Hola!!
Aqui les traigo otro de mis fics, aunque este lo escribi diferente.
Sessh- ¬¬ Yo lo escribi, mujer.
Vale, vale, en esta ocasion sera Sessh-chan es quien relata el fic... ¿contento?
Sessh- Es un comienzo, y no me digas así!
¬¬ Mejor empecemos de una vez. (Yo le ayude lo admita o no XD)
Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen, son de Rumiko Takakashi.
Corazón sellado.
Lágrimas.
En estos momentos era cuando más deseaba ser un simple youkai como cualquier otro, y no el príncipe gobernante de las tierras del oeste; había veces que era tan irritante serlo. Como ahora. Dar órdenes es lo único que me gusta hacer, lo demás es… aburrido, como eso de andar organizando las tropas, observar a los nuevos reclutas de mi gigantesco ejército, reacomodar las defensas, reorganizar los ataques a los youkais y humanos invasores, expandir mis tierras… esto último no me disgustaba demasiado, aunque ya no me da ninguna satisfacción alguna hacer tal cosa.
- ¡Sesshoumaru-sama! – Esa voz la puedo distinguir en cualquier lugar, ¿Qué pasara esta vez por su ingenua cabecita?
- ¿Qué pasa, Lin? – Pregunte con mi normal tono de indiferencia.
- Sesshoumaru-sama ¿puedo preguntarle algo? – Ya he escuchado esa frase con anterioridad y esto me da muy mala espina, hay veces en que sus preguntas no son para nada fáciles. Suspire, si no me lo preguntaba ahora… encontraría la forma de hacerlo después, en un momento incomodo.
- Una sola.- Tengo que prepararme para lo peor, me estremecí aunque, por suerte, ella no lo notó.
- Sesshoumaru-sama ¿Por qué no tiene pareja? – Oh. Eso quería saber.- Por favor Sesshoumaru-sama quiero saber.
Lo único que odio de esta niña es su cara horriblemente encantadora, nunca nadie me ha logrado sacar información, aunque siempre hay una primera vez, pero ¿Qué le digo? Ese tema es un poco… "delicado". Pero esos ojos tan dulces me conmueven. Algunas veces me pregunto si realmente esta niña es humana, ¿Cómo puede tener este enorme poder sobre mí?
- Lin, eso… no es algo de lo que se pueda hablar tan fácilmente.- Creo que mi respuesta no ha sido de su agrado, puedo leerlo en su cara.
- Pero ¿Por qué? ¡Sesshoumaru-sama es malo con Lin! – Detesto que me chantajee de esta forma, sus ojitos llenos de lágrimas me hacen sentir como si me clavaran un puñal en el corazón, detesto esta sensación.
- No es eso Lin, es que… - ¿Cómo explicárselo?
- ¿Es que? Sesshoumaru-sama ¡por qué no me dice! – Esto se me está yendo de las manos, tengo que decirle lo que sea. Pero con cuidado.
- Eres demasiado joven para saberlo.- Parece más calmada. Hmm, se ha calmado y a sonreído de oreja a oreja, ¿Qué pensara ahora?
- ¿A Sesshoumaru-sama le gusta estar solo? - Es más inteligente de lo pensé.
Ciertamente, no me interesa tener a ninguna mujer a mi lado, al menos no como mi compañera, ya tuve suficiente con lo que pasó hace trescientos años, no dejare que "eso" se repita. Prometí nunca volver a pensar en aquello, está en mi pasado y no puedo cambiarlo.
- Sí, me gusta estar solo.- Es mejor que ella se conforme con esta simple respuesta.- Hoy mismo nos vamos Lin, ve a comer, espérame en la puerta.
- Sí Sesshoumaru-sama.- Su sonrisa es una de las cosas que más me gustan.
La veo alejarse de mí corriendo, parece feliz por mi respuesta o al menos espero que este feliz con eso. Espere que no siguiera preguntando cosas de mi vida personal, aunque seguramente lo haría, incluso sin percatarse. Ahora tengo algo de tiempo libre, si mis cálculos no fallan, mi pequeña estará de nuevo a mi lado en unos quince minutos. Tengo tiempo de ir a los jardines y relajarme unos momentos.
Este castillo ya me lo sé de memoria, podría guiarme dentro de él sin mirar siquiera. Camine por los verdes pastos del gran patio trasero, dejando que los pétalos de cerezos rozaran mi piel mientras eran arrastrados por los suaves vientos, inundando mis pulmones con su dulce fragancia, el olor de los cerezos era lo único que me trae una paz inexplicable.
- ¡Amo bonito! – Bueno, parece que mi pequeño tiempo de paz se ha terminado, por eso detesto a ese sapo estúpido.- ¡Amo! – Se acerco a mí temeroso, aunque su agitación seguía presente en su forma de hablar. Siempre exagerando.
- ¿Ahora qué sucede Jaken? – Mi tono de voz no era para nada apacible, no tengo razón alguna para sonar de manera suave frente a este sapo youkai.
- Amo, el tonto de Inuyasha y sus débiles amigos humanos han entrado al territorio.- ¿Inuyasha ha osado pisar mis tierras? No era la primera vez que lo hacía, aunque ya estaba abusando de su buena suerte y también de mí, si creía que iba a seguir pasando estos repentinos ultrajes a mi territorio, se equivoca.
- Me encargare personalmente de ese hanyou.- Sentencie.
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La búsqueda de mi "querido hermano" no fue tan fácil como yo esperaba, estaba en contra del viento, lo más seguro es que él terminara encontrándome primero. Ya es muy tarde. Tenía que calmar mis instintos, estaba tan molesto, que no podía concentrarme, ya era la quinta vez que ese hanyou entraba a mis tierras, ¿qué buscaba? Lo mismo que buscó yo: a Naraku. Pero en mis tierras no esta, de eso ya estoy más que seguro. Y si no era eso; ¿buscaban su muerte? Inuyasha es un idiota, pero sabe donde empiezan mis territorios.
- Sesshoumaru-sama.- Aquella voz me llamo la atención, me sacó de mi molestia con solo oír su dulce voz.
- ¿Qué sucede Lin? ¿Ya tienes hambre? – Es sorprendente lo poco que duran los humanos sin comida, ¿realmente necesitan tanto?
- No…- Luce asustada.- ¿Sesshoumaru-sama esta molesto con Lin? – Ahora lo comprendo, por mi enojo he cometido el error de dejar mi voz dura ante ella. Es un error que no debo cometer de nuevo, no quiero que ella me tema. Al menos no ahora.
- No Lin, es solo que… no estoy de humor.- La verdad, casi nunca estoy de humor. Se ha quedado callada, eso es demasiado raro, ella odia el silencio, siempre tararea alguna canción humana cuando no tiene nada que decir. Pero ahora no escucho nada. Suspire. Lo que necesitaba, tener a mi niña asustada.
Aunque nunca lo creí posible, el olor de Inuyasha me hizo sentir cierto alivio, no tendría que pensar por ahora en mi pequeña. Busque rápidamente el olor de la tierra mojada, un río estaba a unos cuantos metros.
- Lin, Jaken, pasando esos árboles ahí un río, vayan a pescar y manténganse en esa zona.- Les ordene.
Encargarme de Inuyasha no me tomaría más de unos minutos, y sus amigos, solo unos segundos. Llegue demasiado rápido con ellos, parecían cansados, más fácil para mí, aunque atacar de esta manera no me enorgullece, incluso si fuera más difícil, preferiría atacarlos de frente. Ahora que veo mejor, Inuyasha no esta aquí, debería estar cerca, su olor es fresco; también falta la miko que siempre la acompaña, ella no estaba demasiado lejos, su olor me guía al norte.
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La imagen que veo en estos momentos me ha dejado impactado, nunca antes había visto a esa mujer llorar tan desconsoladamente, ¿algún youkai la habrá asustado? ¿O tal vez se ha caído? No veo ningún raspón en su cuerpo o algún indicio de que se haya caído o lastimado.
¡Qué estupideces estoy pensado! ¡Es una humana! Alguien como yo no puede preocuparse por una simple mujer humana, además, ¿de donde salió esta curiosidad? Desde cuando me preocupo por el bienestar de los humanos. Definitivamente, algo en mí no está bien, no puede ser, no puedo estar sintiendo, no es posible que yo sienta esto. Piedad. ¡No, no, no! ¡Qué me pasa! Tengo que calmarme.
- ¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto Inuyasha? - ¿Inuyasha es el causante de su llanto? ¿Qué le habrá hecho?
¿Qué? ¡Otra vez lo mismo! Esto definitivamente no esta nada bien, no estoy bien de la cabeza. Tengo que acabar con este malestar, acabar con esta locura antes de que comience, acabar de una vez esta extraña y molesta sensación que ha nacido en mi pecho.
Me acerque con lentitud, sin hacer ruido alguno, al menos no ruidos que pudieran alertarla de mi presencia. Solo tenía que córtale la cabeza, solo eso y todo acabaría, ella moriría sin tanto dolor, y le daría una lección a Inuyasha por abusar de mi paciencia. Como bien dice el dicho: Dos pájaros de una sola pedrada. Aunque si Lin se entera de esto me va a odiar, se muy bien que mi niña adora a esta miko. Detuve mi marcha, dudando unos momentos de lo que estaba por hacer. Lin no se enteraría de nada, o tal vez sí, Inuyasha iría por venganza a mi palacio, Lin se enteraría en ese instante…
Gruñí accidentalmente ante la idea, pero esto alerto a la miko que tenía delante, no me había dado cuenta, pero ¿Qué tan cerca estaba de ella? Si no se hubiese sobresaltado y alejado de mí estaría a solo dos pasos. Me mira con gran confusión, es fácil saber lo que piensa: "¿Qué hace aquí? ¿Por qué esta aquí? ¿Qué buscara?" Si supiera que buscaba a su pequeño e insolente grupo para exterminarlo seguramente habría huido. O lo habría intentado, porque yo la mataría antes de que diera siquiera un paso más.
- Sesshoumaru, ¿Qué haces aquí? – Es tan predecible. Todos los humanos lo son.
- Vine a matarte a ti y a tu molesto grupo. Serás la primera en morir.- Se ve aterrada, justo como lo esperaba.
Sus piernas tiemblan como si fuesen hojas sacudidas por el viento, esos ojos sumergidos en el miedo son tan… interesantes. Ha bajado la vista.
- A matarnos, dices…- Su voz se ha quebrado solo por el miedo.
Lo que ven mis ojos… no puede ser la realidad la que veo. Esta mujer ha extendido los brazos al máximo, ha levantado el rostro y ¿sonríe? Esto no es normal, ¿Qué se ha propuesto esta mujer? Un humano normal no haría tal cosa, otro humano habría intentado una torpe huida. Me habría causado cierto placer el jugar con mi presa antes de terminar con su vida, pero esta mujer ¿Qué le pasa a esta mujer? Acaso…
- Mátame.- Susurró ella dejándome atónito.- Por favor… mátame.
¿Me está pidiendo que la mate? Realmente no entiendo lo que esta mujer piensa. Su sonrisa me desconcierta, sus ojos no muestran remordimiento por la petición que me susurro, solo tristeza que caía con cada lágrima. Su deseo es ¿morir? ¿Por qué razón? ¿Qué le pasa? No. No tiene porque interesarme tal cosa, es mejor volver a la realidad, ¿o debo salir de ella?
- No vale la pena que lo haga.- Aquello desvaneció su sonrisa, ¿estaba triste porque decidí perdonar su vida? – Ve con tus amigos y sácalos de mis tierras.
Me gire sobre mis talones, tenía que volver con mi niña lo antes posible, pero una voz me detuvo.
- ¡Espera! – Solo gire mi cabeza por el lado izquierdo para ver su cara.- Si vas a perdonar a mis amigos, no me perdones a mí… ¿Por qué no me matas?
- No vales la pena, no me hagas repetírtelo de nuevo.- Me irritaba la actitud de esta mujer, todo humano desea vivir, pero ella… no.
- Entiendo… ni siquiera vale la pena el quitarme la vida, ¿eh? – Las sorpresas que esta mujer me da no tienen punto de comparación con nada que haya visto. Esta mujer esta loca, ni siquiera tiene orgullo. ¿Sería más feliz estando muerta? ¿Qué daño le ha hecho Inuyasha?
No puedo permanecer al lado de ella, algo extraño me pasa cuando la veo, cuando siento el olor de sus lágrimas, no se que me esta pasando pero no quiero averiguarlo; camine deprisa pendiéndola de vista en solo unos segundos. Alejarme era doloroso, pero no tenía porque serlo. Debía hacer que me viera la hechicera del norte, ella sabría que hacer con estas extrañas sensaciones…
Hasta aqui hemos llegado por hoy, Sesshoumaru no relata tan mal
Sessh- ¡Oye!
Ya, no te andes quejando.
Sessh- Como sea.
Espero que les haya gustado. Nos vemos en el proximo episodio.
Bye!!
