¡Hola!

Ya ha pasado mucho desde la última vez que escribí un fic, pero se puede decir que he vuelto por fin de mis laaarguisimas vacaciones. Aunque creo que voy a necesitar unas vacaciones de mis vacaciones porque me la pase estudiando al por mayor x.x

¡Pero ya estoy de vuelta! Claro mientras ustedes quieran… esta vez vengo con la entrega de la segunada parte "Inferni e Paradiso" que aunque se queda en donde acabo la otra, no se hace mención a ninguno de sus hechos y mas bien, casi todos los personajes empiezan desde cero. Y si es asi ¿Qué les puedo prometer de esta historia? Bien, pues romance, acción, drama, unos cuantos exorcismos… y mucho pero mucho Chrno Crusade.

Asi pues espero divertir un poco a mis compañeros en estod el fanatismo extremo de esta magnifica serie.

Pero antes de comenzar quiero hacer un agradecimiento sincero a todos los lectores que se atrevieron a leer mi otra "locura" y a darme alas para seguir escribieno; en especial a Rennaissance Lady-k, una de mis amigas mas queridas y apoyadora en estas terribles locuras.

¡Esto es por ustedes, asi que comencemos!

Chrno Crusade

-Darkness Crusade-

Prologo

"Sadness"

Tristeza…

Un sentimiento que embargaba y envolvía aquella pequeña habitación desarreglada, sucia, olvidada… no era un lugar para aquella pequeña cuna que guardaba un recién nacido.

Pequeño, indefenso… triste. Retrayendo sus deseos de llorar en el sueño, casi como si tuviese miedo de expresar los deseos de su cuerpo, como el hambre o el sueño… ¿Cómo un niño tan pequeño podía conocer el miedo?

Una mujer entro a la habitación, con su silueta delgada escondida bajo la oscuridad de la luz que no se dio, porque no se molesto en primer lugar de prender la lámpara de mesa. Se acercó a la pequeña cuna; y su rostro se vio reflejado debajo de la tenue luz de la luna, estaba demacrado y lleno de ojeras y preocupaciones, el bebe abrió sus pequeños y rojizos ojos… para el esa mujer era hermosa, y solo atino a balbucear un poco en ese idioma inteligible de los bebes.

La mujer no cambio su semblante frió y severo, y coloco sus delgadas manos sobre el respaldo de la cuna, y por una de sus muñecas vendadas resbalo un liquido espeso… el bebe frunció el ceño, no supo como ni tampoco tenia noción de lo que era, pero dentro de su cabeza reconoció al instante aquel aroma característico… era sangre.

Empezó a llorar intentando alertar a su impasiva madre del peligro que corría y de su preocupación, pero la mujer seguía sin inmutar su rostro solo apretaba con mas fuerza los puños al respaldo de la cuna, logrando que así se derramase mas sangre.

-Cállate… -dijo en un susurro imperativo- cállate… cállate… ¡CALLATE!

Y en un ataque furico tomo una pequeña almohada que reposaba en el respaldo de la silla contigua. Con violencia la coloco encima del rostro del bebe y empezó a gritar desquiciada.

-¡Muérete! ¡Criatura maldita! ¡Engendro de Satanás! ¡Pecado de la sangre y el cuerpo! ¡MUERETE DE UNA VEZ!

Siguió gritando a través de la oscuridad la mujer. Pero en un instante repentino sus gritos acallaron y el bebe tampoco sentía la opresión de la suave almohada.

Ya no se encontraba en un pequeño y oscuro cuarto sino que ahora estaba sentado frente a una pradera de cafesosa hierba con el atardecer cayendo por delante. Él ya no era un bebe… era ahora un pequeño de al menos doce u once años y a su lado, sentada, se encontraba una niña de dorados cabellos en su misma edad.

-No entiendo porque la gente sufre…-se oyó decir a si mismo con su voz infantil- la gente hace malas cosas porque sufre… entonces… no entiendo porque necesitan sufrir. Si la gente no sufriese entonces… nadie haría daño a otros.

-Es sencillo, la gente sufre porque tiene miedo –dijo la niña como si fuese lo mas simple del mundo.

-¿Miedo?

-Si. Como tú. Tú siempre tienes miedo. Pero no te preocupes, yo no le tengo miedo a nada. ¡Yo te protegeré! –dijo con una entusiasta sonrisa, pero no podía ver sus ojos.

-Gracias… -musito el pequeño intentando verla por competo, pero…

Ahora un prado verde cercado por frondosos y vivos árboles se mostraba frente a él y a no muy lejana distancia un cristalino lago brillaba debajo del fulgor del sol. No se veía a la niña en alrededores. Pero ahora lo que llamaba su atención no era el paisaje… sino la hermosa joven rubia, cubierta de blancas y pulcras ropas parada enfrente de él, con un aura casi dorado a su alrededor... un ángel es lo único que podía pensar… Pero estaba volteada y no podía ver su rostro.

-No importa que… -dijo con su melodiosa voz- …tú y yo siempre estaremos juntos… y si nos llegásemos a separar… puedes estar seguro que te esperare.

Con lentitud empezó a girar su cabeza para mostrarle su cara, y él sin entender nada solo se sabia ansioso por conocer los ojos de aquella que había hecho esa promesa.

Pero a tan solo segundos de verle por completo, todo se lleno de llamas; el prado verde… los frondosos árboles… e inclusive el lago se seco hasta la tierra. Ya no había rastro de la chica.

Desesperado empezó a gritar un nombre que no conocía. El calor del fuego subía por su cuerpo pero no le importaba el simplemente seguía gritando y gritando…

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Un grito ahogado rompió el silencio de la noche madrugal, y un joven de cabellos violetas y desordenados, se levanto con brusquedad de su cama. Con un par de dilatas y extrañas pupilas felinas de color rojizo escruto la oscuridad, y no encontrando nada inusual se dejo caer en su cama con la respiración agitada en su musculoso y aperlado de sudor pecho.

-Estos sueños… nunca se van… –susurro entrecortadamente.

Las sabanas de su cama estaban esparcidas por todo el suelo del estrecho y mustio cuarto en el cual se encontraba. Tan pobre y triste como el de su sueño. Y él solo se encontraba con una par de pantaloncillos de dormir bastante desgastados... a decir verdad toda la poca ropa que tenia era desgastada o usada. Pero eso realmente nunca le importaba.

Solo estos extraños sueños... y esa chica ¿Por qué siempre buscaba dormir para verla si al día siguiente sabia que tendría la aprensión de no encontrarla y de recordarse estando solo?

Pero sueños acerca de esa chica no eran los únicos... también de vez en cuando soñaba momentos, situaciones por así decirlo con otras personas que se repetían cortantemente en sus sueños aunque él no pudiese ver sus rostros. No eran sueños normales, eran demasiado vividos... eran casi como recuerdos. Que constantemente le comunicaban que él no era un joven normal y que algo mas atrás de este presente le perseguía.

Aunque eso no era nada nuevo, si sabía bien que era un demonio, o al menos la mitad de uno...

La puerta de madera barata en su habitación se abrió de golpe, y la luz del pasillo lo encandilo detrás de la silueta oscura de un joven vestido en ropas de monaguillo.

-El reverendo te quiere en su oficina en cinco minutos –dijo sin ni siquiera detenerse a decir las buenas noches- Por lo que he oído parece que tendrás un trabajo foráneo... Las Vegas, ciudad del pecado –rió con desden- bastante acorde con una criatura como tu ¿no crees?

Y sin esperar mayor respuesta cerro la puerta con la misma fuerza con la que la abrió.

-Buenas noches a usted también hermano –musito triste el joven en la oscuridad. Y se bajo con lentitud de la cama, ya abandonando la idea de cualquier sueño reparador, para recoger todas las sabanas y acomodarlas de nuevo en forma pulcra. Y terminado esto se dirigió al armario para abrirlo...

Ya no le afectaba tanto el trato que le deban por ser lo que era, y hasta lo había llegado a aceptar... después de todo él era un demonio viviendo en un convento lleno de exorcistas. ¿Qué se podía esperar? Estaba acostumbrado... pero por alguna razón la noticia de este viaje lo emociono un poco. Era difícil de entender, pero tenia la sensación de que algo grande pasaría.

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Capitulo 1

"Host's case"

Las Vegas, Nevada

1998

El viejo local estaba sucio, y era bastante insignificante al lado de las otras tiendas que aunque no vendían la gran cosa, lo lograban opacar lo suficiente como para pensar que lo mismo daría que fuese un lote baldío a una pobre tienda. Y lo único que tal vez lo haría destacar serían las letras en color neon-fushia que decían "Madam Silvania... Tu suerte en mis ojos"; pero eso solo sería en la noche, y por lo general por esas calles tan abandonadas no pasaba gente. Aunque tampoco había gran diferencia en el día, sin importar que apenas se estuviera acabando la madrugada.

Y en medio de ese silencio, donde los carros ni siquiera pasaban en equivocación por aquella calle, una joven, de cabellos rubios y trote alegre, se acerco despreocupada a la tienda.

Un minuto se quedo observando la puerta, cualquiera habría dicho que cavilando la idea de entrar o no, ya que el lugar estaba tan oscuro que se pensaría cerrado, sino fuese por el pequeño letrero en plástico azul que rezaba "Abierto". Pero lo cierto es que ella estaba examinando la fachada en general de lugar.

Meneo la cabeza en un gesto reprobatorio, y esbozo una jovial sonrisa antes de acomodarse mejor la mochila café y desgarbada en su hombro. Sin titubeo abrió la puerta y entro con confianza al lugar.

A pesar de la falta de luz que se veía desde afuera, si habían velas y lámparas iluminando la estancia; aunque, tampoco había mucho que iluminar. En ambos lados de las paredes había sillas de madera cubiertas por mantas de patrones orientales, probablemente para esconder lo maltrechas que estaban y el buen trabajo que habían hecho sobre ellas las termitas. Los paneles tenían estanterías repletas de: frascos con contenidos extraños, muñecas antiguas y diversas baratijas provenientes (o al menos eso querían dar a parecer) de diferentes lugares del mundo.

La chica se rió por lo bajo, si provenían de alguna parte del mundo, estaba segura que este sería China o Taiwán. Se acerco con mayor sigilo hacía las delgadas cortinas de cuentas que separaban la sala de espera del salón principal.

Al instante la golpeo el olor de incienso atrapado, cosas antiguas, humo de cigarro y naftalina. Una música leve entonaba melodías orientales acompañadas en contraste por el ronquido de una mujer mayor que dormitaba profundamente frente a una mesa ratona cubierta por una manta rosa con cuentas en los bordes y quemaduras de cigarro dispersan en la tela.

Se acerco con aun mayor cuidado al lado izquierdo de la mujer, y observo con una sonrisa al gato gris y flacucho que dormía con un ronroneo en el regazo de ella. Aumentando su sonrisa, y volviéndola de cierta forma maligna, acerco sus labios pequeños y rosas a la oreja de ella.

-¡Buenas tardes, abuelita! –gritó con fuerza.

La anciana pego tal salto que el gato callo de sus piernas, aterrizando en sus cuatro patas y saliendo disparado hacía la puerta trasera.

-¡Por dios, Rose! ¡Casi me da un infarto! ¿¿Cómo se te ocurre hacer eso?? –replico enfada la mujer de largos y canosos cabellos, cuando su respiración volvió a la normalidad.

Rose puso los ojos en blanco.

-Ay, abuelita, mejor agradece que fui yo la que entre y no un ladrón. Porque por lo que se ve de ese gato tuyo, no se puede confiar mucho en seguridad –espeto divertida.

-Aun así ¡Me pudo haber dado un infarto!

-Nah, yo se que no te hubiese dado un infarto –la desmintió muy segura de si misma, y se sentó frente a ella, tomando el único asiento libre.

-Como sea niña, nunca esta de más tocar. Podría haber estado ocupada.

Rosette volvió ha poner sus ojos en blanco.

-¿Ocupada a las 6:00 am? Vamos aquí no te llegan clientes como para estar "ocupada" ni en día de brujas.

-No es bueno burlarse de tus mayores, niñata.

-No me estoy burlando. Estoy haciendo una crítica constructiva. ¿Has visto la apariencia del lugar? Parece una extraña mezcla entre un furgón hippie, una carreta de gitana y la mazmorra del Dr. Frankenstain. ¿Has pensado en hacer una remodelación? –pregunto Rose con un dedo pulgar señalando el desastre que era el local.

La anciana puso rostro altivo y respondió.

-Este lugar es tal y como debe ser. Los espíritus se sienten a gusto en el; y eso es la parte esencial para quienes practican el noble oficio de medio como yo.

-Claro, los espíritus –señalo con sarcasmo- Lo único que te hace falta es hacer un comercial para la tele con un turbante de gasa y joyería barata.

La vieja mujer llevo su mano llena de pliegues hasta su mentón.

-Sabes no suena tan mala idea…

-¡No, no y no! ¡Era un sarcasmo! –Bramó la chica aterrada- Por favor que ni se te ocurra nada parecido. Si haces eso dejo de venir aquí, sabes que detesto esa charlatanería que pasan en la tele. ¡Son unas totales estupideces! Cada que veo a esa gente fingiendo que le habla a los familiares muertos de esa pobre gente.. me dan ganas de tomarlos de pescuezo y… ¡Uhghh! ¡No tienen ningún maldito derecho!

-Irónico que alguien con tu don sea tan escéptica ante otros–comento misteriosa y con una sonrisa.

Rose se volteo enfuruñada, y pensó que no necesitaba que le recordasen que era un fenómeno.

-Soy realista. Hasta ahorita solo he confiado en ti porque eres la única que… -su rostro pareció buscar las palabras- ha tenido menos errores.

-Claro, claro. –asintió con la cabeza.

-¡Ya! Y tu siendo la "gran" médium que eres apuesto que no tienes ni idea de que día es hoy.

-¿Hoy?

-Si hoy –le reafirmo con ojos brillantes y expectantes.

-…

Pasó un minuto en silencio.

-¿¿No te acuerdas?? –pregunto incrédula.

-Mi niña me parece que los espíritus han estado muy callados últimamente…

-¡Hoy es mi cumpleaños! Que espíritus ni que mis calcetines… -murmuro enfurecida- ¡Se te ha olvidado!

La mujer soltó una carcajada alegre, pero definitivamente sonaba nerviosa.

-Los espíritus actúan de formas misteriosas. Parece que querían que en compensación de su silencio te hiciera una lectura en la víspera de tu diecisieteava primavera.

Rose enarco una ceja.

-Creí que no querías hacerme lecturas a mí.

-Es peligroso hacerlo, entre los que son como nosotros lo es… -comento al principio nerviosa, per al siguiente instante su semblante se tensó- Oh si, nadie mejor que nosotros para saber que hay cierts cosas en el futuro que son mejor desconocer; pero siento un cambio en ti. Algo grande se avecina mi niña, algo que cambiara tu vida por completo.

-Algo que he estado esperando desde hace mucho… -comento en un susurro emocionado y dejando en el olvido a aquella mascara de chica ruda de hace un rato- crees que… ¿crees que es él?

La mujer de pelo cano soltó un suspiro.

-Me preocupa Rose. Me preocupa que vivas más en las añoranzas del pasado que en la flor del presente.

-Yo no vivo en el pasado, solo lo recuerdo. Quiero saber la verdad –reafirmo con mirada de acero- Y en lo que se refiere al presente, pues ¿estoy viva ahora, no?

-Solo por la expectación del futuro.

-¿Por eso es que nunca me has leído mi mano? ¿Temes ver lo corta que es la línea de mi mano? –pregunto perspicaz y con un trono de sorna la joven.

-Ya deja eso, Rose –la anciana alzó una mano, harta de los fatalistas vaticinios de la joven- Cambiemos de tema. ¿Qué te parece que te lea las cartas mejor?

-¿No cambiamos demasiado de tema, no?

La anciana volvió a reír. Esta vez su risa fue mas sincera.

-¿No hay mucho de lo que podamos hablar, no? ¿Sigues odiando la música de los setentas?

-Sigo odiando la música a gogo. Pero con el rock no tengo ningún problema.

La anciana se arreglo su chal rosa, e hizo una mueca con el rostro. Rose sonrió, sabia que no le gustaba el rock, y con esa sonrisa picara, siguió viendo como su compañera barajeaba unas roídas cartas sobre la mesa.

-Realmente… no confió mucho en esto de las cartas -confeso al final, cuando las vio bien acomodadas y con la mano temblorosa de la anciana acariciándolas.

-No todos tenemos los sentidos tan afinados como tú -comento la mujer con aire misterioso y sin abrir los ojos la mujer mayor- y necesitamos de otros medios para utilizar nuestros potenciales. Pregúntame lo que desees.

Rose iba a hablar cuando la mano de la anciana la detuvo.

-Excepto tu tiempo de vida.

-Ok –acepto a regañadientes- háblame acerca de esos "grandes" cambios que has sentido en mí.

Sin decir una palabra mas y con mucho cuidado la mujer separo tres cartas del resto, sin poder discernir si estaban en que posición estaban; levanto la primera. Era una torre partida, la carta estaba volteada hacia ella.

-La casa de dios... –murmuro- Algo que has estado esperando durante mucho tiempo, sucederá pronto. Parece que los astros te están favoreciendo ese deseo. O tal vez esto podría ser lo contrario... porque tendrás que pagar un gran costo por ello.

Rose por fin mostró gran expectación y se acerco a la mesa, con un hilo en la voz.

-¿Qué mas vez?

La mujer saco otra carta, estaba en posición normal hacia ella, y tuvo que reprimir una risilla. Rose no aguanto la espera, y le quito la carta de las manos, la observo durante unos segundos. En ella había un hombre y una mujer, y un ángel con flecha sobre ellos.

-Los amantes –corroboró la anciana- Muy pronto mi niña, se aparecerá ante ti el hombre que has estado esperando.

Una sonrisa tonta se extendió en el rostro de la chica, junto con un rubor.

- No puedo creerlo… Últimamente he soñado mucho con él.

-Cuéntame, niña. –pidio la anciana con la condecendencia que alguien mayor tiene sobre una chiquilla.

Rose vacilo un segundo pero al final acepto hablar, aunque con un cierto temblor en la voz.

-Es tan solo una silueta borrosa… pero se que es él. Se acerca a mi y entonces…. Todo se pierde. –suspiró- En mis sueños él se ve amenazante… pero sus ojos no mienten, es amable y bueno… y él esta sufriendo porque necesita algo importante de mi, y…

-¿Y?

-Yo se lo deseo dar -soltó una risa que denotaba sarcasmo- A aquel "supuesto" desconocido, le quiero dar todo lo que tengo. Pero solo veo sufrimiento en su mirar después de tomar aquella decisión.

Mientras la joven rubia estaba perdida en su emoción, la mujer canosa volteo la última carta. Frunció el ceño, y la volvió a dejar en su lugar.

-Creo que es hora de que te vayas yendo mi niña.

Rose levanto su cabeza extrañada, y al segundo la alarma de su reloj de pulsera empezó a sonar.

-Hora de ir al trabajo. ¡Te traeré un pay en la tarde! –comento alegre mientras se levantaba de la silla y le tendía la carta.

La anciana la tomó.

-Gracias por todo –musito con una sonrisa soñadora, pero el reloj la volvió a interrumpir- ¡Malcición! Es mi segunda alarma ¡ya se me hizo tarde!

La joven levanto su bolsa desgarbada y se dirigió en zancadas a la puerta.

-Espera, Rose.

-¿Si? –pregunto volteándose lentamente.

-Prométeme... que te cuidaras de los lugares oscuros.

-¿Eh?

-Prométemelo... Rosette… -le llamo implorante con su sobrenombre favorito.

La joven levanto sus cejas sorprendida.

-Venga, ¿me estas intentando chantajear? Ese no es mi nombre real y tú lo sabes…

-Pero es el nombre con el cual tú misma identificas tu alma… -le arremetió- Por eso siempre ha sido tu favorito... y por él, los espíritus te llaman.

Rose sonrió.

-Definitivamente me gusta mas, y suena mejor que "Rosemary"; es ñoño… -apunto perdida en su propio delirio- ¡Cualquiera puede verlo! Suena a pompones, y lazos de color rosa.

La anciana rió un poco pero pronto recupero su postura.

-Prométemelo, niña –rogó con aire sombrío.

Rose volvió a suspirar.

-Ok, ok. Lo prometo

Y con una mano en el aire a modo de despedida cruzo la cortina de cuentas hacia la entrada.

Cuando la joven desapareció de su mirada, la mujer levantó una solitaria carta que se había guardado. Estaba invertida y en ella se veía un esqueleto con una Oz, y debajo se leía "La mort"

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Un par de ojos rojos miraron el enorme y lujoso edificio con cientos de ventanitas que reflejaban la luz del sol en sus espejos, formando toda una figura asimétrica.

Con una bolsa en el hombro el joven que estaba viendo aquella estructura se arremango su camiseta negra y con un suspiro en los labios entro por las puertas automáticas.

Camino calmado hasta el mostrador donde una mujer no mayor de treinta se pintaba distraídamente las uñas de rosa coral, mientras hablaba sin parar por un teléfono blanco.

-Buenas Tardes, busco al Sr. Reshville –dijo el joven de opacos ojos rubí, que en estos momentos se veían más bien de un marrón oscuro. Gracias a Dios nada demasiado llamativo como para ser notado.

Lastima de su cabello, que aunque también era lo bastante oscuro como para poder decir de el que era negro, bajo las luces de los reflectores eléctricos y también del sol, este despedía destellos morados.

La muchacha sonrió, pero no era ni por su extraño cabello ni por sus curiosos ojos; la vista de la recepcionista se desvió hacia el pecho y el abdomen del joven que usaba una camisa negra con cuello de tortuga. Pero su rostro… su rostro era perfecto. Y eso que ella había visto pasar por esa recepción a unos de los modelos y actores más atractivos del mundo de la farándula. ¿Qué edad tendría este joven? ¿18 o 20?

-¿Y se puede saber quien le busca? –pregunto con una sonrisa, que obviamente buscaba una flirteo.

El joven sonrió, pero de forma mas apacible.

-Que modales los míos. Mi nombres es… -pareció pensarlo mejor por un segundo y meneo la cabeza- vengo de la Orden de Magdala. Estoy seguro que el Sr. Reshville sabrá lo que significa eso.

E hizo uso de su mejor arma. Una sonrisa seductora.

La mujer aun cuando se preguntaba que tendría que ver un joven tan atractivo con una asociación religiosa, marco sin demora el número para contactar a la asistente del Sr. Reshville. La respuesta al otro lado del auricular llego pronto, y aun cuando al principio la otra mujer se mostró reticente a dar el recado; pero tan pronto se nombro "la Orden de Magdala", la respuesta fue afirmativa.

-Esta bien, puede pasar, tome el elevador en el lobby hasta el piso 43, gire a la derecha y entre por la tercera puerta de cristal –dijo todo en un suspiro la mujer.

-Le agradezco su ayuda, señorita –agradeció con su amable tono de voz.

Y dicho eso el apuesto joven desapareció en el corredor, dejando atrás a una mujer fantaseando cosas no muy propias.

Tal como le fue indicado el joven de cabellos violeta llego hasta la tercera puerta de cristal que lo condujo hasta otra de roble donde una suave voz lo invito a pasar.

-¡Vaya! Pero que gusto me da conocer a un miembro de la respetable Orden de Magdala. –exclamo un joven en sus treintas.

Tenia cabello caoba oscuro y portaba un lujoso traje de sastre café con corbata que hacia juego son su color de pelo.

Pero a pesar de su juventud, el joven estaba seguro que él era el Sr. Reshville

-No mayor que el mío, al conocer a tan honorable y generoso benefactor –respondió políticamente.

Ambos hombres se dieron un apretón en la mano, tal vez demasiado fuerte. Y sus sonrisas eran condescendientes pero no llegaban brillar en sus ojos. Más bien en ambos había un dejo de desconfianza y astucia.

-Tome un asiento amigo mío –dijo el Sr. Reshville, con un ademan señalando el sillon de cuero frente a su escritorio.

-Se lo agradezco mucho.

Cuando ambos hombres se sentaron, continuaron con su charla.

-Debo decir que me sorprende mucho su visita. No los esperaba llegar tan pronto.

-Usted nos llamo para un "caso" y nosotros dimos respuesta a ello. No es costumbre de nuestra organización el dejar pendiente una llamada de ayuda. No cuando hay vidas humanas de por medio… -comento lo último sombrío.

-Claro, vidas. Además que estos "incidentes" han estado manchando la reputación de mi hotel.

-No podríamos permitir eso siendo que usted a sido tan "generoso" con el Vaticano –comento frío.

-Es solo una pequeña retribución a la sociedad y a Dios –alego el otro- No sabe cuanto agradezco la ayuda de su organización.

-Claro, me lo puedo imaginar -comento con un acento extraño.

-PEro bueno, estoy seguro que ustedes harán un esplendido trabajo. Y antes de empezar cualquier acción, creo yo que usted se sentirá agradecido de tomar una de mis suites y asearse para poder pasar el mayor tiempo posible en un optimo estado con el fin de resolver estos terribles crímenes.

-A decir verdad, Sr. Reshville, yo espero estar aquí el menor tiempo posible, tengo varios asuntos que terminar en la orden.

-Que lastima de oír eso -se lamento el hombre con su sonrisa de modelo, aunque es sus ojos había un brillo que hablaba totalmente de lo contrario.

-Si, una verdadera lastima. Pero mi prisa es tal que debo decir que que he realizado una investigación a fondo del caso, y estoy un 99 seguro de saber cual es la criatura que atormenta su respetable establecimiento.

-¿En serio? Estaré encantado de escuchar su teoría. Pero primero... –apretó el botón del intercomunicador que tenía a su derecha-Clarisse ¿Nos traerías un poco de café? Descafeinado, el mío. Y... ¿Cuál desea usted?

El joven declino la oferte amablemente, y se termino de oír por e auricular una respuesta afirmativa desde el otro lado.

-Señor Reshville ¿Usted cree en el infierno?

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-¡Muy bien holgazanas! ¡Hoy es domingo y tenemos mucho trabajo! –grito energica Rose, que ahora vestía un sencillo uniforme de mesera color durazno, a otras cuatro jóvenes frente a ella.

Las otras bien alineadas respondieron con un "Si, señora" al unisonó.

-¡Este podrá ser el peor cuchitril de mala muerte en el que hemos trabajado en toda nuestra vida! ¡Pero demonios, este será el cuchitril en donde mas rápido se sirva la comida –arguyo con un puño en alto- ¡Mary encárgate de ir calentando el pan para hamburguesas! Hoy no vamos a tener tantos desayunos. ¡Mary quiero que rellenes cada media hora la cafetera, porque eso si, vamos a tener mucho café...! Y si… descafeinado Mary, así que contrólate….

Y siguió unos quince minutos mas ordenando a diestra y siniestra. Por lo bajo una jovencita de cabello corto y claro le murmuro a la que estaba al lado, de cabello también corto pero pelirrojo.

-Oye... ¿Y a esta que le pasa? ¿Tiene delirio de sargento o que? ¿Cómo puede ordenarnos hacer todas esas cosas cuando ni siquiera a entrado el primer cliente?

La pelirroja sonrió.

-Este es tu primer día ¿no?

La otra asintió.

-La generala se llama Rosemary, o Ros. Es una dictadora. Pero la mugrosa nunca se equivoca en lo que dice. Y créeme que siendo el restaurante mas barato en la avenida, los domingos se pone pesado. Te va a ir bien mientras le hagas caso.

-¡Hey ustedes dos! –le señalo Rosemary- ¡¿Ya terminaron de compararme con Hittler para que se pongan a trabajar?!

Las aludidas asintieron de forma nerviosa con la cabeza y se fueron a realizar sus labores.

Un minuto y medio de denigración personal después todas se excusaron y se dirigieron a realizar las tareas asignadas.

Bastante pagada de si misma Rose asintió con una mueca satisfecha en el rostro.

-Así que cuchitril ¿eh?

Oyó la voz de su jefe detrás de ella.

"Trágame tierra" pensó con el estomago en los pies.

-Ya que pareces tan enérgica como para empezar a querer quitarme el oficio de general en este "cuchitril". Me gustaría que fueses igual de enérgica como para limpiar todas las mesas en un tiempo record antes de abrir. –le espeto el pequeño hombre con un bigotito perfectamente recortado y una calva que devolvía el brillo de la luz blancuzca de la cocina donde se encontraban.

-Yo... si... este... ¡A la orden señor!

La contrariada joven camino con paso rápido y tambaleante hasta la puerta de metal que separaba la cocina del comedor.

Media hora después se seguía regañando así misma por no "ver" el pequeño incidente de su jefe, pero al menos ya había acabado sus tareas y simplemente se encontraba limpiando en círculos las mesas.

Detestaba la sensación de impotencia e inferioridad que le embargaba cada que no podía descifrar en su mente los acontecimientos que ocurrirían.

Porque si, lo que ella tenía no era un delirio de controladora, sino una cierta habilidad de mando y un pequeño secreto. Podía ver el futuro. Un don a veces impreciso y otras demasiado acertado para su gusto, aunque para su gusto tampoco era demasiado exagerado en ella.

Muchas personar preferirían renunciar a un don que requería tanta responsabilidad, pero para ella era inevitable, y era algo con lo que había vivido toda su vida. Era parte de ella, y hasta le resultaba divertido ver las tribulaciones de los demás mientras ella se sentaba a esperar el futuro.

El problema lo tenía con el pasado, y el presente le era un fastidio, empezando desde ya por el par de empleos mal pagados que tenia, y la nula vida social y personal que tenia, sus únicas amigas eran las chicas del restaurante, y por ahora, la esponja y la servilleta que tenia en la mano. Y su motivación en la vida era su pequeño hermano.

Sobre el pasado... había muncho por donde comenzar.

En primer lugar estaba la perdida de sus padres, una espina en su corazón que nunca se iría por completo. Las autoridades dijeron que fue un accidente, pero ella sabia la verdad; y esta distaba mucho de esa versión.

Pero de eso ya habían pasado muchos años, después de eso pasaron por los cuidados de uno o dos tíos mas hasta que acabaron en el extraño convento de Magdala, hasta que terminaron bajo la tutoria de su tía Emily, quien falleció hace cuatro años y terminaron quedando solos con su tío Henry. Esa era la versión corta de los hechos.

Rose se detuvo en su pelea contra el moho y cavilo un segundo de su vida en sus recuerdos sobre su estancia en el convento. Eran borrosos y lejanos, la mayoría de los que tenía de su persona lo eran, solo quedando los mas intensos y significativos, su hermano a menudo bromeaba que ella era como una esponja que absorbía todo y que muy a menudo por eso se le escurrían muchas otras cosas, como su memoria; probablemente tenía razón, peor en lo que al convento se refiere, al menos ahora estaba segura de estar feliz de no haberse quedado a vivir ahí. ¡Dios no quería ni pensar en haberse convertido en monja!

Y de seguro la habrían obligado siendo que ella era lo que "era".

Inconcientemente se llevo una mano hasta su muñeca y la rasco distraídamente por sobre la pulsera enorme de colores que tenia sobre de ella, lo único que escondía su otro gran "secreto".

Estigmas.

Si, ella era un total desastre; o al menos eso era lo que pensaba.

En el convento le dijeron que era una bendición; pero para ella nunca fue más que un terrible dolor de cabeza. Uno que la había obligado a vivir siempre enclaustrada y sola, solo conociendo como habitación cuartos con olor a medicina y sabanas blancas y frías. Sin conocer la luz del sol ni los juegos infantiles. Nunca logro tener una niñez normal, y solo hasta hace unos cuatro años dejaron de sangrar tan continuamente; y estaba completamente agradecida de ello, porque no solo bastaba con el dolor para no desearlas sino que también se tendrá que despedir de sus dos trabajos; ya se podía imaginar que la despidieran por ahuyentar a los clientes al darles una hamburguesa bañada en su propia sangre.

El pensamiento la hizo estremecer. Ahora cada que sufría un ataque tenia que ir al hospital la trataban como una loca desequilibrada pero en el convento la trataban como una deidad... o al menos como si se fuera a romper, todos excepto... un solo chico.

Su corazón dio un vuelco al recordarlo.

Él había sido su mejor amigo, su compañero inseparable... y mas sin embargo ahora no recordaba su rostro. De él solo quedaba su voz... aterciopelada, dulce, cariñosa... pero él ya se había ido, hace mucho, mucho tiempo atrás. En mas de una forma literal.

Una solitaria lágrima recorrió su rostro; pero la limpio al instante con el dorso de su mano, y prefirió seguir peleando contra la mancha de mostaza seca en la mesa.

-No te preocupes mi amor.

Rose escucho las dulces palabras detrás de ella, y casi sin proponérselo volteo distraídamente hacia donde una pareja estaba sentada. No había escuchado el timbre de la puerta ¿tan sumida estaba en sus pensamientos? Debía de tomarles su orden pero por el modo en que los vio mejor decidió esperar un poco mas antes de hacer su aparición.

Él tomaba con fuerza la mano de la joven, y ella parecía haber llorado toda la noche por la hinchadez de sus ojos.

-P…pero ¿Qué pasara cuando mi padre se entere?

-No se enterara. Nos fugaremos juntos.

Por los labios de Rose se abrió una sonrisa tonta. Fugarse, que romántico. Alguna vez alguien le había dicho que se fugaran juntos también...

Aquel chico que no tenia rostro ni nombre... recordaba su mano caliente, su sonrisa invitadora...

Recordaba la noche fría...

Y el miedo...

-¡Rose!

La atronadora voz la devolvió a la realidad, y volteo con espabilo hacia la diminuta figura de su jefe.

-¡Hay vomito de bebe cerca de la mesa cinco! ¡Así que hazme el favor de salir de la tierra de la fantasía y ve a limpiarlo!

La puerta de la cocina se cerró con fuerza y algunos marcos de la pared temblaron.

-Maldito enano negrero... –murmuro entre dientes Rose, y después lloró- ¡¿Por qué siempre, SIEMPRE, me suceden estas cosas a mi?!

Con un suspiro resignado Rose se fue primero hacia el cuarto de limpieza y con un trapeador en la mano se dirigió hacia el odiado pasillo. El restaurante tenía la mitad de su capacidad y enfrente de la mesa cinco la esperaba una masa inerte de zanahoria y trocitos de otras cosas.

La mujer en la mesa cinco le sonrió a forma de disculpa con el bebe en los brazos, y Rose le devolvió la sonrisa para después inclinarse a limpiar.

Su vida apestaba. Tanto o mas que ese vomito. Pero lo que siempre le ayudaba a continuar era su hermano.

A los catorce se dio cuenta que nada mas uno de los dos podría seguir estudiando con los pocos ingresos que tenía su "familia", no quedaba de otra. Y ella prefirió que esa persona fuese su hermano.

Él si tenía esperanza, era una de esas visiones que nada le quebrantaría.

Él iba a ser periodista algún día, lo podía ver, simplemente necesitaba que alguien lo apoyase. Y ella estaba dispuesta a darle todo lo que tenía.

A él quien era realmente su única familia y su motivo para seguir adelante. Ahora que vivían solos ella era la única que podía ayudarle.

Tal vez solos no era la forma adecuada de decir como vivían, aunque ciertamente seria la que ellos prefirieran. Vivían con su tío Henry, un borracho idiota y adicto al juego, y que de vez en cuando en sus borracheras solía golpearlos a ellos de niños. Hoy en día Rose ya no se dejaba, pero él mantenía la boca cerrada y los puños en los costados mientras ella le pagase sus deudas de juego.

No siempre todo había sido así. Al principio había estado la tía Emily, quien fue todo amor y dulzura para ellos, una segunda madre. Pero Dios se la llevo muy pronto en un accidente de auto y ambos se quedaron estancados con quien fue su "pareja", si se le podía llamar así a la sanguijuela que tenían en la casa.

Pero muy pronto todo cambiaria, ya solo le faltaba un año para ser mayor de edad y entonces se largarían de esa casa de una vez por todas.

Si hasta ahora no lo habían hecho era por una promesa… que ni siquiera entendía bien ella… pero eran ese tipo de cosas que uno no puede quebrantar…

Con un pasado que se cernía en la oscuridad, el delirio y sus propias lagunas mentales; Rose no tenia duda de que aparte de ser un lio como persona tenía también la peor suerte del mundo. De ahí que le naciera la extraña aprensión de creer que no viviría mucho tiempo.

Por eso ella tomaría todos los turnos dobles que hicieran falta y limpiaría todos los vómitos que hubiesen de limpiar. Ella tenía que soportarlo todo, era la causa perdida. Pero su hermano todavía tenía un futuro.

Por fin el piso quedo reluciente y se dirigió al pequeño cuarto de limpieza a realizar la tarea mas difícil de todas... limpiar el trapeador.

Una de sus compañeras se acerco a ella para depositar una desperdigada escoba. La joven tenía el cabello rubio hasta los hombros y un par de pecas que se acentuaban mas con su sonrisa picara.

-¿Ya te has enterado de lo de la pareja de la mesa tres?

Rose se hizo la desentendida y puso su cara más inocente, no tenía deseos ni por asomo de tocar algún tema relacionado con el romance. Su vida estaba demasiada escasa de el como para su gusto, y ni mil lecturas del futuro le cambiarían de opinión.

-¿Qué cosa? –pregunto con voz aburrida.

-¡Pues que mas! ¡Se van a fugar! –exclamo en un susurro complicitivo.

-¿En serio? –la voz falsamente interesada le salía cada vez mejor.

-¡Si! ¡No te parece romantiquisimo! –desbordo su entusiasmo.

-Si, claro. –respondió Rose como de pasada.

-¿¿Pero que demonios te pasa?? ¿¿No puedes apreciar la perfección del romance cuando la encuentras?? ¿¿Qué nunca e has enamorado??

Rose sin desearlo se puso roja al momento. La sonrisa de su compañera se acentuó.

-Tu estas enamorada –no fue una pregunta sino una aseveración.

-¿Tu que sabes? –Contrapuntó a la defensiva, pero luego mas roja añadió en un murmullo- Y para el caso ¿Qué se yo?

-¿Nunca has tenido novio? –pregunto incrédula la pequeña rubia. Le parecía imposible que su compañera siempre tan llena de vida y hermosa nunca hubiese tenido un novio.

-No –admitió Rose con un tono escarlata aun mayor.

-¿Y eso?

-No lo se. Tal vez mi personalidad arrolladora los espanta, o tal vez...

-¿Si? -le insto su amiga.

-...estoy esperando a alguien mas.

Por un segundo ambas se quedaron en silencio. La pequeña rubia proceso al mil la información.

-Tu... estas enamorada de alguien a quien no conoces –otra vez fue una aseguración.

-Bueno... no es que yo... él...bueno... es difícil... uhng... ¡Si, pues!

-Rose suspiro, cuando las últimas neuronas de su cerebro no dieron para mas. Era hasta difícil para ella explicar su relación con el extraño hombre de sus sueños. Y ya con los pies bien plantados en la tierra (y después de limpiar vomito) la idea de encontrar al "hombre de sus sueños" cada vez se le hacía mas y mas lejana, por mas lecturas que le hicieran.

Desde que tenia uso de memoria, él se le había presentado. A veces eran un mismo sueño repetido. Una sombra que se acercaba a ella y la tocaba... confusión... y al final la pérdida de algo importante. Demasiado importante.

Pero cuando él no era el dueño de sus sueños entonces venían las visiones. Extraños sueños inverosímiles de ella misma como monja... ¡Una monja! Ja De verdad que el convento la había traumado.

Pero a veces en esos sueños aparecía un niño... al que no le reconocía el rostro pero estaba segura que él estaba vinculado a la extraña sombra que la acosaba. Era otra vez uno de esos presentimientos 99 inequívocos.

Cualquiera le daría miedo una visión que casi podía ser un presagio de muerte. Tal vez de eso venia su obsesión con su propia muerte y el hecho de sacrificarse por su hermano. Pero lo cierto es que con el tiempo, sonaría estupido tal vez pero ella llego a desear tanto la compañía de aquel hombre en sus sueños que... se enamoro de él.

-Sabes Rose –su compañera la trajo del mundo de los sueños otra vez- de cualquiera creería que estar enamorada de un desconocido es una tontería. Pero viniendo de ti, conociéndote desde hace tanto, me hace estar segura que algún día conocerás a aquel sujeto... y se que todo será tan romántico y apasionado como en las películas.

Rose no pudo reprimir una sonrisa ante los ánimos de su amiga.

-Gracias... –masculló cohibida.

-¡Rose teléfono! –grito una voz femenina desde la cocina.

Rose agradeció en un murmullo al señor y a quien quiera que estuviese hablando para alejarla de esa platica tan bochornosa, pero muy pronto cambiaria de parecer.

-¿Diga?

-Hermana, soy yo –dijo en un murmullo una voz masculina.

-¿Joshua? ¿Por qué murmuras?

-Shsss.. me están esperando a fuera de la escuela, hermana.

-¿Quiénes?

-Los acreedores ¿Quiénes mas?

Rose frunció el ceño. Los acreedores siempre significaban problemas.

-Esos malditos ¡Si ya les pagamos!

-Si... bueno –el muchacho sonó nervioso- anoche Henry se escabullo y pues... lo siento hermana, no lo pude detener.

Rose soltó un suspiro.

-No te preocupes, no es tu culpa. Todo es por es maldito hijo de...

-¿Qué hago? –le apresuró

-¿Puedes escabullirte? No quiero que te les confrontes

-Creo que si.

-Entonces nos vemos en el parque cerca de la casa en unos cuarenta minutos

-Vale –se oyó la no muy segura aceptación del chico.

-Joshua... –le llamo quedamente su hermana.

-¿Si?

-Cuídate mucho, por favor. Nos vemos.

Y sin esperar mas respuesta colgó el teléfono.

Quince minutos después y unos cuantos gritos más, salio hacia el frio matutinal de la calle con una mochila en el hombro y un par de patines en los pies.

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-Hace no tatos años como los que parecen los demonios, carne creada de la esencia pura de la maldad y los sentimientos mas oscuros de la humanidad, caminaban en la tierra con el resto de los mortales. Sin embargo la coexistencia no era pacifica, y para mantener la paz nuestra organización fue creada. Pero eso es punto y aparte... lo que nos interesa son los hechos que sucedieron hace ya casi ciento diez años atrás... –comentaba con su enigmática y envolvente voz el joven de cabellos violetas.

-¿Y que es lo que sucedió hace ese tiempo? –inquirió el magnate de negocios visiblemente interesado y al mismo tiempo divertido.

-Una rebelión. El infierno es el infierno, pero Pandemonium se le acercaba mucho... era el lugar donde nacían todos los demonios en forma física. Pero repito era un verdadero infierno... y a veces hasta la maldad se harta de la maldad.

-Entonces los demonios se revelaron. –aventuro el otro hombre.

-Un grupo que empezó con miles... y al final acabo con solo seis. Seis demonios que para saborear la libertad no dudaron en condenar a su raza. Asesinaron a su reina, y aseguran la extinción de los de su especie. Tanto por la falta de nacimientos como por el desequilibrio de su mundo, dejando pasar la luz divina por las fisuras que se ceñían ante la falta del pilar de su civilización...

-¿La luz? Habla como si fuesen vampiros.

El joven se sonrió de medio lado, y al treintañero le pareció ver la punto de un reluciente colmillo.

-En cierta forma vampiros y demonios se parecen. Solo la fuente de alimento es diferente... y la luz que afecta a los demonios viene de algo aun más poderoso que rayos ultravioleta.

El hombre lo dejo pasar.

Aparte de sus respiraciones solo se oía el tic tac del reloj de la esquina.

-¿Y que sucedió? ¿Todos los demonios murieron?

-La gran mayoría... quedaron pocos que todavía conservaban una forma física.

-¿Y que hay de los seis?

El joven volvió a sonreír de forma enigmática.

-Creerá que para alguien de religión católica tal vez lo que le diré es una blasfemia pero... yo creo en el karma. Al final todos ellos cayeron a su debido tiempo.

El hombre asintió una vez, y tomo el ultimo sorbo de su café. Después presiono un botón del teléfono, a la otra línea se oyó la aflautada voz de la secretaria, y el hombre hizo petición de otro café, de nuevo le ofreció uno al joven, y este volvió a rechazarlo.

-Pero tengo una duda ¿Qué tiene que ver esa atrapante historia con nuestro caso?

-oh, bueno, todavía no he acabado.

-No se restringa mi buen compañero. Prosiga.

-Bueno, como ya dije: la gran mayoría de los demonios murieron. Pero la maldad nunca se extingue. Y sus almas enojadas se desplazaron al infierno, todas sedientas de venganza. Pero ya no podían volver al mundo humano, así que encontraron otra forma de pasar...

-¿Otra forma? ¿Qué forma? –pregunto con inocencia el hombre. Tal vez demasiada inocencia.

-Cual otra seria si no es a través de los humanos... sus sentimientos les dieron forma. ¿Por qué sus cuerpos no les darían alojo?

El hombre de negocios se reclino mas sobre su enorme escritorio de roble.

-¿Me quiere decir que los demonios viven en los cuerpos de humanos haciendo que ellos comentan atrocidades?

-Ellos lo consideran un contrato. Nosotros lo consideramos una abominación. El demonio, huésped, vive dentro de la psique y el cuerpo del humano, contratante, consumiendo sus recursos para vivir y saciar sus necesidades, de hambre de carne y sed de maldad, a cambio de ofrecerle dones al humano, como extrema inteligencia, carisma, suerte, o demás... Pero hay un punto, todos llegan a ese punto, donde el demonio busca mas y entonces empieza poco a poco a recuperar su forma a través del humano, hasta que ya no queda nada de humano en un humano. Y en ese momento llamamos al huésped "contratista" –termino el hermoso joven con sus ojos marrón nublados en un ensueño lejano, hasta que le atrajo a la realidad los aplausos de su oyente.

-Bravo, mi joven compañero. ¡Que historia tan magnifica! ¿Entonces deduce que es uno de esos llamados "huéspedes" el que ha causado estragos en mi hotel?

El joven se sonrió. Pero su sonrisa casi tenia un matiz irónico...

-Es usted muy ávido de pensamiento. Aunque hay algo que debo discernir de usted...

En ese preciso instante lo interrumpió la entrada de la joven y nerviosa secretaria que sirvió un poco de café en la taza de su patrón.

-¿Y en que discierne conmigo? –pregunto su anfitrión sin apartarle la vista.

-En que ya no lidiamos con huésped... sino con un contratista. ¿No es así Baltasar?

La joven se interrumpió en su tarea de ponerle leche al café de su patrón y volteo en el momento justo para ver como este le sonreía con unos afilados colmillos a su invitado; pero para lo que no tuvo tiempo fue para salvarse del ataque que recibió y ser usada de escudo por él.

-Ustedes los de la Orden... siempre metiendo las narices de mas.

El joven se levanto con cautela pero tranquilo. Saco con gran rapidez una cuarenta y cinco ya cargada previamente. Y la apunto al otro.

-Detesto a los demonios que no tienen respeto por la vida humana, y me dan asco los que utilizan a otros de su especie para cubrirse sus traseros. ¿Quién es el compañero al cual ibas a delatar por ti?

El demonio se sonrió y empezó a transformarse convirtiéndose en una masa de músculos y cuernos, ante los atónitos ojos de su secretaria quien gritaba a voz en cuello.

La puerta resonaba en golpes secos de los agentes de seguridad alertados por los gritos, pero nada podían hacer contra la fuerza psíquica de un demonio. Tal vez era mejor así.

-Te diré quien es mi compañero si me dejas ir –ofreció el demonio con burla, como si realmente lo necesitara.

-¿Me crees estupido? –inquirió el joven con aire altivo.

-¿Para venir a los territorios de un demonio de rango mayor aun siendo que tu mismo lo sabes? ¡Perro de la Iglesia! ¡Demonio insípido e inferior, que se ha vendido como una ramera!

El joven se volvió a sonreír.

-Ahí te vuelves a equivocar. Suelta a la chica, ella no tiene nada que ver con esto. ¿O es que acaso me tienes miedo?

El demonio sonrió con perversidad.

-Esto es tan solo precaución. Aunque la creo hasta innecesaria frente a una cosa como tu. Me los comeré a ambos y no quedara evidencia alguna de esto.

-Me subestimas... –empezó, sacando un crucifijo de debajo de su camisa de cuello de tortuga hasta dejarlo caer en el suelo- demasiado.

Una ola de enorme energía sacudió toda la habitación, haciendo que papeles y muebles volaran por igual.

El demonio se acuclillo, pero al instante ya no sintió el peso de la chica en sus brazos.

-¿¡Que... –soltó una blasfemia en idioma infernal- ...sucedió!?

Al otro extremo de la habitación se encontraba una figura alta y oscura que sostenía una joven desmayada.

Su mirada le recorrió con odio dorado. Y se dio cuenta de que había cometido un terrible error al subestimar a su adversario... no era un simple ente sin nombre... ni un hibrido mal formado... era un soldado. Y del mas alto rango.

En su boca acumulo una bocanada de fuego y con ella partió el techo accionándolos sensores de incendios y rompiendo algunas tuberías envolviendo la habitación en un vapor espeso y caliente.

Se dispuso a correr hacia la puerta secreta con conjuntos que mantenía para este tipo de ocasiones cuando el otro demonio lo golpeó con fuerza en el estomago, su forcejeo duro unos cuantos minutos hasta que ambos se lanzaron junto con el escritorio por la enorme ventana de espejos que daba la maravillosa vista de la ciudad.

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Rose miraba aburrida y al mismo tiempo con desesperación el reloj de su muñeca mientras se recorría por las atribuladas calles de la ciudad, en sus patines ya gastados pero siempre fieles.

Gracias a esta ventaja logro recorrer la distancia hacia la avenida en menor tiempo del esperado. Al llegar a ella encontró una gran a tribulación de personas, cuídanos y turistas, tal y como se esperaba un domingo en la mañana.

Espero paciente su turno y se entretuvo viendo a sus compañeros de espera, por alguna razón detuvo mas la mirada en una anciana con unas enormes gafas, probablemente por una miopía agraviada con los años, pero esa no fue la razón exacta por la que le observo con mas apremiación; era difícil de explicar la razón del escalofrió que recorrió su nuca al ver a esa diminuta mujer...

Los pensamientos de Rose se vieron interrumpidos por el barullo que la genta hizo al ponerse la señal de caminar en rojo. Meneando su cabeza se deslizo rápidamente con sus patines y llego al otro lado de la avenida antes que el resto de los transeúntes; pero al instante que la piso, sus ojos se volvieron opacos y sin vida... muy lejos de su cuerpo y el presente.

La visión era clara, el resto de la gente ya había cruzado... pero la anciana se rezago al final, y una lluvia de cristales rotos e hirientes, provenientes del edificio de ventanas reflejantes, callo certeramente sobre la pobre mujer.

Con una rapidez que casi la hizo derrapar sobre la hacer Rose volvió en sus pasos. Contrariamente a las películas el tiempo no parecía detenerse, al contrario este se movía con la habitual rapidez que requería un momento con tanta adrenalina. Rose tomo por la cintura a la anciana y con toda su fuerza la arrastro lo mas que pudo al extremo de origen de la acera, mientras lo hacia pudo oír el sonido estridente de los cristales estrellándose contra el pavimento.

En ese esfuerzo tan repentino Rose no pudo prever ni que la anciana la fuese a empujar asustada ante el acontecimiento, ni que sus patines la hiciera derrapar hacia la avenida, ni que un auto se empezara a cruzar en ese momento.

El golpe fue seco la hizo levantarse contra el parabrisas, y l auto probablemente la habría sacado de arrollar sino fuese por que dos enormes cosas cayeron segundos después de los cristales; creando un impacto aun mayor que abrió un hoyo en el suelo, el ligero temblor termino ocasionando que los autos retrocedieran involuntariamente.

Rose callo dentro del hoyo al rodar lejos del parabrisas.

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Su vida paso ante sus ojos en el minuto que vio la defensa de la camioneta chevrolet azul que la arrollo.

Pero cuando llego a la inconsciencia su mente se fue mas allá de su vida... mas lejano y pasado.

Recuerdos inconexos que se habían mostrado ante ella en sueños de los cuales a veces no recordaba nada en la mañana, en esos segundos ahora se arremolinaban conectándose y creando memorias actuales.

Dos mujeres totalmente distintas en dos tiempos con cincuenta años de diferencia. Una era una santa, la otra una exorcista. La armonía y la erratividad. Con demasiadas cosas que las unían, como su lucha personal contra la maldad y la fuerza santa que las colocaba un paso mas que el resto de la humanidad; pero sobre todo estaba él...

Ambas compartían un lazo con el mismo hombre que les quito la vida

Y ahora ella era capaz de reconocer la sombra que se erguía en sus sueños.

Cuando despertó estaba en un lugar oscuro y brumoso, había escombros por todas partes, y el aire olía a podrido, por encima de ella logro escuchar al gentío de personas asombradas algunas, y otras enfrascadas en sus gritos histéricos y delirios por sus autos.

Con un terrible dolor en el costado y una larga cortada en su frente Rose se levanto en sus rodillas; su cuerpo estaba totalmente entumido y sus piernas le ardían, al voltear vio pequeños pedazos de vidrio incrustados en ellas.

Hizo una mueca y volteo al suelo; extrañamente este estaba cubierto de plumas doradas. Con cuidado levanto una, pero esta desapareció antes de llegar a la altura de su rostro. Todas desaparecieron, no pudo evitar notarlo.

Con un suspiro adolorido levanto la vista hacia la borrosa luz que se dejaba entrever entre la niebla de polvo y el humo que esparcía alguna tubería abierta.

Aturdida se pregunto como habría sobrevivido a tal caída… y entonces una visión de ella cayendo le llego, pero esta era de una altura aun mayor… desde un cañón y con un hombre herido que manchaba sus ropas blancas de sangre.

Confusa y asustada meneo la cabeza. Ese tipo de visiones solo la aquejaban en sueños.

Otra visión mas ataco su mente… era familiar y sombría. Una silueta oscura se erguía delante de ella, y alzaba su mano ¿exigiendo? ¿Rogando? ¿Implorando? No importaba, la mirada de profunda angustia y dolor despertaba dentro de su yo en el sueño un pesar tan grande que ella deseaba darle lo que esa figura le pedía… y entonces como siempre algo se rompía dentro de ella.

Con la misma sensación de vacío recorriendo su pecho, se llevo una mano agitada.

Y entonces ya no pudo discernir entre la realidad y el sueño cuando una alta figura oscura se acercaba a ella. Cada paso de esa solemne persona equivalía a uno de los latidos lentos y expectantes de la joven hasta que por fin la sombra se situó frente a ella, con menos de medio metro de distancia.

La oscuridad cubría sus facciones y el resto de su porte, y la niebla ayudaba menos… pero ella habría podido discernir sobre su cabeza un par de figuras puntiagudas, sino fuera por lo sumida que estaba por su par de ojos dorados. Casi parecía hipnotizada por un embrujo, y las realidades de los recuerdos tardíos, las visiones apremiantes y la realidad increíble se mezclaron en la resolución de un simple nombre…

-Chrno… -gimió ella con una lágrima.

Los ojos dorados de él, dejaron su semblante duro remplazados por una mirada de sorpresa y asombro.

Y el tiempo se detuvo en ese callado intercambio de miradas.

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Notas del autor

Sobre el uniforme de Rosette… hay una cierta imagen original (o sea que hizo el autor) en Internet en donde se ve a Rosette utilizando un sencillo traje de mesera, y esta tirando una bandeja XD para que la visualicen.

Algunos personajes conservaran su nombre original mientras que otros no, habrá explicaciones y razones lógicas para todo ello, detesto los cabos sueltos.

Tengan paciencia, el principio de esta historia va algo lento pero prometo que se pondrá mejor, aunque de ustedes dependerá si esta historia merece o no la pena seguir.

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Capitulo 2

"Devil's pact"

¿El encuentro entre Rose y Chrno estaba predestinado o fue una simple casualidad? Probablemente era algo irremediable.

Pero su reencuentro dura poco y la oscuridad se cierne sobre ambos, y una amenaza ante la cual Rose no había sido alertada se presenta; y la visión con la cual ha vivido siempre, podría turnarse en una terrible realidad.

¿Estará realmente preparada para ella?

¿Y qué hay de Chrno? ¿El también estará preparado para lo que ha buscado con tanta ansia?

¿Y que hay del pasado misterioso de Rose?¿Cual es la susodicha promesa que debe de cumplir?

¡Unos misterios se van resolviendo mientras otros salen al camino!

Eso es todo por ahora, simplemente les puedo prometer que habrá ¡Joshua! Para el siguiente capítulo ¡Y más CxR!

Me gustaría decirles que los veo en quince días, por lo general mi fecha límite, pero ya veremos cómo me tratan la escuela y el trabajo para poder actualizar ¡Malditos sean mis horarios! n.n