Unidos por el Destino
Disclaimer: todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, y la historia es propiedad de xkagome, siendo el fic originalmente de Inuyasha. Podrán saber de ella y su historia al final de este capítulo. ¿Ya está todo claro? ¡Comencemos!
Capítulo 1: Primer Encuentro
Abrió un ojo apenas y bostezó con mucha pereza. Que cansada que estaba, por Dios. Tomó el reloj con las dos manos y de pronto pegó un grito que casi mata de un infarto a toda su familia. Saltó de la cama y corrió a su armario. No podía, ¡no podía haberse quedado dormida! Su madre entró al cuarto y la miró volar de un lado a otro buscando y tirando ropa del placard. Su hermana menor asomó la cabeza y comenzó a reírse en voz alta al ver a su hermana correr desesperada.
—Hija, ¿necesitas algo? —preguntó la mujer observando la ropa en el suelo.
—No, estoy bien —respondió mientras se encerraba en el baño.
—Mamá, ¿está loca mi hermana? —murmuró la pequeña mirando a su madre asustada.
—No, Alice, es sólo... una adolescente que llega tarde a un compromiso —dijo echando una risita y caminando por el pasillo, dejando a la pequeña aún más confundida que antes.
—Jamás entenderé a los adultos —musitó.
De pronto su hermana salió del baño apresurada, corrió nuevamente por la habitación y de pronto detuvo su mirada en su pequeña hermana. La miró y la joven le devolvió la mirada. Estuvieron un rato en silencio hasta que ella pegó un grito dándose cuenta que sacarse el pijama frente a la pequeña no era lo mejor. Alice cerró la puerta asustada y corrió escaleras abajo, con los gritos de su hermana aún resonando en sus oídos.
—¿Qué pasó hijo? —preguntó su madre mirándola sorprendida por los gritos.
—Nada, solo que creo que esta noche tendré pesadillas —dijo la niña corriendo a prender la tele para distraer su mente.
—¡Ya me voy!
—Hija, cuídate mucho, ¿si? y vayan con cuidado las dos —sugirió la mujer asomando la cabeza desde la cocina.
—¡Sí! ¡Adiós!
Se paseó de un lado a otro mirando su reloj por enésima vez. Suspiró cansada, ya llevaba como media hora de retraso. ¿Cómo podía ser que tardara tanto? Nuevamente se sentó en un pequeño banco que había a su lado. Observó a su alrededor buscando señales de la morena, pero nada. ¿Dónde demonios se había metido? Movió la cabeza en señal negativa pensando que a pesar de los años, su amiga jamás cambiaría.
—Esta chica que no llega más... siempre igual...
—¡Rosalie!
Ladeó el rostro al escuchar el tremendo grito y la vio venir corriendo desesperada, casi como un rayo. Una vez que estuvo a su lado, tomó aire y la miró con los ojos grandes y juntó sus manos en forma de súplica.
—Oh, no... Te estuve esperando más de media hora —se quejó la rubia desviando la mirada y haciéndose la ofendida.
—Por favor, Rose, perdón, no fue mi intención, enserio... Me quedé dormida, no sonó mi despertador y para colmo yo...
—Ya, ya, basta de explicaciones —dio un suspiro largo y cansado—. Siempre la misma, nunca llegarás puntual a ningún lado así amiga.
—En verdad lo siento —se disculpó.
Ya está, no tienes que disculparte, está todo bien —sonrió y le tomó la mano—. ¿Vamos?
—Si.
Ambas caminaron por largo rato hablando y riéndose. Finalmente llegaron a un centro comercial y se sentaron a tomar algo. Nuevamente estuvieron riéndose por largo rato, recordando viejas anécdotas de cuando estaban juntas y de lo traviesas que eran. Rosalie suspiró agotada de tanto reír y bebió un poco de su gaseosa. Vaya que era cansador reírse tanto. Dios, ¿cuánto hacía que no se reía así?
—Y bien, Bella, ¿qué has hecho de tu vida?
—Bueno... Creo que he estado muy bien, mamá y Alice están muy bien, y el abuelo sigue mintiendo como siempre... para justificar mis faltas a la escuela —comentó con gracia.
—Ajajá, ¡veo que todo esta bien!... ¿Y cómo vas con la escuela? —preguntó curiosa.
—Bueno... En realidad, para eso quería hablar contigo —respondió Bella con un aire de misterio.
—¿Qué? ¿Por qué? —indagó la rubia intrigada.
—Porque... voy...
—¿Vas a qué?
—Voy a...
—¡Ay, Bella, por Dios! ¿Vas a qué?— Gritó Rosalie muy impaciente, desesperada por saber que pasaba.
—Voy a cambiarme de escuela, y me van a pasar a la tuya —dijo finalmente ella con una amplia sonrisa de alegría.
Rosalie se detuvo sin poder decir nada, se quedó en silencio, sin ser capaz de articular palabra. Estaba perdida en la nada, de pronto la miró y se quedó mirándola por largo rato, como si estuviera hipnotizada. De la nada pegó un grito que hizo que todos los que estaban a su alrededor las miraran como si estuvieran locas y se tiró a abrazar a su amiga con fuerza.
—¡Ay, Bella! ¡Qué felicidad! ¡Qué bueno! No sabes lo contenta que me pone lo que me acabas de decir —confesó saltando de un lado al otro.
—A mí también, estoy muy feliz, porque finalmente vamos a poder estar tan unidas como antes amiga —dijo con entusiasmo.
Ambas sonrieron y volvieron a abrazarse. Hacía mucho que esperaban una oportunidad para volver a compartir su amistad, para poder estar más tiempo juntas y ser inseparables como antes. Era tanta la emoción de ambas que no sabían como describirlo ni como empezar. Era demasiado maravilloso. Ay, sería tan bueno compartir todos los años que quedaban en la escuela juntas, como antes. Rosalie sonrió muy ampliamente feliz de que su mejor amiga estuviera a su lado, ahora podrían compartir todo, las horas de clase, los almuerzos, los recreos, los chismes, los profesores, las materias, ¡todo! Sería tan emocionante. Aunque... si las clases comenzaban mañana... ¿cómo había podido anotarse? Se separó y la miró intrigada.
—¿Desde cuándo lo sabías? —preguntó con seriedad.
—Desde que terminó el año... pero quería que fuera una sorpresa.
Rosalie la miró con la boca abierta. ¡Malvada! Bien guardado se lo había tenido todo el verano, y no fue capaz de decirle. Buena sorpresa le había dado. Le dio un empujón y la miró haciéndose la ofendida. Bella echó a reír y luego de eso ambas rieron nuevamente. Que bueno sería compartir todo el resto de los años escolares entre ellas dos, como siempre quisieron.
—Ay, amiga, estoy tan contenta que podamos compartir estos años juntas.
—Yo también, Rose.
Ambas sonrieron nuevamente y se tomaron de la mano, como solían hacerlo cuando eran más pequeñas. Caminaron juntas. Rosalie la miró entusiasmada y la soltó para parase delante de ella con una sonrisa ilusionada.
—Amiga... ¡Ahora voy a poder presentarte a todos mis amigos!... Son muy simpáticos y buenos... Vas a ver que te van a caer muy bien —comentó feliz.
—¿En serio? Ay, que suerte, Rose, no sé que haría sino estuvieras conmigo amiga —respondió la otra con alegría tomándole las manos.
—Estoy segura que vas a llevarte de maravillas con todos, ya vas a ver —aseguró.
—Espero que si —confió Bella.
El despertador sonó una, dos, tres, cuatro, ¡cinco! veces y ella seguía en la cama. Lo miró apenas sin decir una palabra y bostezó. Abrió sus ojos por completo. ¡Dios! ¡Ya era muy tarde! Nuevamente aquella corrida tan conocida de todas las mañanas. Se peinó y arregló como pudo. Vaya manera de empezar la escuela. Voló escaleras abajo y tomó lo primero que vio, saludó apenas y corrió con todas sus fuerzas a la escuela. No podía llegar tarde, no en su primer día, pensó mientras que seguía corriendo.
Ya no sabía que hacer, esta chica definitivamente era un caso perdido. Movió la cabeza a ambos lados en señal negativa cuando de pronto sintió una mano en su hombro. Ladeó el rostro ilusionada para encontrarse con un par de ojos marrones que la miraban intrigados. Suspiró derrotada, definitivamente se daba por vencida.
—¿Qué pasó, Rose? Pareces muy inquieta —comentó el gran chico—. ¿Estás nerviosa por el primer día? —indagó.
—Ah... No, Emmet, ¿cómo crees? —contrarrestó ella riendo. Es cierto, mayormente todos se ponían nerviosos por su primer día de clases, pero ella no. Era la única que no tenía esas sensaciones comunes.
—Lo suponía —rió Emmet—. Entonces... ¿qué te pasa?
—Nada, estoy bien, es solo que... espero a alguien —comentó como al pasar.
—Ahh, si hablas de...
—¡Rosalie!
Ambos se dieron vuelta y vieron a una chica que corría como si fuera el fin del mundo. Nuevamente Rosalie se golpeó la cabeza, definitivamente esta chica era un caso perdido. Bella llegó a su lado y tomó todo el aire perdido en varias bocanadas profundas. Emmet la observó de arriba a abajo impresionado.
—Al fin niña, ya pensé que te habías quedado dormida... —comentó revoleando los ojos.
—Bueno... de hecho... llegué porque no desayuné —dijo riendo apenada.
Emmet las observó a ambas hablando tan fluidamente que supuso que ya se conocían desde hace bastante. Miró a Bella una vez más y luego a Rosalie, esperando una presentación para saber quien era. Le encantaba hacer sociales, de hecho, era considerado uno de los chicos más sociables de toda la escuela. Rosalie se dio cuenta de su "tardío reaccionar" y miró a Emmet apenada.
—Ah... Lo siento, Emmet... Ella es Bella, mi mejor amiga desde siempre —comentó mientras que le sonreía a ambos—. Y Bella, él es Emmet... uno de mis mejores amigos.
—Mucho gusto —dijo él con una sonrisa amable.
—Hola —contestó Bella devolviéndole la sonrisa.
—Bienvenida a nuestra escuela, espero que te guste mucho compartir estos años con nosotros; desde ya, puedes contar conmigo siempre que lo necesites —acotó Emmet.
—Muchas gracias, Emmet, eres muy amable.
—Que bueno que te agrade, ahora solo falta que conozcas a...
—¡Buenos días!
Rosalie no terminó con su oración. Alguien más ya estaba con ellos. Saludó con una sonrisa a todos y se detuvo a mirar a Bella, de pronto esa sonrisa se borró de su rostro y se quedó duro mirándola, fríamente. Bella sintió esa mirada traspasarle la piel, como si pudiera quemarla. Se sintió un tanto incómoda y desvió enseguida sus ojos a otro lado. Por alguna extraña razón, ese chico la hacia sentir mal y no sabía el motivo, ya que recién se conocían, ella nunca lo había visto en su vida, entonces... ¿por qué la miraba de esa forma tan fea? Lo observó de reojo y notó que él aún seguía con su vista clavada en ella, de esa misma forma fría y distante que antes. ¿Por qué? Rosalie sonrió satisfecha y miró a Bella y luego al joven.
—Voy a presentarte, ella es Bella, mi mejor amiga... —dijo ella.
—Mucho gusto —respondió de mal modo el chico.
—Ho... Hola —musitó ella casi abrumada por la presencia de ese joven.
—Bella, él es...
—Yo soy Edward... Edward Cullen.
Continuará...
Bueno, aquí tienen, pues, el primer capítulo de esta interesante historia. ¿Por qué Edward tratará así a Bella? ¿Cómo le ira a Bella el primer día de clases? Lo averiguaremos el próximo capítulo
Con respecto a xkagome, a continuación les dejo sus datos, tal como ella me pidió (no olviden escribir "fanfiction" adelante):
Perfil: .net/u/1013873/xkagome
Historia original: .net/s/4470989/1/UNIDOS_POR_EL_DESTINO
Mi trabajo está hecho. Y por cierto, si quieren saber qué sucederá en La Mejor Apuesta de mi Vida, sólo esperen uno o dos días más, y lo sabrán.
¡Mordidas!
Nessie-Marie-Cullen-Swan
