Un sueño
Personajes inspirados en The Rabbit y The Spine de Steam Powered Giraffe. SteamDoll creada por mí.
(Escena. Imaginad las acciones de esta con el tema "Teardrop" de Massive Attack)
Nublado. Luz incierta. Día. Arboles, plantas, pétalos de flores flotando en el aire, finos y blancos como alas de libélula. Una figura masculina, sentado sobre la superficie de concreto, mirando hacia el horizonte marítimo. Su perfil anguloso y claro recortado contra la luz, sus manos pétreas apoyadas lado a lado, sus largas piernas colgando hacia el vacio. Espera. Mira a su izquierda y ve llegar a la mujer, descalza, vestida tan solo con un ligero vestido negro hasta las rodillas, su rostro radiante, ojos resplandecientes, paz en la sonrisa. Sin mirarlo, toma asiento junto a él. La música asciende, los pétalos flotan casi con vida propia, el viento agita sus cabellos, los de él de un negro azabache, los de ella, rojo intenso. Esperan. El aire adquiere cierta electricidad cuando aparece él, alto, tan delgado como su hermano, grácil y liviano como un junco. Descalzo al igual que ella, toma asiento y los observa con una leve sonrisa ladeada, los ojos con un destello tan vivo que deslumbra, aunque no se adivina la intención. Ya están los tres presentes.
El viento llena los espacios entre las tres figuras sentadas ante el mar lejano. Casi no se miran. Ella entre los dos, su expresión serena, atrapada en un sueño delicioso del que no quisiese despertar. El mayor de ellos con la mirada baja, meditabundo, casi serio a no ser pos esos ojos verdes tan brillantes de gracia. El otro observa los pétalos en el aire, atrapa alguno y lo deja jugar entre sus hábiles dedos que hacen formas tan delicadas como si pintaran el cielo. Nada interrumpe la tranquilidad del ambiente, pero hay cierta estática, cierto impulso creado por una leve expectación de algo que debe ocurrir, que quizá ocurra...
Ella no despega la mirada del horizonte. Parece presa de una alegría tan interna y profunda que apenas es capaz de expresar, menos aun compartir...
*Pero quizás...*
El menor de ellos hace volar pétalos de sus manos con un suave aliento. Los observa danzar al viento, como si el mismo fluyera al ritmo pero sin mover un solo musculo, tal solo su interior reflejado en sus ojos verdes conectados con la energía del aire...
*Y si ocurriese...*
El, de mirada cauta hacia el mismo horizonte, presiona sus manos contra el concreto, entorna los ojos y toma aliento. Ella levanta su larga y delgada mano con un movimiento casi imperceptible, natural pero a la vez perfecto, y deja caer sus dedos de largas uñas en el dorso de la mano de él, aun presionada contra su costado. El contacto es una caricia hecha de aire. Sus ojos jamás se encuentran, aunque por un segundo el trata de buscarlos. De a poco su mano se libera de la presión y cede, se voltea, toma la de ella. Entrelazan los dedos. Miran al horizonte. Esperan.
*No se atreverá... pero si lo hiciera...*
Los pétalos siguen su vuelo con ánimo propio. El otro chico parece ver algo mas allá, formas que no son evidentes pero si fascinantes. Ella acerca su mano libre al rostro de él sin mirarlo, la punta de los dedos suavemente definiendo el contorno de su fina barbilla. El abraza su cintura con un brazo elegante y fluido como el agua, posando la afilada mano en su costado. Ella pronuncia unas palabras.
*Tear drop on the fire...*
El apoya la cabeza en el hombro de ella. Cierra los ojos. Respira. Pronuncia
*...of a confession...*
Tres figuras sentadas ante el horizonte. Unidas. Pétalos. Arboles en flor. Aire perfumado. Luz.
Atardece. La luz empieza a hacerse más pesada, el viento se entibia, los colores recrudecen en su tonalidad salvaje y el día lentamente se hace a la idea de desaparecer. Los tres permanecen quietos, presa de una especie de estasis perpetua, suave, dulce y casi intoxicarte. Es un sueño, algún tipo de...
*Es su sueño. Lo que ella decida ocurrirá*
Pequeños brotes de enredadera avanzan por el muro de concreto, suben por sus espaldas, trepan por sus brazos, engarzan sus cuellos y mueren sobre sus regazos. Florecen blancos y transparentes, flotan partículas casi imperceptibles de polen y humedad, flotan ante sus rostros presa del aliento y el aire desplazado de algunas palabras dichas al azar.
*Tu estas en su sueño, yo estoy en su sueño. Por eso estamos despiertos, por eso no podemos dormir...*
El sigue con su mirada la trayectoria de un brote por encima de su mano, que se enreda en las muñecas. Aprieta los dedos entrelazados y busca los ojos de ella. Descubre que están cerrados. Ve sus rizos color de sangre agitados ante el viento, sus labios en una sonrisa ambigua, su pecho tranquilo y lleno de esa extraña emoción que el solo es capaz de intuir. Algo está a punto de ocurrir.
*Se que si no la suelto no podrá hacerlo. Pero no quiero dejarla. Se siente bien...*
*No es lo que tú quieras, es lo que ella decida. Es su sueño, no el nuestro*
El abrazo es cálido y reconfortante. Fraternal. Ella es cercana, suave, cálida como la brisa de este atardecer. El abre los ojos y descubre que los de ella están cerrados, la sonrisa incipiente alumbrando su rostro enmarcado por el cabello alborotado. No sabe cuándo, no sabe cómo, pero tiene la certeza de que ocurrirá algo, de un momento a otro.
*Estamos a una altura importante. Qué bueno que no le teme a las alturas*
*Hay muy pocas cosas a las que ella le teme. Lo desconocido no es una de ellas... por eso está aquí, por eso hará lo que hará*
De pronto una tensión, un impulso. El aire se estanca, todo se detiene, el viento, el tiempo, las enredaderas. El cuerpo de ella se tensa y se pone rígido, en guardia. Abre los ojos. Por un momento ellos lo saben. Se libera del abrazo y de la mano, se pone de pie con toda esbeltez, con fuerza en las piernas, las caderas, la espalda, los brazos extendidos para abrazar el aire. Abre los dedos y los conecta con la brisa, las puntas del pelo al viento, el rostro hacia el cielo magnetizado de todos los colores del alba y el atardecer. El tiempo está detenido y a su merced. Su grito no es audible más allá de un susurro, pero desplaza el aire con fuerza absoluta, innegable, sobrenatural...
*You're stumbling a little*
Los dedos de los pies al límite del muro. Un centímetro más allá, el vacio. Extiende los brazos, baja la mirada, sonríe satisfecha. No vuelve a cerrar los ojos cuando cae, pesada como una gota de pintura en el agua...
Los dos permanecen sentados, pálidos, mirada contra mirada. Observan el vacio, las nubes que ella ha desplazado en su trayectoria, vuelven a mirarse entre sí, vuelven a mirar el vacio, las nubes, el vacio.
*Caerá hasta que vayamos con ella. Podemos alcanzarla. Ya hemos hecho esto antes*
*Dijiste que era su sueño, que podía hacer lo que quisiera. Quizá su caída no sea tan complicada*
*Una caída es siempre una caída*
Toma su sombrero de ala ancha, baja la mirada y se lo pone. El otro toma el suyo, con antiparras sobre el borde, se lo pone con un movimiento grácil y sonríe. Se dejan caer tan livianamente que se hacen parte de viento. Agregan peso a su caída para alcanzarla, o para ver el desenlace final. No tiene más opciones y lo saben. Las nubes hacen remolinos a su paso, y solo pueden ver el amplio suelo allá abajo, sobre el que aterrizaran. Ni un atisbo del vestido negro.
Tras la última gran nube, la ven. Cae de espaldas, sus brazos extendidos en cruz cortando el aire como dos espadas, sus piernas presas de la tensión de la velocidad, el cabello raudo volando sobre su cabeza. Sujetando su sombrero con antiparras, el trata de asir el ruedo de su vestido, pero se le escapa entre los dedos. No llegaran a atraparla. Se precipitara con todo ímpetu, y el rudo suelo no tendrá misericordia de su cuerpo, y verán en primera fila la chocante destrucción, y ya nada será igual.
*Esto es lo que ella venia a hacer, lo que ella quería y no otra cosa*
*No lo lograra. Puede que no lo logre, puede que simplemente ella...*
Todo en una fracción de segundo. En cámara lenta. El cuerpo de ella contra el suelo, el torso rebotando sobre un césped liso y corto, pequeñas flores saltando en todas direcciones. Ellos cayendo escasos metros más allá, en perfecta posición, rodilla en tierra, sus metálicas junturas soportando el impacto con precisión asombrosa y eficiente. Se levantan, se miran entre sí, van a su encuentro. El miedo y la decisión en sus rostros brillantes.
*Respira? Vive? Esta...?*
Mueve sus manos y siente el césped debajo de ellas. Le tiemblan las piernas, la espalda se acomoda bajo su nuevo peso, tuerce el cuello, emite un sonido estático, la mandíbula se destraba, la garganta traga un líquido irreconocible, el pecho sube y baja. Respira. Agita el pelo de cobre, lanza el aliento con fuerza. Trata, intenta abrir...
*Abre los ojos. Abre los ojos. ABRE LOS OJOS!*
Sus ojos brillan con el reflejo del cobre al rojo vivo. Los observa con curiosidad. Esta hecho. El sueño es ahora más que un sueño.
*Respira. Vive. Esta. Está con nosotros, es como nosotros*
