Hola a todas. Les traigo una nueva historia, ambientada en Halloween. Lo sé, me he adelantado un poco pero prometí publicarla lo antes posible. Estoy nerviosa por si no es de su agrado, espero que sí les guste.

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer, yo solo los tomo prestados para crear esta historia.


SAMHAIN.

Según el calendario celta, el año se dividía en dos partes: la mitad clara y la mitad oscura. Así, se consideraba que el año se daba comienzo con la mitad oscura; la celebración del año nuevo tenía lugar durante las tres noches de Samonios, la luna llena más cercana entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. La lunación entre octubre y noviembre era la elegida para la festividad.

Primera noche.

Esta noche tenía lugar la primera luna del Samhain. Hoy se abrían las puertas al otro mundo, se daba total libertad a todos los seres oscuros para que camparan a sus anchas en el mundo de los mortales... Los monstruos se encontraban ansiosos por la fiesta de posesión, de gula, deseo y sangre que estaba a punto de comenzar. Todos ellos tenían sus preferencias y cada uno reclamaba a uno o más mortales para cumplir sus fantasías y saciar los más bajos apetitos. Porque hoy y las próximas dos noches todo estaba permitido. Todo valía. Y eso, sin lugar a dudas, desataba una devastadora expectación.

Sin embargo, para Jasper, estas tres lunas de fiesta no eran más que tres noches normales y corrientes. A él, el mundo de los humanos no le interesaba para nada; todo lo que él podría llegar a necesitar se encontraba allí con él. Pero, existía una única cosa que albergaba ese mundo, algo por lo que daría todo lo que tenía por poseerlo, hacerlo suyo y unirlo a él por el resto de la eternidad... Y ese algo era una niña de cabellos castaños y ojos color chocolate, una niña que había crecido hasta convertirse en una bella joven que robaba el aliento a todo aquel que posara su mirada en ella. ¡Como la deseaba! ¡Como moría por marcar su suave piel con las caricias de sus manos y embriagarse con su sabor! Pero eso no podía ser, ella era humana y él no se conformaría con tenerla solamente tres únicas noches al año.

No.

Jasper, moría de tentación y dolor pero no quería ser el monstruo egoísta que realmente es; quiere ser el caballero de brillante armadura por ella aunque sus instintos luchen contra esto. Quiere dejarla tener una vida completamente normal, sin nada paranormal que la perturbe.

Así, con una botella de whisky añejo, sentado en su sillón favorito veía como chispeaban las llamas del fuego de la chimenea; con su mente divagando sobre aquella chica de nombre Isabella. Debía ser fuerte y no caer en la tentación de mirarla. No era sano para su cordura, no era adecuado para la poca fuerza de voluntad que le quedaba para resistir el no ir a por ella... Pero la mejor forma de evitar la tentación es caer en ella.

-Muéstramela.- Dijo mientras chasqueaba los dedos.

Inmediatamente, el fuego cambió a un color azul intenso definiendo una especie de espejo, en el cual comenzó a matizarse la imagen de una calle muy transitada de alguna ciudad en particular. Por ella, caminaban una gran mayoría de personas y entre ellas, se encontraba Isabella, o como a ella le gustaba, Bella. Estaba igual de hermosa que siempre, con su largo cabello rizado suelto, con sus mejillas sonrosadas por el frío; iba vestida con unos pantalones negros ajustados, una camiseta blanca y un cárdigan de color Borgoña. En los pies llevaba unas botas sueltas de material color marrón que le llegaban hasta los tobillos. Simplemente sencilla y hermosa. Sin un ápice de ostentación y arrogancia. Sin ninguna vacilación, Jasper podría afirmar que ella era el ser más bello que en toda su larga existencia habían podido ver sus ojos. Bella parecía ir con prisa hacia algún lugar determinado, sus pasos eran firmes y seguros. Y eso a él le gustaba.

Había extrañado sobremanera el verla. No se había percatado cuanta falta le hacía ver al menos su reflejo hasta este momento, su oscuro corazón mantenía un ritmo acelerado en su pecho desde que el espejo de fuego había hecho aparecer el reflejo de la chica.

-¿Otra vez mirando a la humana, amo?

¡Mierda! De nuevo Fafnir lo había pillado mirando a Isabella. Maldito dragón entrometido.

-No es de tu incumbencia maldita serpiente.- Le respondió mientras se movía inquieto en su sillón rojo.

-¡Soy un dragón! ¡No una simple serpiente!-Gritó el pequeño dragón de forma molesta.

-Oh si claro, disculpe usted su majestad.

-No me engañas, sé que lo haces para distraerme del tema principal. ¿Por qué sigues mirándola desde lejos si no te vas a arriesgar a ir a por ella? Esta noche comienza el Samhain, puedes salir de aquí e ir al mundo de los humanos a por ella. Es fácil.

-No digas estupideces Fafnir, ¿qué coño haría ella aquí? Sería muy egoísta de mi parte llevar a cabo ese tonto plan tuyo.

-¿Y qué? Eres un dios, por no especificar más y decir que eres el dios de la guerra, el más poderoso de todo este lugar. Llevas siglos encerrado en esta zona de la puerta, mirando y cuidando a todos los demás oscuros, velando por su seguridad y cargando a tus espaldas miles de responsabilidades. Te mereces ser un poco feliz.

-¿Sólo un poco?-Preguntó Jasper con una pequeña sonrisa revoloteando en sus labios.

-Bueno, un poco no. Más bien ¡muy mucho! ¡Vamos amo! Sé que el ama sería feliz aquí.

Eso último llamó la atención del dios rubio, provocando que dejase de fijar su mirada en el fuego azul y girase la cabeza para observar más detenidamente al dragón dorado.

-¿Has tenido una visión sobre eso? ¿Me estás diciendo que Isabella tiene un futuro claro para ti? Recuerdo haberte prohibido fijar tu ojo de vidente en ella. No debemos interferir en su vida. No está bien.

-¿Desde cuándo te importa si algo está bien o no?-Dijo Fafnir resoplando fuertemente por su nariz.

-Desde que la vida de ella está en juego. ¿Crees qué no he barajado mil veces la opción de traerla aquí conmigo y apartarla de todo el estúpido mundo humano en el que vive? Ciento, miles de veces y al final de todas esas ocasiones siempre llego a la misma respuesta: no. Es peligroso para ella y egoísta de mi parte. Olvídalo dragón.

-Eres un completo idiota amo.

-¿Cómo te atreves jodida serpiente?- Dijo Jasper tirando el vaso de whisky que tenía en su mano mientras se levantaba del sillón y descargaba una pequeña porción de su poder en el pequeño dragón dorado.

Porque sí, estaba cabreado, muy cabreado; pero no con Fafnir sino consigo mismo. Odiaba llevar todos estos años haciendo lo correcto para que Isabella viviese en paz y no lo que él realmente quería. El dragón sólo quería ayudarle con ello y verlo feliz.

Mierda.

En cuanto hubo procesado dicho pensamiento dejó de asfixiar a Fafnir y lo tomó en sus brazos para acunarlo. El mini dragón se acurrucó en su regazo ronroneando por el gesto recibido de su amo.

-Lo siento serpiente, no quería hacerte daño.

-Lo sé amo, yo no debí darte tanto la lata con el tema.

-No te preocupes, sé que lo haces por mi bien. ¿Pero entiendes que para mí el que ella sea feliz es lo más importante verdad? Ella tiene su vida hecha ya en su mundo, es tan joven y hermosa… Me aterra el pensar que puedo hacerle daño Fafnir, no lo soportaría. No sería capaz de aguantar esa gran carga. Odiaría que me mirase con desprecio.

-Ella no lo haría amo, ella es el ser más dulce que ese dichoso mundo de mortales haya podido tener.

-Sí, lo es.

El dragón movió su cuerpo ligeramente para apoyar su cabeza sobre el hombro de Jasper, el cual seguía acunando a la bestia y meciéndolo ligeramente.

-Por cierto amo, ¿por qué está corriendo la pequeña ama?

Jasper se giró para volver a mirar el fuego de la chimenea y lo que vio no le gustó nada. Su chica corría entre las calles de la ciudad girando su cabeza hacia atrás como si algo la estuviera siguiendo, su rostro reflejaba miedo y la situación no presagiaba nada bueno. ¿Qué coño pasaba?

-¿Las puertas ya se abrieron amo?

-Sí, los primeros oscuros ya han salido a cazar.

-¿Alguno de los nuestros tendrá que ver con esto?

-Prohibí a todos que se acercarán a ella. Nadie tiene mi beneplácito para poner un solo dedo en ella Fafnir, si alguno se atreviera pagaría con el final de su vida.

-¡Mire amo! ¡Allí! ¿Ve eso? Es un oscuro, está acechándola. ¡Hay que hacer algo!

-Fafnir, me temo que tú y yo iremos de cacería en la noche de Halloween. Tenemos que poner a salvo a Isabella.

-¡Sí amo!

-Nuestro objetivo es Bella pequeño dragón, lo primero es ella. A los malditos oscuros les daremos caza después ¿entendido?

-¡Hay que salvar a la amita Bella!

La adrenalina de la persecución comenzaba a fluir por las venas del dios de la guerra, la expectativa de acribillar a unas incautas bestias por incumplir una de sus órdenes se presentaba ante él como un suculento plato en el que hincar el diente. Sí, se deleitaría con la muerte de aquellos oscuros, disfrutaría descuartizándolos y tirarlos a la laguna negra.

Dulce y suculenta venganza.

Nadie tocará a Isabella y saldrá impune.

.

.

.

Estaba aterrada. No sabía qué hacer. Llevaba un buen rato caminando rápido entre las calles solitarias de la ciudad en busca de alguna vía para llegar a algún maldito sitio transitable por más personas. La noche había caído, dando paso al tiempo de la fiesta. Hoy era Halloween y debido a ello las calles y las casas se encontraban decoradas con calabazas, guirnaldas y telarañas de plástico. Horas antes había visto a niños pequeños disfrazados yendo puerta por puerta a pedir caramelos, aun vistiendo de pequeños monstruos se veían adorables. Para Bella eso era lo más divertido de esa festividad, la alegría y el entusiasmo de los niños por ir pidiendo caramelos junto a sus amigos.

Ella extrañaba todo aquello. Desde que sus padres murieron dejó de celebrar cualquier fiesta. No se sentía con fuerzas para celebrar alguna. Cuando sufrieron el accidente de tráfico todo su mundo cambió al igual que ella. Al ser mayor de edad y sin ningún familiar al que acudir ella misma tuvo que tomar todas las decisiones. Así que decidió poner en venta la casa en la que vivió su infancia y que le traía tantos recuerdos de sus padres con los que cargar y se mudó a otra ciudad para empezar desde cero y labrarse un futuro como sus padres querían. ¿La carrera que decidió estudiar? Fácil: Literatura, era su pasión y vivía cada conocimiento que adquiría para poder saborearlo y hacerlo una parte de ella. Bella adoraba leer y perderse en los mundos ocultos que habitaban entre las páginas de los libros, analizar por qué el autor mostraba esas ideas y de esa forma, las representaciones literarias de los personajes con un significado oculto y listo para ser descubierto.

Hacía tres años desde la muerte de sus padres y podría decirse que la muchacha había progresado lo suficiente para considerar que llevaba una vida "normal". Sin embargo, había algo que le faltaba. Un pequeño detalle el cual le permitiese ser feliz aunque ella estaba ajena a dicha falta.

No se puede echar de menos algo que nunca se ha tenido.

Sin embargo, ahora sí que echaba de menos una cosa: tranquilidad. Desde hacía rato algo extraño la estaba siguiendo. A Bella no le parecían humanos normales, tenían como una especie de aura oscura que los envolvía y sinceramente, le daba escalofríos. Estaba comenzando a asustarse muchísimo y dejándose llevar por el pánico; sobre todo cuando uno de esos hombres la estaba tomando en estos momentos por el codo.

-¿Dónde vas con tantas prisas dulzura?- Le dijo el hombre con unos ojos completamente rojos y con una mirada de lascivia que repasaba su cuerpo de arriba abajo.

-¡Suélteme!- Gritó Bella mientras liberaba su brazo con un brusco movimiento. Comenzó a correr con todas sus fuerzas, aterrada con la mera idea de que alguno de esos hombres le volviera a poner un solo dedo encima.

-¡No podrás huir de nosotros encanto! ¡Somos más fuertes que tú!-Oyó decir a uno de ellos desde lejos.

El pánico iba propagándose más y más a medida que avanzaba entre las callejuelas de ese barrio en el que nunca había estado. Todo se encontraba en penumbra salvo por la luz de alguna que otra farola desperdigada por la calle, las sombras parecían alargarse y cernirse sobre ella, encerrándola en una prisión de la que no era posible salir. Y eso pareció ser lo que realmente ocurrió porque cuando trató de dar otra zancada más le fue completamente imposible.

Te dije que no serías capaz de librarte de nosotros dulzura.

-¿Qué es esto? ¿Qué sois? ¡Déjenme ir!- Chilló Bella mientras se agarraba de los barrotes de sombras zarandeándolos con toda la fuerza que tuvo para tratar de liberarse.

Algo imposible.

-¡Soltadme! ¡No le diré nada a nadie! ¡Por favor!

-Claro que no lo harás belleza, porque pasarás tus últimas horas en este mundo con nosotros. ¿Tienes alguna preferencia con alguno de nosotros?

-Déjate de estupideces Aro y tómala. Quiero probar su sangre. Huele deliciosa.

-¡No!

Bella comenzó a llorar por todas las horribles ideas que se le estaban pasando por la cabeza. Estas horribles criaturas, porque sí, no eran humanos para nada; iban a matarla después de hacerle lo que sea que se les estuviera pasando por la cabeza. El supuesto tipo que se llamaba Aro entró a la jaula improvisada y la agarró por los dos brazos. Ella pataleo sin lograr atizarla siquiera un mero golpe. La bestia simplemente se carcajeo por su patético intento de defensa.

-No podrás hacernos daños. Somos oscuros, somos seres muy superiores a vosotros los humanos. Pero hay que decir que sois realmente suculentos y la boca se me hace agua.- Y el dolor llegó a su cuerpo, el monstruo le había mordido en el cuello clavando sus afilados colmillos; desgarrando su piel para comenzar a beber su sangre. La bestia gimió de placer nada más degustar ese rico sabor en sus papilas y comenzó a restregar su erección en el estómago de la joven.

-¡Oye Aro! ¡Déjanos un poco a los demás! No la vayas a desangrar tú solo.- Dijo uno de los hombres mientras se acercaba a Isabella.

-Deja de quejarte y muérdela como pienso hacer yo Caius, huele malditamente bien.-El tercer hombre en discordia tomó su brazo izquierdo para morderle la muñeca y comenzar a alimentarse.

-Eres un mandón Marcus pero ahora eso mismo me da exactamente igual teniendo a esta muñequita aquí.- La última bestia le mordió su antebrazo derecho con todas sus ganas y Bella no pudo más que emitir un pequeño jadeo ante el dolor tan insoportable que estaba sufriendo.

Porque no era solamente sentir el bocado y el desgarre de su piel, era también el veneno que los oscuros le inyectaban el cual actuaba como un ácido corrosivo. Sentía que se quemaba desde dentro, ardía de dolor como si un completo fuego helado la atravesase desde la cabeza hasta los pies. No quería perder el conocimiento pero el vaciado de sangre que estaba sufriendo estaba ganándole la partida y ello la llevó a desvanecerse completo de la realidad, sin ninguna conciencia de lo que ocurría mientras cerraba los ojos y las pocas fuerzas que le quedaban. Solo recordaría un último pensamiento antes de perder el conocimiento definitivamente.

Iba a morir.

.

.

.

Ojalá no fuera demasiado tarde. No pensaba rendirse antes de luchar, la vida de su mujer estaba en juego. Nada valía más que eso. Ni siquiera la suya. Tanto él como Fafnir volaban a toda velocidad hacia el lugar donde se encontraba Isabella. Estaba aterrado por la posible alternativa de que no llegara a tiempo a salvarla. ¿Sería el cruel destino capaz de jugarle tan mala pasada?

-Amo, ¿dónde está? No veo nada ahí abajo.-Dijo el dragón terriblemente asustado ante la idea de perder a su futura ama. No quería que su amo se quedara más tiempo solo.

-Solo cien metros más y los encontraremos. Ya puedo oler la sangre de Isabella. Los malditos la están saboreando Fafnir. Los voy a matar. Y disfrutaré con ello.

-La amita no puede morir, no quiero.

-No lo hará. Nosotros llegaremos primero.-Jasper lo dijo tratando de convencer a Fafnir pero mayormente a quien trataba de convencer era a él mismo.

La adrenalina de la cacería y el miedo de perderla se mezclaban dentro de él empujándolo a ir muchísimo más rápido de lo que era posible. Odiaba volar de esta manera pero al no saber el lugar exacto donde se encontraba Bella lo hacia la forma de transportarse más adecuada. A sus oídos llegó un quejido de dolor, el cual llegaba directamente a su corazón. Un poco más, solo un poco.

A lo lejos divisó una calle solitaria en la cual había una jaula de sombras en donde vio al grupo de oscuros alimentarse de Isabella. Su cuerpo literalmente ardió ante la imagen y terminó desvaneciéndose en el acto para acabar apareciéndose justo al lado de las bestias.

-Buenas noches caballeros, veo que han comenzado a celebrar el Samhain por todo lo alto.

Inmediatamente los tres monstruos dejaron de alimentarse de la joven y se giraron para mirar al Dios de la guerra. Ellos temblaron ante la imagen del ser superior, el aura de peligro que siempre lo rodeaba se había intensificado de forma incalculable provocando que el temor se disparara en sus cuerpos. Nada bueno podía presagiarse aquí. A los ojos del dios habían cometido un delito sagrado y un doloroso castigo les sería impuesto. Y todo por el deseo de la sangre.

-¿Nada que decir? Bien, mejor para mí.

Y antes de que ninguno de los tres vampiros pudieran actuar fueron incinerados en el acto por el poder del dios. Ninguna llama apareció, ningún haz de luz, nada. Absolutamente nada. Simplemente se desvanecieron dejando un espacio en blanco en el lugar en el que se encontraban. La sed de venganza pareció mitigarse un poco dentro de Jasper. Pero no era suficiente. Más adelante aplacaría completamente su sed de venganza. Ahora lo importante era Bella.

Se dirigió hacia donde se encontraba Fafnir, el cual había aumentado su tamaño para sostener con su cuerpo el de la sangrentada mujer. La imagen era como un cuchillo clavado directamente en su corazón. Ella no podía morir, él no lo iba a permitir.

Jamás.

-¿Cómo está, Fafnir?-Dijo mientras se arrodillaba delante de su mujer, acunando su rostro entre sus manos.

-Mal, ha perdido mucha sangre y hay algo más… No sé qué es. Le pasa algo más, amo.

Jasper cerró sus ojos y apoyó su mente en la de Isabella, concentrándose en el cuerpo de ella y lo que encontró no fue nada agradable. Los malditos oscuros la habían mordido inyectándole su veneno, y no solo uno sino los tres; por tanto, el veneno en su sistema era el triple de la cantidad normal.

Malditos fueran.

Su mujer iba a transformarse en un vampiro, se convertiría en un ser oscuro cuyo mundo sería ahora el de las sombras. Ella iba a formar parte de su universo. La alegría y la tristeza lo abordaron al mismo tiempo. La primera porque tendría a Bella junto a él para siempre y la segunda porque la alejaría de todo lo que ella conocía hasta ahora. Le aterraba la idea de que ella llegara a odiarlo por ello.

No podría soportarlo.

-Ella está sufriendo la transformación Fafnir. Sera una oscura.

-¡Eso es estupendo amo! Podrá quedarse con nosotros.

-Sí.-Respondió contrito.

-¿No le hace ilusión, amo? La amita estará junto a usted.

-Sí Fafnir, pero le tendrá que dar la espalda a todo lo conocido. No tendrá ninguna alternativa, no podrá elegir.

-Ella lo entenderá Jasper, no te preocupes. Sé que será feliz.

-Eso espero dragón, eso espero.


¡Voilá! ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia.

¿Me dejarán sus comentarios para saber su opinión? ¡Por favor! Me haría mucha ilusión.

Me he creado un perfil en Facebook donde pondré noticias y adelantos de mis historias. Si desean tener noticias pueden buscarme y agregarme, mi nombre de perfil es "Mizar Cullen".

Gracias por todo. Y en especial, gracias a mis chicas que siguen "un lobo para mí" y quisieron apoyarme en publicar esta historia.

¿Reviews?