Disclaimer: Los personajes pertenecen a JK. El título es una cita de AVPM.

Notas: Este fic participa en el reto "Viñetas de emociones" para el foro de La noble y ancestral casa de los Black.

EDITO: Este fic ganó el segundo puesto en el reto Viñetas de emociones. Gracias a los que lo votaron.


Dolor

El verdadero dolor es el que se sufre sin testigos — Marco Valerio Marcial


1995, noviembre. Noche anterior al Slytherin-Gryffindor.

Greg sostiene entre sus grandes manazas el pergamino que le acaba de dar Draco. Tiene letra de niña, piensa distraídamente mientras hace como que lo lee. Aunque, claro, no es algo que le fuera a decir. Es demasiado melodramático como para siquiera plantearse criticarle: con Draco todo son grandes juramentos y miradas de odio. Que si Potter tiene una escoba y debe morir. Que si su padre se enterará de que se han acabado las magdalenas de arándanos y él ni siquiera las había probado. Por eso, en lugar de reírse de él (como se reiría de cualquier otra persona), Greg se tiene que conformar con mirar el dichoso pergamino.

— ¿Creéis que podréis memorizarla para mañana?— pregunta con altanería Draco, paseándose por su dormitorio.

Crabbe, en la cama de al lado, sonríe y asiente.

— Es genial— murmura rápidamente. Greg aprieta un poco más el pergamino entre sus grandes manazas y gruñe afirmativamente, aunque la verdad es que apenas se ha fijado en lo que pone. Solo en que Draco tiene letra de niña.

Es más, está deseando que salga de la habitación para decírselo a Crabbe y poderse reír así los dos juntos.

— Lo sé— replica Draco sin inmutarse—. El ritmo es muy sencillo, no os preocupéis por eso.

Y como si quisiera demostrarlo empieza a golpear rítmicamente el suelo.

Weasley no atrapa las pelotas y por el aro se le cuelan todas. Por eso los de Slytherin debemos cantar: a Weasley vamos a coronar… ¿Entendido? Venga, ahora vosotros.

Crabbe tiene una voz bonita, increíblemente suave para un tipo de su estatura. Greg entra a destiempo. Leer no es su punto fuerte. Cantar tampoco.

Por eso los de Slytherin debemos cantar…

Weasl… ley no a-trapa las pelotas y por eso-el aro se cuelan to…

De pronto está solo. Es raro oírse a sí mismo, con la voz ronca y carente de ritmo, así que se detiene. Levanta un poco la cabeza y allí están sus dos amigos, que se han quedado mirándole fijamente. Casi puede adivinar una sonrisa divertida en los labios de Crabbe.

Draco simplemente le mira con lástima, como cuando le deja copiar pequeñas partes de su redacción o accede a pasarle la lección.

— Supongo que tendrá que valer— murmura encogiéndose de hombros antes de añadir alegremente—: Voy a repartirlos por la sala común. Con esta canción y las insignias tenemos el partido hecho.

— Te acompaño— se apresura a decir Crabbe levantándose de un salto y, tras echarle una última mirada burlona, sale de la habitación.

Greg suspira cansado. Todo el mundo es más listo que él. Hasta Crabbe pilla las cosas el doble de rápido y eso duele. Puede que no sea un dolor físico, como cuando ha comido demasiado en la cena y no deja de dar vueltas en un sueño plagado de pesadillas. O como cuando se cae de la escoba de morros y tiene que aguantarse porque ni Crabbe ni Draco quieren dejar de jugar. Es un dolor más profundo, que se apiña en el pecho y lo oprime.

A Greg le faltan palabras para describirlo. Pero está ahí, duele.

Es tan real que esa noche no baja a cenar. Y aunque Crabbe le mira como si de pronto hubiese gritado a los cuatro vientos que le cae bien Hagrid y Draco crea que son los nervios antes de su primer partido, Greg sabe lo que le pasa.

Lo único que le faltan palabras para describirlo.

Continuará.