PET SHOP HORROR

[Harry Potter – Universo Alterno]

[Yaoi – Parejas Varias]

[Kaede Sakuragi]


Nota Principal – CAMPAÑA: No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. Kaede Sakuragi adherida a esta propuesta. Gracias, Katrinna Le Fay, por prestar tus palabras, y que seamos varios en gritarlas.


Con ayuda de Luna Shinigami

Beteado por Ros Potter


En la cuidad de Londres, extrañamente hacia mucho calor. En la época del año el clima era más de verano, pero jamás había golpeado tanto aquello. Hacia un mes atrás las lluvias habían echo estragos en la cuidad, un poco de inundaciones cerca del rio, y otras en los barrio bajos, las fabricas con goteras enormes, productos echados a perder y demás perdidas económicas.

Pero también habían sucedido muertes misteriosas, bastante fuera de lo usual y cada una de ellas siempre apuntaban a un solo lugar, a un sospechoso que a pesar de su hermoso rostro blanco, sus labios rosados y sus ojos penetrantes delineados como si fuera una muñeca inofensiva, se encontraba el dueño de la vieja tienda de mascota en el pequeño barrio chino ubicado en las afueras de la capital, justo del otro lado del barrio mas caro y prestigioso.

La tienda era muy pintoresca, se perdía entre todas los demás negocios, pero su puerta roja como si fuera la entrada a un altar, sus escalones que bajaban hacia otra puerta aun mas ostentosa, donde dos estatuas de perros chinos custodiaban la misma daban paso a un lugar algo oscuro e iluminado por faroles orientales dándole un toque de la procedencia cultural del barrio.

Pero lo que más llamaba la atención era su hermoso dueño, un ser andrógeno, sus cabellos cortos, rubios casi albinos, sus ojos grises remarcados apenas con rimel negro, sus labios pequeños con un toque rojo suave, sus vestimentas, chengosan de seda con colores y figuras deslumbrante. Su caminar provocaba pensar que las mismas bestias que mostraban sus telas se movían o hasta sonreía y gruñían a quien se le quedara viendo. Pero nada era comparado con su hermosa y simpática personalidad.

- Potter – la vos varonil casi escupió el apellido – Y ahora a quien mate – gruño molesto cuando aquel detective de Scotland Yard aparecía en su tienda día de por medio, a toda hora. Aquel morocho de ojos verdes, con sus trajes totalmente distintos a los representantes de la ley inglesa, muy desbaratado, demasiado tosco con su jeans, sudaderas, con su campera de cuero vieja y sucia. Y ni que decir la vieja Harley que conducía con ese espantoso motor contaminante del aire.

- También me da gusto de verte Draco – le dijo sonriéndole de costado, con superioridad – Pero solo he venido a tomar el té – le dijo mientras mostraba una pequeña cajita de pastel, de la pastelería mas cara y exclusiva de todo Londres, donde el hermoso rubio solo era adicto a una cosa.

- Que sea de café y arándonos, detective por que será echado a la calle y el pastel sobre su cabeza – el tono de vos era aun mas cordial de cómo lo recibió, pero casi podía verlo moverse con pequeños saltitos hacia la cocina donde en menos de cinco minutos traía una bandeja con te, platitos y cubiertos para el delicioso aperitivo.

- Me esperabas – sonrió con superioridad, cuando este le sirvió en la taza que habituaba tomar aquel brebaje hecho con hierbas traídas especialmente de china.

- Bien, Detective Potter, responderá a mi primera pregunta a quien mate ahora? Oh esperara que confiese luego de comer… - gimió despacio cuando el sabor dulce de aquel aperitivo tocaba su paladar – delicioso pastel – su vos bajaba varios grados, como su repugnancia hacia al morocho, sus ojos se iluminaban de un mercurio extraño y eso, a Harry le encantaba.

- Bueno, si me lo pones así – de entre sus ropas saco unas fotografías, mostrando un pequeño animalito exótico sobre el cadáver de algo o alguien totalmente carbonizado. El dueño de la tienda abrió enormes sus ojos tomando la foto.

- Dime que aquel espécimen está vivo. O por Merlín, dime que aun está bien cuidado – gimió casi con suplica, acercándose al detective tomándole sus manos en forma de angustia descolocándolo totalmente.

- Bueno si, está vivo. La última vez que lo vi en la jaula lo estaba.

- QUE! UNA JAULA! HAN ENCERRADO A YING EN UNA MALDITA JAULA! – aquel hermoso rubio parecía un dragón echando fuego, levantándose abruptamente, mientras jalaba al detective hacia la salida – Ah no! Potter, tu y yo iremos a buscar a Ying y lo sacaras de la maldita jaula – casi lo llevo a rastra hacia la puerta – SEVY … LUC – grito haciendo aparecer dos animales, un hermoso lobo albino, enorme para el gusto de Harry, y un murciélago negro, aleteando con rapidez hacia su amo – Saldré un momento, iré con este cara raja a buscar al hermoso de Ying, cuiden de la tienda – y sin más se giro y empujo al detective fuera de su tienda cerrando la puerta con violencia.

Ambos animales se miraron con el mismo pensamiento "Si él se entera, estamos perdidos"


El taxi se estaciono frente al departamento de Scotland Yard, el rubio jamás iba a ir a buscar a su preciosa mascota en una vulgar moto, por lo tanto Harry tuvo que pagar. Cuando el mismo partió dejándolos a ambos en la calle, prácticamente se dirigió hacia las puertas y pasar por ellas como dueño de casa. Muchos allí lo saludaron, otros gruñeron pero él se fue directamente al último piso de aquel ostentoso edificio, sin dejar que alguna opinión valiera por parte del morocho. Sin más las puertas del despacho del Jefe de toda la policía inglesa, quiso protestar cuando interrumpieron su pequeña reunión.

El Jefe Kingsley Shacklebolt miro muy feo al rubio pero fue abruptamente interrumpido por el propio Ministro de Londres que lo visitaba por las investigaciones de la última semana. Cornelius Fudge casi salto como resorte y se acerco al rubio con una enorme sonrisa.

- Conde D, que placer verle - tomo todo caballero tomo su blanca mano y la beso con delicadeza - Ah, el pequeño Percy esta divino, aunque creo que lo extraña mucho.

- Ministro - el rubio sonrió dulcemente, demostrando su aura inocente y coqueta - Me alegro que aquel peti rojo de largas plumas este feliz, espero que cante tan bien como lo esté atendiendo - le dijo despacio palmeando su brazo, mientras sonreía.

- Señor D - el Jefe de Scotland Yard llamo la atención de ambos hombre - Si me disculpa, estaba teniendo una conversación privada con el Ministro.

- Oh, Kingsley, no hay problema, igual ya habíamos terminado - aquel hombrecillo estaba más que pululando alrededor del rubio - Y dígame Conde, que circunstancias lo han traído aquí?

- Ministro Fudge, es que... - gimió pacito mirándolo con cara de cachorro - El detective Potter me aviso que han encontrado a mi mascota, la que hice la denuncia de desaparecida la semana pasada, mi pequeño Ying. Aquel hermoso espécimen de gato Finlandés con rasgos de los antiguos egipcios, con su pelaje tan delicado y ostentoso. Y tengo miedo que me lo hayan... - gimió despacio sacando un pequeño pañuelo de seda de entre las mangas de su chengosan y de allí secar la inexistente lagrima.

- Oh, querido no te preocupes - se giro y observo aquel hombre negro a cargo del departamento - Kingsley, por favor, quiero que le devuelvan la mascota al Conde D.

- Pero señor, estamos en una investigación y aquel animal es importante - un gemidito del rubio hizo que el Ministro se molestara.

- Acaso no está entendiendo lo que digo? - gruño molesto - Quiero que le devuelvan la mascota robada a su dueño - se giro para tomar la mano del rubio y palmearla en forma condescendiente - Ya, Conde, le devolverán su preciada mascota.

- Y el papeleo? - le miro despacio con aquellos ojos mercurio con angustia.

- No se preocupe, el detective Potter lo hará por usted - el morocho gimió despacio en forma de desagrado. Mientras el rubio asentía - Bien me retiro - miro al hombre negro - Y espero que cumpla mis órdenes Jefe Kingsley - tomo su bastón y salió de allí mientras acompañaba a Draco hacia afuera dejándolo sentado junto al despacho de este.

- Potter – el morocho se giro para mirar al hombre negro, donde sus ojos le decían más de una maldición sobre su persona y familia.

- Señor… - su vos salió normal, aunque por dentro se preparaba por la sanción que iba a recibir.

- Sabe lo que acaba de pasar? – siseo molesto en vos baja porque aun el Ministro estaba cerca – Le aseguro que estará limpiando el archivo de evidencias del sótano por mucho, pero mucho tiempo – gruño pasando de largo, dejando al muchacho en su oficina, mientras salía a despedir al ministro y llamaba a una de las secretarias para que acompañaran al maldito grano del culo rubio a la condenada mascota.

Harry suspiro lastimosamente, si ya estaba medio peleado con su jefe, esto había provocado que definitivamente lo terminara de odiar con toda su alma. Cuando se giro, pudo ver que el Jefe Kingsley seguía al Ministro hacia el ascensor y bajaba con este, mientras el rubio petulante estaba más que cómodo en un sillón mirándolo con una sonrisa socarrona.

- Vamos Potter, ve a llenar los papeles para que pueda llevarme a mi hermoso Ying – las lagrimas y la dulzura se habían ido por la ventana suicidándose de paso contra el pavimento. Este gruño molesto y salió de allí para hacer el susodicho encargo.

Había pasado más de dos horas.

Cuando el detective regreso con el dichoso animalejo aun en la jaula. Se encontró que el Conde estaba en la cafetería, rodeado por varios jóvenes cadetes, cada uno reía y comentaba sobre lo que el rubio Dragón decía. Había mujeres, entre ellas estaba su amiga Hermione Granger, y que otro detective pero a diferencia de estar alabando o coqueteando con este, parecía querer matarlo con la mirada. Lo que sucedía con Ron Weasley, de la sección de Robos.

Draco estaba sentado finamente, con su pierna cruzada en forma delicada, como si se tratara de una dama, sus largas y finas extremidades estaban enfundadas en un pantalón blanco, haciendo un juego con su chengosan azul oscuro, donde la figura de una hermosa garza blanca en el manto negro estrellado de la noche, su rostro blanco era tan fino que con su sonrisa descolocaba a varios. El detective de ojos verdes se había quedado viendo por unos segundo tal hermosa figura.

- Ying! – el grito lo saco de su enseño, y en segundo la preciada jaula ya no estaba en sus manos y tampoco el pequeño animal en su interior – Oh, mi pequeño – varias de las chicas gimieron en forma dulce mientras se acercaban al, y trataban de acariciar al preciado bicho – No, no lo toquen – su dulce vos ahora era autoritaria – Esta asustado, puede atacarlas – luego dijo en forma conciliadora, mientras acariciaba al dulce gato y este miraba mal a cada una de las que rodeaban al Conde.

- Oh, Conde D. Que hará ahora con él? Si quiere puedo comprarlo, es tan lindo – gimió una mientras otras parecían apoyar la misión.

- Mis disculpas, pero a Ying ya lo tengo vendido – sonrió despacio mirándole la carita al dulce animalito, quien movió la colita peluda con entusiasmo – Es más, el dueño vendría seguro hoy o mañana, por eso me urgía encontrarlo – la vos dulce y lastimosa provoco otro coro de gemidos dulces por parte de las agentes del lugar.

- Bueno, entonces por qué no se lo lleva si ya termino todo el papeleo – gruño Weasley, mientras miraba con desagrado aquella escena.

- Si, tiene razón en eso detective – el rubio se giro observando al otro morocho – Detective Potter, porque no me acompaña, ya que vinimos en taxi podríamos volver, así usted puede recuperar su moto.

- Si Harry, acompáñalo, mira que venirse sin dinero ni nada por salir apresurado de la tienda para venir a buscar a su mascota – una dijo dulcemente, mientras el rubio sonreía con calidez e inocencia.

- Si, Harry, vamos, apúrate que tienes bastante papeleo que hacer – Hermione lo arrastro hasta la puerta del asesor mientras las demás acompañaban y se despedían del rubio – Hasta luego – dijeron todas cuando las puertas se cerraron y empezó a moverse.

El detective estaba más que rumiando lo sucedido, el bichejo le miraba con ojos endemoniados, pero cuando este era acariciado por el rubio parecía una dulce criaturita. Harry suspiro desganado, ya debería estar acostumbrado a los desplantes de las dulces mascotas del Conde D.

Flash Back - Un año atrás.

Harry corría a toda prisa, persiguiendo a un ladrón, había apuñalado a un hombre ante el robo quien se resistía resultando así herido casi de gravedad. Las calles de Londres de por si eran bastante pobladas o estrechas dependiendo el barrio, el maldito corría como si fuera una maratón, esquivando gente, tirando algunas para entorpecer al detective o simplemente escondiéndose entre los recovecos de las tiendas.

No supo cómo llegaron al barrio chino, donde entre gente gritando en un idioma que no conocía, entre los que se hacían un lado y que otro solo salían a curiosear ante los gritos de alto era muy difícil seguirle el paso. Por unos metros, solo segundos por haberse tropezado y caído al suelo, disculparse con una anciana y volver a salir corriendo en dirección por donde el sujeto había desaparecido, lo había perdido.

Mirando hacia todos lados, girándose con violencia y maldiciendo en vos alta lo sucedido, empezó a caminar vigilando cualquier movimiento brusco. Solo había caminado unos metros cuando sintió el chillido de algo, con curiosidad se acerco hasta unos pilares rojos, grandes con varios símbolos orientales, donde una escalera conducía hacia abajo y de allí otra puerta mas, miro bien aquello su instinto le decía que quizás allí se había escondido.

Cuando con lentitud bajo observo que había unas bolsas tiradas en la entrada y frente a esta bicho negro y algo peludo golpeando la puerta con desesperación, rasgando con sus diminutas patitas, aleteando con rapidez sus alas oscuras. El detective gruño identificando al murciélago, quien cayó al suelo algo cansado girándose cómicamente para observarlo con sus enormes ojos negro, sus colmillitos eran muy graciosos y casi tiernos si no fuera que dentro se escuchaba un gruñido y la vos de alguien gritando.

Harry saco su arma, con un pie aparto a la rata con alas, con movimientos lentos empezó a abrir la puerta para encontrarse con una escena algo desconcertante. Un hermoso chino, de cabellos rubios, ojos tan grises como el mercurio, vestido con una especie de vestido rojo con flores raras como estampado, estaba arrodillado en el suelo tomándose la mano mientras miraba al ladrón que había venido persiguiendo en el suelo, totalmente desmayado. Aunque el detective pensó lo mismo cuando vio que sobre este había un enorme lobo blanco, casi el tamaño de un pony.

El sonido del arma quitando el seguro y apuntando la bestia llamo la atención de aquel sujeto:- NI SE TE OCURRA DISPARARLE A LUC! – la vos varonil y mandona salió sorprendiendo al morocho quien por instinto retrocedió un paso, logrando que el enorme lobo saliera de sobre le ladrón y fuera hasta el rubio – Oh, no! – gimió mirándose la mano, con vos lastimera y hasta dolida.

- Te ha lastimado? Estas herido? – Harry corrió por instinto a ver al muchacho, revisándolo con desesperación, aquel sujeto ya había casi matado a uno y no quería que por su descuido hubiera herido a otro.

- Mi uña! Me ha roto la uña! – mostro su mano blanca, donde uno de sus dedos tenia partida un poco la uña.

El detective había querido decir algo, ante aquel arranque pero ni siquiera pudo pensar en algo. Solo atino a sonreír y luego de una pequeña carcajada, había tomado su móvil y llamar a las autoridades correspondientes.

Así había conocido al Conde D, aquel rubio aristocrático bipolar amante de los dulces.

Fin Flash Back

Habían llegado al barrio chino, Harry pago el taxi mientras el Conde iba cuchicheando con el animal en brazos en dirección a su tienda. Bajo las escaleras siguiéndolo, cuando de repente sintió como alguien lo empujaba, logrando meterlos a ambos con brusquedad dentro de la tienda, cayendo al suelo mientas con el susto el gato salto de los brazos del rubio.

- Entrégame el gato! O los mato! – un hombre con aspecto desalineado, varios días sin dormir, con ojeras bastantes pronunciadas, con olor a alcohol y cigarrillo, su mano temblaba mientras los apuntaba – Vamos, rubito, entrégame al maldito animal – rio nervioso – No sabes lo que tuve que esperar que la policía lo soltara – rio aun mas, pasándose su mano por los labios en forma brusca – Si, el maldito de Jonathan se había llevado el dinero y el animal, pero no, yo no se lo permití – rio desquiciado mientras apuntaba al detective quien había quedado con una rodilla apoyada en el suelo y la otra levantada, como esperando el momento para lanzarse sobre el hombre – Si, casi mato al animal también, pero cuando recordé que pagaban muy bien, no pude descuartizarlo – apunto a Draco – Aquel sujeto dijo que las especies de aquí eran excelentes, de coleccionistas, y que podía tener lo que quisiera – apunto al detective – Vamos, tu, dame al animal o el rubio se muere – apunto al otro mientras señalaba al gato que estaba erizado a más no poder.

Harry no sabía qué hacer, tenía que evitar que alguien saliera lastimado, pero sentía también la tensión del lugar, no era estúpido, los malditos animales que tenia suelto el conde estaban en posición de ataque, pero no sabía si pudieran evitar alguna bala.

Tomo al animal despacio, este por alguna razón se tranquilizo, le extraño pero aun así lo tomo con delicadeza, observo al conde y este no dijo absolutamente nada. No reacciono como sabia hacerlo.

El hombre tomo al gato del cuello sonriendo en forma histérica mientras admiraba aquello, pero el grito seco de este hizo no solo soltar al animal si no que el arma de paso, Ying gruño molesto cayendo al suelo, saliendo corriendo en dirección del fondo de la tienda, pequeñas gotas de sangre dejaban rastro. El hombre enfurecido fue tras este, ignorando al detective mientras gritaba a maldiciones y promesas de muerte al animal.

Corrió hasta llegar a una enorme puerta negra, parecía pesada y con grabados extraños, como si fueran demonios antiguos. El maullido del animal hizo que entrara, sacando una navaja con la intención de despellejarle. Estaba oscuro, pero aun así no le importo, gruño molesto, caminando despacio y observando cada sombra del lugar. Un pequeño gemidito se sintió y cuando se giro se sorprendió al ver a un muchacho, un hermoso joven de cabello largo negro y ojos celestes, lamiendo sus dedos, uno a uno pasando su lengua en forma infantil, enfocando sus ojos en aquel odioso hombre, sonriéndole en forma descarada mientras mostraba el resto de sangre en su mano.

- Donde está el gato - gruño el asesino, acercándose con fiereza, sosteniendo el cabello de este y jalándolo con brusquedad - Habla o te cortare en pedazos - Su rostro enojado parecía que sangraba mas, ya que aquel enorme rasguñan iba por todo su lado izquierdo, abriendo la carne del pómulo como si fuera papel - Maldito crio - apunto su navaja al cuello cuando casi hundiéndolo en la piel blanca de este. Aunque no pudo hacer mucho ya que un gruñido se sitio detrás de él. El hombre sostuvo al muchacho por el cuello, usándolo como escudo, buscando la fuente de peligro que sentía - Vamos, sal de ahí o mato al pendejo este - el hombre grito, haciendo que la suave piel de aquel doncel empezara a ser cortada en forma descuidada. Un gruñido más fuerte se sintió detrás, volvió a girarse pero al hacerlo no solo se sorprendió, si no que grito fuertemente.

El cuerpo del hombre fue capturado por unas fauces enormes, por el torso precisamente. Mientras que otra boca dentada tomaba la parte de las piernas y las arrancaba, otra que apareció de la nada tomaba parte de los brazos y los devoraba entero. El hombre fue engullido con rapidez mientras el joven muchacho parecía extasiado con aquel espectáculo. Con su cuerpo delicado, cubierto con una simple bata oriental blanca, manchada con la sangre de aquel sujeto, se acerco despacio para acariciar al enorme perro que devoraba con gula aquel asesino. Con sus pies desnudos se puso en puntitas de pie y beso el hocico de una de las cabezas, este gruño mientras se recostaba un poco.

Cuando Draco entro primero a la sala encontró aquel joven acariciando al enorme Cancerbero, el perro de tres cabezas de los infiernos, que parecía estar contento con ello.

Cuando Harry apareció segundo después, vio al gato ronroneando entre las patas de uno de los tres dobermans que había en aquel lugar, los pedazos del cuerpo destrozado del hombre yacían en el suelo en un enorme charco de sangre.

- No debió correr a esta sala - Draco hablo despacio, con una semi sonrisa - Son perros aun no entrenados para no atacar - miro al detective - Digamos que fue una mala maniobra de aquel sujeto - susurro despacio entrando al lugar y de allí acariciar a los tres canes - Verdad Detective? - el morocho no supo que responder a aquello

Harry no supo que responder.

Una hora más tarde, los detectives forenses y la ambulancia se llevaban los resto del ladrón, con varios papeleos y peleas por parte del Draco, logro que no se llevaran a los perros, también pudo ver que el hermoso gato estaba más que resguardado por ellos, por lo tanto ante que le propio Ministro apareciera y les diera el sermón del día, era mejor dejar todo como un intento de robo y deceso accidental.

El detective volvió cuando la tienda estaba por cerrar, llevaba un pequeño pai de limón de la tienda francesa al otro lado de la cuidad, no le importo, al Conde le encantaba que le apareciera con cosas como esas, aunque no lo reconociera personalmente.

La moto la detuvo del lado del callejón de la tienda, donde estaba segura, por alguna razón sabían que era suya y que no iban a robársela, así que cuando quiso entrar por la puerta trasera se vio interrumpido por un enorme hombre. Era alto, de cabello negro y de ojos tan oscuros como la maldad pura. Su porte masculino, su buen vestir y la mirada te hacían sentir una simple cucaracha. El oji verde iba a decir algo cuando detrás de este salió un hermoso muchachito, su piel blanca, sus ojos celeste y largo cabello oscuro le sonrió con dulzura, llevaba puesto uno de esos trajes orientales que extrañamente vestían las chicas jóvenes pero siendo él un hermoso muchacho.

- Es bueno hacer negocio con usted. Desco sama – la vos de Draco llamo la atención de Harry – Oh, Detective. Este es el dueño de Ying – le presento despacio – Señor, este es quien rescato al hermoso Ying.

- Un gusto – dijo despacio el morocho mientras extendía su mano hacia aquel hombre, pero este no hizo ningún gesto, solo lo observo y se dio la vuelta para salir por el callejón hasta una limosina oscura.

- Gracias detective – la vos dulce del muchacho lo hizo observarle bien, no supo porque pero conocía al doncel, por alguna razón le era tan familiar – "D" sama, Potter san –les hizo una reverencia a ambos y salió en un paso ligero hasta alcanzar al mayor, donde cuando estuvo cerca se puso en puntitas de pie y beso los labios de este, quien sin reparo alguno rodeo con su brazo la pequeña cintura y devoro sus labios sin pudor.

Harry iba hacer un comentario cuando de repente vio que el muchachito antes de entrar al vehículo lo vio con unas orejitas y cola esponjada igual que el gato que había rescatado en la mañana haciéndole una reverencia de agradecimiento. Parpadeo varias veces y solo vio cuando la limosina partía.

- Pai de limón! – se escucho la vos de Draco, arrebatándole el preciado postre y entrando a los saltitos a la tienda. Harry lo siguió sin querer comprender lo que había visto alegado el cansancio.

- Que día – gruño sentándose en el sofá de la tienda, el que era mas cómodo para él, cerrando sus ojos y masajeando su frente ante un pequeño dolor de cabeza que se avecinaba.

- Su té – la vos del rubio lo saco de su ensueño y sonrió despacio.

- Interesante dueño ese – dijo mientras llevaba el líquido caliente a sus labios y se relajaba despacio – Aunque, me suena de algún lado.

- Desco sama es uno de los socios de las Empresas Lacreaux, Tienen sede en Londres, y él me había pedido un encargo especial – rio por lo bajo – En realidad era un traslado, pero alguien se entero de eso e intento quizás desafiar al magnate – levanto sus hombro en forma desinteresada pero la sonrisa picara y malsana daba escalofríos.

- Si, aquella empresa – gruño despacio – Dicen que hay más muertes por ese lado que por esta tienda – el morocho le dijo en forma burlona mirándolo con esos ojos verdes.

- No lo arruines, Potter – gruño el rubio mientras acariciaba la cabeza de su lobo albino. Harry observo detenidamente, cuando el pequeño murciélago se poso cerca del hombro, comiendo trozos de su pai que el rubio le daba.

- No tienes algún pariente cercano? – de repente pregunto de la nada. Draco se le quedo mirando primero sorprendido y luego gruño por lo bajo.

- Sabes que le paso al gato por curioso? Potter – el rubio le miro con sus ojos grises mercurio – Se murió por hacer tantas preguntas.

- … – Harry suspiro, luego de conocerlo un año entero solo se resigno – Yo tengo una esposa – solo como si nada – Bueno, ya no la tengo, estoy divorciado. Ella me dejo luego de dos años de casada, se fue con un jugador de soccer y me dejo aquí sin más ni menos – suspiro mientras tomaba el ultimo sorbo de la taza y se acomodaba en el sofá, cerrando sus ojos – Me llamo esta mañana, justo antes de venir a verte – rio despacio melancólicamente – Dice que tiene algo que traerme y que ella no lo quiere – gruño molesto – Una mascota o algo, dijo que no lo quería que yo era el que podría tenerlo y todo eso.

A Draco le brillaron sus ojos plata como dos luces en la oscuridad, al ver al detective semi acostado, dejando caer todo su cabello negro enredado y sin forma en el sillón, lamiéndose los labios aunque con la desaprobación del pequeño murciélago -¿ Y qué mascota es Detective Potter?-

- No se exactamente - dijo con los ojos cerrados - Se que es algo que tiene como ocho años, bastante viejo diría yo para un animal, no me dijo mucho ella - gruño por lo bajo - ella hace más o menos el tiempo que me separe y aun así, luego de tantos años me sigue hostigando. Su hermano es Ron, el detective de robos pelirrojo - dijo sonriendo ante la imagen de el rubio y su amigo peleando la primera vez que se conocieron. Harry llevaba puesto esos jeans desgastados, sucios por la moto, una camiseta roja con los colores de su equipo favorito de soccer, y una camisa a cuadro enzima de esta, sus manos estaban sobre su abdomen, que por la estreches de la prenda colorada se notaba lo bien formado que estaba ese cuerpo.

El pequeño murciélago chillo molesto cuando vio los ojos grises posarse en aquella figura humana destartalada y mal formada criatura.

- Oh Sev - increpo el rubio a su murcielaguito viéndolo chillar enojado - no seas enojón...- recorriendo la figura "destartalada" y adormilada del detective- hay que ser realistas y mis ojitos platas no mienten- ignorando por un segundo a detective de ojos verdes. La respiración pausada del detective se hizo presente en todo el lugar, su pecho bajaba y subía despacio indicando que el morocho se había dormido por un instante.

- Draco! - una vos masculina bastante gruesa y un acento ingles muy pronunciado se sintió en vos baja - Lo que sea que estés pensando, la repuesta es NO - un hombre vestido de negro, con su pelo largo que caía sobre sus hombros, sus ojos ónix molestos y su pequeña nariz aguileña característica que le daba un toque de sensualidad, gruño acercándose al detective dormido - Por qué no dejas que Lucius se lo coma, o es mas ... se lo das a las otros que están esperando poder hincarle el diente - sonrió tenebrosamente mientras con sus manos blancas y largas uñas negras iba directamente al cuello de este

- Quieto allí Severus- dijo alzando una elegante ceja, evitando que la mano llegara al cuello del detective - déjale quieto Lucius No se lo comerá entendido - le replico - os dije que es mío... y lo que yo quiero lo obtengo.

- Yo no te he criado con caprichos, Draco - la vos de otro hombre llamo la atención, un aristócrata rubio una versión mas vieja que el propio Conde D, con ropas elegantes, sentado como todo sangre pura, mientras tomaba un poco de té servido - Además, debo estar desacuerdo con Severus, no sé que le ves a ese humano - gruño mirándolo con desprecio al hombre acostado frente a él - Es tosco, bruto y falta de clase.

Rodo sus ojos plata viéndolos - Aja, es exactamente eso Tosco, bruto y falta de clase, como un diamante en bruto... uno bien bruto.

Severus lo observo detenidamente, luego gruño sacando sus largos colmillos de vampiro, pero aun así retrocedió despacio:- Tiene un feo aroma, no sé cómo te gusta tanto.

- Además, está casado - Lucius dijo en forma de rintintin mientras comía un poco del pai que estaba en la mesa.

- Es D.I.V.O.R.C.I.A.D.O - les replico a los dos - Y como que huele feo? - pregunto oliendo su cuello, ese aroma al Conde le encantaba, pasando sus uñas largas por el rostro varonil y medio afeitado.

- Y le enviara su mascota - gruño Severus - Y ni siquiera sabe que es.

- Si, y la traerá aquí para que la tenga - Lucius opino, y luego ambos se miraron con una sonrisa socarrona - Oh a lo mejor querrá darla a una novia por ahí, como se llamaba esa chica... Gangrena... Gangrena ...

- Voy a encerraros en un jaula a los dos - les advierto con un pequeño tic molesto en su ojo derecho – Además … - se sentó de nuevo con la espalda recta y cruzando las piernas sensualmente - dos personas me enseñaron que yo puedo obtener lo que desee. Porque mejor que yo no hay nadie. Tengo buenos genes.

- Draco - Lucius gruño despacio mientras lo observaba - Sabes que cuando termine todo lo que está destinado para ti, quizás Potter no esté en los planes? Recuerda que por alguna razón hemos llegado aquí y estamos haciendo lo que nuestros antepasados han hecho por siglos. Debo admitir que luego de tanto tiempo jamás me había encontrado con semejantes ... espécimen - dijo señalando con desinterés al detective durmiendo. El cual por instinto movió su mano derecha y se rasco la ingle en forma vulgar.

- Mis ojos! - gruño dramáticamente aquel hombre de negro.

El rubio más joven se cubrió los ojos en un acto involuntarios, con sus manos, claro que abrió los dedos en forma de abanico mirando la dichosa ingle que había rascado el detective.

- Draco! - un golpe en la pierna, lo sobresalto, Lucius había utilizado un bastón para sacarlo de tal vulgar imagen.

- Auchh dolió padre - dijo sobándose la pierna - me tape los ojos - El rubio mayor iba a protestar cuando el gruñido del humano llamo la atención.

- Mmmm...- Harry abrió sus ojos despacio, algo cansado refregándose la cara en forma perezosa, bostezando sin pudor alguno - Draco? - gimió pacito enfocando su vista, viendo que el rubio estaba sentado frente a este, con el lobo junto a él y el pequeño murciélago en su hombro - Lo sien... oaaaauuuuuuoohh - bostezo ruidosamente - Lo siento, es que... - gruño despeinando aun mas sus cabellos - Me quede dormido - dijo en forma dulce y hasta infantil

- No importa Potter solo diste un aspecto lamentable a mi sillón pero puede hacerse nada verdad - dijo en un gesto aristocrático jugando con las orejas de Lucius y con Sev en su hombro gruñendo al humano, de los dos, Sev era el que menos pasaba a el detective palurdo y vulgar

- Lo siento - le sonrió despacio, levantándose, estirándose un poco, mostrando un poco de carne debajo de esa remera apretada, los vellos negros del ombligo seguían una línea fina que bajaban justo por el pantalón perdiéndose dentro - Me tengo que ir - rio despacio mirando la bandeja, ahora había tres tasas servidas - Alguien más vino? - dudo un poco.

- Nadie - negó moviendo su mano desinteresado - imaginaciones suyas Potter-

- Ah - gruño un poco desorientado, medio dormido - Bien, te veo mañana Draco - se acerco instintivamente y le dio un beso en la mejilla sorprendiendo a los tres, aunque el pequeño murciélago gruño y no paso la oportunidad de morderle - Maldita rata con alas! - grito cuando se llevo su mano a la oreja, la cual sangraba un poco - Me contagiara la maldita rabia - Harry apunto acusadoramente al animalejo que revoloteaba sobre el rubio en forma de burla

- No seas exagerado Potter- dijo rozando suavemente y sobre todo disimuladamente su mejilla, - mis mascotas no tienen rabia, por quien nos tomas.

- Tus animales son raros, admítelo - gruño despacio - Como el gato ese que tus perros mataron al ladrón - recordando aquello. Miro mal al pequeño murciélago - Un día de estos te lo comprare y juro que se lo daré a mi padrino, a él le encanta todo ese tipo de animales - apunto a Sevy en forma amenazadora - Le encanta cazar con su arco y flecha - le dijo mientras tomaba el casco de la moto y salía por la puerta trasera, despidiéndose con la mano.

- RABIA? - gruño Severus cuando el detective desapareció - ME ACUSO DE CONTAGIARLE RABIA! Ya va a ver ese humano de pacotilla cuando le saque la última gota de sangre de su mugroso cuerpo a ver qué tanta rabia tengo

- Ya Sev no te sulfures- dijo levantándose aunque tenía una risa en la comisura de los labios, claro que Lucius había cubierto su boca porque tenía una risa plena

Draco se fue a su dormitorio, una enorme habitación con una cama con doseles, oscuros, donde varios podrían dormir en ella:- Mi señor - unas dulces damas delicadas, y que otro muchachito se acercaron a este y empezaron a desnudarlo, donde luego fue a darse una baño refrescante, con otras criaturas, un pequeño cocodrilo, un pez raro y que otra serpiente, cada uno estuvo contento ante la atención del rubio maestro.

Cuando estaba dispuesto a irse a dormir, la vos seria de Severus llamo la atención en forma de gruñido:- Si quieres que ese humano te respete, creo que tendrás que abandonar esas criaturas que te "ayudan" en tu baño - cada una de ellas chillaron, por el espejo del enorme lugar, se podía ver gatos y comadrejas, reptiles y alguna que otra ave gruñirle al murciélago que estaba desafiándoles del otro lado de la habitación.

Draco abrió uno de sus ojos - Severus. Potter no tiene porque enterarse ¿sabias?- le dijo - además mis criaturas son encantadas en ayudar a un prodigio como yo... no pienso quitarles esa felicidad

- El humano es promiscuo por naturaleza, pero sabes que Potter no entra en esa categoría - gruño molesto, ya de por si aquellas criaturitas no le caían bien - Me iré a cazar por allí - se giro y convirtiéndose en el murciélago, salió por la ventana aleteando con rapidez.

- Sabes que tiene razón - Lucius hablo, tomando su bastón y dirigiéndose a la puerta - Yo también saldré - se acomodo su traje Armani blanco y salió con su bastón, dejando solo a Draco y sus criaturas

- Tengan cuidado - susurro dejando que un hermoso cuervo le acicalara los cabellos para que durmiera.