho de susúrrame al oído toda tu utopía de escapar de lo que soy" se fue a dormir aun con la imagen del rubio en su cabeza.
San Valentín estaba a la vuelta de la esquina, no había otro tema de conversación en el castillo, Hermione no dejaba de advertir a Harry que tuviera cuidado con todo los obsequios que recibía y le tenía prohibido probar bocado de cualquier golosina que le habían regalado sus admiradoras secretas, a su vez su rutina de observar a Malfoy había vuelto, estaba actuando extraño, ansioso, se veía más pálido, con más ojeras, llevaba días de solo comer una manzana cuando se sentaba en el comedor, algo estaba mal o algo había hecho, entonces vivía en alerta constante, cuidando que sea lo que sea que hiso el slytherin no volviera a lastimar a uno de sus compañeros.
Desde su ultimo encuentro estaba tentada en ir a la torre, Harry le había prestado el mapa por lo que sabia que cada noche sin falta iba a la torre de astronomía, en ocasiones no dormida hasta ver que él ya se había ido a su habitación, se estaba obsesionando y lo sabía.
El 14 de Febrero llegó, Harry estaba ocupado evadiendo a sus pretendientes y Ron merodeando con Lavander por todo el castillo y ella acaba de pasar un pésimo momento a gracias a su tonta idea de invitar a McLaggen una única ocasión, no deseaba estar sola pero recurrir a Harry no le parecía la mejor idea; Había tomado una decisión, al terminar las clases, tomó una pequeña caja de chocolate que sus padres le enviaron, respiró profundo y verificó por el mapa que la torre estuviera sola, casi corrió para llegar antes de que Malfoy lo hiciera.
Sentada sobre el suelo, con su espalda recargada en una de las paredes, contemplando las estrellas es como Draco la encontró, su corazón latió con rapidez y una vez mas no puedo evitar pensar en lo hermosa que le parecía, había algo en ella tan atrayente, al acercarse con cuidado su sentido de olfato se vio atacado por el dulce aroma de la castaña, el aroma que había olido en la armotentia en aquella clase.
-Ya era hora – dijo con falso fastidio – comenzaba a creer que terminaría por comer toda esta caja de chocolates sola
-¿Qué haces aquí? – dijo mientras se sentaba a su lado, a la vez que ella abría la caja y se la mostraba para que tomara uno de los dulces
-No están envenenados ni tienen ningún tipo de poción – dijo con un tono de juego, pero su rostro se mostraba contrariado
-No, gracias- la miró impaciente- ¿Qué haces aquí? no pudiste soportar a ver a tu querida comadreja con su noviecita
-Malfoy, no ha sido un buen día, tus burlas y tus crudos comentarios, ahórratelos
El tono en su voz le advirtió que no era momento de jugar con ella ni llevarla a su límite, frunció el ceño al darse cuenta de que algo en su interior se estaba removiendo, prefería ver a Granger retándolo, rompiéndole la nariz en lugar de verla distante, de sentirla lejana a él, estaba a punto de preguntar que es lo que le sucedía, pero ella le respondió antes de que pudiera decir algo.
-Tenías razón – sonrió con tristeza – sobre Cormac
-¿Cómo? – la había escuchado la primera vez
-Tenías razón, Cormac es un completo imbécil
-¿Qué fue lo que hizo? – preguntó escupiendo cada una de sus palabras, asimismo levantándose del suelo para contener su ira
-Intentó besarme contra mi voluntad
Antes de que pudiera seguir con su historia, Draco la levantó del suelo para mirarla a los ojos, como si en su mirada pudiera asegurarse de que estaba bien, celos fueron los que sintió cuando vio a McLaggen pasearla frente a todos en esa fiesta, pero ahora lo que sentía era una rabia tan fuerte, que podría matar, hacerle a otro lo que debía a hacerle al director de la escuela, todo por ella. Había sido un estúpido al creer que podía escaparse de lo que sentía, si, se sentía atraído por ella, pero esto iba más allá de una simple atracción.
-Lo voy a matar – gruñó provocando que ella lo mirara con fascinación
-Te olvidas de quien soy – sonrió orgullosa – quizá dure un par de días en la enfermería y sin ningún deseo de acercarse a mi
-Bien- carraspeó
-¿Puedo preguntarte algo? – cuando él asintió, continuo- ¿Por qué te has molestado tanto?
Su pregunta rompió el momento, él se alejo volviendo a poner distancia y sus emociones en control, no quería responder, no quería admitir lo que estaba sintiendo, no quería salir humillado, rechazado, pero necesitaba hacer algo con todo eso que lo estaba ahogando, se quedaron mirando frente a frente, la mirada del rubio se posó sobre sus labios, pero inmediatamente alejo su mirada, si la tenía tan cerca podría atreverse a robarle un beso, era demasiado tentador y ella ya había pasado por algo así esa misma tarde.
-Granger -susurró de tal manera que a ella le provocó un escalofrió
Fue ella quien se acercó para tocar su mejilla con delicadeza para después depositar un casto beso sobre sus labios, invitándolo a más, se apartó para verlo a los ojos. Draco notó por primera vez las pecas en la nariz de la castaña y sus ojos, eran más claros de lo que parecían, estaba a punto de perderse en ellos, un instinto diferente lo invadió, se abalanzó sobre sus labios como si fueran la esperanza que ella tanto había prometido, Hermione rodeo su cuello con sus manos para acceder a su cabello, lo hiso estremecerse y apretarla más contra su cuerpo, sus labios se movían en perfecta sincronía, ambos desesperados, temerosos, ardiendo por la persona equivocada.
Hermione se sorprendió a sí misma por ser quien dio el primer paso, no tenía nada que perder, de igual manera ya estaba jodida desde que reconoció su aroma en la armotentia, al menos ahora sabría que se sentía besarlo realmente y no en un sueño, como se le había presentado desde aquella clase, ahora sabía que encajaba perfectamente en sus brazos, algo estalló en su pecho y un hormigueo extraño recorrió todo su cuerpo ¿así se sentía el deseo? De ser así, Draco Malfoy sería su fin. Depositó un último pequeño beso sobre sus labios para unir su frente a la de él, algo que se sentía tan bien no podía estar mal, además, si lograba unirse a su lado, lo que sea que estaba pasando entre ellos, tendría potencial.
-Entonces si estabas espiándome – dijo entrecortadamente
-Un buen slytherin no admite culpa
-Vaya, pero un buen slytherin tampoco besa de esa manera a una gryffindor
-Touché
-¿Por qué te molesta lo que sucedió con Cormac? – sonrió, burlándose
-Creí que te lo había dejado claro – depositó un beso en sus labios
Ambos se miraron por unos momentos, existían varias razones para no dejarse llevar más de lo que ya lo habían hecho, pero parecían tan lejanas, tan ajenas a ellos dos, a ese beso. Fue Draco quien comenzó a razonar la situación.
-No podemos hacer esto – dijo con tristeza
-Lo sé, pero no debería de ser así
-Tu eres Granger y yo soy Malfoy, este que ha sucedido es una mala jugada de la vida, ambos estamos bajo presión, tu estas triste por lo que hiso ese tarado, fue cosa del momento
-Te bese porque quería hacerlo
-Estas confundida - atacó
-No eres quien para decirme como me siento ¿estas tu confundido? Porque para aun beso se necesita la participación de dos y evidentemente tu no pusiste ninguna resistencia
-Soy un hombre, Granger. Si una bruja se pone enfrente y me besa, le voy a corresponder
-Oh no Draco Malfoy, no uses esa patética excusa conmigo, tú mismo admitiste que estabas espiando y que estabas celoso de cormac
-No pongas palabras en mi boca que no he dicho ¿Qué quieres de mí? Que te profese un eterno amor, que te diga que estoy enamorado y que estoy dispuesto a enfrentarse a Voldemort por ti – se burló- eso jamás pasara, sigue soñando
-Por un momento pensé que había algo aquí – dijo señalando el espacio entre ambos – creí que podía existir algo más allá de tu mascara, pero quizá no llevas una después de todo. Una vez más tenías razón, tengo pésimo gusto en hombres
Hermione se fue corriendo de esa torre lo más rápido que sus piernas se lo permitían, se sentía decepcionada ¿Qué esperaba? De verdad creía que Malfoy iba a ser diferente, Harry siempre le había dicho que ella tenia la manera de ver mas allá de una persona, de ver su esencia y cuando se lo dijo, para ella tuvo sentido, pero esta vez había querido estar en lo correcto, descubrir al Draco verdadero pero su intuición y todo había fallado cuando se trataba de él; se dice que la armotentia no se equivoca, en su caso deseaba con todo su ser que haya sido un error, imposible, lo sabia y ahora no quedaba mas que seguir adelante y olvidarse de ese joven engreído que estaba siendo consumido por la obscuridad
Su corazón dio un pequeño brinco al recordar sus labios sobre los suyos, nadie la había besado de esa manera y que decir de todas esas cosquillas que la invadieron, o de como sintió que estaba a punto de derretirse con su toque o la manera en la que sintió que no podía respirar a ver sus ojos platinados. Ahora debía olvidar todas esas sensaciones, olvida su rutina de observarlo, olvidarse de su plan de rescatarlo, porque Draco Malfoy no quería ser rescatado, ahora lo sabía.
Por su parte Malfoy debía reconocer que esa había sido el momento que lo había llenado de vida después de meses de sentirse muerto por dentro, la manera en que ella lo miraba con sus resplandecientes ojos, quería descubrir cada uno de sus secretos, quería saber que se sentía besarla hasta el amanecer, pero también sabía que no podía hacerlo, no podía involucrarse con nadie mas y mucho menos con ella, la pondría en peligro por unos simples besos en la obscuridad ¿Por qué no podría haber mas que eso, no? Solo momentos robados a la caída de la noche.
