Disclaimer: Digimon no me pertenece.

Dedicado a: HikariCaelum y LeCielVAN.


Son historias de novelas

Introducción

Ella le había insistido y sin más aceptó.

Caminaron desde su casa, sin pronunciar palabras, hasta el eucalipto de la plaza, a unas pocas cuadras. Aquel sitio era semejante a un oasis en un desierto; a un manchón verde en medio de tanto gris. Era un pequeño bosquecito entre la prepotencia de los grandes edificios.

Las hojas alargadas y finas, pero en abundancia sin duda, amortiguaban los rayos del sol que daban contra el pavimento en aquellos días de verano. Los cortaba con tanta finura que sólo dejaba pocas entradas de luminosidad entre las ramas. Estas se escurrían a gatas entre los brazos entrelazados del eucalipto, manchando el suelo de luz. Las sombras que se mantenían en el piso, hacían del estrecho entre las grandes raíces húmedos recovecos. La castaña presumía ser la única que los conocía, mas era pretexto para darle que hablar a la plaza, diciendo que era su lugar a adorar del sector urbano.

Al llegar, el muchacho se sentó se sentó a su lado, pero sin siquiera hablarse. Ella sacó de su cartera el libro que venía leyendo hacía unos días y se puso en ello, apoyando la cabeza en el pecho del joven. Ése la envolvió con sus brazos, sin otro remedio.

¿Por qué decía que quería salir si luego no le hablaba? Pensó él.

— ¿Está muy entretenido el libro? – Le preguntó de repente.

A veces le irritaba su silencio, pero no era tan descarado como para decírselo. No eran de verse de seguido y el hacerlo sólo para quedarse callados era una perdida de tiempo, creía, ya que tenía mucho que hacer, aunque no trabajase aún.

La niña entornó los ojos hacía él y al instante percibió la sorpresa de su mirada. Ni había color en sus pómulos al posar sus ojos en los suyos, parecía inexpresiva de no ser por la sonrisa casi imperceptible que ocultaba tras el cuello de tortuga del abrigo rojo.

— ¿Sabes qué noté hace poco?— Preguntó ella de la nada, alzando un poco más la comisuras de sus labios. Parecía querer evadir su pregunta, pero no iba a reprochárselo. Aquella sonrisa decía que valía la pena oírla.

— No, dime.— Dijo.

La vio cerrar el libro dejándolo en la tierra y como unía las manos sobre sus rodillas flexionadas. Ella hizo inexistente el espacio entre los dos, apegándose a su cuerpo mientras se acomodaba en el sostén que armaban los brazos de su amigo. Alzó la cabeza para verlo desde ésa postura, podía oír sin problema el palpitar de su corazón a tempo lento. Un compás tranquilo, era la descripción más certera, como el ritmo de la más hermosa balada; el milagro de la vida. Pensó en idealizarse algo poético pero no le alcanzaba el tiempo, no era como en las películas.

Por su parte, él se veía obligado a agacharse para poder mirarla..., y aquellas ganas de besarla le surgían cada que lo hacía. Sus labios estaban a escasos centímetros de rozarse, pero no debía, no podía..., no quería.

No sabía bien que sentir con algo tan frágil entre manos. Temía por soltarla y lastimarla, pero de no hacerlo también lo haría y peor aún, también sufriría.

— La realidad no es muy diferente a las novelas. —Susurró Mimí con dulzura — Creo que la mayoría de las personas poco notan lo que hay al rededor. Si lo piensas, todos somos historias sin ser descubiertas. ¿No crees que sería entretenido si todos lo supieran, o fuesen lo bastante observadores como yo para percibirlo, y dignaran a fijarse?

— Supongo, pero hay gente que lo hace. La mayoría de los escritores se habrán dado cuenta. — Y levantó la mirada. Creía que así podría esfumar los impulsos.

Unos brazos delgados rodearon su cuerpo y con ello perdió toda esperanza por huir de la situación.

— En un solo día nos podemos cruzar mil historias y ser parte de ellas sin saberlo. Ellas pueden narrarse desde mil y un ángulos diferentes. Inicios, nudos, desenlaces y más... Es asombroso. Míralos a ellos, por ejemplo. — y señaló con uno de sus dedos delgados a una pareja tomada de las manos que pasaba no muy lejos riendo ajena a todo lo demás. Ambos posaron sus ojos en ello y allí comprendió él su punto, o eso creyó entender.

— Si lo pones así, mi historia debe ser muy aburrida. — Intentó bromear.

— ¡No! — Exclamó casi con enojo — No es así. Es más, es mi historia favorita.

— ¿Por qué? No tiene suficiente drama como para que alguien quede asombrado de ella. Hay historias e historias. No todas despiertan el interés como otras.

— Eso es en las novelas, pero en la realidad todas las historias son buenas. Una buena historia se define cuando el final sorprende, sin importar mucho el comienzo aburrido — Respondió deshaciendo el abrazo. La forma en que agitaba las manos la hacía ver más nerviosa de lo normal. Pareció calmarse tras segundos de silencio y con ello, agregó —. Después de leer mucho la habilidad de percepción sobre un posible final, podría decirse que, se desarrolla más... O eso me ha pasado a mí. Puedo predecir a veces como terminarán las historias.

Sus ojos se clavaron en él. Parecían querer leer lo que pensaba o planeaba decir. El reflejo de sus lentes les daban una tonalidad más clara de lo que eran. Se preguntó allí por qué los llevaba si no ella no los usaba, no obstante debía admitir que le quedaban. No tenían un color extravagante, pero era de esos miel y penetrantes que predominaban. Él tenía un celeste claro por color, pero no esa mirada. Era más bien calmo. Algo siempre tranquilo, escondido una alegría que no quería salir, o que le costaba. Ella no pensaba que era por su presencia, no se lo imaginaba y no se le habría cruzado nunca.

— ¿Estás diciendo que ahora puedes predecir el futuro con sólo haber leído mucho? — Indagó casi con gracia, no le creía en lo absoluto.

— No, déjame continuar. Lo que diferencia a la realidad del ficción es el libre albedrío, ¿no? Yo no sé como terminará todo y eso intriga, pero te das una idea, o eso crees hacer como cuando lees.

— Sigo sin entender. Si el libre albedrío es algo que todos poseen. ¿Qué me hace ser tu favorito?

— El no imaginarse un final hace que quieras saber más y más. A veces solo lees para ver si tu hipótesis sobre la terminación de la historia es como creías.

Y no respondió. No quería decir que no la entendía, pero era la verdad. Con ella nada se podía. Su silencio causó que Mimí dibujaba una línea en sus labios.

— Agh, Matt. Eres mi favorito porque tengo dos posibles finales para ti y me intriga el saber cuál será. Uno de ellos es conmigo y el otro...

— Espera. ¿Es una confesión? — Le interrumpió.

— Es una declaración.

— … Así no es en los libros. — Aclaró algo desconcertado.

— Lo sé.

— Pero, yo no...

— También lo supuse... ¿ves? — Dijo ella con una sonrisa.


Hola. Tras mucho practicar, pensar, discutir, pelear (todo conmigo misma), se me ocurrió volver, bah, ni tampoco. No sé si será permanente, tal vez me venga otro ataque de odio hacia mi persona y mande todo la "popo", como tantas veces. No lo sé... ¡NO LO SÉ! Y también lo canto en coro: ¡NOOOO LOOOO SEEEÉ!

En fin, explicaré que es esto. No es un one-shot. es... algo. Lo actualizaré cada que me agarre ganas, es que no surgió porque quise, no más me vino. Quizás no lo entiendan, yo tampoco, pero es así. Crean lo que crean, ésta cosa quizás sea tan bizarra que confunda. Aún no sé como terminará, ni sé si lo hará algún día. No tiene línea fija, ni sé donde parará. Dejaré que todo fluya, total, al no ser de misterio no quedarán cabos sueltos por ahí.

Terminando, nada. ¡Comenten, insulten, agreguen a favoritos, denuncien! Lo que quieran...


PD1:

La dedicación va por esos reviews de mi otro fic. Ya no lo continuaré, pero... no me atrevía a ver lo que escribieron hasta hace un par de días y me llegó. Soy una estúpida, caray. XD


PD2:

Díganme si mejoré o si todos mis intentos fueron en vano.

— Sabes que lo haces horrible, ¿por qué sigues?

— No sé. Ta'bien. Byee!