Marinette sonrió eligiendo su ropa para ese día. Tikki la miraba con curiosidad, preguntándose por qué de pronto a la protectora de París le interesaba tanto cómo lucía. No se preocupaba tanto por ello desde que iba a la misma escuela que Adrien Agreste, pero hacía tiempo que eso había quedado atrás. Ahora Marinette vivía sola en un departamento con una vista privilegiada de la torre Eifelle, estaba muchísimo más cerca de la universidad, pero lo suficientemente cerca de la panadería de sus padres, con quienes pasaba la mayor parte de los fines de semana, ayudando en la tienda y ganando dinero por ello para apoyar a pagarse la universidad. Sin embargo, en ese tiempo también había ganado dinero diseñando algunas portadas para Kitty Section, Jagged Stone y otros famosos que habían ido subiendo en esos años. También había vendido un par de diseños gracias al programa de apoyo a estudiantes, que ofrecía los proyectos finales mejor puntuados a la venta de público específico.

La heroína de parís tenía veintidós años, estaba en sus últimos semestres de la universidad, estudiando la carrera de diseño de modas en la escuela más importante de su ciudad; Adrien Agreste había heredado el imperio de su padre, quien cada vez se dejaba ver menos que antes, así que el joven rubio tenía una agenda apretada. Por su parte, con su padre, había estudiado todo lo que Gabriel Agreste sabía de modas, además de haber tenido tutores en casa que lo habían ayudado a mejorar y perfeccionar su habilidad.

Uno de sus mentores había sido ni más ni menos que Audrey Bourgeois.

Había sido muy sorpresivo que el joven Agreste decidiera recluirse para continuar con su formación académica después de haber peleado tanto por conseguir esa pequeña libertad. Nadie sabía que el muchacho había decidido seguir su formación en casa para tener más tiempo libre para sí mismo. Nadie sabía qué hacía. Se encerraba en su estudio durante horas cuando terminaba con sus deberes.

A veces salía con ideas reveladoras para las nuevas colecciones de la casa Agreste, a veces componía piezas musicales magistrales sentado sólo frente a su piano, a veces nada, y fingía desilusión al no haber conseguido inspiración.

No. Desde que habían terminado el instituto, Marinette ya casi no veía a su amigo de la infancia, aunque a veces se mandaban mensajes de texto, alentándose el uno al otro a seguir esforzándose hasta conseguir sus sueños. Marinette tenía claro algo, se convertiría en la mejor diseñadora para ganarse un lugar en la casa Agreste y así poder impresionar a su amor platónico de toda la vida.

—Pero no lo entiendo. —Comentó Tikki al ver el vestido rosa moteado que la chica se había puesto. —Hoy son clases normales. ¿Qué te tiene tan preocupada?

—El día de hoy la profesora Farmier asignará el proyecto final para este semestre. —Admitió Marinette sonriendo mientras ponía en su cama un suéter ligero de color arena a juego con sus botines, dándose cuenta de que el vestido parecía haberse encogido al verse en el espejo y ver sus piernas expuesta. —Quiero causar una buena impresión para la profesora.

—Marinette. —Murmuró Tikki divertida, flotando hasta el ropero de la chica y saliendo con unos leggins de color gris Oxford que le entregó a su protegida. —Tú siempre impresionas a Farmier con tus excelentes trabajos.

—Lo sé, pero estoy nerviosa.

—Lo harás increíble. —Dijo Tikki al ver el outfit de su protegida completo. —Tal como te ves, increíble, Marinette.

—Gracias. —Vamos o se hará tarde.


1.-Proyecto de graduación

A ver, antes de que otra cosa suceda. MLB no me pertenece, pertenece a Thomas Astruc. He estado viendo la serie conforme va saliendo, el problema es que he encontrado capítulos en español latino, capítulos en castellano, capítulos en inglés y en francés. Decidí tomar algunas cosas del audio original, así que, si te encuentras por ahí alguna palabra que no te suene, me disculpo de antemano, no he podido poner de acuerdo a mi cerebro para elegir un solo idioma y me traiciona el subconsciente.


Adrien miraba su reflejo en el espejo mientras terminaba de abotonarse el chaleco, su habitación no había cambiado mucho con el paso de los años, pero ya no pasaba mucho tiempo ahí. Le había pedido a su padre una habitación de la casa para poder adecuarla a su gusto, la convirtió en su estudio, en su santuario.

Plagg sonrió mirando a su protegido.

—Te estás esforzando mucho hoy.

—Sí. —Murmuró el muchacho quitándose el chaleco y la camisa blanca de manga larga, ofuscado al no quedar conforme con su propia imagen. Suspiró dándole la espalda a Plagg, el Kwami observó las cicatrices que el héroe tenía, resultado de todas las veces que habían luchado juntos contra el mal. —Me extendieron una invitación a la universidad de París para el evento de exámenes finales en la carrera de diseño de modas.

—¿Te emociona la invitación?

—No exactamente. —Admitió el muchacho. —Son dos cosas en realidad. Marinette estudia en esa carrera, creo que ella estará en ese proyecto de exámenes finales, así que es una oportunidad para saludar a una vieja amiga.

—Vete por lo seguro. —Sugirió Plagg sonriendo. —Gris, negro, son colores que te quedan.

—Sí, pero no me hice famoso en el mundo de la moda por jugar seguro.

—Hoy no se trata de que estés a la vanguardia, sino cómodo contigo mismo. ¿Y la segunda?

—¿Perdón? —Murmuró el muchacho confundido, mientras terminaba de enfundarse en una camiseta gris ajustada de manga corta y cuello redondo.

—Dijiste que te emocionaba por dos motivos. —Dijo el Kwami antes de zamparse un pedazo de queso.

—Ladybug. —Murmuró el muchacho recuperando el chaleco y agachádose para amarrarse los tenis de botas.

—Ay, enamorado. Nunca cambias. —Se quejó el kwami, volteando los ojos, percatándose de que el muchacho sonreía con aires soñadores. Resignado a tener esa conversación por enésima vez en la vida, el kwami carraspeó. —¿Qué tiene que ver Ladybug?

—¿Viste su traje la última vez que peleamos? —Inquirió el muchacho mirando a su kwami de reojo. —Tenía algunas modificaciones. Su peinado, sus botas, sus guantes. Si fue capaz de cambiar el diseño de su propio traje, quiere decir que tiene habilidades en la moda o a algún conocido en ese medio. Tiene la edad para estar estudiando la carrera. Sería una buena oportunidad para investigar un poco al respecto.

—¿Otra vez estás con tratar de descubrir su identidad?

—No exactamente. No quiero averiguar su identidad por saber quién es ella, quiero saber si puedo protegerla.

—Lover boy, no vas a conseguir nada a este paso.

—No lo sabes, Plagg. Deséame suerte. —Murmuró el muchacho levantándose y tomando su mochila, colgándose la correa cruzada sobre el pecho. Plagg entró a la mochila y sonrió resignado a repetir el mismo patrón de los últimos años.

—Ay, lover boy. —Soltó divertido el kwami, sabiendo que vería a Tikki y que tendría unos minutos para charlar con esa vieja amiga.

.

Cada estudiante tenía una isla asignada, una mesa plana con lámpara y cajoneras con llave, las mesas tenían una modalidad para poder inclinar la superficie y que fuesen restiradores para trabajar sus diseños al momento de dibujar, más atrás del salón estaban las máquinas de coser industriales y alrededor de todo el salón había maniquíes asignados para cada isla. Las mesas de corte a veces servían para que los estudiantes se reunieran a hacer trabajos y a trabajar en equipo cuando las clases así lo requerían, pero casi nunca usaban esas mesas en las semanas de exámenes finales.

Marinette estaba sentada en su isla, garabateando en su libreta de apuntes, haciendo algunas correcciones al traje de Luka para su siguiente concierto, preguntándose si tendría tiempo de ir a verlos o si la ciudad necesitaría a Ladybug...

Ladybug.

La chica abrió su libreta en las últimas hojas, sonriendo al percatarse de que tenía un par de ideas más para las modificaciones de su traje.

Lo que has hecho con el traje es impresionante. —Murmuró Tikki desde la chaqueta de su protegida.

Marinette había optado por empezar a usar suéteres holgados y darle espacio a Tikki para ocultarse ahí. Había adecuado un par de bolsillos dentro de los suéteres para que su kwami estuviese cómoda, y tenía un cajón de su isla convertido en una mini casa de muñecas. La mayor parte del tiempo, Marinette tenía ese cajón abierto, Tikki tenía espacio de sobra para moverse, sentarse en los diminutos muebles que Marinette había confeccionado para ella y tomaba notas de las clases a su manera, para poder ayudar a su protegida con la escuela y con las dudas que tuviese.

Habían hecho un trato para que no le ayudara en los exámenes escritos, pero Tikki se había convertido en una excelente tutora. Divertida y comprensiva, capaz de hacerle a Marinette entender hasta lo que parecía imposible.

—Gracias, Tikki. —Murmuró la chica sonriendo, recargando el rostro en una mano y deslizando su lápiz en nuevos trazos, preguntándose si podría hacer alguna modificación para el traje de su compañero de aventuras.

Hacía tiempo que Marinette había dejado de ver a Adrien tan seguido, aunque los mensajes estaban ahí, el tiempo que comenzaba a pasar al lado de Chat Noir con París combatiendo al mal le había hecho considerar que el minino no fuese tan mal partido.

¿Debería Ladybug darle una oportunidad?

—¿Debería agregar más color negro? —Murmuró la chica sonriendo de medio lado, pensando en el traje de Chat Noir.

La gente ya se había acostumbrado a verla hablar sola, cuando le habían preguntado al respecto, ella había alegado que pensar en voz alta le ayudaba a concentrarse mejor, y generalmente lo comprobaba mostrando diseños cada vez más impresionantes.

—Creo que le falta rojo. —Admitió Tikki asomándose a la libreta de su protegida. —Una franja roja en las botas y será un traje equilibrado. Pero haría los guantes más largos.

—¿Los guantes?

—Sí. —Dijo Tikki sonriendo cuando Marinette le dedicó una sonrisa. —Hasta los codos, para darle una línea sofisticada y juvenil.

Marinette sonrió cuando Tikki volvió a sentarse en su sillón a escala. Poco a poco, su kwami se había adueñado de la terminología de su carrera, sonaba tan natural en la boca de aquella pequeña, que poco a poco Marinette se había convertido en su fan.

Marinette había planeado una colección completa, debatiéndose entre llamarla Tikki o Motas. Aunque la joven diseñadora alegaba que se había inspirado en Ladybug para crear esa colección, en realidad su kwami había sido toda la inspiración que necesitaban.

—Buenos días, estudiantes. —Llamó Farmier llegando al aula, recibió un saludo general por parte de todos los presentes mientras terminaba de dejar todas sus cosas en el escritorio. Levantó la mirada y sonrió repartiendo la vista por todos sus estudiantes. —Marinette Dupain-Cheng.

—¿Sí?

—Ya que fuiste la calificación más alta del periodo pasado, serás la primera en tomar medidas para el proyecto final. Puedes hacerlo sola o en pareja. ¿Quieres decidirlo de una vez?

—Creo que... —Murmuró paseando la vista con sus compañeros y sonriendo apenada. Tenía varios muy buenos amigos en el salón, pero no sería justo ni para ella ni para nadie más. —Yo creo que esta vez lo haré sola. Mis padres tienen mucho trabajo en la panadería y no quiero atrasar a ninguno de mis compañeros si por algo me necesitan.

—Qué amable eres, Marinette. —Dijo la profesora con una sonrisa, haciendo un apunte en su agenda y volviendo la vista a la clase. —El tema de esta temporada es Chat Noir.

Murmullos se levantaron por toda la sala y Marinette sonrió de medio lado, segura de que aquello sería pan comido para ella.

—La idea es diseñar y crear una colección completa. Tomen nota chicos.

Marinette asintió sacando una libreta de raya para no gastar hojas de su cuaderno de dibujo. Sonrió mordisqueando la punta de su pluma, nerviosa pero emocionada por comenzar a dibujar.

—Será divertido. —Dijo Tikki sonriendo desde el cajón.

Marinette asintió ampliando su sonrisa.

—Un traje de gala para una cena de coctel en el Hotel Bourgeois. —Murmuró lento para que los estudiantes tomasen nota de la tarea. —Un atuendo formal casual para una junta de negocios. Un conjunto casual para un día común. Un conjunto deportivo para un día en el gimnasio y, por último... Una sorpresa.

Aquella afirmación los tomó desprevenidos a todos. Comenzaron a murmurar entre ellos, tratando de saber si alguno de ellos había comprendido.

Marinette levantó una mano. —¿Una sorpresa?

—Sí. —Afirmó Farmier divertida. —Un conjunto que ustedes elijan, sean creativos, tomen la información que necesitan, el LadyBlog siempre es una buena fuente de inspiración si internet y las noticias no son suficientes para crear cosas nuevas. La sorpresa será lo último que presenten el día de la pasarela. Tienen la libertad de elegir qué tipo de atuendo van a crear, pero recuerden que serán calificados por la originalidad del mismo. Todos tienen el mismo tema, así que las evaluaciones serán un poco más duras de lo que normalmente son. Para eso es la pasarela.

—¿Pasarela? —Murmuró Marinette confundida. —Normalmente las pasarelas las hacían sólo con los mejores trabajos de fin de curso, no con los semestres avanzados.

—Bueno, este ciclo será la excepción. —Anunció emocionada la profesora. —La crítica de moda, Audrey Bourgeois está buscando nuevas promesas para la industria de la moda y nos ha pedido como un favor personal hacer esta pasarela. Ahora, nuestro modelo ha llegado. —Anunció la profesora revisando su celular y mirando a sus estudiantes. —Quiero pedirles un fuerte aplauso para Adrien Agreste.

La puerta se abrió y el aludido entró sonriendo con timidez.

Adrien Agreste había cambiado muchísimo en los últimos años que había pasado recluido en su casa. Ahora sonreía con más confianza, hablaba convencido de sus palabras, miraba fijo a los ojos, pero había algo que seguía sin cambiar. Cada que llegaba a un lugar nuevo, la timidez volvía a su ser, adueñándose de su seguridad momentáneamente, mientras tomaba confianza de nuevo.

Todos en la sala aplaudieron para darle la bienvenida, Marinette se quedó pasmada al ver a su amigo de la infancia entrar al salón y se pasó la trenza hacia el frente, sonriendo y saludando cuando el muchacho hizo contacto visual. Adrien cerró los ojos haciendo un asentimiento amable, correspondiendo discretamente el saludo de su amiga.

—Marinette tienes el primer turno. —Anunció la profesora tomando por sorpresa al muchacho, quien sonrió divertido. —El salón de al lado está disponible para que charles con el joven Agreste y tomes las medidas necesarias. Tienes veinte minutos para eso, en cuanto termines vuelve a sala y selecciona a la persona que sigue de ti.

—Gracias mademoiselle Farmier. —Murmuró la chica poniéndose de pie en su lugar, apretando fuertemente su libreta contra el pecho y tomando sus herramientas de trabajo.

—Antes de que otra cosa suceda. —Llamó la profesora al ver que Marinette y Adrien ya se dirigían hacia la puerta. —Evaluaremos sus diseños el viernes próximo, Adrien Agreste será uno de los modelos de la pasarela, la colección mejor evaluada será la que el joven Agreste vista ese día, así que esfuércense mucho y den lo mejor de sí.

Por un instante, Marinette se quedó en blanco, mirando a Farmier con la boca abierta.

Adrien Agreste usando su colección de Chat Noir...

Tikki se removió en el bolsillo de Marinette, tratando de regresarla a la tierra, la chica asintió para sí misma y siguió a Adrien hasta el salón de al lado. El lugar tenía maniquíes, mesas de corte y bancos altos, pero nada más. El muchacho sonrió dejando su mochila en una de las mesas y asintió para Marinette antes de besarle ambas mejillas.

—Cómo has cambiado, Marinette. —Murmuró el muchacho sonriendo ampliamente.

—También tú estás distinto. —Dijo en voz baja, apartando la mirada, apenada, temiendo volver a tartamudear en frente de su amor platónico. —Te... Te echo de menos. —Admitió mirándole de reojo.

Adrien sonrió asintiendo. —También yo, siempre fuiste una amiga muy leal y juro que me faltan tus consejos.

El muchacho se vio tentado a extender una mano para acariciar el rostro de la chica, pero se contuvo apenas a tiempo. Marinette estaba hermosa. Con los labios rosas y la nariz llena de pecas, su cabello negro, ya no lo llevaba en las coletas que solía usar y la trenza la hacía lucir sofisticada y elegante. Toda ella parecía una diseñadora en toda su expresión.

—Perdón. —Dijo Adrien dando un paso de espaldas. —Te estoy quitando el tiempo.

Adrien se quitó el chaleco y sonrió para su amiga, agradeciendo llevar una camiseta ajustada que le facilitaría a Marinette el trabajo. La chica le tomó las medidas correspondientes, ni siquiera le tuvo que pedir nada, seguramente el rubio estaba acostumbrado a eso al ser un modelo de talla internacional, cooperó en todo lo que duró la toma de medidas y sonrió sentándose al lado de Marinette cuando la chica puso una página en blanco e inició un interrogatorio para conocer mejor el gusto de Adrien Agreste.

—¿Corbata o pajarita?

—Corbata, definitivamente. Para el coctel, pero si me preguntas, prefiero la pajarita, es informal y da cierto encanto.

—Te va mejor. —Admitió Marinette sonriendo y tomando nota. —¿Sueles usar saco?

—Sólo en los eventos más formales, el resto del tiempo prefiero si no.

—¿Qué haces en tus ratos libres?

—No entiendo cómo eso te puede ayudar para la creación de moda. —Admitió divertido.

—Nos pidieron una sorpresa para el gran final. —Murmuró ella, avergonzado, temiendo quedar como acosadora. Había quitado todas las fotos de Adrien de su pared, todas menos una en la que salía juntos el día de la graduación de la escuela. Decidió dejar de ser una acosadora en excelencia y enfocarse en su estudio. Ya se encargaría de hacer que Adrien la viese y ahora tenía la oportunidad perfecta.

—Ya veo.

—¿Sigues siendo fan de Ladybug? —Murmuró pensando en una idea divertida.

—Admiro a los héroes de parís, ¿tiene eso algo de malo?

Marinette rio ante el comentario sarcástico y juguetón de su compañero, levantó la mirada pensando en Chat Noir, en que su compañero solía hacer esas preguntas sarcásticas e inteligentes, y el gesto de Adrien. Marinette se quedó pensativa un momento, preguntándose si en verdad...

No. Se dijo a sí misma. No podía ser.

—Tengo una idea divertida, pero incluso de ti será sorpresa.

—No es justo, Marinette, ¿Cómo harás para que no descubra tu sorpresa cuando nos llamen a probarnos la ropa?

—Estás muy seguro de que voy a ganar esa oportunidad. —Admitió la chica tomando notas en su libreta y apartándose un mechón del rostro con la mano libre.

—Mi padre ha comprado dos de tus colecciones. —Murmuró el muchacho acercándose.

—En gustos se rompen géneros. —Admitió divertida, levantando la mirada y sonrojándose ante la cercanía de Adrien. —Además, las colecciones que compró fueron trabajos en equipo que Alya me ayudó a perfeccionar, ya sabes. —Tikki se golpeó la frente al darse cuenta de que la chica lo haría de nuevo. —Estaba confeccionando atuandos, atendos, atuendos para el examen y pensaba peresentarlos cuando... terminaran los... exámenes. —Marinette suspiró ofuscada. —Perdón. Estoy nerviosa.

—No te preocupes, debes estar bajo mucha presión por los exámenes finales.

—Algo así. —Murmuró la chica pensando en su trabajo como Ladybug.

—¿Alguna otra pregunta?

—¿Harás algo por la tarde? —Dijo la chica sin darse cuenta de lo que acababa de hacer.

Adrien soltó una risa discreta al ver la expresión de pasmo que la chica compuso tras darse cuenta de qué había hecho.

—¡Ya sabes! —Gritó poniéndose de pie y recogiendo sus cosas. —Para seguir hablando de las colecciones y la sorpresa que tengo qué confeccionar cuando la profesora Farmier nos asigne los trabajos, los trabajos ya nos los asignaron, así que voy a necesitar tiempo para las medidas, pero ya te las tomé, así que... La estoy liando.

—Un poco, sí. —Dijo divertido el rubio. También se puso de pie y sonrió para su amgia. —¿Te parece si reviso mi agenda? Podríamos vernos si tienes dudas... Y no me caería nada mal tomar un café con una vieja amiga. Me haría feliz si tienes tiempo.

—Seguro, mientras nadie salga akumatizado, podemos ir por ese café. —Dijo sonriendo, embelesada.

—¿Akumatizados? —Inquirió el muchacho, confundido.

—¡Sí! —Gritó la chica retrocediendo en su lugar. —Si la ciudad está en peligro entonces no podríamos ir por el café y tendríamos que refugiarnos para ponernos a salvo y ayudar a la gete que podamos para que Ladybug y Chat Noir hagan su trabajo y...

Adrien soltó una carcajada diamantina, interrumpiendo a su amiga. La chica se sonrojó al percatarse de que Adrien le sacaba ya una cabeza de estatura, no sólo estaba más guapo, estaba más sofisticado que nunca. Elegante pero casual, con el cabello peinado un poco hacia atrás. Un sueño hecho realidad.

Marinette suspiró considerando que Adrien se burlase de ella, pero el muchacho sonrió tomándole una mano a la chica e hizo una reverencia besando sus nudillos.

—Hay cosas que nunca cambian, ¿no princesse?

Marinette se sonrojó hasta las orejas ante ese gesto. Demasiado familiar, demasiado conocido para ella. Pero alejó ese pensamiento, asintiendo.

—Me da mucho gusto saber que sigues siendo la misma Marinette de siempre. —Admitió el muchacho. —Sé que la gente cambia, pero tú eres honesta. Me gusta la gente honesta.

—Gracias... —Murmuró sonriendo, sin aliento. Miró el reloj de la pared y retrocedió un paso, sonriendo con ganas. —Será mejor que te mande al siguiente diseñador, para no quitarte mucho tiempo.

—Muy bien, gracias por la charla, Marí.

—A ti...

En cuanto salió de la habitación, miró a Tikki con una sonrisa enorme en el rostro.

—Me llamó Marí.

—Lo escuché. —Dijo Tikki sonriendo ampliamente. —Qué dulce.

—No es dulce. —Murmuró Marinette acongojada. —No me voy a poder controlar, haré una colección horrible y terminaré fallando estrepitosamente, me expulsarán de la escuela y jamás podré volver a ver a Adrien Agreste a los ojos, estará tan decepcionado de mi trabajo que se irá a Nueva York a iniciar una carrera como modelo y abrirá su propia casa de moda y luego hará críticas horribles a mi trabajo desde Norteamérica y yo tendré que vivir de las limosnas que me dé la gente porque no tendré cara para volver a la panadería con mis padres y...

—O podrías aprovechar que Chat Noir es amigo tuyo y buscar inspiración en los tejados de París antes de que otra cosa suceda.

—¿No sería hacer trampa?

—Vas a usar tus habilidades para hacer la colección, no un miráculous. No pierdes nada con intentarlo. Anímate... Marí.

—Tienes razón, Tikki. Daré lo mejor de mí.

En el salón, adrien miraba a Plagg comer su siguiente tajada de queso.

—Esa Marinette es un caso completo. —Dijo el Kwami sonriendo ampliamente. —Sigue colada por ti como en el instituto.

—No digas tonterías, Plagg. Marinette no está enamorada de mí.

—¡Dios! Eres el Chat Noir más ciego que he tenido. —Se quejó Plagg amargamente antes de volver a dirigirse a la mochila. —Pero bueno, ya te darás cuenta por tus propios medios.