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Tres camas y un futón

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Principal Pairing: SasuSaku; Other: NaruSaku, SaiSaku, KakaSaku

Characteristics: WAFF Lemon, Rating M

Status: In progress

Advertencia: Naruto no me pertenece, si no te gustan las características de este fic por favor no continúes leyendo.

Agradecimiento: a los lectores, espero que sea de su agrado, cualquier crítica, sugerencia, ayuda, dejarla en un review o en un privado.

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-Por fin la vieja Tsunade fue algo considerada con nosotros– decía alegre un rubio de unos 19 años.

-¡Naruto, no seas escandaloso!– se quejo Sakura.

Sasuke caminaba con las manos en los bolsillos como siempre lo hacía, solo dirigía miradas de hielo a sus compañeros que parecían bastante emocionados.

-Ya Naruto, solo serán unos días, además a quien debes agradecer es a Sakura por haberla convencido– aclaraba Hatake al tiempo que leía su tan inusual libro naranja.

La pelirrosa se limitaba a sonreír y a escuchar como el Uzumaki alegraba el camino con sus palabras…entonces recordó el objetivo de aquella salida: el objetivo era su meta personal.

-Frontuda, una mujer es capaz de conseguir todo lo que quiere…así esto parezca ser imposible– afirmó la Yamanaka.

-Explícate por favor Ino-cerda– la kunoichi sonrío y la miro con curiosidad. Se puede decir que su vínculo había surgido de nuevo, o mejor dicho, renacido; Sakura se sentía dependiente de la chica de ojos azules, a pesar de las peleas que pudieron haber tenido, tenían muchas cosas en común, no había por qué dejar de ser amigas.

-Lo que quiero decir, es que solo nosotras y con nosotras me refiero al género femenino, poseemos algo que vuelve loco a cualquiera, ya sea una mujer o un hombre– sonrío pícaramente ante la expresión escandalizada de la Haruno.

La miro de arriba abajo. Ino de por si siempre había sido atractiva, ahora era toda una belleza, poseía un gran y redondo busto, unas caderas perfectas y una altura digna de una kunoichi, un cuerpo bien trabajado -Ino, ¿y cómo se logra eso?-

-Sencillo Sakura, son miradas, frases, gestos, circunstancias, etc.-

-Suena fácil, pero no lo es en absoluto- aseguró Sakura.

-Tonta, es por eso que aun no tienes novio, mira que bonita eres y tu aún sigues solterona, ¡te enseñare cómo se hace!– Ino señaló a un chico de mejillas tatuadas que andaba sobre el lomo de un gran perro -a Inuzuka, le voy a caer en este momento, tu solo fíjate y aprende-

Ella asintió mientras su amiga se mezclaba entre la gente, a cada paso sus caderas se contoneaban de forma insinuante robando algunas miradas, tales movimientos le provocaron risa, pero también un pensamiento: "se ve ridícula", haciendo que una de sus cejas rosa se arqueara con un deje de gracia.

Ino se acerco lentamente a él, el chico saludo con una mano y una gran sonrisa a la cual la oji azul correspondió. Tras avanzar un paso más, ella miro a los ojos de Inuzuka y sonrió dulcemente, coquetamente subió los brazos delgados y firmes, trato de poner algo de orden al desordenado cabello del muchacho y mientras lo hacia sus pechos rozaron suavemente la chaqueta de Kiba que era un poco más alto; él es un adolescente, es imposible que pase por alto un detalle tan sexual como aquel, irremediablemente se sonrojo y algo nervioso dio un paso hacia atrás, sus pies se enredaron y cayó en el suelo.

Ino trato de ayudarlo pero "casualmente" termino cayendo encima de él, por supuesto de forma accidental, Akamaru movió la cabeza observando la situación, la rubia quedo muy cerca del rostro de su dueño.

-Oh Kiba, en verdad lo siento– musitó la avergonzada muchacha justo sobre la oreja del susodicho.

Un escalofrió recorrió el cuerpo del chico perro ante la perspectiva de una posible insinuación, "Ino es hermosa, estaría bien si tomo la iniciativa", pensó Kiba y al instante la tomo de la cintura y la atrajo completamente hacia él en un beso suave y candente a la vez, mordía los labios de la oji azul con tal delicadeza que cada vez necesitaba sentirla más cerca. Después de todo, entre amigos todo se vale ¿no?

Ino, conciente del poder que ejercía sobre el chico perro, abrió un poco los labios permitiéndole la entrada y con la punta de su lengua rozo la del muchacho, esto para ambos fue totalmente placentero y ahora se hacia cada vez más profundo. Por su puesto que la rubia no deseba intimar con Kiba, tan solo estaba dándole clases a su mojigata amiga pelirrosa…Ino se paro de un solo intento -¡pervertido!– grito ante la mirada de una muy sonrojada Sakura y los que no estaban enterados de las intenciones de la muchacha de ojos azules, viendo la escenita miraron acusadoramente al chico que se puso tan rojo como un tomate.

Kiba se levantó rápidamente y muy avergonzado trató de calmar a la mujer que amenazaba con llorar -Ino, Ino, no te pongas así, yo…enserio lo lamento, no creas que yo…soy un pervertido, no es así…Ino haré lo que quieras si dejas de llorar, ¿sí, por favor?– ofreció y al tiempo rogó.

Las palabras mágicas habían sido dichas, entonces Ino supo que si quería algo, este era el momento adecuado. Lo miro pero parecía no estar muy convencida -¿lo que yo quiera?– preguntó. Hizo pucheros que sabía despertarían el instinto de protección en el joven Inuzuka; se acerco a él de forma insinuante otra vez, pero ahora con una mezcla de inocencia.

-Lo…lo que tu quieras– logro decir sin tener muy en cuenta lo que aquello implicaba.

Tomando su palabra, Ino se separó rápidamente -¿qué te parece traer los helados más grandes de Konoha para Sakura y para mí?- le sugirió como quien no quiere la cosa.

Él la miro con cara de "me engañaste" pues no era la primera vez que Ino le burlaba de aquella forma. –Por favor- gimoteo de forma dulce y necesitada.

Tras un suspiro resignado él acepto -está bien, ya regreso-.

Tras regresar al lado de su amiga la frentona, Ino mecía los pies con alegría y disfrutaba de su enorme helado de fresa -Sakura, ahora estamos comiendo este delicioso manjar gracias a mi-

Sakura asintió -ahora lo entiendo cerda- sonrió melancólica y dijo -se ve muy fácil, pero es que yo no tengo tanto de todo eso– afirmó señalando el agraciado pecho de la Yamanaka.

-¿Esto?– respondió incrédula de las palabras de su amiga frentona. -realmente no importa mucho, solo debes manejar bien lo que tienes, si quieres te enseño otras maneras-se ofreció bastante resignada a darle clases de seducción a su acompañante; hecho un vistazo a la plazoleta y decidiéndose por una persona en particular, anuncio -Hinata es una victima perfecta-

Una enorme gota surco la cabeza de la kunoichi integrante del equipo siete. -déjalo así, por hoy es suficiente para mí, en cambio tú, se ve que no tienes límites–

De esta forma las amigas se despidieron y de camino a casa Sakura sostuvo una gran charla con su Inner donde el culpable de aquella morronguería iba y venía sin ninguna conclusión. Lo siguiente fue ir a la oficina de Tsunade-sama, rogarle para que le diera unos días libres, a ella y a su equipo de trabajo, alegando falta de descanso, deseos por renovar los ánimos y otras tantas excusas que tras dudarlo un buen rato la Hokage acepto, además de eso, abusando de su buena fortuna, Sakura consiguió que les pagaran todo en un bello hotel.

Sakura se sonrojo totalmente.

-Sakura-chan, ¿te sucede algo?– le preguntó un muy preocupado Naruto.

-No es nada- respondió y negó con la cabeza. Pero el bochorno seguía allí de solo pensar el objetivo de esas pequeñas pero merecidas vacaciones: seducir a sus compañeros.

Y es que sus victimas no serían muy fáciles, eso parecía, pues la esperaba un témpano de hielo muy bien dotado por la naturaleza, de cabello y ojos negros, el conocido Sasuke-kun; un maestro también muy apuesto y por demás un pervertido, quizá él sería un trabajo menos esforzado dada su cualidad de depravado, Kakashi; por último un rubio de bellos ojos azules y una personalidad muy marcada, Naruto; Sai vendría después ya que él estaba en misiones, así que de eso se encargaría cuando retornara a Konoha.

-¡Ya hemos llegado, vaya que si!– exclamó Naruto con todas sus ganas sacando a Sakura de sus no muy inocentes pensamientos mientras Kakashi sonreía y Sasuke se limitaba a mirar.

Era una promesa personal, los próximos cuatro días serían cuatro días inolvidables.

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