Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo la pequeña Hikari.

*Aquí os dejo el primer capítulo de mi nueva historia; espero que os guste^-^*


Cap.1: ¡Feliz Cumpleaños!

Hacía apenas diez minutos que se había despertado, pero ella sabía que no podía continuar en la cama. Ese día era el cumpleaños de su hija, ya habían pasado tres años y no podía creer que todo hubiera pasado tan rápido. Parecía ayer cuando aún la llevaba en su vientre o daba sus primeros pasos. Hasta ese momento ya echaba carreras con su padrino Naruto por las calles de Konoha.

No obstante, no solo ese día ella cumplía años. Todavía Sakura recordaba la fecha del cumpleaños de Sasuke... Todos los que habían celebrado juntos, pero sobretodo los últimos. Recordaba como hablaban de su futuro. Solo del de ella, ya que Sasuke evitaba hablar del suyo. Era como si hubiera algo que ella no sabía, pero hacía tres años que lo había descubierto; cuándo él se fue y la dejó sola.

Pero ahora las cosas ya habían cambiado, debía ser fuerte para hacer a su hija feliz. Ese día iban a la playa. Les quedaba un largo y caluroso camino, ya que era julio.

Se levantó, se dio una ducha rápida y se puso aquel biquini que guardaba para ocasiones especiales, y esta era una de ellas. Encima, se puso un vestido rosa palo y fue a la cocina para hacerle el desayuno a su hija, Hikari. Preparó crepes y unas magdalenas de chocolate. Encima de una de ellas colocó tres velas a modo de tarta. Acto seguido, puso dos vasos de leche en la mesa. Luego fue a la habitación de su hija.

Al entrar, la niña estaba despierta, pero ella prefería hacerse la dormida para jugar un poco con su mamá. Sakura al verla, dijo:

―¡Oh, qué pena! ¡Voy a tener que avisar al padrino para decirle que no podremos ir a la playa!

La pequeña seguía haciéndose la dormida y Sakura prosiguió mientras se sentaba en la cama―. ¡Pobrecito, el padrino no va a ir por culpa de que Hikari aún duerme! ―exclamó teatralmente.

Hikari, al escucharla, se levantó armando alboroto, ocasionando que a su madre se le dibujara una sonrisa en el rostro. Sabía que aquello nunca fallaba.

―¡Mami, no llames al padrino, que yo quiero ir a la playa, por fis... ! ―Pidió Hikari colgándose del cuello de su madre. Sakura sonrió aún más al ver su reacción y le dijo:

―Princesa... ―Solo con llamarla así a su hija se le dibujó una sonrisa en el rostro―. ¿Sabes qué día es hoy? ―preguntó la joven de cabello rosa.

―¡Claro que lo sé! ¡Es mi cumple mami! ―exclamó.

―¡Felicidades, cariño! ―dijo Sakura con una radiante sonrisa dándole un sonoro beso.

―Gracias mami ―dijo la pequeña abrazándola con un leve sonrojo en sus mejillas― ¡Venga mami, que no debemos llegar tarde! ―añadió.

―¡Vístete! ―dijo la ninja médico dándole su bañador.

―Mami ¿me dejas elegir mi ropa? ―preguntó Hikari poniendo carita de corderito degollado―. Claro, pero espera que te peine ―respondió Sakura.

―Vale ―dijo la niña sentándose en la cama mientras Sakura buscaba el cepillo. Cuando acabó, le puso su diadema y ella salió corriendo hacia el armario.

―En cinco minutos te quiero ver en la cocina ―dijo la kunoichi.

―Sí mami ―contestó su hija. Sakura entró en la cocina y cuando faltaba exactamente un minuto escuchó a la niña cerrar la puerta de la habitación, ella encendió las velas y cerró las cortinas de la cocina. La niña al ver tanta oscuridad empezó a llamar a su madre.

―¿Mami? ¿Mamá? ―Empezó la niña entre sollozos.

Al entrar en la cocina, la vio y corrió hacia ella.

―¿No vas a soplar las velas? ―preguntó Sakura alzándola.

―Sí ―contestó colocando un tierno pucherito.

―Acuérdate de pedir un deseo. ―Recordó su madre.

―Clarooo. ―Se puso a pensar y su deseo fue «Que vuelva papá para ser una familia feliz». Sopló y apagó todas a la primera―. ¡Bien! ―exclamó la pequeña aplaudiendo.

―Venga cariño, ahora siéntate a desayunar ―dijo Sakura sentándose.

―¿Puedo comer lo que yo quiera? ―preguntó Hikari.

―Bueno, vale, pero solo porque es tu cumple ―contestó la joven de los ojos jade mordiendo una magdalena.

―¡Gracias!

Hikari probó la magdalena y añadió―. ¡Qué rica mami! ―Sakura solo sonrió como respuesta. Al acabar de desayunar, sonó el timbre y la pequeña fue a abrir acompañada de su madre. Al momento de abrir la puerta su madre la detuvo.

―Primero pregunta quién es. ―Reprendió la discípula de Hokage.

―Vale... ¿quién es? ―preguntó obedeciendo a su progenitora.

―¡Princesa, adivina quién soy! ―gritó una voz chillona.

―¡Tía Ino! ―saludó Hikari abriendo la puerta y lanzándose a sus brazos.

―¡Buenos días, cariño! ―anunció Ino dándole un beso y tirándole de la oreja―. Uno, dos, tres... y una de regalo ―añadió la rubia.

―¡Eso no se vale! ―exclamó la pequeña quejándose de la acción de su tía. Luego se dio cuenta de que un poco más alejado de la puerta se encontraba Sai.

―¡Tío Sai! ―gritó Hikari corriendo hasta donde estaba él.

―Hola pitufa ―dijo cogiéndola y abrazándola―. Feliz cumpleaños. ―Añadió el joven ANBU.

―No me tires de las orejas. ―Le ordenó Hikari anticipándose al tirón.

―Tranquila... ―dijo Sai dándose por advertido. Al llegar a la entrada, Ino le dio una bolsa a Hikari.

―Toma ―dijo la rubia.

―¿Es para mí? ―preguntó Hikari. Al ver a sus tíos asentir, sacó un paquete que tenía envoltorio rosa y lila, lo abrió y sacó un vestido rosa muy parecido al de su madre con unos zapatitos a juego―. ¡Mami, mira lo que me han regalado! ―gritó emocionada la pequeña.

―¡Qué bonito! ―dijo Sakura―. ¿Qué se dice...? ―Añadió llamándole la atención.

―¡Gracias! ―La pequeña le dio un beso a su tío a modo de agradecimiento. Sakura notó que su hija quería que la cogiera su tía.

―Hikari, ve con cuidado, que le puedes hacer daño al bebé. ―Le avisó su madre, a lo que la niña puso mala cara.

―No pasa nada Sakura ―dijo Ino cogiendo a Hikari y dándole un beso.

―¿Tía? ―llamó Hikari.

―Dime ―contestó la rubia.

―¿Cuándo va a nacer el bebé? ―preguntó acariciando el vientre de su tía.

―Dentro de tres meses ―contestó Ino.

―¡Bien! Así yo ya seré más grande y podré cuidarlo ―dijo convencida la pequeña, mientras una sonrisa se le quedaba en el rostro―. Tía, ¿cómo ha entrado el bebé a tu barriga? ―preguntó ingenuamente Hikari.

―Eso te lo tiene que explicar tu madre ―contestó la Yamanaka bajándola de sus brazos.

Todos pasaron a la sala central de la casa, la pequeña encabezaba la fila que habían creado acompañada de su madre y seguidas por sus tíos que se hacían arrumacos, mientras caminaban abrazados.

―Mami... mami... ―Empezó a llamarla cuando ya estaban en el salón, recordando lo que su tía le había sugerido.

―Cuando seas mayor te lo contaré ―dijo Sakura adelantándose a lo que venía y en un tono que la niña sabía que no debía replicar.

―Mami ¿me puedo poner el vestido que me ha regalado tía Ino? ―preguntó Hikari.

―Vale, pero el otro guárdalo. ―La niña sonrió y corrió a la habitación―. Y no te pongas los zapatos nuevos porque se llenarán de arena ―continuó Sakura.

Cuando la vio salir su semblante se transformó completamente. Parecía que ya no era necesario fingir para mantener la faceta feliz que llevaba cuándo su hija estaba cerca. Ino notó el cambio y se acercó a ella, alejándose por un instante del ANBU; que se quedó en el mismo lugar que antes, recostándose en la pared.

―¿Estás bien? ―preguntó la joven Yamanaka posando su mano sobre el hombro de su amiga.

―Sí, sí, tranquila ―contestó Sakura mientras se alejaba de ella y continuaba a preparar la bolsa que se llevarían a la playa.

―Volverá, ya lo verás. ―Intentó consolarla sabiendo el porqué de su tristeza.

―Lo sé; pero Hikari va a volver a preguntar por él, ¿qué haré cuando me pregunte porqué su papá nunca va a buscarla a la academia? Lo volverá a hacer, y... ¿qué haré? No sé qué contestarle, incluso ahora me cuesta convencerla de que volverá, de que no se fue por su culpa y de que la quiere. Aunque sé que ni siquiera sabe que tiene una hija ―narró Sakura con la cabeza gacha pensando en que ella no había sido una buena madre, dejando que todo su cabello rosado callera y se descolocara de su habitual posición.

―No te preocupes —comenzó Ino—, sabes que estaría aquí si supiese que tiene una hija. No se fue porque quisiera. Algún motivo tendría. —Concluyó la joven embarazada.

A Sakura le resbaló una solitaria lágrima por su pálida mejilla, logrando que la rubia rodeara su cuerpo con sus brazos para reconfortarla. Hacía tiempo que no lloraba por él, desde que nació su hija se prometió que nunca más derramaría una lágrima por él y que no permitiría que le pasara algo a su hija, la que hasta ahora era su razón para seguir con vida.

―¡Mami, mami! ―Apareció la niña en la cocina seguida de Sai que había ido hasta la habitación para ayudar a la niña. Éste intentaba ponerle el vestido, ya que tenía que practicar, porque pronto tendría que hacer lo mismo con su hijo.

Sakura al escucharla se secó las lágrimas que habían continuado descendiendo por su rostro, mientras intentaba borrar cualquier rastro que indicara que hubiera llorado.

En vez de hablar Sakura, Ino tomó la palabra en un intento por distraer a la pequeña.

―Me voy a comer a esta niña. ―Hikari al escucharla empezó a correr en dirección a Sai buscando protección.

―¡Tío, protégeme! ¡Me quiere comer! ―exclamó la pequeña mientras se iba a toda prisa a su habitación.

Al entrar se escondió bajo las sábanas hasta que Sai e Ino entraron, haciendo como que la buscaban, porque su sobrina ya era lo suficiente grande, y aunque se ocultara bajo las sábanas se apreciaba su cuerpecito.

―¿Dónde estará? ―preguntaba Ino fingiendo mientras se dirigía a la cama. Abrió un cajón y continuó―. Aquí no.

Hacía como que seguía buscando y la pequeña Hikari se reía, intentando no intensificar el sonido de su carcajeo. Ino se acercó a la cama y se sentó en ella, dando saltitos, "probando" la superficie mullida.

―¡Qué cama más cómoda! ―exclamó la Yamanaka tumbándose en ella, introduciendo sus manos bajo la sábana para empezar a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, hasta que la pequeña no pudo aguantar más y rompió en un sinfín de carcajadas y risas, que por poco, se escuchan en todo Suna.

―Tía... para... para... por... favor... ―decía Hikari entre risas, rogando que parara.

―No sé, me lo pensaré ―contestó la novia del ANBU, el cual se encontraba sentado en los pies de la cama.

―Para... por fis ―repetía la pequeña que ya tenían las mejillas rosadas a causa de los intensos carcajeos.

―¿Si paro, te pondrás el vestido? ―Inquirió la joven. Hikari asintió haciéndole ver que había trato, solo si ella cumplía su parte.

Ino se incorporó de la cama, sentándose y compartiendo una sonrisa con la niña, mientras le tendía el vestido para que se lo pusiera. Ésta se paró en la cama para facilitarle el trabajo a su tía.

―¡Qué bañador más chulo! ―comentó Ino haciéndola reír.

―¡Es mío! ―exclamó Hikari.

―¡El mío es más chulo! ―vitoreó la Yamanaka haciéndola enfadar, ocasionando que a su tía se le escapara una pequeña risilla.

―¡Qué no!

―El mío es más chulo porqué es lila ―argumentó la rubia siguiéndole el juego.

―¡El mío es rosa! ―Se defendió la pequeña sacándole burla a su tía.

―El rosa es de pijas.

Las hormonas del embarazo estaban haciendo que empezara a tomárselo en serio.

―¡Qué no! Porque yo tengo el pelo rosa y no soy pija ―gritó Hikari.

―Pregúntaselo al tío y verás cómo te dirá que el mío es más chulo. ―Retó Ino pensando que su novio diría que el suyo es mejor.

―Bueno... el... ―Empezó diciendo Sai, que no sabía que prefería; si a la "sobrina" enfadada o a su novia embarazada y enfadada... No podía elegir, pero a la rubia la podía complacer aquella misma noche, sin embargo, a su sobrina sería difícil. ―El rosa es más bonito. ―Acabó el ANBU ganándose una mirada asesina por parte de la rubia, que había volteado rápidamente al escuchar la respuesta de éste.

―Ja, ja, ja, ja, ja, el mío es mejor ―dijo Hikari haciendo el bailecito de la victoria. Ino se puso a hacer pucheros y empezó a sollozar. Odiaba a sus hormonas, odiaba su nueva sensibilidad. Al ver esto, Sai se acercó.

―Ya te recordaré esto por la noche ―murmuró con voz fría al oído del joven, que se había agachado para comprobar cómo se encontraba al ver los ojos llorosos de su novia.

Sabía que las culpables eran sus hormonas, pero también sabía que le encantaba que le hiciera caso y la tratara como una reina.

―¿Estás bien? ―preguntó acariciándole la mejilla, mientras secaba las pequeñas gotas saladas que habían descendido por su rostro.

Ella asintió y él la besó.

Se habían olvidado de que Hikari estaba en la habitación, por lo que el beso empezó a volverse más apasionado. Los labios de la rubia demandaban y anhelaban más. Mordía el labio inferior del ANBU, para que éste entreabriera los labios, dejando paso a su lengua que se abría camino para llegar a la de él y empezar a jugar con ella, entrelazándolas… hasta que la pequeña empezó a pegarle a su tío al ver como besaba a Ino y viceversa.

―¡Tío, basta! ―gritó Hikari alertando a todos los mayores que había dentro y fuera de la habitación.

Con eso, incluyendo a su madre, que entró enseguida en la habitación. La intromisión ocasionó que ambos se separaran y miraran sin entender lo que pasaba.

―¡Mami, corre, que el tío se quería comer a la tía! ―exclamó arrastrando a su madre que acababa de cruzar el umbral de la puerta. ―¡Mami, dile algo, que le iba a hacer daño al primito! ―Añadió.

Los tres empezaron a reír a causa de la ingenuidad de la pequeña, ésta puso cara de desconcierto y empezó a pensar que se reían de ella, causando que se enfadara. ―¡No os riáis de mí! ―Volvió a gritar Hikari saliendo de la habitación y pegando un portazo, aflorando así los genes de su padre.

Se sentó en el suelo apoyando la espalda en la pared para luego empezar a llorar.

Sai se dispuso salir, porque, aunque no fuera un experto en sentimientos, sabría explicarle a su sobrina el pequeño incidente, pero Sakura lo detuvo y salió por la puerta.

Se sentó en el suelo a su lado, para tomarla entre sus brazos y abrazarla, logrando que sus sollozos disminuyeran y se acurrucara en su pecho, buscando el confort que solo su madre podía ofrecerle.

―Cariño ¿por qué has salido así? ―preguntó Sakura acariciando el rosado pelo de su hija.

―Porque... vosotros os reíais de mí ―contestó Hikari alzando la cabeza, para mirar directamente a los ojos de su madre.

―No nos reíamos de ti, solo que el tío Sai quiere demasiado a tu tía y al bebé como para hacerle daño ―explicó Sakura intentando que su hija entendiera la situación.

―Pero se la iba a comer y le iba a hacer daño al primito —argumentó haciendo pucheros mientras observaba con ojos vidriosos a su madre—. Si no lo quiere me lo puede dar a mí. Yo lo cuidaré, mami.

―Pero así es como los mayores se dicen te quiero... son besos ―explicó la discípula de Hokage.

Hikari se quedó pensando en lo que su madre le había dicho.

―Mamá... ¿por qué tú no te das besos así con nadie? ―preguntó ésta confusa.

―Porqué esos besos se los dan los papás ―contestó la ninja médico un poco nerviosa por la próxima pregunta de su hija, sabiendo que se había metido en la boca del lobo.

―¿Por qué papá no está aquí para que os podáis dar besos de papas? ―preguntó la personificación de la inocencia que aparecía reflejada en las palabras de ésta.

Sakura palideció ante la pregunta de su hija. Sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera justo ahora.

Antes de que pudiera abrir la boca, sonó el timbre logrando que la pequeña se olvidara de la conversación que hasta ahora mantenía con su madre. Luego, salió corriendo a abrir la puerta.

Justo en ese instante salieron de la habitación Sai e Ino, dejando la cama ordenada y la ropa que la pequeña se había quitado guardada en el armario.

Sakura fue a abrir la puerta, pero se encontró con que su hija ya estaba preguntando quien era.

―¿Quién es?

―¡Soy el coco! ―exclamó una voz masculina que todos conocían en Konoha.

―Na-Naruto, no asustes a la niña ―llamó la atención Hinata Hyuga.

―¡Padrino, tía Hinata! ―gritó abriendo la puerta y lanzándose a los brazos de su padrino que la atrapó en el aire.

―¡Hola, enana! ―Saludó el Uzumaki abrazándola como un padre lo haría el día del cumpleaños de su hija.

Así la quería él. Era la hija de sus mejores amigos y la quería como si fuera suya. Había apoyado a Sakura todos los días, desde que Sasuke se había ido hasta el día de hoy y juraba seguir haciéndolo.

―Hola pequeña. ―Saludó Hinata.

La niña al escucharla se lanzó a sus brazos para darle un abrazo, correspondido por la Hyuuga que depositó un beso en una de las mejillas de la pequeña.

Naruto e Hinata saludaron a Sakura, acto seguido entraron en la casa. Al ver que estaban Ino y Sai los saludaron e Hinata, que aún llevaba a Hikari en brazos pasaron a la cocina y sentó a la niña encima de la mesa.

Hikari empezó a narrarle lo que le había pasado ese día, todo, excepto el beso que no había sido algo alegre para ella. Naruto se acercó a ambas con una bolsa que contenía dos regalos. La pequeña los miró poniendo una cara de sorpresa. Sabía lo despistado y olvidadizo que era su padrino, pensaba que no se acordaría.

―¿Te creías que no iba a acordarme de tu cumple? —exclamó Naruto con falsa sorpresa.

La niña al ver los paquetes, miró a Hinata y a Naruto, pidiéndoles permiso para desempaquetar los presentes.

―Son tuyos cariño, puedes abrirlos cuando quieras ―dijo Hinata sonriendo, siendo observada por el rubio que pasó su brazo por la cintura de ella.

Hikari no respondió, cogió el primero y lo abrió mostrando una deslumbrante sonrisa, enseñándoles la emoción que sentía por descubrir lo que envolvía aquel papel de regalo. Era una carreta roja, que estaba repleta de juguetes para jugar en la playa, permitiéndole hacer castillos de arena, muñequitos y figuras con la arena.

―¡Gracias padrino! ―gritó Hikari al verlos sonreír ampliamente, mientras mostraba su regalo a todos los presentes.

―Hoy los vas a llevar tú. ―Imperó Sakura cuando vio las intenciones de su hija.

―Lo iba a llevar yo ―replicó el rubio.

La niña observó cómo su padrino le hacía burlas a su madre y preguntó: ―Mami ¿el padrino se burla de ti?

Sakura al escucharla le lanzó una mirada asesina a Naruto, intimidando a éste.

―No cariño ―contestó Sakura. ―¿Verdad, Naruto? ―Inquirió haciendo crujir sus puños.

―Claro que no ―reafirmó él mientras una gotita de sudor frío recorría su nuca.

―Toma Hikari, aquí tienes otro ―dijo Hinata dándole otro paquete. Éste era más pequeño que el anterior.

―Gracias, tía. ―Agradeció Hikari dándole un beso en la mejilla.

Naruto se quedó embobado al ver la escena. Él quería tener hijos e Hinata también, pero aún no, a no ser que él quisiera quedarse sin poder tener ninguno más.

Hikari abrió el paquete y había una cajita rosa con un lasito. La abrió y sacó un osito de peluche rosa. Siguió mirando en la caja, encontrando unas sandalias rosas para ir a la playa, un bañador rosita con flores hawaianas blancas y un gorrito de tela, igual.

―Mami, mami, tía Ino; mirad que bonito ―dijo Hikari enseñándoles el regalo. No los soltó pero le dio un sonoro beso en la mejilla.

―¿De mí ya te has olvidado? ―preguntó el Uzumaki fingiendo pucheros.

―Claro que no padrino —contestó Hikari dejando el regalo y saltando a los brazos de él. Naruto la cogió y se la llevó, la tumbó en el sofá y empezó a hacerle cosquillas. La niña empezó a reírse, tratando de apartarlo con los pies, pero no pudo.

―Vale, me rindo, paro; pero tú no me pegues más patadas —propuso el rubio. Los dos pararon y él preguntó:

―¿Cumples dos añitos, no?

―Hago asín ―contestó Hikari levantando tres de sus deditos.

―Pues lo que yo he dicho. —Siguió Naruto.― Dos. ―Añadió.

―Qué no, son asín. ―Insistió Hikari repitiendo la acción.

―Eso son dos ―dijo el hijo del 4t Hokague. La pequeña empezó a dudar.

―Mami, tíos ¿esto son 2 o 3? ―preguntó Hikari.

―Son 3 ―contestaron al unísono. Antes de que el Uzumaki replicara, sonó el timbre. Hikari salió corriendo para abrir la puerta.

―¿Quién es? ―preguntó al llegar y como no contestaban le dijo a Sakura—. Mami, no contestan. ―Cruzó los brazos. Sakura abrió la puerta poniendo a su hija detrás suyo. En el portal había un paquete enorme y llevaba una tarjeta que decía: "Para la niña más guapa de toda la villa".

―Mami, mami ¿puedo abrirlo? ―preguntó Hikari.

―Hinata ―llamó Sakura. La Hyuga llegó a la entrada y al ver el paquete se sorprendió.

―¿Quién ha traído esto? ―preguntó Hinata.

―Eso quiero saber ¿puedes mirar que hay dentro? ―preguntó Sakura.

―Sí ―contestó la joven de ojos perlados. Activó su Byakugan y miró en el interior del regalo. Al ver lo que era, se acercó a Sakura y le dijo lo que contenía el paquete.

―Venga, dímelo, tía... ―exigía Hikari.

―Ya puedes abrirlo ―dijo su madre.

―Gracias, mami ―dijo la pequeña mientras abría el paquete.

En ese instante, Naruto llegó y abrazó a Hinata por la espalda y con una cámara de video que grababa como Hikari abría su regalo.

―Mami, no puedo; es muy grande ―dijo Hikari. Naruto le dio la cámara a su prometida y se agachó para ayudar a la pequeña. Hinata grababa a la niña que intentaba abrir el paquete y a Naruto que la estaba ayudando.

―¡Ya está! ―gritó. Encontró otra nota y se giró hacia su madre―. ¡Mami, no sé leer! ―replicó.

―Dame, yo lo leo ―dijo Naruto cogiendo la nota.

"Felicidades Hikari, pensabas que la madrina se había olvidado de ti ¿eh? Espero que te guste el regalo y antes de que acabe la semana iré a verte. No le des mucho trabajo a tu madre.

PD: Shizune te envía un beso y dice que tiene un regalo para ti.

Atentamente Tsunade".

―¡Es el regalo de la madrina! ―gritó Hikari emocionada. Sakura abrió la caja y vio que era, una piscina para montarla en el jardín.

―¡Madre mía! ―exclamó al verla.

―¿Qué es mami, qué es? ―preguntó una ansiosa Hikari.

―Una piscina ―contestó Sakura.

―¿Una piscina? ¿Para ponerla en el jardín? ―preguntó la niña que aún no se lo creía.

―Sí, y como tu tío y tu padrino te quieren tanto, más tarde la montarán ―dijo Sakura arrastrando la caja hacia el jardín.

―Naruto, Sai ¿queréis ayudar a Sakura con la caja? ¿O es que me tengo que agachar yo? ―preguntó Ino sarcásticamente.

―No, claro cariño, ya voy ―contestó Sai al ver que Naruto también ayudaba a acarrear la caja, Sakura fue a preparar a su hija.

―Hikari vamos a coger las cosas que nos vamos ya ―dijo Sakura a su hija cogiéndola en brazos.

―Mami ―llamó, haciendo que su madre la mirara. Al ver que tenía la atención de su madre continuó―. ¿Puedo ponerme el bañador que me ha regalado la tía Hinata? ―preguntó con cara de corderito degollado, mirando directamente a los ojos jade de la mujer que la trajo al mundo.

―Vale, pero es la última vez que te cambias ―respondió la joven de cabello rosado.

―Gracias mami ―dijo la pequeña dándole un sonoro beso en la mejilla. Se bajó de los brazos de su madre y se dirigió al lugar donde estaban sus tías―. Tías ¿me ayudáis? ―pidió manteniendo la misma mirada con la que había convencido a su madre.

Hinata e Ino fueron con Hikari a cambiarla. Por otra parte, Sakura empezó a sacar todo lo que se tenía que llevar: toallas, crema solar, ropa para cambiar a la pequeña Hikari, comida, agua, zumos...

Cuando salieron de la habitación, Sai y Naruto sacaban las cosas de todos a la calle, preparándose para partir.

―Mami, ¿puedo llevar mis juguetes? ―preguntó Hikari al ver que todas las cosas estaban preparadas y entre ellas no se encontraban sus juguetes.

―Claro, pero llévate poquitos que si no se perderán. ―Imperó la joven de ojos jades. Al girarse, vio a su hija con una carreta roja llena de juguetes, llevando todos los que le había regalado su padrino.

―¿Nos vamos? ―Inquirió la pequeña con un leve tono de impaciencia en su voz.

―Sí ―respondió Sakura. Todos salieron de la casa y emprendieron un caluroso camino hacia la playa.

Ya podían divisarla: una explanada de arena, con una zona repleta de hamacas y sombrillas, y la otra, donde no había casi nadie, una simple extensión de arena, vacía. Ambas acababan en la orilla donde empezaba el mar que tenía varias tonalidades, un azul oscuro en las zonas más cercanas al pequeño puente que estaba situado en la zona de las sombrillas de paja, una azul turquesa y otro que era casi transparente de lo cristalino que era.

―Hikari ―llamó su madre. La pequeña se giró a modo de respuesta y la miró, así dándole a entender que ya podía seguir—. Cuando lleguemos, vamos a comer y descansar un poco y luego... ―La joven kunoichi no pudo seguir porque su hija la interrumpió.

―¿Y cuándo me podré bañar? ―cuestionó.

―Después de descansar te podrás bañar ―contestó la joven de ojos jade. Al escucharla, Hikari puso cara de enfado, pero supo que su madre no daría su brazo a torcer por muchas caras que pusiera.

Al llegar no había casi nadie en la playa, solo un grupo de cuatro jóvenes de la misma edad que ellos, compuesto por tres chicos y una chica; y una par de parejas enamoradas. Ellos se pondrían en medio de los dos grupos.

Después de acomodarse y comer, Ino montó una sombrilla con una manta veraniega para tumbarse en ella a tener una pequeña siesta.

―Tía ¿puedo dormir contigo? ―preguntó Hikari sacando su lado más tímido mientras se rascaba los ojitos a causa del sueño.

―Claro ―contestó la rubia haciendo un pequeño hueco para que su "sobrina" pudiera tumbarse a su lado. La pequeña se tumbó y posó su mano sobre el vientre de su tía. En ese instante, el bebé que habitaba el útero de su tía pegó una patada a modo de saludo hacia su "prima".

―Tía ¿has visto lo que hace el bebé? ―preguntó su sobrina con una cara de sorpresa.

―Ya quiere salir para jugar contigo —contestó Ino mientras ella misma se acariciaba el vientre y cerraba los ojos.

Hikari, al escuchar su respuesta se acercó al vientre de su tía y allí se acurrucó para dormir.

Después de la pequeña siesta, Hikari quería ir a jugar y, cómo no, Naruto la acompañaría.

En otra parte de la playa había un grupo de jóvenes. Entre ellos estaba Sasuke Uchiha… ¿Quién lo creería? Si no hubiera sido por sus compañeros él no estaría ahí. Sasuke dirigió su mirada hacia otro lado de la playa para volver a mirar a una niña de cabello color rosa. El otro tipo que estaba junto a la pequeña suponía era su padre, pero por el color de su cabello lo más seguro es que sería un familiar de Sakura… su Sakura. Hacía más de tres años que no la veía, la echaba de menos y cada día que pasaba se acordaba de ella. Él esperaba que cuando volviera a la villa, si es que algún día volvía, Sakura estuviera bien, aunque prefería que no lo esperase ni que aún lo amase, porque de la manera en que la trató y como la dejó no se merecía ni su amor, ni su perdón; pero eso no quería decir que lo anhelara.

Mientras, en la otra parte de la playa, la pequeña Hikari estaba enterrando en la arena a su padrino, con la ayuda de la novia de éste. Cuando Ino despertó decidió ir a estirar un poco las piernas paseando por la orilla.

—¿Vienes conmigo a dar un paseo?

Al escuchar la propuesta de su tía, se levantó, se dirigió a la orilla, se enjuagó las manos, cogió su carreta roja y sus juguetes y fue hasta donde estaba su tía cogiéndole la mano, lista para partir.

—¡Eh! ¡Hikari! ¡No me dejes así! —gritó Naruto que estaba bajo la arena. Sai se levantó y se fue con su novia y su sobrina.

Cuando ya llevaban un rato caminando por la orilla, escucharon unas voces y se percataron de que se acercaban a un grupo de personas, pero ninguno se fijó en quienes eran. Hikari iba con su carreta roja, cogiendo conchas, totalmente distraída. Sus tios estaban sumergidos en sus pensamientos.

—¿Ino? ¿Sai? —Escucharon como una voz conocida los llamaba.

—¿Sasuke? —preguntaron confusos. A Sai no le ganó la confusión y se posicionó delante de su novia y de su pequeña sobrina. La pequeña se había acercado, pero Sai la detuvo.

—¿Tía, quién es? —preguntó la pequeña.

—Un viejo amigo —contestó Sai con un leve tono de molestia en la voz.

—No os voy a hacer nada —dijo el pelinegro.

—¿Quién confía en tu palabra? —cuestionó el ANBU haciendo que la rubia y la joven de cabello rosado, retrocedieran sobre sus pasos.

—¿Voy a buscar a la mama? Seguro que lo conoce y se alegra de verlo. —Anunció la joven mientras intentaba separarse de sus tíos, los cuales se lo impedían.

—¿Quién es tu mami? —preguntó el Uchiha con una expresión que nadie sabría interpretar.

—Mi mami se llama Sa...


Bueno, os preguntaréis, ¿qué hace ahora subiendo de nuevo el primer capítulo? Bueno, pues este capítulo está beteado por mi gran amiga y actual beta JaviSN que me ayuda en este fic. Gracias por la espera y espero que me comprendais.

Sin más que añadir, Shira.

Espero sus reviews si necesitan algo :)