Cuestion de genes, Lupin's et Black's

Cap.1 Reunión y fiesta

Los miembros de la Orden se encontraban reunidos en Grimmauld Place. Dumbledore los había convocado después de ocho meses de tranquilidad.

-…Os estaréis preguntado el porqué de mi llamada. Ya como bien sabéis y gracias a vosotros, todo terminó. Pero había pensado que la Orden podría seguir funcionando. –Todos los asistentes a la reunión le miraron con cara de no entender nada.

-Me explico. En las calles sigue habiendo un alto índice de criminalidad y había pensado que podríamos ser una especie de seguridad como la que tienen los muggles.

-¿Se refiere a la policía? –Intervino una joven de pelo morado de unos veintidós años.

-Sí. Gracias Nymphadora. –Le agradeció el hombre.

-Odio que me diga así. –Le dijo la bruja en bajo a su primo, un hombre de pelo negro trece años mayor que ella pero muy atractivo.

El pelinegro a su vez sonrió. –Él y todos, Tonks.

-… algo más o menos como la policía. Nada que ver con los aurores del ministerio. –Siguió el anciano mago. –Por supuesto quien esté en desacuerdo, no tiene por qué hacerlo… Así que, ¿votos a favor? –Todos levantaron la mano. El mago sonrió. –Excelente. En cuanto tenga novedades os haré llamar de nuevo. Gracias. –Se levantó y se fue, al igual que algunos miembros más. Otros se quedaron a charlar un rato, como Tonks con el pelinegro.

-Yo ya me voy a ir. –Dijo un castaño de la edad del moreno acercándose a ellos.

-Mañana nos vemos y tomamos algo. –Ofreció.

-Claro Sirius. –Sonrió y le estrechó la mano. –Tonks. –Dijo mirándola ahora a ella, en forma de despedida.

-Adiós… Remus. –Sonrió tímidamente. Segundos después Remus se fue, ella suspiró.

-'Adiós… Remus'. –La imitó Sirius. Tonks le dio un codazo.

-Cállate. –Su primo empezó a reír. –Yo también me voy a ir ya. –Dijo viendo que ya solo quedaba ella.

-¿Ya? Pero no mujer, quédate un rato más y charlamos.

-No, me quiero acostar pronto. Mañana u otro día te visitaré.

-Está bien. Pero mañana, nada de otro día.

-Vale… -Dijo cansina, le dio dos besos y se fue acompañada por el hombre hasta la puerta.

En una discoteca de la ciudad se encontraban Alice Black, la hermana de Sirius, una morena de pelo largo de ojos azules con una pizca de verde, y su mejor amiga Sarah Malfoy, sobrina por parte de Lucius (aunque no tenía contacto con él), rubia de pelo por los hombros, (normalmente lo tenía rizado), de ojos azules verdosos y un poco más alta que la primera. Ambas tenían veintiuno años.

-¿Qué quieres tomar? –Preguntó la rubia.

-Un whisky de fuego. –Sarah se volvió a la barra

-Dos whiskys de fuego. –El barman la sirvió los dos y ella le pasó uno a Alice.

-Gracias. –Bebió un sorbo.

Entraron al local un moreno y un rubio de la edad de las muchachas.

Sarah le dio un codazo a Alice. –Vaya par de pivonazos…

Alice se giró y vio a los chicos que se acercaban a ellas.

-Hola guapas. –Saludo el rubio.

-Hola. –Dijo Sarah mirándole coquetamente.

-¿Qué hacéis las dos solitas aquí? –Preguntó ahora el moreno.

-Ya sabes divertirnos un poco. –Siguió hablando la rubia.

-Yo soy Kellan y él es Hugo. –Presentó el rubio.

-Encantada. Yo soy Sarah y esta es mi amiga Alice.

-Un placer. –Sonrió con picardía Hugo mirando a la morena.

-Sí. Lo mismo digo. –Dijo Alice y desvió la mirada.

-¿Queréis tomar algo? –Propuso Kellan.

-Clar… -Empezó Sarah pero Alice la interrumpió.

-No gracias. Estamos servidas. –Cogió su vaso de whisky que había dejado en la barra y bebió de nuevo. La rubia miró a la morena con el ceño funcido, después miró a los chicos sonriendo falsamente.

-¿Nos disculpáis? –Cogió del brazo a Alice y tiró de ella hacia el baño.

-¿Se puede saber qué te pasa?

-Vienen a lo que vienen.

-¡¿Y?! Exactamente por eso. Como suele pasar los días que vamos de fiesta.

-Y que ya estoy harta de eso. Quiero sentar la cabeza y conocer a alguien que me llene, no quiero pasarme la vida yendo de cama en cama.

Sarah bufó. –Está bien tú haz lo que quieras, pero yo me voy con el rubio. Pero para eso tienes que entretener al moreno, porfa ¡please!

Alice rodó los ojos. –Esta bien. –Sarah sonrió ampliamente y la dio un fuerte abrazo.

-Vamos entonces. -Salieron de nuevo.

-Holaaaa… Ya estamos aquí.

-Uff pensé que ya no volvíais. –Manifestó Kellan.

-¿Cómo no íbamos a volver? Si aquí estamos muy bien acompañadas. –Volvió a sonreir coquetamente.

El moreno se centró en la morena.

-¿Bailas? –La invitó.

Alice miró a Sarah la cual la hizo un gesto para que fuera.

-Sí, claro. –Hugo y Alice fueron a la pista.

Estaba sonando una música bastante movida y empezaron a bailar.

Alice movía las caderas lentamente de un lado a otro desganada, pero aún así estaba provocando al moreno que se pegó más a ella.

-Uff… -Se mordió el labio inferior. –Estás buenísima. –Dijo bajando las manos de la espalda de ella hasta su trasero.

La morena arqueó la espalda pero en vez de conseguir separarse de las manos de él hizo que se pegara más a su torso. Hugo fue acercando sus labios pero Alice no aguantó más y le separó antes de que llegara siquiera a rozar los suyos.

-¿Qué pasa? –Preguntó él desconcertado.

-¡¿Qué qué pasa?! –Bufó. –Nada, no pasa nada… Solo que todos los hombres sois unos cerdos. –Le miró ofendida y se fue del local dejando al chico boquiabierto y sin creerse lo que le acababa de pasar.

Alice rato después llegó a Grimmauld Place.

-Hola hermanita. –Dijo Sirius desde el sofá al verla entrar.

-Hola. –Le saludó sin mucho ánimo.

-Pensé que no dormirías aquí… ¿Vienes sola? –Se extrañó Sirius a ver que no la acompañaba nadie.

-Sí, vengo sola. Lo de traer tíos a casa se acabó. ¿Y tú?

-Hoy he tenido la reunión, por eso no he podido salir por ahí, ya sabes… -La miró pícaramente. Alice rodó los ojos.

-Sí, ya se. –Se acercó a el y le dio dos besos. –Ya me voy a la cama, hasta mañana.

-Yo también me voy ya. –Dijo apagando la tele. –Hasta mañana preciosa. –Ambos subieron y se fueron a sus respectivos cuartos.