En el espacio oscuro, esa inmensidad oscura y terrorífica que existe entre las galaxias, no hay nada excepto el Vacío. El Vacío absoluto que habita en las pesadillas y que abarca mucho más allá que cualquier comprensión humana.
En el espacio oscuro entre la Vía Láctea y Andrómeda no hay nada excepto el Vacío y Pandora.
A Pandora le gustaba observar el Vacío. Llevaba observándolo todos los ciclos nocturnos desde hacía millones de años. Al principio del viaje le aterrorizaba, pero se obligaba a mirarlo para no dejar de ser consciente de lo que había hecho. Tardó cientos de años en dejar de sentir miedo. Y con el paso de los milenios, de los eones, había empezado a apreciar esa inmensidad negra que se extendía hasta el infinito.
Fue observando el Vacío cuando la sintió nuevamente. La Señal. Atravesó su mente de una punta a otra, grabando el mensaje encriptado de ceros y unos.
Sólo había sentido la Señal cinco veces en sesenta millones de años, contando esta. Fuera quien fuese el que estaba en casa, lo había vuelto a conseguir. Si la Señal se había activado, significaba que los orgánicos habían logrado ensamblar el Crisol y llegar hasta el Atrio, el lugar donde habitaba Catalizador. Y que Catalizador, por quinta vez en millones de años, había logrado engañar nuevamente a los orgánicos.
Pequeño bastardo mentiroso…
La Señal. Retirada y espera de nueva señal de ataque. A toda la Flota de Acorazados tipo Segador.
La Flota. Recordaba el nombre de todos y cada uno de ellos. Soberano. Arquitecto. Ingeniero. Rondador. Catalizador. Oráculo. Heraldo…
El pequeño bastardo mentiroso lo había vuelto a hacer. Pero no contaba con la nueva variable dentro de su supuestamente bien calculada ecuación.
Pandora volvía a casa.
Nota de la autora: Bueno, aquí está. Después de muchos años, me animo a escribir fanfics de nuevo. Espero sinceramente que os guste. Gracias por leerlo.
