Hola! Disfruten! . Espero les guste. :3


7:30 am – Viernes 12 Septiembre ─ Escuela Secundaria Konoha

Un rubio de ojos azules estaba apoyado con sus dos brazos en una de las barandas de la terraza de su colegio. Vea el paisaje sumamente hundido en sus pensamientos, había un sol radiante con cielo despejado y pájaros volando en sus cenid. Con las hojas de los arboles rojas y naranjas que algunas se desprendían con el viento. Su corto cabello rubio se movía al compás de la brisa relajante causando que este chico cerrara los ojos para deleitarse con el olor que siempre traída ese pequeño viento.

— Otoño— dijo el muchacho aspirando hasta la última partícula de aroma de crisantemos.

—Dobe otra vez aquí arriba— habló un chico con voz dura pero no de mala manera, que estaba se estaba acercando al joven rubio. El ojiazul ni siquiera volteó a verlo pero en sus labios surco una sonrisa.

—No lo puedo evitar es mi estación favorita. — dijo todavía apoyado en las barandas— Eso lo sabes muy bien teme. — y giro su mirada hacia su lado derecho para divisar a un chico de tez clara, cabello negro como la oscuridad con el habitual uniforme de la escuela que era un camisa negra manga hasta los codos al final con un a entrada en "V" al revés y en cada borde era rojo cobrizo con una corbata del mismo color y pantalón de tela plomo.

—¡Hmph!— dijo levemente sonriendo con las manos en los bolsillos. — Ah por cierto me dijo el Inuzuka que no te olvides que mañana es la práctica de futbol. — comunicó en su tono de molestia.

—Si claro ya me ha mandado varios mensajes— dijo también fastidiado y se enderezó para rascarse la parte de atrás de su cabeza. — Piensa que me voy a olvidar-ttebayo!

—Será porque te quedas dormido y terminas llegando tarde. — se burló el azabache.

—Teme que fastidioso eres. Además soy el capitán puedo llegar cinco o diez minutos tarde. — habló con autoridad.

—Que mentira más grande. Siempre llegas cuarenta minutos tarde. Do-be— otra vez en sus tono para molestarlo.

—Sasuke-teme me las pagas. — entonces tomó a su amigo por el cuello y con su mano libre le hizo raspaditas en sus cabeza.

—Quítate de encima dobe.¡ Me despeinas usuratonkachi!

Estaban pegándose entre los dos. Eran mejores amigos prácticamente desde que nacieron puesto que sus padres trabajaban juntos y siempre se reunían a jugar. Era una amistad-rivalidad ya que siempre competían y siempre querían ser el primero en todo, o al menos ganarle a su amigo. Sasuke Uchiha es un chico muy guapo y es más el numero uno de esa escuela en ese tema junto con su inseparable amigo Naruto Namikaze, un rubio delgado pero bien ejercitado con piel un bronceado y él también es todo un galán entre las féminas.

Después de estar molestando y golpeándose "amistosamente" decidieron bajar porque les esperaba la segunda hora clase y no querían llegar tarde. Pero para el ojiazul ya era normal eso. Todas las chicas que cambiaban de aula para su próxima clase se quedaban viéndolos, sin disimulo, a esos dos chicos tan lindos que hacia suspirar a cualquiera. Naruto saludaba a todas las personas que se le cruzaba puesto que él es muy amigable y regalaba sonrisa a las chicas que se desmayaban de tanta ternura. En cambio Sasuke solo ignoraba a cualquiera y tenía su vista en frente hacia su destino, pero aun así al ser tan antipático, frio las chicas lo amaban y los chicos odiaban.

El edificio era de cuatro pisos aparte de la planta baja y una terraza. Es un colegio sumamente grande con cancha de futbol, baseball, básquet, pista de atletismo, una piscina olímpica para natación y áreas especializadas para karate, gimnasia rítmica. Era el instituto con todas las comodidades para poder aprender y también había salas de química, física, música, arte, teatro, etc.

Al llegar a su salón que estaba en el segundo piso, era la primera hora así que tocaba literatura con Kakashi Hatake un señor de unos treinta años algo perezoso y siempre llegaba diez minutos tarde. Así que esto dos tenían tiempo. Entraron al salón y se fueron a sus respectivos puestos en la quinta y última fila en las dos primeras columnas.

—Si ves, te dije Kakashi-sensei se demoraba. — habló con suficiencia el rubio.

— Hmph…— respondió su compañero.

—¡Naruto! ¡Sasuke –kun! Ohayio— saludó una chica pelirrosa de tez clara que se paró en medio de las dos bancas individuales de los chicos. Ella vestía de una blusa negra de tela con filos rojos cobrizo con terminación en "V" al revés de manga corta con un corbatín y una falda roja del mismo tono por encima de las rodillas(Cortas como anime) y medias negras largas que cubrían sus rodilla,. Sakura Haruno.

—Hola Sakura-chan— contestó felizmente el ojiazul. El pelinegro solamente hizo un movimiento de cabeza con su vista al frente en ningún punto en específico.

—Solamente quería saber ¿cuándo hacemos el trabajo de biología? — dijo cruzando sus brazos un poco mal porque siquiera el amor de toda sus vida se digna a devolverle el saluda jamás. Aunque ya estaba acostumbrada a su frialdad.

—Hmmm… No sè.— habló Naruto y miró a su amigo— ¿Sasuke que dices?

—Hoy tengo algo que hacer— respondió él ahora si entrelazando miradas con las pelirrosa pero rápidamente la pasó a su amigo.

—Entonces mañana— dijo el rubio.

—Pero tienes práctica de fútbol,dobe. — aclaró el ojinegro. — O no me digas que se te ha olvidado.

—No…no ¡Para nada!— mintió el chico pero realmente todos sabían que Naruto era un completo despistado y se le olvidaban las cosas con facilidad y claramente la ojijade y el azabache se dieron cuenta de ello.

—Serás baka— le regañó la chica— Yo tampoco puedo mañana tengo que ir al hospital.

—Estas enferma Sakura-chan ¿Qué tienes?

—No nada de eso sino que ya sabes estoy haciendo mis prácticas. — contestó alegremente. El ojiazul asintió con la cabeza.

—Pues entonces tendremos que hacerlo el domingo. — encontró la solución el Uchiha.

—¡Estupendo! entonces el domingo a las diez y media — habló la rosa. Se retiró de allí para sentarse en la primera fila el misma columna de Sasuke a lado de su rubia mejor amiga Ino Yamanaka una chica de ojos celeste que la mayor parte de las veces tiene el cabello recogido en una cola alta.

—Que suerte tienes Sakura te tocó con Sasuke-kun— habló embelesada ella mirando a la parte trasera del curso donde el ojinegro y el ojiazul conversaban.

—Creo que sí… pero de que vale si el siempre será el mismo— también lo miró en con tono depresivo pero luego regreso su vista a la pizarra su amiga también hizo lo mismo.

—Es verdad…pero bueno igualmente pasaras tiempo extra con él. — le dijo dándole un golpecito en la frente de ella.

Al poco tiempo el Kakashi llegó y empezaron las clases. En la hora de receso Kiba Inuzuka un chico de tez parecida a la de Naruto, en cambio él tenía el cabello castaño, ojos del mismo color pero rasgados, un poco más alto que él rubio pero con el delgado cuerpo atlético. Este chico con aires perrunos; le repetía a Naruto innumerables veces que no se olvide de la práctica y ese Namikaze le respondía: "Cálmate Kiba te aseguro que estaré ahí temprano-ttebayo!" pero el castaño no quedaba convencido ya que el capitán era muy conocido por llegar tarde, y aunque el fuera el mejor de todos también es mejor en la impuntualidad.


10: 53 am – Salón de artes

En esa clase estaba los chicos del "6-A" dibujaban un paisaje de otoño. Todos estaban sentados sobre un banco alto con un tablero de dibujo en frente con sus respectivas paletas de colores. La mayoría hacia un buen trabajo pero uno destacaba maravillosamente del resto. Era un chico de tez clara y cabello negro corto sentado en la primera fila, atrás de él estaba sentada Ino, la rubia despampanante, que al echar su mirada adelante quedó sorprendida con la belleza de aquella pintura. Una especie de puente cruzaba a ambos lados del cuadro sobre un lago verde y atrás lo recubría con árboles de intenso rojo digno de la estación. Comparó sus trabajos y definitivamente él se lleva la victoria.

—¡Sai, tu pintura es increíble!— alagó ya estando parada a lado de él. — Simplemente es hermosa…— le brillaron sus ojos.

—La pintura es agradable…— dijo deteniendo su pincel y subir sus mirada hasta cruzarla con la chica. —…pero tú eres hermosa. — finalizó dejándola ruborizada y anonadada. La ojiceleste se quedó perdida en esos ojos negros y viceversa.

—Yo…

—Sr. Yamanaka a menos que haya terminado su trabajo se podría levantar— la regañó su profesora. La nombrada se giró rápidamente haciendo que su falda se levantara y que él único que pudo ver fue el pelinegro.

—Lo tengo en cuenta Kurenai-sensei— volviendo a su lugar y que se ganara una sonrisa burlona de parte de la rosa a su lado.


1: 45 pm – Entrada de la escuela

Salían todos los alumnos de clases unos muy felices porque era viernes a otros le daba igual como a un azabache que camina junto con su amigo, con las manos en los bolsillos. Iban directo donde estaban sus bicicletas.

—Así que Itachi va a llevar a su novia a cenar— habló el rubio. El moreno asintió. — Pues deberías estar contento no serio. — dijo el ojiazul agachándose para desencadenar sus bici.

—Me alegraría pero simplemente no puedo. — lo imitó el moreno.

—Tu siempre tan pero tan hielo — se paró para montarse.

—Da igual…— contestó con un tono frío ya echando su marcha.

El rubio lo siguió de cerca, anduvieron unos quince minutos; iban conversando y riendo aunque claro el pelinegro solamente sonreía; pero Sasuke se desvió y cada uno fue por su camino.

A Naruto siempre le gustaba ir por un camino especial que desde pequeño tomaba para llegar a su hogar. Era un camino empedrado que a los lados estaba en fila árboles frondosos que en época de otoño sus hojas rojas y naranjas que caían al suelo y cuando él las pisaba con la rueda de la bici salía un crujido. Es un tramo de más o menos tres cuadras, estaba alejado del ruido de la ciudad y en cuanto terminaba al final había un lago que en sus orillas había barandales de madera de robles los recubría todo y al otro lado había una casa del mismo material pero se veía claramente abandonada ya que las ramas trepadores la cubrían. Ahora que esta mayor ya no le da miedo solo lo ve como una simple casa abandonada. Después de tomarse una visión mental de ese paisaje se. Subió sus piernas para de nuevo pedalear y emprender marcha hacia su izquierda. Era un camino también de árboles rojizos pero paralelo el lago. Terminó el camino del barandal para dar inicio a otra fila de árboles que a su término comenzó una pared con longitud de cuadra entera y giró a su derecha para encontrarse con la entrada de su hogar.


2:05pm - Edificio Namikaze - Uzumaki

El condominio era de siete pisos con terraza. De color blanco con amplias ventanas. De hecho era propiedad de sus padres. Este estaba rodeado por una pared de metro y medio. Abrió la puerta de rejas que necesitaba que le echaran grasa porque rechinaba.

—Naruto-chan debes dejar cerrada la puerta de rejas no queremos que nos roben. — dijo un señor ya viejo vestido de una camisa celeste y pantalón pescador que regaba las flores del jardín delantero que ocupaba cada lado de la entrada.

—Claro viejo…— se regresó con todo y bicicleta; puso el picaporte de metal.— ¿Y su esposa?.

—Está descansando ya que estos días no se ha sentido bien.

—Ah ya veo. — esas dos personas ancianas Vivian solas en el departamento del quinto piso. El rubio se preocupaba por ellos aunque no sean familia puesto que esos ancianos de setenta años antes lo cuidaban. — Si necesita que le compre alguna medicina no dude en llamar a mi departamento que estaré enseguida. — el viejo asintió con una sonrisa.

El joven dejo la bicicleta en el garaje encadenándola a un tubo horizontal de metal. Entró por la gran puerta de vidrio. Se abrió paso el vestíbulo, el condominio eran un lugar acogedor en cada piso había dos departamentos. El por supuesto vivía en penhouse. Él no tomaba el ascensor, solo cuando iba apurado, pero casi siempre el usaba las escaleras. Después de llegar al último piso se encontró con que en su puerta, recostado sobre ella, un niño de doce años v se hallaba durmiendo con un libro de comics en sus manos con una fina línea de saliva resbalando por su mejilla. Tenía puesta una camisa verde manga larga que tenía en letras blanca escrito Mother Earth con un pantalón de mezclilla gris.

—¡Konohamaru!— gritó el rubio causándole un sobresalto al pequeño.

—¡Que! ¿ Qué pasó?— dijo aturdido levantándose graciosamente del piso. Y el mayor se carcajeó. — Naruto-onichan por fin llegas.

—Estuviste esperándome.

—Sí. Es que tú dijiste que el viernes después de la escuela jugarías play station conmigo.

—¿Lo dije?— incrédulo el ojiazul y el niño asintió a modo de afirmación. — Entonces vamos entra.

El chico busco en sus bolsillos las llaves y abrió la puerta dando paso a un lindo apartamento con una gran ventana de vidrio que ocupaba una pared entera de arriba hacia abajo con cortinas doble, azul una gruesa ya la otra casi transparente, estaban recogidas así que todo el sitio se iluminaba por la luz del sol. Tenía un juego de muebles en tono café con una mesa de centro y un plasma enorme, a la derecha la cocina eran elegante con tonos gris y blanco. Tenía el comedor en medio de la gran ventana.

Antes de entrar por supuesto se habían quitado los zapatos. Naruto le ofreció una soda al pequeño, este se quedó en la sala preparando todo para jugar mientras el ojiazul tomaba un baño. Al rato salió vestido con una camiseta negra con letras verdes que decía Nike y un pantalón de mezclilla verde oscuro. Pero antes de empezar sonó el teléfono.

Hola…— contestó el rubio

Naruto — dijo la voz de un hombre que al parecer se oía alegre.

Ero-sennin por fin te acuerdas de mí. — espetó molesto. El de la otra línea se rio a carcajadas.

Sabes que nunca lo haría.

Si claro…

Pero bueno solo llamaba para comprobar si no habías incendiado el departamento.

Claro que no!. Ya soy bastante grande.

Si…Si bueno Naruto. Porque si lo haces tus padres estarían molestos( el rubio cerrò los ojos) Pero también quiero decirte que todo está bien acá en Hawái, muchas chicas en bikinis y hasta sin ellos

Pervertido! Me alegro que te la estás pasando bien y que la conferencia salga bien.

¡Vaya! ya sabes cómo se llama (rió) Mi libro se vende como pan caliente.

No sé por qué hay gente que lee tus libros pervertidos.

Algún día lo leerás cuando no sepas como conquistar a una mujer.

Yo la puedo conquistar solo. Sin ayuda de nada.

Ok niño rudo.(sarcástico) Fue un gusto saber que todavía no has causado problemas.

Otra vez con eso (tono fastidiado)

Ya que te enoja me despido. Báñate, duerme y comen bien. Ah y lo más importante cuídate Naruto.

Puedo hacer yo solo, pero Adiós abuelo( con una cínica sonrisa)

¡Que no me digas abu-

Naruto cortó enseguida porque sabía que no le gustaba que le dijera así. Jiraya es su abuelo y padre de Minato. El peliblanco se quedó a cargo de su nieto el día que los padres del rubio murieron hace seis años atrás.

Después de la llamada de su abuelo, el chico fue a la cocina a comer. Y típico puso en el microondas un tazón de ramen. Con el ramen ya cocinado lo vació en una bandeja de porcelana blanca con filos azules y tomo los palillos. Konohamaru estaba ansioso por jugar en el play Soccer, quería su revancha con Naruto porque la semana pasada lo venció. Con los dos en frente de la tv, con un rubio lleno, comenzaron sus juego que duró con tres horas en la cuales todos los partidos fue victoria del joven mayor causando en el menor más competitividad.

—Te volví a ganar. Nada que hacer-ttebayo!— fanfarroneó un ojiazul con una sonrisa que mostraba toda su perfecta y blanca dentadura.

—¡Otro juego más!— bramó el chico frustrado.

—¡No!. ¡No ya no más! Sino el viejo Sarutobi se va a enojar si no llegas temprano a casa. — repeló el Namikaze levantándose del mueble quitándole de las manos la palanca de play al niño y este cruzó sus brazos molesto. El mayor solo rio y comenzó a desconectar todo y poner la consola de juego en la puerta de vidrio baja del modular, hecho de mármol.

El ojiazul terminó de arreglar y se dirigió hasta la puerta para abrirla y hacerle la clara señal al castaño que se retire, que aún estaba sentado frunciendo el ceño molesto, el pequeño se paró de golpe aun con los brazos cruzados. Antes de poner un pie afuera del departamento le dijo a Naruto: "La próxima vez te ganaré" con una mirada retadora y con el índice en alto, después se fue corriendo. Hacia el ascensor y se perdió detrás de la puertas del mismo.

El joven solo entró con una sonrisa plasmada en su rostro de camino hacia la gran ventana para visualizar a un niño que cruzaba la calle y entraba a una casa grande rodeado con árboles de pino pequeños en tono rojizos por el otoño. Es ese el lugar donde vive con su abuelo Hiruzen Sarutobi de sesenta y nueve años porque sus padres desaparecieron en un naufragio de barco. Aunque tiene un tío que vive, a veinte minutos en auto, con su familia. Cerró la cortina azul transparente.

Al rato el chico ojiazul se puso a realizar su tarea y ponerse a repasar un poco para una lección el lunes. Es raro ya que siempre ha sido un perezoso pero después de la muerte de sus padres puso su mayor empeño en estudiar ya que quería de alguna forma que ellos estuvieran orgullosos de él en donde quiera que estén. Aunque no era el primero de sus clase pero tenía un promedio bueno. Al llegar la noche pidió una pizza a domicilio y solo la tuvo que recoger en el vestíbulo. Se cambió y se puso una camisa de tira y una pantaloneta para dormir no sin antes llamar enviarle un mensaje a su mejor amigo para ver cómo le había ido en la cena.

"Fue aburrido pero no estuvo tan mal"— contestó el pelinegro.

"Que bien Teme y la chica es linda. "— argumentó el rubio tecleándole desde sus recamara acostado sobre su amplia cama con sabanas blancas y cobertor azul. Su cuarto tenía todo lo que un adolescente tenia, una cómoda amplia, una tv mediana de plasma, un escritorio, una computadora de mesa y demás cosas. Tenía las luces apagadas y solo se veía la luz de su celular.

"Digamos que si pero no es mi tipo. Ella trabaja con Itachi. Y tuvo que salir hoy a la noche al trabajo parece que acompañarla."

"Ah entonces compañeros. Me alegro por Itachi porque nunca le había visto una novia. "

"Él es Uchiha yo soy Uchiha. Somos unos rompecorazones eso es todo lo que te digo."— claramente se podía sentir que el Uchiha está burlándose de él.

"Claro teme cuidado y una chica te rompe el corazón a ti."

"Si claro DOBE. Nos vemos mañana"

"Que TEME que eres. Hasta mañana"— así el rubio finalizó el chat y como vio que eran las diez de la noche decidió irse a dormir, ya que mañana tenía que levantarse temprano porque a las ocho y media tenía que ir al instituto. Programó su alarma a las siete cuarenta y cinco, sonaba más fuerte que la alarma de su celular y así evitaría llegar tarde.


12: 38 am (madrugada) – Sábado 13 septiembre – Laboratorios HyuKaSha– Área 35(Subsuelo)

En lo profundo de la tierra a unos mil metros de profundidades, debajo de un reconocido laboratorio mundial especializado en biotecnología y nanotecnología, habían cuarto de prueba donde se hacían experimentos. En un lugar en específico el cuarto número 104 estaba realizándose algo que cambiaría al mundo.

Este cuarto estaba dividido en dos, separado por una pared de vidrio templado de lado derecho estaban dos personas con trajes blancos al cuerpo y un casco cuadrado con delantera transparente, manipulando unos tubos de ensayos que contenían líquidos y compuestos sobre una mesa de blanca. Una de esas personas se podía apreciar que era una mujer y un hombre de contextura gruesa. Un poco diagonal había un cuerpo masculino acostado, cubierto por una sábana blanca hasta su barbilla.

Con esto podremos comprobar que las células se pueden reconstruir. — dijo una voz grave proveniente del hombre que sostenía una jeringa con un líquido morada cobrizo, en sus interior. — Y así ser los primeros en hacer órganos.

Con esto ayudaremos a millones de personas en el mundo. — dijo la mujer que se la oía seria pero con un tono alegre. — Parece que a este cuerpo el cerebro estaba disfuncional. Y por eso fue su muerte temprana. — señaló, haciéndole una pequeña incisión su cabeza con un bisturí, el fallecido tenía unos veinte años de edad.

—Tienes razón. Parece que la causa de muerte fue un derrame cerebral por un accidente de tránsito. — aclaró el hombre. — Según mi diagnostico estuvo con vida diez segundos después de aquel accidente.

—Si la formula funciona podemos revivir su cerebro porque sus demás órganos están intactos. — dijo revisando cada parte de sus cuerpo. — Con las investigaciones de los otros cuerpos la complementamos y así nos aseguraremos que todos los órganos funciones bien después de la medicina.

—Señor vamos a empezar. — dijo el hombre hablándole al vidrio a su izquierda. Que en señal de respuesta la luz verde encima de la puerta se prendió.

Al segundo que dijeron eso la mujer tomó la cabeza del fallecido y su acompañante inyecto el líquido en su cabeza. Lentamente el líquido fue bajando a su interior. Se tenía previsto que en el lapso de tiempo de veinte segundo el cuerpo se reanimara. Pero no fue así y los dos científicos se miraron entre sí y voltearon para observar que estaban dos hombres al otro lado los veían fijamente y uno de ello hizo una seña que miraran atrás con su dedo índice. Y el cuerpo que según estaba sin vida se levantó y ellos se asombraron e inconscientemente la mujer salto de felicidad y haciendo la seña de victoria hacia sus superiores. El hombre al acercarse al recién vivo este le salto encima causando que todo los químicos se regaran por doquier y un humo rojo sangre se extendiera por toda la zona. La mujer solo vio segundos de ello y rápidamente fue hacia la puerta de salida. Las alarmas por todo el centro científico sonaron alertando a todos. La chica logro salir pero el otro hombre se quedó y las paredes de vidrio salpicaron sangre. Uno de los hombres de afuera sujetó a la mujer con fuerza que gritaba por su compañero muerto.

—Mi señor debemos irnos— dijo el chico que sostenía a la mujer. Ella lloraba. — Quédate quieta. — la soltó y ella se sacó el casco dejando ver un cabello negro corto por la nuca.

Salieron y después dedos minutos llegaron los de limpieza a la zona de desastre. La mujer se quedó en un piso superior a ese con su novio que la abrazaba, estando de pie.

—Shizune estoy aquí. No te voy a dejar sola. — dijo él acariciándole el corto cabello.

—Gracias amor, todo fue tan rap— pero fue interrumpida porque tres personas de limpieza venían corriendo hacia ellos gritando espantados.

—¡Que hacen ahí parados! ¡Corran!— alertó uno de ellos que se detuvo un momento. La pareja al ver esto dirigió su vista por dónde venían corriendo pero simplemente vieron que cinco personas avanzaban lentamente con una nube de humo morada y un olor nauseabundo.

—Creo que la contaminación se extendió. Tenemos que irnos rápido. Esto se va aponer peor.

—Si claro pero déjame llamar a las personas que se están desviando. — Dijo con una mano en su boca. — Por aquí chicos ¡Por aquí!— gritó y funcionó pero parece que esas personas aceleraron el paso.

—Debemos irnos se ahora nos está dificultando la vista. — al momento un hombre se abalanzó con la mujer, ella abrió los ojos y se encontró con unos ojos blancos y dientes que querían cortar su garganta. Y un espeso líquido que mojo su cabello. Sangre se dijo. A lo lejos vio a su novio que estaba forsajeando con dos pero el humo morado lo cubrió y también a ella.

—¡Shizune!— pero todo lo vio negro. Y solo se escucharon gritos en todo el centro científico.


09: 39 am – Sábado 13 septiembre – Dormitorio de Naruto – Edificio Namikaze Uzumaki.

El despertador sonaba y sonaba, causando gran ruido en toso el departamento, pero el joven que dormía plácidamente en la cama ni lo oía. Pero creo que su sueño pesado termino saco una de sus manos y aplastó el botón de apagado de la alarma. Se sentó sobre su cama estiró sus manos desperezándose con el reloj en la mano, restregándose los ojos con la libre. Cuando vio la hora dio un salto tremendo.

—No puede ser me quede dormido— gemía corriendo por todo su cuarto buscando ropa— Ahora llegare hora y media tarde-ttebayo!

Se movía de un lado a otro se sacó la pijama de pantalón corto y camisa. Se metió rápidamente al baño a ducharse rápidamente, se puso una playera naranja con un remolino en medio del pecho, un pantalón largo de mezclilla, zapatos deportivos tommy naranjas. Busco su equipo de futbol y las coloco dentro de una maleta ploma. Salió corriendo del cuarto pero volvió a entrar porque se le olvido el celular y su billetera con todo sus documento y dinero. Bufó molesto por que olvido de ponerse medias. Rebuscó su cajón y tomó un par de calcetines blancos. Rápidamente tomó una fruta manzana verde de la nevera. Cogió una chaqueta marrón oscura que tanto le gustaba llevar, tomó sus llaves y salió disparado. En otros días iría por las escaleras pero hoy fue al ascensor. Vio sus reloj de mano eran las diez y cuarto. No ahora llegaría dos horas después.

"Porque tendré el sueño pesado." Se reclamó así mismo haciendo el típico pasito con los pies de desesperación. Se abrió el ascensor. Atravesó el vestíbulo, pasó por el jardín delantero y no vio al viejo así que pensó que todavía estaría en su departamento pero lo raro era que la manguera estuviera desenrollada y con el agua corriéndose decidió cerrarla y empezar su marcha. Tomó la puerta de rejas delanteras, estaba abierta. Extraño. En vez de ir en bicicleta optó por coger un taxi que llegaría en cinco minutos. Iba a cruzar la calle pero no fue, si encontraba a su pequeño amigo seguro lo distrajera y no quería llegar más tarde.

10: 22 am

Avanzó dos cuadras y pasó por el parque que estaba a continuación pero no vio a ningún niño en ese lugar. Qué raro. Era un sábado radiante de otoño porque ningún niño del barrio había salido. Solo se oía en la leve brisa que azotaba los árboles y mecían las hamacas del aquel parque. Después de quedarse un rato viendo hecho la carrera a la calle principal en una tres cuadras. Todo estaba muy callado y al acercarse a su destino, una cuadra antes, oyó un grito de auxilio. Se quedó estático para saber de dónde provenía. Cruzó la calle hacia la derecha y vio que alguien venia cojeando agarrándose un brazo con su mano libre, por el sol que daba no podía distinguir de lejos.

Detrás de aquella persona venían tres más, a un paso lento. Y allí volvió a gritar "Ayuda por favor" dijo con más claridad pero una de las personas de atrás le agarró un hombro y gritó. El rubio esta vez corrió y tomó por la nuca al atacante empujándolo al resto que venían haciendo caer tachos de basura, de metal, que retumbaron por todo el barrio que hasta ese entonces estaba en silencio, o eso pensaba él. Ayudó a levantarse a la persona salvada y lo primero que vio fueron unos brillante y temerosos ojos perlas, estos acompañados de un hermoso rostro de porcelana con mejillas y labios sonrojados, con gotas finas de sudor bajándole por el costado de la cara. Enmarcado por un cabello negro. Una chica, una hermosa chica pensó.

Ella vio a su salvador un muchacho de ojos azules más claro que el mismo cielo. Un cabello más radiante que cualquier día de verano, pero toda su atención se desvió porque sus atacantes venían.

—¡Cuidado! — alertó la joven señalando con el dedo a su agresor a espaldas de su salvador. El joven giró y jamás pensó en ver lo que estaba viendo. Ojos blancos, vacíos. Piel ensangrentada, boca anormal con dientes filosos y pútridos. Caminar torpe pero por sobre todo esa sensación de miedo que nunca había sentido. Eran…

—Zombies…— dijo en murmullo, los muertos se acercaban y el solamente se quedó allí parado viendo como toda su vida pasaba por su mente. Estos se acercaban más y la chica al ver que el joven no reaccionaba decidió darle una tocada en su hombro, que lo despertó. Entonces el chico hizo una ademan para empujar otra vez al muerto.

Tomó de la muñeca a la ojiperla y corrieron por donde él había venido pero al pasar por la esquina vio que más de esos venían, haciendo un ruido de agonía con sigo. Su corazón latía rápido, sentía su sangre hervir y recorreré todo sus cuerpo. Ello corrían viendo atrás, de vez en cuando, en uno de esos se tropezaron con alguien y los tres cayeron al piso. Pero con el hombre que chocaron cayó a los pies de otros Zombies que venían desde la otra calle. Los cogieron al él del cuello, de las piernas y al haber como siete de esos le arrancaron las extremidades, salpicando sangre por doquier con un gritó que Naruto no podrá' borrárselo fácilmente de la cabeza.

Como ese hombre gritó los Zombies que venía detrás de ellos se abalanzaron contra él. Los jóvenes horrorizados se levantaron. La chica no pudo evitar que una lágrima solitaria le resbalara por la mejilla. El ojiazul la tomó del antebrazo y la levantó y le dijo: "No te preocupes, te prometo que te cuidaré." En un tono sutil y una sonrisa. Èl siempre era así no podía ver a una persona sufrir, siempre era el que se preocupaba mas por sus prójimos que por el mismo. Era una desconocida pero al ver esa mirada de temor, miedo, horror en ella hizo que cogiera fuerzas per poder salir de ese caos.

La chica entonces dejo que su instinto de supervivencia actuara y toda la adrenalina recorrió su cuerpo. Corrió siendo guiada por aquel desconocido que le dio confianza y un atisbo de esperanza al saber que casi moría. Pasaron cautelosos por el parque pero ahora estaba lleno de muertos que las pocas personas vivas se las devoraban. Solo le faltaban dos cuadras para llegar cruzó por enfrente de la casa de su pequeño amigo. Se preocupó por él. Donde estaría. Estaría vivo. Pero antes de que pudiera reaccionar un zombi le brincó encima suyo causando que se pegara con la pared y soltando a la ojiperla. Cogió por las muñecas al muerto y vio que no era un simple muerto. Era el abuelo del castaño. Hiruzen Sarutobi. Pero ahora mostraba sus dientes sedientos de carne humana. El ojiazul lo trataba de alejar, casi alcanzaba sus cuello.

La pelinegra tenía sus manos cruzadas y rodillas juntas, estaba con un inmenso miedo. A su izquierda vio un cesto de basura, tomo la tapa entre sus manos; no lo pensó solo le propino un golpe en la espalada al atacante. El chico al oír esto con todas sus fuerzas logró sacárselo de encima. Ver a su vecino Sarutobi en ese estado lo dejo mal. Él lo quería aunque no fuesen familia. Él era su segundo abuelo aunque siempre lo hiciera rabiar. No tuvo más opción que salir de allí.

—Ven… sígueme— le dijo a la chica. Logró entrar por la puerta de rejas de su edificio. La cerró con el picaporte de abajo y el de arriba. Las manos del zombi se metieron por en medio. Este muchacho se quedó viendo un momento al él tercero, era así como le decía. Con esa mirada blanca como si tuviera ceguera, esos sonidos que hacía. Movió su cabeza. Atrás venían cinco más de esas cosas. Eran sus vecinos. Las chica sexy del primer piso A-2. El hombre cuarentón y gruñón que siempre traía a mujeres diferentes a la casa del segundo piso departamento B -2. La pareja de recién casados del cuarto piso D-1. El viejo que siempre regaba las plantas, al viejo que también le tenía aprecio. Los otros vecinos creo que salieron por trabajo, suerte que en este lugar no vivía ningún niño, solo la mujer embrazada que vivía con su tía del sexto piso F-1.

—Q-que hacemos — dijo con voz temblorosa la ojiperla. El muchacho la miró a ella y luego a la puerta de entrada. La chica entendió. El rubio cogió una escoba que estaba detrás de ellos mientras los muertos venían se lanzó contra ellos pegándoles con el objeto que tomó. La muchacha entonces corrió hacia la puerta otro muerto estaba del otro lado poniendo sus cabeza espantosa sobre la puerta transparente. Era señor que venía a dejar las facturas. — ¡Ah!— gritó. Naruto se alertó pero no podía con tantos. Tampoco podía matarlos… sea como sea aun creía que sus vecinos estaban vivos. Con la tomó la manguera la abrió y les echo agua, esto los descoloco un momento y aprovecho para ayudar a la ojiperla. Ella luchaba recargándose sobre la puerta de para que el muerto no pudiera pasar.

—Deja que salga yo lo empujo y entramos. ¿Ok?— dijo seguro de sí mismo con el tiempo porque los otro Zombies se acercaban.

—Ok— contestó la pelinegra y entonces con se hicieron para atrás el muerto salió a atacar a la chica pero rápidamente el rubio la jaló del brazo metiéndola dentro del edificio. Cerró la puerta con seguro aunque los Zombies se agolpaban sobre ella pero había una segunda puerta de rejas las junto y cerro con picaporte. De inmediato cogió el mueble amplio que había en recepción, ayudado por la joven, y los sobrepuso sobre la puerta.

—Linda puedes cerrar las cortinas de esas ventanas— le dijo señalando las del costado que estaban con rejas también. Ella se sonrojó pero asintió. — Voy a ver si la puerta trasera está cerrada. — la pelinegra hizo un gesto de miedo. —Sé que tienes temor yo también lo tengo pero debemos ser fuertes además… no voy a dejarte sola. — dijo y ella se tranquilizó, y fue a hacer lo que le pidieron.

El desapareció por el pasillo contrario a los ascensores. Ella fue hacia una ventana lentamente tomó las cortinas pero un zombi se asomó y la hizo brincar, lo cubrió con la cortina. Hizo lo mismo con la otra. Mientras que en ese mismo instante el rubio llegó a la puerta trasera, que es de metal, pero estaba media abierta camino lentamente y la cerró con doble seguro. Pensó que quizás se hubiera entrado uno así que regreso al vestíbulo. Encontró a la chica sentada sobre el otro sofá rojo.

—Tenemos que ir a mi departamento para poder ver que está pasando. — dijo acercándose a ella. — Puede que algunos hubieran entrado pero te cuidaré.

—G-gracias por salvarme la vi-vida. — habló nerviosa y temblorosa.

—Está bien no fue nada. Solo te vi en aprietos-ttebayo! — habló sonriendo.

Después subieron por las escaleras en vez de usar el ascensor ya que alertaría a cualquiera que estuviera por allí. Y además no sabían si todavía hay luz eléctrica. Habían subido hasta el séptimo piso, cansados ya. Todo ese correr los tenían exhaustos pero a al rubio le brillaron los ojos cuando vio la puerta de su apartamento.

11: 12 am – Departamento de Naruto

—Gracias a Dios por fin llegamos. — dijo alzando sus manos con una tonta sonrisa en sus rostro. Provocando un pequeña risita a su acompañante. —Me alegro verte reír. — dijo tocándole el hombro. — Ahora veamos que está pasando. — Puso su rostro serio. Le hizo una seña a la pelinegra para que se pusiera detrás de él. Esta lo hizo

Él rubio constató que la puerta estaba bien cerrada, ya que sus llaves no funcionaron, entonces pensó que se había atrancado. Mientras que la chica miraba el ascensor y el pasillo de la escalera para ver que nadie viniera. Ahora que veía bien el lugar era muy lindo con paredes en un tono crema. Viendo, ahora con la tranquilidad, se fijó que el muchacho es alto, apuesto. Se sonrojó por pensar esas cosas, pero no pudo evitarlo. Él la salvó sin siquiera saber quién era. Pensó que sí tendría la oportunidad le salvaría la vida a ese joven rubio. En ese instante el ojiazul de tanto empujar logro abrirla pero solo un poco lo suficiente para que sus mano entrara y tanteara que había un sillón. La chica se percató de esto y lo ayudó a empujar.

La puerta se abrió más entonces se podían entrar uno por uno. Primero entró el rubio, tenía un poco de luz, parece que todo estaba normal sino fuese porque algo le diera en la cabeza cayendo a un lado pero de la sorpresa. La ojiperla se tapó la boca horrorizada y lo auxilio.

—E-está bien— dijo intentando ver a su alrededor con poca claridad, vio hacia atrás y se topó con dos niños que la miraban con miedo pero después el chico bajo el cucharon que traía en sus manos.

—¿Naruto-onichan? — habló el pequeño castaño que corrió a abrazarlo.

—Konohamaru — respondió sobándose la cabeza con su mano mientras que el niño lo tenía apercollado.

—Donde estabas…pensé que iba a morir. — confesó llorando con abundantes lágrimas en los ojos.

—Tranquilo. Tranquilo ya estoy aquí-ttebayo! — confortó dando palmaditas en la cabeza del castaño. El rubio vio un poco más atrás de la pelinegra que estaba con una chica de cabello naranja hacia arriba con dos lazos en la puntas, blusa café y un short de mezclilla.

—¿Moegi…?— dijo sorprendido.

—Hola —saludó con la mano, también con leves lágrimas en sus ojos. — Estoy tan asustada— dijo y abrazó a la ojiperla y ella en gesto maternal también le correspondió al abrazo. Sabiendo de ante mano todo lo que tuvo que pasar por todo el caos.

—Niños antes que nada me siento feliz de que ustedes estén bien pero creo que afuera no está… tan bien. — dijo levantándose del suelo, mirando a la joven pelinegra, fue hacia su gran ventana que tenía las cortinas media abiertas dejando entrar una franja de luz se asomó. Dejó perturbado lo que vio. La joven mayor se acercó también a ver, con la pequeña aun abrazándola. Sus hermosos ojos perlas se horrorizaron a ver el panorama desde tal percepción.

Se podía ver toda la ciudad, humos saliendo de las casas, ambulancia de aquí para allá, haciendo ruido por doquier. En las calles personas caminando que precisamente no lo eran, devorándose a otras que intentaban salvar su vida. Choques de autos. La tan hermosa estación de otoño se estaba volviendo la más horrible de todas las cosas. Las hojas rojas ya no eran motivo de la estación sino que ahora se pintaban de sangre. Se respiraba un aire de desesperación y miedo mezclado con el horrible olor a sangre humana desparramándose por doquier. Este otoño jamás será olvidado. Ya no será el otoño que tanto le gusta a Naruto.


Gracias por leer. :3 NH22JONYDANY10