Ya saben, nada me pertenece, todo es de J.K. Rowling, solo la historia. :)

Ataque

No puedo creerlo, simplemente no puedo creer que me haya dejado plantada en nuestra tercera cita, es... es un tonto...

Hermione Granger caminaba por las desiertas calles de Londres de regreso a su casa. Había esperado por el que creía era su novio, para después de una hora y media en el restaurante entender que Ron no iría; y es que desde el inicio del día sospechaba ligeramente que iba a olvidarse de su cita concordada hace no más de dos semanas; porque cuando vio en el profeta que iba se iba a jugar un partido de Quidditch cerca de Londres, precisamente ese día, no dudó en irse inmediatamente sin despedirse si quiera. Por unos días se creyó que era más importante que el Quidditch para el pelirrojo, pero ya veía lo equivocada que estaba.

Unos truenos comenzaron a sonar por la ciudad, y una ligera lluvia empezó a sentirse, haciéndola acelerar un poco el paso. Se le ocurrió que quizás caminar hasta su antigua casa la ayudaría a tranquilizarse un poco, sin embargo no funcionaba, simplemente su enojo no bajaba, pero ahora con la lluvia amenazando en empeorar en cualquier segundo se apresuró a un callejón para desaparecerse.

Estaba a punto de desaparecer cuando escuchó una voz detrás de ella, haciéndola voltear.

-Vaya, pero miren a quién tenemos aquí, a la heroína sangre sucia-

Le sorprendió encontrarse con un mortífago en ese lugar muggle; porque obviamente era uno de ellos al hacer esa horrible referencia a ella, además de estar usando su vieja máscara, pero no por ello la tomó tan desprevenida, por lo que sacó su varita rápidamente defendiéndose, a lo que él también elevó la suya.

-No creas que estoy solo sangre sucia- la amenazó.

-¡Lo suponía, los mortífagos cobardes siempre atacaban en grupo!-

Y con esa frase comenzaron a batirse a duelo, no le sorprendió cuando salió otro mortífago detrás de su compañero atacando con "lo mejor" que tenía; el detalle era que con uno sabía que podría, pero con dos o más ya no se sentía tan segura, aunque no por ello lo dio a mostrar.

Entonces sucedió, fue cosa de segundos en donde se escuchó un ruido detrás de ella, quiso voltear para tratar de atacar pero el otro hombre fue más rápido y la atrapó en un abrazo, inmovilizándola por completo y haciéndola tirando su varita.

Hermione maldijo por lo bajo su error, trató igual de desaparecer pero habían colocado un hechizo para eso, desgraciadamente eran más inteligentes de lo que los recordaba, y lo supo, ya no tenía manera de escapar.

-o-

Estúpido Albus... hacerle buscar sus estúpidos libros aburridos de calcetines en Londres muggle era lo peor que pudiera obligarle a hacer en estos días, la próxima vez que me pida algo similar lo mataré de verdad esta vez.

Y no era para menos, tener que haber desperdiciado dos horas buscando por diferentes librerías su estúpido encargo había sido de lo más molesto, porque según él no recordaba en cuál de las muchas librerías lo había comprado, sí claro, solo lo hacía para molestarlo.

Además era el fastidio de usar ropas muggles que también lo traían de pésimo humor. Encogió los libros y se los guardó en el pantalón.

Ahora los truenos comenzaron a sonar más fuerte y Severus tuvo que apresurar el paso para poder largarse a su casa a beber algo de whiskey de fuego, lo necesitaba y mucho, para no tener que llegar con Albus y querer golpearlo o algo peor.

Así que se apresuró a encontrar un callejón para poder desaparecer lo antes posible, se metió al primero que encontró y cuando llegó a la mitad del callejón un grito a lo lejos llamó su atención, haciéndolo detenerse, en realidad lo hubiera dejado pasar si no hubiera sido tan horriblemente familiar ese grito, creía recordar haber escuchado uno muy similar en Hogwarts durante la guerra hace no mucho tiempo; se detuvo y regresó a la calle con su varita en mano pero un tanto oculta por su gabardina y corrió hacia donde escuchó el segundo grito de miedo.

-¡Basta, por favor!-

-¡Ohh, pero si esto acaba de empezar linda!- no sabía si fue el tono o la última palabra lo que le dio nauseas.

Entre los tres mortífagos empezaron a manosear a Hermione para hacerla sentir peor y prepararla para lo que le iban a hacer, y es que no había nada mejor que humillar a una de las que provocó que todo empeorara para ellos.

-Esto será parte de tu castigo por lo que has hecho sangre sucia- uno de ellos se puso delante de ella y empezó a levantar su vestido, pero no contaba con que Hermione aún se defendería y le pateó lo más fuerte que pudo en la entrepierna, haciéndolo caer de rodillas maldiciéndola.

-Eres una perra- otro mortífago le golpea en la cara haciéndola caer al suelo un poco desubicada y con sangre en su boca.

-Bien, ya que no quieres hacerlo por las buenas, te enseñaremos a respetarnos por las malas- y de nuevo los tres comenzaron a manosearla pero ahora de forma más ruda.

Fue ahí cuando el que la había golpeado para tirarla al suelo salió volando primero, golpeándose con el muro y cayendo inconsciente, los otros dos se asustaron y voltearon a ver al responsable, asustándose de ver a Severus Snape frente a ellos con su varita amenazándolos.

Trataron de escapar pero Severus, al ser mas rápido, logró aturdirlos, quiso matarlos por haber tratado de abusar de alguien como Granger, pero sabía que pronto llegarían los aurores, así que mejor por ahora se evitaría problemas.

Fue hacia la joven despacio, quien ya estaba hecha un ovillo en el suelo y pudo ver con enojo las marcas de rasguños y dedos en su blanca piel. Eso lo enojó aún más, pero si quería realmente ayudarla tenía que tragarse su enojo y no expresar sentimiento alguno (aunque no le fuera tan difícil).

Lo que no esperaba en ese momento era que otro mortífago le golpeara en la cabeza por detrás, al haber visto solo a tres atacar a Granger se confió en pensar que eran todos y por un instante no recordó lo tan cobardes que eran algunos y preferían estar escondidos hasta estar seguros de poder salir a atacar por la espalda y tener ventaja.

Eso lo hizo caer.

-No esperaba verte aquí Snape, pero al menos será divertido llevar a la sangre sucia y al traidor con los demás, la pasaremos muy bien con invitados como ustedes- comenzó a acercarse a Granger para aturdirla y llevárselos lo antes posible, sin preocuparse de Severus, que seguro estaría inconsciente por el golpe que le dio.

Pero claro, lo último que tenía que haber hecho era confiarse de que en un golpe medianamente fuerte terminaría con el ex espía de Voldemort, así que cuando se dio cuenta estaba sangrando por diferentes partes de su cuerpo y el dolor se hizo tan insoportable que cayó al suelo sin siquiera poder gritar.

Severus comenzó a levantarse lentamente comprobando si realmente estaban ya a salvo, y afortunadamente así fue, por lo que se fue acercando de nuevo a su antigua alumna, dejando de lado su herida en la cabeza.

-¿Granger?- se arrodilló lentamente frente a ella sin querer asustarla aún más. Pero fue cuando puso su mano en el hombro de la chica cuando ella pudo reaccionar, lo miró a los ojos y rápidamente se lanzó a abrazarlo fuertemente.

Snape no sabía qué hacer, no creía que era momento para quitarla encima suyo después de lo que le pasó, pero es que no estaba acostumbrado a este tipo de acciones hacia él, por lo que ni siquiera levantó los brazos para devolverle el abrazo.

La lluvia ya había empezado a empeorar y realmente no quería tocarla por más tiempo para no incomodarla, así que rápidamente se le ocurrió, Grimmauld Place, sabía que Potter y la joven Weasley estaban viviendo ahí y no quedaba tan lejos, así pronto podría llevarla con quien realmente la podía ayudar.

Tomó la varita de Hermione con un accio y después a ella le tomo rápidamente de la cintura para desaparecer juntos.

Al llegar, la soltó lo antes posible y ella, ya un poco más tranquila y segura, soltó a su profesor, pero aún seguía llorando.

-Venga- la llevó hasta la entrada de la mansión y una vez frente a la puerta tocó el timbre.

Afortunadamente no esperó mucho tiempo y Potter apareció sonriendo, pero al ver el estado de su amiga fue a abrazarla.

-¡Hermione! ¿Qué pasó?- ella no quiso contestar y solo lo abrazó más fuerte, ocultando su cara en su pecho.

-¡Herms!- la pelirroja Weasley llegó preocupada junto a su amiga cuando escuchó el grito de Harry.

-Sera mejor que la cuiden, trataron de...- fue lo único que Severus pudo decir cuando un hechizo lo golpeó, de nuevo, por la espalda haciéndolo caer desmayado y provocando que su herida en la cabeza se hiciera más profunda, nunca se hubiera esperado que ahí lo fueran a atacar a traición.

-¿Sirius pero que...?-

-¡Harry, por Merlín! ¿¡No ves cómo dejó a Hermione!?- le responde furioso.

-Él no fue Sirius, él me defendió- Hermione reaccionó por fin y se arrodilló junto a Severus para tratar de ayudarlo con la herida que le hacía sangrar por el costado de su cabeza.

-Tenemos que llevarlo a San Mungo, está sangrando mucho-

-No creo que quiera ir allá Ginny, mejor vamos a Hogwarts-

-Harry tiene razón, vámonos-

Con eso desaparecieron, dejando a Sirius perplejo, primero Hermione llegaba con claras marcas de golpes y casi en shock, y después de que el murciélago cayera se recuperaba y lo llevaban a Hogwarts. Definitivamente tenía que pensar primero en ella y luego en los demás, sobretodo si se trataba de Quejicus.

Molesto aún por creer que Snape había atacado a su amiga, cerró la puerta y también desapareció.

-o-

Bueno, aquí otra historia, ojalá les guste como la otra, que por cierto, ya pronto terminaré. :D

Saludos.