Irresistible
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One-Shot / (+18)
NaruSaku

Solo tenía que meter mi última maleta al auto y mi vida terminaría.

—¿Tienes todo ya? —me preguntó mi papá antes de subir al carro.
—Sí; todo listo.
—Adiós, Sakura —mi pequeño hermano, Konohamaru, me abrazó fuertemente y susurró—: Talvez tengas incluso más suerte en un internado que aquí con Mebuki.
—Adiós pequeño —lo mire una última vez. Solo tenía 16 años y era 20 cm más alto que yo—. Bueno, ni tan pequeño; mira que estar más alto que tu hermana de 18 años es un record.

Me sacudió el cabello amigablemente y después me dio un beso en la mejilla.

—Adiós, Sakura-chan —repitió.

Me metí al auto y papá encendió el motor.
Uno, dos, tres.
El auto avanzó.

Cuando yo nací, mi madre, Mebuki, abandonó a mi padre. Al cumplir los 8 años, Kizashi se hizo cargo de Konohamaru; él pequeño de 6 años que había sido abandonado en la calle.
Cuando cumplí los 15 años, Mebuki apareció frente a la puerta de mi casa.
Manipulando siempre a mi padre, ya que, después de todo, él siempre estuvo enamorado de ella a pesar del daño causado.
Jamás fui amable con ella, por lo que, sin embargo, cause que convenciera a Kizashi de mandarme a un internado para hacerme de la responsable y dejar de ser arrogante e insolente.
La ciudad de La Hierba era un lugar pequeño pero, a pesar de eso, yo había nacido ahí y era mi hogar. Ahora que viajaba hasta la ciudad de La Hoja, era algo completamente nuevo para mí; jamás había salido de la Hierba. En comparación, la Hoja era un lugar demasiado lejos; 10 horas de camino en carro exactamente. El internado se llamaba: "Institute Konoha National - Boarding School"
Se supone que llevaba los años de Bachillerato y de Universidad. Así que, si llevaba mi segundo año en el bachillerato y, si contábamos los 6 años de mi carrera universitaria; no volvería a ver a Konohamaru hasta que él ya tuviera cumplidos los 23 años.
Tampoco volvería a ver a Tenten; mi prima favorita que, a pesar de no ser absolutamente nada afeminada, era muy linda y era como la hermana que nunca tuve.
Kizashi tampoco fue él mejor padre del mundo; siempre tuvo sus fallas como padre y, como punto negativo, sus celos hacia los chicos que me buscaban eran malos.
Extrañaría verdaderamente demasiadas cosas.

—Sakura, despierta —escuché la voz molesta de mi padre.
—¿Por qué me despiertas? ¿Qué sucede? —pronuncié en un bostezo.
—Hemos llegado.

Solo dos palabras bastaron para meterme en trance y darme completamente cuenta de que ya había llegado mi fin.

Rápidamente me asomé por la ventana y vi en ella el infierno; el campus se divagaba desde lejos. Era, literalmente, como una ciudad pequeña. Ni las palabras podrían salir de mis labios para expresar el denso lugar.
Las banderas con un enorme espiral en medio y con la punta como la coronilla de una hoja, adornaban cada lateral del lugar.
Tantas personas se podían divagar.

Kizashi entró al estacionamiento con lentitud y estacionó el coche. Abrió su puerta y después abrió la mía.
Me ayudó a bajar y con ello, se fue a abrir la cajuela y saco mis 7 enormes maletas.
Yo cargué 3 y él cargó 4.
De su bolsillo, Kizashi sacó un mapa del internado y comenzó a hablar:

—Bien, si éste es el estacionamiento, significa que el edificio en donde te instalaras está de éste lado —remarcó en el mapa.
—De acuerdo, entonces, ¿hacia dónde vamos?

Dio un paso hacia adelante con vacilo y después pronunció:

—¡Hacía la izquierda! —apuntó con el dedo índice y comenzó a caminar.
—¡Esa es la derecha! —exclamé avergonzada.

—¡Te dije que aceptáramos la ayuda de ese chico!
—¡No; ese pelinegro no parecía de fiar!
—¡Pero si solo nos ayudaría a encontrar el edificio, no mi cuarto!
—Es mejor que tengamos precaución —señaló Kizashi—. ¡Mira! ¡Aquí está el edificio!
Echó a correr con todo y maletas y lo tuve que perseguir.
Llegamos a la pequeña recepción de ese edificio y Kizashi preguntó a la encargada.
Me senté en el sillón a esperar.

—¡Sakura! ¡Vamos; ella te mostrara tú habitación!

Una chica de ojos azules y cabello rubio amarrado en una coleta alta, me sonrió amablemente.

—Un gusto en conocerte, Sakura Haruno. Mi nombre es Ino Yamanaka y soy la encargada de éste edificio.
—Un placer —y estrechamos la mano.

Ino amablemente se ofreció a llevar dos maletas.
Mientras subíamos por el edificio, Ino nos contaba algunas anécdotas del campus y de cómo sería mi rutina diaria en el lugar.

—Bien, ésta es tú habitación —anunció la Yamanaka al abrir la puerta.
—¿No tendré compañeras? —Ino vaciló.
—N-no. Lo que sucede es que… Es que… Alcanzaste una habitación vacía. —sonrió forzadamente.
—Bueno, ya que la joven Yamanaka está aquí y te puede ayudar, será mejor que me vaya —pronunció Kizashi.

Un abrazo muy fuerte. Kizashi sería el último miembro de mi familia y de mi ahora vida pasada que vería hasta 7 años después.
La puerta cerró detrás de Kizashi; él ya se había ido.

—¡Qué bueno que ya se fue tu papá! —exclamó Ino.
—¿Por qué lo dices?

La rubia me tomó de los hombros con nervios.

—Sakura, honestamente te diré la verdad; éste cuarto será solo para ti y no tendrás compañeras porque… Porque te tocó la ventana —susurró con un deje de misterio.
¿"La ventana"?
—Observa —caminó hacía la ventana de la habitación y después habló—; La ventana está enfrente de La ventana del edificio vecino, ¿entiendes?
—La verdad es que no.

Ino bufó.

—Sakura, el otro edificio es uno masculino, por lo que, desafortunadamente, hay otra habitación del otro lado en donde su ventana choca justo en frente de la ventana de ésta habitación. ¿Ves ese árbol de en medio? —asentí—. Bien, pues los chicos de esa habitación, por lo general, cuando una chica era instalada en éste cuarto, los chicos salían por la ventana y cruzaban con ayuda de las ramas del árbol hasta ésta ventana, entraban y… ¡Y violaban a la pobre chica!
—Ino, fui a una escuela de artes marciales desde que tenía 4 años. Soy cinta negra. ¡Esos pervertidos no me dan miedo en lo absoluto!
—No importa; prométeme que todas las noches le pondrás seguro a la ventana y la taparas con una cortina.
—Pero ya te dije que…
—¡No importa! —me interrumpió—; prométeme que lo harás.
—De acuerdo… —bufé.

—El día de hoy, no solo empezamos un nuevo semestre, sino que, después de todo, una alumna nueva se integra con nosotros. Pasa querida.

Yo, como estúpida, abrí la puerta y caminé con paso de robot hasta quedar enfrente del salón.

—Su nombre es Sakura Haruno.

El marcador talló mi nombre en el pizarrón y sentí morir.

—Bien, Sakura, tú nuevo lugar será… Adelante del señor Inuzuka.
—De acuerdo… —murmuré.

Caminé con lentitud hasta sentarme en mi lugar y saqué mis cosas.

—Como todos ya sabemos, éste es nuevo semestre, las vacaciones han terminado y para empezar el semestre, empezaremos de nuevo con nuestra semana cultural.

Los chicos empezaron a chiflar y unas chicas comenzaron a aplaudir con tanta fuerza que me ganó la risa.

—¡Calmados! —expresó el maestro—. Tienen veinte minutos para ponerse de acuerdo y decirme que van a presentar en éste semestre.

Todo el mundo se levantó y se reunió en bolita.

Por un momento no supe que hacer; ir y pedir amablemente que me integraran a un pequeño grupo, o quedarme en mi lugar y esperar que alguien gentilmente me ofreciera un hueco en su grupo.
¡Mierda! ¡Joder si no, inútil!

Me quedé quieta y cerré los ojos.
Mis pies me guiaron eufóricos y llegué enfrente del escritorio del maestro.

—Esto… ¿Kakashi-sensei?

Él levanto el rostro de un libro que leía.

—Dime, Sakura.
—¿Qué eso de la semana cultural?
—Claro —cerró su libro y se enderezó en su silla—. La semana cultural se celebra cada inicio de semestre. Todos demuestran algún talento que tengan. El campus se utiliza como si fuera un festival. Todos llevan la ropa que quieran pero con una bata especial del mismo diseño y color. Se celebra en la noche y los cinco días que le siguen son libres para los alumnos.
—¿Es forzoso?
—Demostrar un talento, sí. Asistir, no
—¿A qué se refiere?
—Si no quieres asistir al festival, solo presentas lo que vas a demostrar y, al terminar, te puedes retirar a tu cuarto. Si deseas quedarte, solo terminas tu acto y convives en el festival con tus compañeros hasta que tu energía aguante.
—¿Y es en grupo?
—Puedes hacerlo individual si así lo deseas.
—Gracias.
—De nada.

Me senté en mi lugar y recargué mi cabeza en el pupitre.

¿Qué podría demostrar en esa maldita semana cultural? Es decir, en toda mi vida había cosas que sabía pero que no podía demostrar en ese dichoso festival.
Las artes marciales era algo que sabía desde los 4 años pero, eso no podía demostrarlo en esa jodida semana cultural.
No podía demostrar que sabía nadar desde los 10 años, es decir; ¿Cómo carajo iba a nadar en un escenario y sin agua? No les iba a decir «Pasemos todos a la alberca para mi demostración de un 25 en Pecho y después regresen al escenario» ¡Qué estupidez!
Y tampoco podía demostrar que tocaba el violín porque no lo había traído y se había quedado en casa con mis papás y a cuidado de Konohamaru para que esa vieja que me había mandado aquí no le hiciera nada.
No iba a cantar porque apenas si decía "Pio" fuera de la regadera.
Y claro que lo iba a hacer sola, es decir; no conocía a nadie como para decirles «Hey, me integro a su equipo. Pónganme a hacer algo productivo»
¡Ja! Como si fuera tan fácil.
¡Y qué se fueran al carajo! ¡Ni que fuera tan fácil!

Después terminada las primeras tres clases, hubo un pequeño descanso. ¡Perfecto para ser la presa de cualquier!

—¡Hola! Tú eres Sakura, ¿no? —y ahí estaba.
—Evidentemente.
—¡Soy Karin! Ésta es Kazumi. —señaló a una castaña de su lado.
—¿Qué tal? —pregunté.
—Nos gustaría que te unieras a nuestro grupo para la semana cultural. ¿Qué dices?
—¿Qué presentarán?
—¡Un baile algo exótico! —chilló Karin—. Otras 2 chicas se unirán. ¡Dios! ¡Será tan sensual!
—Vaya… Bueno… Pues… Agradezco tú propuesta pero… Ya he decidido hacerlo con alguien más.
—¿Ah sí? ¿Con quién? —alzó una ceja Kazumi.
—Con… —alcé la vista buscando, ¡Pero carajo! Ya todos se habían ido. Volteé a atrás y encontré a una pelinegra de flequillo sentada y leyendo. ¡Perfecto!—. ¡Con ella! —la señalé con el dedo.
—¿Con Hinata? No hablas enserio, ¿verdad? Es una nerd. ¡Se la pasa en sus libros!
—Pues que agradable. A mí me gusta leer.

Me levanté de mi silla y fui hacía ella, me senté justo delante de ella y recargué mis brazos en el respaldo de la silla.

—¡Hola compañera! ¿Ya pensaste en lo que haremos en la semana cultural?

La chica se separó de golpe de aquel libro y se sonrojó en exceso.

—¡O-oh! ¿Q-Qué? —murmuró perdida.
—¡Sí! De lo que hablamos hace un momento —viré el rostro, cuando vi que Karin y Kazumi ya se iban meneando las caleras, me relajé—- ¡Uff! ¡Ya se han ido!
—¿Qué?
—Disculpa por haber interrumpido tu lectura. No me era de fiar y rechacé su invitación a un baile que hará para el festival.
—¿E-Eres Sakura-san, verdad?
—Sí, y tú…
—Hinata Hyuga —me extendió la mano, y con lentitud la estreché con ella. Primera impresión: ¡Extraña!
—¿Vas a almorzar? Vamos a la cafetería.
—Claro.

Ambas nos levantamos y salimos del salón en dirección a la cafetería que lamentablemente se encontraba en el primer piso. Hinata quiso irse por las escaleras y supe que lo lamentaría.

En cuanto nos sentamos en una mesa vacía, ella empezó a hablar.

—¿De dónde vienes, Sakura-san?
—De la ciudad de La Hierba.
—Está algo lejos, ¿no le crees? Yo vengo de La Arena.
—¡Qué calor! ¿Qué no te tuestas ahí?

Hinata rió poco y después me miró dulcemente.

—Siempre que salía de casa, mi padre me obligaba a llevar sombrilla.
—Hinata, ¿anotaste ayer los apuntes del laboratorio? Me quedé dormido en la explicación de Asuma-sensei.

Un chico pelinegro se sentó a un lado de Hinata y comenzó a comer su manzana.

—¡Tú! —grité señalándolo con el dedo índice.

¡Carajo! ¡Él no!

Después de dar jodidas vueltas largas en todo el estúpido campus, papá fue a una cafetería y dijo que esperara por qué él "preguntaría"
Bajé las escaleras y un tipo corriendo hizo que me cayera de ellas, ¡Ja! La suerte fue que caí encima de un tipo.
Más bien lo odie al instante en cuanto me di cuenta de que mis pechos habían caído "accidentalmente" en sus manos y se amoldaron a la perfección.

¿Qué mierda haces?
—Hmp —"dijo"
. Te salvo.
—¡Y te aprovechas, idiota!

Le di una bofetada y me levante de él.
Caminé en dirección a las escaleras.

¡Oye! ¿Y mi recompensa por haberte salvado?

"Oh cariño, creo que te di suficiente recompensa"

¡Vete a la mierda!

Subí las escaleras echando humo y papá se dio cuenta de ello en cuanto me vio.

¿Todo en orden, cariño?
—En perfecto orden —gruñí.
—¡Oye! —"Mierda, ¿ahora qué?
—¿Qué se le ofrece, joven?
—Oh, ¿es usted el padre de "ella"? —me señaló con las cejas. "Sí cariño, él es mi padre y es militar"
—Sí.
—¡Oh! ¡Es nueva! —exclamó emocionado. Papá asintió y tuve ganas de tener mis manos en su cuello. "Oh sí, que bien se sentiría"—. Yo conozco bien la escuela; podría darles un recorrido.

Papá ni lo dudó dos segundos.

Ni hablar. Vámonos, Sakura.
¡NO!
—Hmp. Adiós, Sakura —murmuró el tío.

—Mira que, ¿conviviendo con la nueva? —sonrió él.
—¡Vete al carajo, estúpido!
—¿Ustedes… Se conocen, Sasuke-kun? —habló suavemente Hinata.
—Ayer nos conocimos.
—Ni menciones el tema, idiota.
—Sasuke, ¿ya terminaste el proyecto? Enserio que necesito que lo termines; yo ya acabé mi parte —un tipo se sentó a mi lado y agarró una cuchara para su gelatina. Me miró y murmuró—. Ah, hola Sakura.
—¡Todavía no termino la maqueta, Shikamaru! Tu parte era más sencilla.
—Hagamos algo, te consigo los materiales para mañana y lo terminas con facilidad.
—Hmp. Hecho.
—Quita tu plato, estorba, vago. —dijo una rubia sentándose a un lado de Shikamaru.
—Mujer, no fatigues.
—Temari-san, ¿ya has pensado en algo para el festival? —preguntó Hinata a la rubia.
—No, es un lio.
—¡Chicos! ¡Se me ocurrió una idea fantástica! —escuché el chillido de una chica acercándose—. Vago, tú y Temari cantaran mientras que Hinata y Sasuke bailan. ¡Yo haré coros! Será una canción súper movida. ¡Será increíble!
—Ni hablar. Vete a joder a alguien más, Ino. —dijo un Shikamaru fatigado.
—No te pregunte, idiota. ¿Tienes alguna otra idea? ¿Quién es la de la buena imaginación aquí? Eres un vago, ¿qué vas a saber tú?
—No es como si me emocionara por ver a Sai pasar, ¿oh sí? —se burló—. Por lo menos soy razonable. Y sé que esa idea tonta tuya no va a funcionar.

Ino miró hacía Sasuke, esperanzada.

—Ni hablar, no cuentes conmigo, Ino.
—Lo siento Ino… —murmuró Hinata apenas.

Y sus ojos azules se cruzaron con los míos.

—¡Sakura! ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Cómo terminaste sentada junto a ese vago?
—Hola, Ino. Shikamaru se sentó al lado mío. Solo vine con Hinata a almorzar.
—¿Quién diría que terminaste sentada aquí? ¡Es absolutamente fabuloso!
—Mantente alejada, Sakura —escuché la advertencia de Temari—. Su cabecita está teniendo un muy mal plan para ti.

Ino se sentó junto a Sasuke y le dio un sorbo a su sopa.

—¿Qué no es ese Sai? —dijo Sasuke con tono de burla.
—¡¿Dónde?! —gritó Ino e inmediatamente se escondió debajo de la mesa.
—¡Hey, chicos! —gritó un tipo demasiado blanco. Parecía del color del papel. Rodeó la mesa y se sentó en la orilla junto a mí y a Hinata—. Naruto me ha dicho que no vendrá a almorzar y… —su vista la dirigió a la silla de un lado de Sasuke—. ¿Qué está haciendo Ino?
—¡Nada! —gritó Ino desde abajo—. ¡Se me cayó mi anillo! ¡No te preocupes, Sai!
—Bien… —Shikamaru aclaró su garganta y Sai pestañó—. ¡Claro! Les decía que Naruto ha dicho que se le ha caído su saxofón y se ha quedado en su dormitorio afinándolo y arreglándolo. Por eso no podrá venir.
—Qué problemático. Naruto se convertirá en un antisocial con su música. Que rollo.
—¿Así como tú? —dijo Ino mientras se levantaba y se sentaba en la silla—. Por lo menos se convertirá en antisocial por la música. No como tú en un vago.
—Por lo menos no soy una chica que se esconde al ver…
—¡Cierra la trompa! Dices algo más y estarás muerto.

Terminé mi sopa y comencé a morder la manzana. Esto se estaba poniendo interesante.

—Sabes que es una broma, Ino —dijo Temari tratando de suavizar el ambiente.
—¿Alguien quiere callarse? Trato de imaginarme como sería la vida sin ustedes cinco; contando a Naruto —dijo Sasuke mientras arqueaba la cabeza en el respaldo de la silla y cerraba los ojos.
—Te haría falta, de eso no hay dudas —dijo Ino sonriendo entre dientes.
—Ja. La vida sería mejor sin ti. No le harías falta a nadie con tus locas ocurrencias —rió Shikamaru.
—Hazme el favor, Shikamaru —se burló Sasuke aún con los ojos cerrados y con la misma postura de antes.

Ino bufó y se cruzó de brazos.

—Mis mejores amigos son unos traidores.
—¿Me incluyes a mí y a Hinata? —preguntó Temari.
—A veces lo son. —Ino volteó a verme bruscamente y todos en la mesa nos miraron a ambas esperando una respuesta de Ino—. Sakura ahora será mi nueva mejor amiga. ¿Verdad?
—No he comentado nada al respecto —fingí ser ajena a esa mesa.
—Hmp. Te han rechazado, Ino —rió Sasuke.
—Eso duele —habló Sai por primera vez.
—No la he rechazado.
—Sonó como un rechazo, ¿es que niegas la locura de Ino? —volteó Shikamaru a verme.

Me quedé muda.

¡Ring! ¡Ring!
¡Bendita seas, campana! ¡Qué te bendiga el señor!

—Hora de clases —dijo Temari levantándose de su asiento—. Hinata, Sakura, vamos juntas. Mueve tus piernas, vago. La maestra Kurenai es muy puntual y ya te tiene en su lista negra.

Fingí toser disimulando mi risa mientras que me levantaba de mi lugar, junto con Hinata y Shikamaru.

—Ni lo menciones. Que problemática es esa clase.

Shikamaru se levantó de su asiento y me hizo darle mi charola de comida caballerosamente. Los demás vieron el gesto y se levantaron poniendo sus charolas encima de las nuestras, menos Hinata.

—¡Mierda, no jodan! Solo me ofrecí por Sakura y lo haría por Temari.
—Como vi que tomabas su charola, pensé que te ofrecías de charolero y amablemente te puse la mía —dijo Sai sonriendo.
—Que problemático —dijo Shikamaru mientras se iba a dejar las charolas.
—¡Sasuke! Mueve esas piernas que Asuma-sensei nos matará por impuntualidad —dijo Ino jalando de la camisa a Sasuke.
—Hmp. No molestes, Ino. —volteó a vernos y cerró los ojos, vencido—. Nos vemos después.
—Bien, no tengo mucha prisa ya que el maestro Kakashi me va a dar clase, pero con eso de que es muy impuntual… Pero como no tengo nada que hacer, mejor me voy. Nos vemos después —se despidió Sai y después se fue.
—¡Shikamaru! Ya vámonos —gritó Temari a Shikamaru que venía con mucha tranquilidad.
—¡Demonios! No grites mujer.

Después de haber llegado a clase, descubrí que Shikamaru se sentaba junto a mí y yo no lo había notado hasta ese momento.
Cuando las clases terminaron, me acerqué a Hinata.

—Oye, ¿ustedes van a hacer juntos la presentación para el festival?
—Sí, menos Naruto; él lo quiere hacer solo esta vez.
—¿De pura casualidad no conoces alguien que tenga un violín que quiera y pueda prestar, y que no lo valla a utilizar en el festival?
—¿Un violín? ¿Para qué lo quieres? Bueno, omitiendo que lo tocarás.
—Para la semana cultural.
—¿No quieres hacerlo con nosotros? Te ahorrarías los problemas.
—No gracias, sería un problema más para ustedes organizarlo con cinco. Además quiero hacerlo sola.
—Bueno… Creo saber quién tiene un violín con las condiciones que pides.
—¿Quién? —pregunté emocionada.
—Naruto.

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Notas:
Bueno, esto estaba ya desde hace algún tiempo en mi cabecita.
Tenía que escribirlo sí porque sí.

Espero que les haya agradado los personajes, traté de hacerlos con el carácter más parecido al anime y al manga. Aunque es muy posible que no lo haya logrado.
Bueno, éste One-Shot consta de cuatro capítulos… Creo.

Espero les haya gustado el capítulo, y nos estaremos leyendo.

Besos:*
Aly… :3