Envidia
Blair odiaba a Georgina Sparks.
Era algo de lo que cualquier persona criada en el Upper East Side tenía constancia;
todo neoyorkino que las hubiese visto en una fiesta privada, baile o evento social se habría dado cuenta de que no sólo se odiaban sino que intentaban destruirse la una a la otra del mejor modo que podían y tenían los frentes abiertos en una guerra declarada en la que sólo podría sobrevivir una.
Y lo peor es que no podía hablar de eso con Serena, siquiera con Chuck, porque sus dos mejores amigos ya habían sucumbido al encanto de esos ojos azules y esa sonrisa dulcemente maliciosa, cuando no envenenada (si era por afecto o por aprovecharse de ella eso Blair no lo sabía);
Menos mal que tenía a Nate a su lado, Nate que nunca se había fiado de Georgina y Nate que nunca había mostrado el mínimo interés por ella, porque Nate era inmune a las morenas (incluida ella misma).
Blair odia a Georgina Sparks.
Y la odia por varias razones que no está dispuesta a reconocer.
En primer lugar, por Serena Van der Woodsen.
Blair sabía, Serena sabía, Georgina sabía (y en realidad todo el mundo sabía) que ella era la mejor amiga de Serena; porque se ocupaba de todos sus problemas además de los suyos propios (que no eran pocos) con un afán mayor del que Serena parecía mostrar...y lo hacía porque Blair, en el fondo, sabía que Serena siempre había sido una niña sensible que intentaba aparentar otra cosa distinta cuando estaba con Georgina; porque cada vez que Serena quisiera desaparecer y depositar su confianza en alguien lo haría en ella; porque había sido así desde que eran unas niñas y Blair sintió curiosidad por esa
diminuta rubia que no respondía nunca en clase y sin embargo hablaba por los codos con todo el mundo en el patio de recreo, que se deshacía en sonrisas y amabilidad por todo ser viviente y que tenía miedo de la oscuridad (cosa que ella nunca entendió, porque al fin y al cabo el lado oscuro no era tan malo).
Y así y todo no podía evitar sentirse desplazada cuando su amiga salía por la noche con Georgina de bar en bar, cuando bebían juntas hasta casi desmayarse, cuando se liaban con cualquier hombre que les prestase algo de atención y cuando Georgina sacaba esa caja del bolso, junto con un espejito, y juntas absorbían mediante un pequeño tubo de metal y directamente hacia la nariz, unos polvos blancos que Blair nunca supo con certeza que contenían. Porque ella no se drogaría nunca con ninguno de aquellos compuestos químicos provenientes del infierno.Y no es que Blair Waldorf no fuese una pecadora, porque lo era; pero prefería escapar de sus problemas adentrándose en el
imaginario mundo que ella misma creaba siempre que hiciese falta antes que consumir cualquier sustancia tóxica para aparentar ser feliz.
Y no podía evitar sentirse desplazada porque mientras Georgina se divertía con Serena a ella le tocaba hacerse cargo de la situación y fugarse de casa con el mayor sigilo posible para encargarse de su mejor amiga cuando ésta estaba a todas luces tan borracha y drogada que no sabía apenas quién era; y tenía que llamar a un taxi y llevarla a casa, tenía que lidiar con Lily (las veces que ella estaba) y tenía que pasar media noche en vela oyendo a Serena vomitar en el cuarto de baño hasta que conseguía dormirse.
En segundo lugar, por ser tan facilmente el centro de atención.
Blair hubiese querido que todo el mundo le prestara tanta atención como se la prestaban a Georgina Sparks. Porque así ella no tendría que esforzarse continuamente porque Nate se diese cuenta de que estaría dispuesta a dar cualquier cosa por él.
Éste lo sabría sin necesidad de ello. Porque así no tendría que ir continuamente detrás de su madre intentando complacerla en todo y encajando con todo el orgullo posible que ella prefería a cualquier muchachita antes que a su hija...Y Georgina, en contra de todo lo que pueda pensar la gente, tenía una buena relación con sus padres, los cuáles estaban absolutamente ciegos en cuanto a ella se trataba. Porque así no tendría que estar siempre preocupándose por su aspecto cada vez que salía de casa, cuidando hasta el mínimo detalle solamente para que la gente no pudiese decir nada malo de ella. Porque así no tendría que preocuparse de preparar las mejores fiestas exclusivas vividas en toda la historia del UES; cuando ella era la reina del día con un poco de alcohol robado del minibar de sus padres y alguna que otra película subida de tono alquilada en el videoclub de al lado. (Porque ellos podrían hacerse los escandalizados y podrían asegurar que la gente con clase no hacía ese tipo de cosas, pero todos deseaban deshacerse de las ataduras que su posición social les adjudicaba desde que eran niños, aunque fuera sólo por una noche. Y porque estaban tan aburridos de sus vidas que lo único que buscaban era probar cosas nuevas).
Y esa es, precisamente, la tercera razón por la que Blair odia a Georgina Sparks.
Porque nadie espera nada de ella, porque no ha nacido para algo, porque su vida no está planificada...como si un futuro pudiese ser escrito con líneas imborrables que no puedes deshacer. Porque Georgina Sparks nunca entenderá lo que es ser una Waldorf, y no entenderá jamás que está siendo presionada (directa o indirectamente) por varias personas para que llegue a ser la socialite que todo el mundo espera que sea.
En realidad, Blair Waldorf envidia a Georgina Sparks porque sabe que nunca podrá divertirse y desfasarse como ella (ni siquiera con Serena), porque no conseguirá en toda su vida ser lo suficiente para nadie y porque Georgina no está atada a ningún tipo de restricción que la limite de sus acciones (y menos aún su conciencia, porque Georgina Sparks no sabe lo que es tener conciencia.)
