Disclaimer:
Rouge the Bat y diferentes referencias a los Juegos de Sonic Son propiedad de Sega.
Cualquier similitud con el mundo real es pura coincidencia.
Sin más que decir, disfrútenlo leyendo como yo lo disfruto escribiendo.
Capítulo 01: Una Herida Abierta
- "Shamar. Un bello y antiguo país. Me pregunto cuántos tesoros ocultará a simple vista" – Eran los pensamientos de la murciélago antropomórfico. A pesar de recorrer las calles de una de sus ciudades más importante dentro de un camión camuflado de la G.U.N, veía a través de la ventana las hermosas murallas y ruinas que la rodeaban. – "Es una lástima que solo este aquí por trabajo" – Apartó su mirada de la ventana y miró el informe de la misión:
"Durante la madrugada de ayer, fueron secuestrados cincuenta y tres ciudadanos (treinta y dos hombres, dieciocho mujeres, dos niños y una niña) por el grupo extremista I.S.I.L. Este grupo ha acusado a estos ciudadanos como traidores a su pueblo. Hasta el momento, han decapitados a diez hombres y fusilado a cuatro mujeres; y amenazan con hacerle daño a los más jóvenes. El presidente de la Federación de Estados Unidos, con apoyo de la ONU, dio la orden de que la G.U.N actué como es debido ante estos hechos."
El resto del informe hablaba de las tácticas que, los agentes y militares, utilizarían para detener esta locura. Rouge ya había leído el informe varias veces, memorizando cada palabra y estrategia dicha. Varios disparos se escuchaban como ecos a lo lejos, pero sabía que no podía hacer nada. Aunque sabía que el país tenía una tensión muy fuerte, la verdad era que solo estaba allí por obligación; no es que le importara tanto lo que pasara o delejara de pasar. El camión paró cerca al punto de encuentro. Allí todos se bajaron y se dirigieron dentro del cuartel. Dentro los esperaban varios soldados de la nación, que discutían (de vez en cuando en su idioma natal) las posibles consecuencias que sufrirían los cautivos si todo salía mal. Rouge vio recostado, con los parpados cerrados, en un rincón a "la forma de vida definitiva".
- Shadow… cariño. ¿Listo para la misión? – le preguntó la murciélago, con una pequeña sonrisa. El erizo negro abría los parpados al escuchar la voz de su compañera, viéndola seriamente.
- Solo quiero que esto termine rápido. No he comido nada desde que llegué. – Ella notó como su actitud hacia la situación era de indiferencia, algo que no era muy raro en él.
- Allí hay una máquina expendedora. – Con su mano, le señalo a Shadow. Este, sin embargo, la seguía viendo con una expresión seria.
- ¿Acaso tengo bolsillos para llevar dinero? – recalco el erizo.
- ¿Y no podías usar tus poderes para desaparecer una billetera y dejarla en un estado de reposo? – dijo y vio como el erizo abrió un poco los ojos, sorprendido de la idea que no se le ocurrió antes. Aun así, no le contestó a la murciélago. Rouge lo conocía muy bien y, la mayoría de las veces, no le importaba su actitud. Ella fue y volvió de la máquina expendedora, trayendo consigo unos bocadillos.
- Toma. No te atragantes. – Le entrego unos bocadillos al erizo negro.
- Gracias. – dijo, devolviéndole una sonrisa un poco forzada.
Allí esperaron varios minutos, que sintieron como horas, hasta que fueron llamados a una sala para ser informados de sus posiciones y la táctica que tomarían para el rescate de los civiles. Todos los presentes estaban atentos de la posición que tomarían en la misión, ya que no podían equivocarse. Equivocarse ahora era sinónimo de "muerte".
- Recuerden que debemos tratar de inhabilitarlos, no matarlos. Tal vez, si se ven arrinconados, nos ayuden a encontrar los cabecillas de la organización. – dijo el general al mando. Todos asintieron, en señal de haber comprendido lo dicho. –Bueno, sin más que decir, ¿Qué demonios están esperando? ¡En marcha! – dijo.
- ¡Sí, señor! – Respondieron los presentes, con un ademan militar, saliendo de la sala.
- Aquí es donde tienes que ir. – recalco un soldado, mostrándole al erizo negro una imagen satelital infrarroja de la ubicación del grupo. – Luego de que llegues, tienes que noquear a estos dos guardias silenciosamente. Una vez hecho esto, nos abres para entrar en acción.
- De acuerdo. – respondió Shadow. Si no hubiera civiles en peligro él mismo se ocuparía de esta misión sin problemas.
- No tienes ninguna Caos Esmeralda, ¿Estarás bien? – Rouge lo miro con una expresión tranquila pero a la vez temerosa.
- Soy "la forma de vida definitiva". Claro que estaré bien. – Estas palabras hicieron que la murciélago girara sus ojos, sintiendo molestia por el orgullo de su compañero. Aun así, en la mente de él también le preocupaba. – ¡Caos!… ¡CONTROL! – Un aura verde rodeó al erizo negro, que desapareció en menos de un segundo. Todos los militares presentes comenzaron a movilizarse al siguiente punto de encuentro.
Desorientado. Era lo que sentía en ese momento. Su vista se veía borrosa. El erizo había logrado llegar a donde quería, pero tuvo que recostarse contra una pared por unos segundos.
- Esto es más difícil que utilizar ataques. – se dijo a sí mismo. Él podía usar Caos Blast, el Caos Lanza y otros ataques sin problemas. Pero Tele-trasportarse era cosa seria. Tenía que usar gran cantidad de energía Caos para desaparecer y aparecer cada célula de su cuerpo de un lugar a otro; y esta acción era más difícil si no se tenía ninguna Caos esmeralda cerca, para aprovechar su energía. Mientras más lejos fuera la distancia, más poder se consumía. – Okay. No hay tiempo que perder. – Dijo, reponiéndose y dirigiéndose a los 2 insurgentes que vigilaban la puerta. Volvió a tele-transportarse, noqueándolos en el acto, sin hacer ningún ruido que llamara la atención. – Eso fue muy fácil. – dijo mientras se dirigía a abrir la puerta. Allí hizo una señal son su reloj comunicador, avisando que la zona estaba libre. Los militares y soldados entraron rápidamente, sin dejar de vigilar sus espaldas. Allí dentro, vieron en la computadora portátil la imagen satelital infrarroja de nuevo. Vieron donde estaban ubicados el resto de los insurgentes. Ahora era turno de Rouge the Bat para entrar en acción. Planeó por los diferentes pasillos que conformaban la casa, sin ningún problema. Al sentir algún movimiento, instintivamente se ocultaba de la presencia del enemigo. Ellos incluso pasaban a su lado y no se daban cuenta. Un error fatal.
- "Esto es tan fácil" – Pensó, mientras noqueaba uno por uno a cada insurgente que encontraba a su paso. En cuestión de minutos mandó una señal, informando que todos estaban inhabilitados y, para mayor seguridad, amordazados. El único insurgente que quedaba era el que se encontraba vigilando a los rehenes. Le dieron órdenes de que esperara la llegada del pelotón. Ella obedeció, pues no tenía otra alternativa. El primero en llegar fue Shadow, quien asintió en señal de respeto al ver el trabajo hecho por la murciélago. A los pocos segundos llegaron el resto, listo para actuar. Rápidamente destrozaron la puerta, tomando desprevenido al insurgente quien, con cuchillo en mano, se paró detrás de una de las mujeres cautivas colocando la hoja en su cuello. Unas lágrimas se vislumbraban en la mujer, por el temor que sentía.
- Mejor ríndete de una vez. No tienes escapatoria. – Dijo con serenidad Rouge. Sin embargo, él insurgente la vio confuso, como si sus palabras fueran desconocidas para él. En ese momento uno de los soldados hablo.
- وقالت: "من الأفضل التخلي عنه مرة واحدة وليس الهروب". – Rouge no entendió nada, pero notó como el insurgente al oír estas palabras le devuelve la mirada, con ira en sus ojos.
- أنا لن تخسر لحثالة مثلك! – Rouge lo escucho gritar, volteando su mirada hacia el soldado que tradujo sus palabras
- Dijo: "¡No perderé ante escoria como ustedes!" - tradujo el soldado. Ese tiempo de distracción fue suficiente pare el insurgente que, en un rápido movimiento, le cortara el cuello a la mujer. Rouge ve pasar esta escena en cámara lenta. Ve como brota la sangre de la herida. Un disparo se escucha. Ella mira como el insurgente cae con una herida de bala en el hombro. Un soldado medico corre rápidamente hacia la mujer para atenderla, aun sabiendo que ya sería en vano. Un grito de una niña se escucha. Los soldados la sueltan y ella inmediatamente corre hacia la mujer. El medico la deja pasar y ve como la mujer, con sus últimas fuerzas le muestra una sonrisa a la niña mientras mueve su mano para acariciar su rostro. En ese preciso momento la mano cae y unos gestos de terror se vislumbran en el rostro de la niña, quien nota que los ojos, de color ámbar, de la mujer perdieron su brillo. Ella había muerto y su alma había abandonado su cuerpo.
- أمي! أمي! لا تترك لي! – gritaba la niña, mientras abrazaba a la mujer, manchando el velo que debían utilizar por las tradiciones. Rouge no necesitaba que nadie le tradujera lo que gritaba. Sabía que a quien lloraba era su madre. Un sentimiento de dolor brotaba desde lo más profundo de su ser, queriendo salir y destripar todo a su paso. Un sentimiento que no había sentido hace años. Notó como la niña soltó el cuerpo de su madre, dirigiéndose al verdugo de esta. Empezó a gritar palabras que no entendía y, empuñando sus manos, empezaba a darles golpes por todo el cuerpo que no le afectaban, porque aún seguía siendo una niña que no denotaba más de 10 años. Los soldados la alejaron del insurgente que, ya esposado, se reía de sus actos.
De un momento a otro todos los presentes quedaron atónitos al ver la escena que paso en cámara rápida. Vieron la silueta del insurgente ser empujada rápidamente, impactando contra la pared de la habitación. En ello, vieron a la murciélago en posición de ataque. Volvieron a ver como ella comenzaba a golpear una y otra vez, con sus increíbles piernas, al insurgente. Muchos soldados trataron de detenerla pero fueron igualmente golpeados y noqueados. Solo fue detenida por el erizo negro que la agarró de la cintura.
- ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Detente de una maldita vez! – grito el Shadow, que no podía creer la actitud lunática que había tomado su compañera.
- Déjame que lo mate. Uno menos en el mundo no hará diferencia. – Gritaba y en un descuido de su compañero, le dio una patada, soltándola en el acto. Tomaba impulso para darle un golpe final al insurgente, cuando vio que ahora quien lo protegía era la niña.
- أنا لا أريد الانتقام! أريد العدالة! – gritó la niña.
- No necesito saber su idioma para entender que ella quiere que la justicia sea la que se haga cargo. – refuto el erizo negro, quien se levantaba del suelo.
- Distes casi en el blanco. – dijo el soldado que había traducido antes.
Rouge quedo pasmada en su posición. Ya no sabía que pensar. A la niña le habían quitado a su madre, pero esta no quería vengarse por este hecho. Ella había actuado de la manera que creía correcta. De la misma manera que había actuado hacia años. Unas lágrimas se vislumbran de su rostro.
- اعتقد انك ذهبت خلال السنوات الشيء نفسه قبل. أنا أفهمك. أنا آسف. – escuchó decir a la niña, quien le daba un abrazo. La niña la soltó y le mostró una sonrisa. Sin embargo, la murciélago no tenía valor para devolvérsela.
- Me temo que tendré que llevarla esposada. Ya en Westopolis dará su versión de los hechos. – dijo el general al mando, quien le ponía las esposas. Rouge no se resistió. No había razón para que criticara esa decisión. – llévensela. – al decir esto, es Shadow quien la acompaña de un lado, mientras del otro, un humano, quien mantenía una mano cerca de su arma, la escoltaban de vuelta al cuartel.
El vuelo de regreso fue largo. Nadie, excepto Shadow y los militares lastimados, tenían el valor de mirarla de frente. Escuchaba susurros por todos partes, preguntándose por que actuó de esa manera. Diferentes versiones y ninguna acertada. Llegaron a la ciudad de Westopolis y fueron directamente a la base central de G.U.N. Caminaba, aun esposada, por el pasillo y a lo lejos nota a una amiga, que se dirigía a ella, con una expresión de sorpresa por la situación en que se encontraba.
- Rouge, Escuche lo que pasó. ¿Por qué lo hiciste? – dijo la agente Topaz. Rouge pensó que ya toda la base debía saber de lo sucedido en Shamar. La murciélago la miró, con una expresión de tristeza y melancolía, e inmediatamente Topaz comprendió porque lo hizo. – Lo… Lo siento – dijo ella, dándole un abrazo.
- Sí… claro. Gracias. – dijo, con la mirada perdida.
Fue llevada a una sala de interrogación. Lo último que vio, antes de que cerraran la puerta, fue a Shadow, quien la miraba perplejo. Todo esto le parecía raro, más de lo normal. Ella se sentó y le dijeron a que esperara allí, que en poco tiempo llegaría alguien para hacerle unas preguntas. El soldado salió de la sala y luego de eso ella sintió que el tiempo se detuvo. Aun así, miraba el reloj digital que se encontraba en una de las paredes, notando como el tiempo seguía su curso igual que siempre. Diez minutos… Veinte minutos… Treinta minutos…. Una hora. Ella ya no pudo aguantar más la espera. Se paró de la silla, tumbándola en el acto, y se dirigió frente al espejo grande, sabiendo que detrás de este se debían encontrar personas viéndola.
- ¡¿Por qué no me interrogan de una maldita vez?! – gritó, con furia en sus palabras. Sin embargo, luego de decir esto, empieza a sollozar mientras se recuesta en el espejo. - ¿Acaso se divierten viéndome en esta posición? – lloraba, mientras se dejaba caer al suelo.
A los pocos minutos de esta escena, de la cual no sentía ninguna vergüenza, sintió como abrieron la puerta. Allí entró un hombre, de mediana edad, portando el uniforme estándar. Se acercó a ella y la levantó, de manera suave. De su bolsillo sacó las llaves y, mostrándole un gesto alegre, se las quita.
- Ya te puedes ir a casa. – Dijo, manteniendo su sonrisa. Rouge, al oír esto, casi no lo puede creer. Sin embargo, la expresión del rostro del señor cambia, mostrándose serio. – Pero serás acompañada por el Doctor en Psicología Enzo, con quien tendrás una sesión. – Rouge ve que cerca de la puerta se encuentra una nutria antropomórfica. Su atuendo era un traje negro, con zapatos gris All Star y unas gafas, con montura circular. – Él decidirá si se encuentra en condiciones para ejercer su trabajo. Bueno, sin más que decir, se pueden retirar. – dijo el señor, quien abandona la sala. Rouge quedó atónita, sin saber que pensar. La dejaban libre así no más.
- Bueno, ¿Nos vamos cariño? – dijo la nutria, con una sonrisa. Rouge lo vio, devolviéndole la sonrisa. Ella camina lentamente y se pone de frente a Enzo. En un rápido movimiento, le da un puñetazo en la barriga.
- No estoy de humor para que me digan cariño. ¿Lo entendiste, cariño? – dijo, con una sonrisa sarcástica. La nutria se logra recomponer, agarrando sus gafas del suelo, y la mira, sin dejar de sonreírle.
- Lo entendí a la perfección. Pues bien, vámonos –
Ambos se marcharon del cuartel en el vehículo de Enzo. Era un clásico Dodge super bee, de color verde. Luego de varios minutos de viaje llegaron al edificio donde residía la murciélago y, rápidamente, Enzo le abre la puerta como un caballero. Ella sale pero, con un gesto rabioso, no acepta la caballerosidad de la nutria. Enzo no le importa, pero a ella le desagradaba esa actitud. Ya dentro del edificio, subieron hasta el piso 9 y entraron al apartamento.
- Bonito lugar. – dijo Enzo, sorprendido de ver la decoración de todo el lugar. Diferentes antigüedades; diferentes tesoros. Todo era antiguo y hermoso. – Es como si estuviera dentro de un templo.
- Es un templo. Mi templo. – Refutó Rouge, mientras se dirigía a la cocina. De allí trajo, en una bandeja de plata, unas bebidas.
- Gracias. – La nutria tomó la bebida que se le fue entregada. – Delicioso Vino, déjame decirte. ¿Tratas de emborracharme? – dice esbozando una sonrisa.
- Si quisiera hacerte daño, ya lo habría hecho sin que te hubieras dado cuenta. – Al decir esto la murciélago, Enzo se queda pasmado. No sabía si estar sorprendido o aterrado.
Luego de tomarse las bebidas, la nutria le pidió que le mostrara el estudio para iniciar la sesión. Ella lo dirigió, aun con mala gana, por tener que hablar de sus emociones con un extraño. Ella vio como Enzo empezaba a observar el lugar, de un lado para otro. Rouge también notó, sin que este se diera cuenta, que él miraba sus alas. Ambos se sentaron en unas sillas de cuero fino y se vieron por unos segundos.
- ¿Mis alas tienen algo malo? – Le indagó la murciélago. La nutria se quitos sus gafas y dio unos suspiros, antes de ponérselas de nuevo.
- Te las veo por dos razones. La primera: Son hermosas; Y la segunda: Son raras. – Rouge lo vio confusa, sin saber a qué se refería. Él vio la expresión de ella y rápidamente le contesto la pregunta que yacía en su mente. – Eres una murciélago. Los murciélagos normales no tienen alas, sino membranas y estas se encuentras en sus brazos. ¿Cómo es que tienes alas? - Rouge escucha esa pregunta y mira hacia el piso.
- Bueno, al evolucionar de simples murciélagos a ser criaturas antropomórficas la ciencia supone que diferentes genes que estuvieron dormidos antes se reactivaron. En este caso, permitió que tuviéramos alas. Claro, debo mencionar que muy pocos, a veces, no nacen con estas. - Ella alza la mirada hacia la nutria, quien escucha sus palabras con atención. – Además, para mí, la razón por la que tengo alas es porque las heredé de mi madre. Ella era… una Pegaso. – Al decir esto, se soba sus ojos y mira hacia el suelo, de nuevo.
- No puedo creerlo. En serio no puedo creerlo. Ellos son muy raros. – El ve como la murciélago sigue viendo hacia el suelo, con una mirada de tristeza. – Lo siento. Creo que debería hacer lo que vine hacer. – de su bolsillo saca una gema poderosa de color verde. Una gema por la cual la murciélago ha atacado a cientos de personas para obtenerla. Rouge la ve y, por primera vez, no se inmuta por tener cerca una Caos Esmeralda. – Cógela. – al decir esto, alarga su mano para que la cogiera.
- No. – le contesta, si emoción.
- Ya veo. – De su bolsillo saca una pequeña libreta y empieza anotar cosas. – Bueno, vayamos al grano. Cuéntame, ¿Por qué enloqueciste? – Ella alza su mirada y lo ve directo a los ojos.
- Cuando vi a la niña llorar a su madre caída, por culpa de ese maldito bastardo, sentí algo que quería salir de mí. Una rabia reprimida. Ver todo eso me recordó… a mí. – dijo, quedando pasmada ante su propia frase. – Al verla llorar y gritar me recordó lo mismo que me había pasado en mi infancia. – Unos sollozos salen de Rouge, quien trata de ocultarlo.
- ¿Podrías contarme lo que te pasó? –
- Si quieres saber lo que me pasó, mira un informe que hay en G.U.N – Ella dice esas palabras entre los dientes. Él niega con la cabeza esta respuesta.
- No me importa lo que diga un informe de hace años. Quiero oírlo con tus propias palabras. – Le mostró una sonrisa, que le dio confianza a Rouge. Una confianza que solo sentía con sus amigos más cercanos.
- Bueno, no te contaré toda mi vida, así que solo comenzaré desde donde todo empezó a cambiar. – Notó como él guardó el bolígrafo y la pequeña libreta, para prestarle más atención.
Inicio del Flashback
Ya había estado esperando varios minutos y ella no aparecía. Movía mis alas, para entretenerme. No me gustan los hospitales para nada. Pero tenía que ser paciente o si no se enojaría, y no podría comer mi helado favorito. Mi cola se cansaba y, con enojo, me paré de la silla, empezando a caminar de un lado para otro. Luego de varios minutos, que fueron horas para mí, la vi a lo lejos. Tenía un pantalón azul claro, calzando unos tenis azules, con una gran línea blanca en vertical en el medio. Su camiseta azul combinaba con sus pantalones y tenía un pequeño corazón en el centro. Sus alas, tan blancas como la nieve brillaban con un toque de azul celeste. A pesar de que el pelaje de su cuerpo era blanco, su cabello era azul y en este tenía puesta unas gafas que se ponía cuando volaba y sus bellos ojos eran un verde azulado. Sus ojos eran tan brillantes como un diamante. La vi, junto con el doctor que me atendió toda la tarde, riendo. Sentí celos, no me gustaba. "No lo niego, es guapo. Pero no me gusta". Al no aguantar más, empecé a planear hacia ellos. Sé que me castigaría pero no me importaba.
- Mamá, ya nos vamos. – dije, con una gran sonrisa. Sin embargo, ella mi vio un poco enojada.
- Veo que tienes una buena condición física. – dijo el doctor. Lo miré ("definitivamente era guapo"), pero me acerque a mi madre, a quien abrazaba. – Como te estaba diciendo Sapphire (ver imagen en perfil): Todos los exámenes indican que su salud se encuentra bien. No hay enfermedades por lo que preocuparse. Es una murciélago muy saludable para su edad. – Me sobó su mano en mi cabeza.
- Eso me alegra. Ella lo es todo para mí. – al terminar de decir esto, ella se agacha y me da un beso.
- Ves. Te dije que estaba bien. Hiciste que me sacaran sangre y otras cosas para nada. – dije refunfuñando. Ellos siguen hablando durante un minuto antes de despedirse. Salimos del hospital y ya afuera estiro mis alas, haciéndolas crujir un poco. Se sentía tan bien. Mire él cielo, con fascinación. Ya era de noche y, a pesar de no verse, sentía a las estrellas observarme. Miré a mi madre, con una sonrisa traviesa. Ella me miro y dio un suspiro.
- ¡No! – Dijo ella, sabiendo que yo ya había tomado mi decisión. Di un pequeño salto, elevándome del asfalto. Sentía el viento acariciar todo mi cuerpo. Me elevé lo más alto que pude para poder ver la hermosura de la ciudad, que comenzaba su vida nocturna. Todas esas luces, de los apartamentos y las casas, parecían estrellas. "Estrellas terrestres" pensé. No se cuánto tiempo estuve (ni que me importara) y, al sentirme cansada, aterricé sobre uno de los edificios. Jadeé un poco antes de sentir que mis pulmones tenían suficiente aire para continuar adelante. Volteé pero, sin darme cuenta, choqué contra alguien. Caí de espalda y, reponiéndome, la vi. Era mi madre, quien tenía lo brazos cruzados y me miraba frunciendo el ceño. Hice un ademán de saludo, esbozando una sonrisa. Ella, sin embargo, no dejaba de fruncir el ceño. Me levanta, agarrándome de mi oreja con su mano izquierda, haciéndome mostrar unos gestos de dolor. También veo que estira su mano derecha, asustándome por ello.
- Mami… no. Por favor, ¡No! – suplique, tratando de zafarme, sabiendo que de nada serviría. Ella acercó su mano a mi ala izquierda y, de un suave movimiento, me la pellizcó. Sentí como me pasaba un corrientetazo por esta, antes de que se me durmiera. Mi madre repitió el mismo proceso con la otra. Ya no podía mover mis alas y eso me entristecía. – Lo siento. – dije, con una voz triste. Aun así, yo sabía que mentía. Me encantaba hacer eso.
- No. No lo sientes. – dijo ella. Sus ojos me miraban con seriedad pero me mostraba una pequeña sonrisa. – No aprovechas las corrientes de aire. Te la pasas aleteando y por eso te cansas. Yo no tengo que hacer esfuerzo para alcanzarte. – mi madre ya no me miraba seriamente, sino que todo lo contrario. Incluso soltó unas carcajadas, antes de mirarme con tristeza. – Pero sé que un día, en los años siguientes, tú aprenderás todo y te iras de mi lado, y yo ya no te podré alcanzar; y lo único que poder hacer es verte marchar hacia horizonte. – al decir estas palabras de dolor, empieza a llorar, haciendo que tenga que quitarse sus gafas. Yo también lloro, porque al final y al cabo, era verdad. Quería aprender a volar mejor, para irme a todos esos lugares que solo había visto en libros, revistas, televisión, etc.
- ¡No es cierto! ¡Yo estaré a tú lado siempre! ¡Nunca te dejaré! – Mis lágrimas empañaban toda mi cara. La abracé lo más fuerte que pude.
- Tú y yo sabemos que eso es mentira. Pero, por ahora… – Ella me dio un beso y me abrazó fuerte. Abrió sus alas y de un salto se elevó. - … volvamos a casa. – volaba mi madre, cargándome en el acto. En ese momento sentía como su calor me rodeaba. Era una sensación de tranquilidad y seguridad. Lentamente me estaba quedando dormida en sus brazos. Dormía en los brazos de un Ángel y, lo mejor de todo, es que ese Ángel era mi madre.
Bueno, espero que les guste. Ya saben, no olviden dejar sus Reviews. Hasta la próxima y les deseo lo mejor a todos ustedes.
