Los personajes no me pertenecen, son de la famosa E.L. James.


Di NO al plagio. Esta historia solo está publicada aquí en FanFiction.


Esta mañana me había levantado más temprano de lo común, había pasado por un café al Starbucks de la esquina de mi departamento, para luego tomar un taxi. Hoy me tocaba, como había dicho mi jefa un día completamente ocupado.

Cuando entro a mi oficina efectivamente la cantidad de papeles y manuscritos casi caían por el borde de la mesa. Suspiré, deje el bolso colgado en el perchero y me senté para poder disfrutar del café matutino y fortalecerme mentalmente para todo el trabajo que me esperaba.

Mientras daba sorbos y miraba por el gran ventanal, me di cuenta que en realidad amaba- odiaba mi trabajo, aunque llegase cansada todos los días al departamento, me gustaba la sensación de ser útil y poder tener la mente ocupada.

Llevaba bastante tiempo trabajando en esta editorial, ganaba más o menos lo que me gustaría, tampoco es que pudiese quejarme y pedir un aumento. Pero por el momento estaba conforme con lo que hacía. Desde que me había graduado mi mundo había dado un pequeño giro, me había mudado de la casa de mi mejor amiga a un departamento en pleno centro de Seattle, el guardarropa me agradecía el cambio de estilos y marcas pero por sobre todo era más feliz que nunca, aunque eso sólo fuese en el ámbito laboral.

Deseché el vaso y me dispuse a ordenar los manuscritos, ver cuáles eran los más urgentes y esperaba tener la suerte de encontrar alguno que valiese la pena.

- Buenos días, Ana- me saludan desde el umbral de mi oficina.

- Buenos días, Emilie- le respondo un poco asombrada, porque la hora ha pasado deprisa.

- Haz llegado más temprano de lo normal, ¿quieres un café?

- Hum… gracias, pero acabo de terminarme uno- asiente y se dirige a su escritorio.

A los pocos minutos entra un mensaje de Kate- mi mejor amiga- en mi móvil, me dice que me espera a las 12:30 en el restaurante frente a la editorial.

Vuelvo nuevamente a los escritos y doy gracias de que sólo sean los primeros capítulos, algunos están bien redactados y prometen ser quizás los futuros escritores famosos e inclusive ser best sellers. Hago un resumen de cada uno de ellos y me doy un descanso.

A las 8:30 las puertas de vidrio se abren y por ella entra la Señora Elena- mi jefa- con su paso decidido. Rubia, voluptuosa y hermosa creo que podrían ser los adjetivos que mejor la describen, a medida que ella camina la oficina cesa su trabajo momentáneamente para poder admirarla aunque sea de reojo. Es tan imponente en todos los sentidos.

- Anastasia- me llama con su voz filosa. Me preparo mentalmente para presentarme ante ella.

Salgo de mi oficina con la agenda, carpeta y mi celular. Dejo la carpeta en el escritorio caoba, ella lo lee y frunce el ceño.

- Esta redacción está muy bien, excelente trabajo Anastasia- suspiro de alivio y esbozo una discreta sonrisa- ahora esta carpeta se la mandas a Peter. Me da la espalda en su sillón de cuero, tomo la carpeta y salgo de su oficina.

Su "palacio- oficina" es hermosa, está decorada con pinturas antiguas y estanterías repletas de libros y revistas de moda. Con amplias ventanas y una espléndida vista.

En mi escritorio llamo a Peter para acordar la hora en que debo mandarle la carpeta. Peter Ackerman es el diseñador de las portadas y el favorito de la Señora Elena. Todo un capricho joven.

La mañana se me pasa rápido, haciendo llamados, acomodando la agenda de mi jefa y recibiendo recados. A las 12:25 salgo del edificio para encontrarme con Kate.

El restaurante estaba bastante concurrido, ella me hace señas desde el fondo del local.

- Ana, que gusto verte- nos abrazamos y me siento frente a ella.

- Hola Kate, te he extrañado.

- Yo también amiga, me has hecho falta desde que te fuiste del departamento.

- No seas mentirosa, eres autosuficiente.

- Lo sé, pero ahora no hay con quien reír- hace un puchero y yo sonrío- Ah! He pedido el almuerzo, una rica pizza a la napolitana, gaseosas y helado de vainilla de postre.

- Está bien- cómo siempre la autoritaria Katherine Kavanagh- ¿Cómo te ha ido en el trabajo?

- ya sabes, de maravilla, aunque casi no duermo; ¿y tu jefa sigue igual de ogro?

- Hoy estuvo pasable, considerando que jamás saluda y no sonríe al personal.

- Sólo es una vieja amargada casada con un millonario- replica Kate.

Llega el almuerzo y el aroma de la pizza me abre el apetito, cuando he acabado mi porción y voy por el helado veo que se estaciona un lujoso auto negro fuera del edificio, mi jefa aparece por las grandes puertas de vidrio con su porte imponente y paso firme, del auto sale un hombre alto de pelo cobrizo y ella le da una sonrisa brillante- vaya, que ha sonreído-, se besan y suben al coche.

- Grey- dice Kate con desprecio siguiendo mi mirada.

El solo hecho de haberle visto la nuca y el pelo me produce un escalofrío por todo el cuerpo, ¿o será el efecto del helado?

- Son tal para cual- respondo.


Vale! que he vuelto, después de casi 1 año sin publicar nada he retornado con esta historia, espero que les guste. Y bueno ya veremos que pasa con la trama y los personajes.
Besos!:3