Disclaimer:

Todos los personajes aquí utilizados pertenecen a la obra Shoujo Kakumei Utena, no a mí. Todos los derechos reservados a sus respectivos creadores.

Este fanfiction contiene la pareja central de Kyoichi Saionji x Utena Tenjou. Puede contener spoilers de la saga, tanto del manga como del anime. No contiene OC's. No contiene OoC's. No contiene bashing. Tiene diversos headcanons -teorías sobre los personajes que cada fan tiene, no confirmadas-.

Muchísimas gracias por leer. Adoro leer reviews.


El bullicio de la cafetería de la academia, ensordecedor para cualquiera que entrara por las puertas dobles que formaban la entrada. Cientos de chicos y chicas, emocionados, revolucionados y alegres, armaban un gran escándalo entre risas y chillidos.

La mayoría tomaban asiento en las mesas más cercanas a la barra, lo cual era normal dado que tenían más fácil pedir la comida. Los que llegaban tarde, debían conformarse con las mesas situadas en el centro, no tan accesibles como las anteriores. Y los que querían huir de la multitud, buscaban refugio en las últimas mesas, alejadas de todo, cercanas a las segundas puertas de salida e iluminadas en menor medida por los ventanales de la pared.

Era tan solo un murmullo, aislado por los cabellos que caían sobre sus oídos, lo que percibía Utena con la cabeza apoyada sobre la mesa. Sabía que Wakaba la miraba con reprobación; no le gustaba para nada su nuevo yo. Ni el uniforme clásico de las chicas, ni su actitud ordenada y callada, ni siquiera que empezara a replantearse el salir con algun chico, como cualquier otra chica normal. No le gustaba que hubiera abrazado una vida normal.

Y lo entendía, pero su mayor problema era la fuerza. La fuerza que ya no tenía. No había perdido su uniforme; sencillamente lo habia tirado a la basura. Mejoraban sus notas en clase, dado que mantenía su atención en sus estudios y podía no pensar en nada más. Ni en príncipes. Ni Duelos de la Rosa. Ni su Prometida. Ni el Presidente del Consejo Estudiantil.

Tan solo pensar en su título y que una fugaz imagen de él apareciera en su mente durante un segundo, la hizo cerrar los ojos con fuerza y girar la cabeza contra la mesa. No. No quería pensar en Touga Kiryuu. Había estado viviendo una gran mentira y había despertado de ella de la peor manera posible. Ahora, tan solo quería vivir una vida normal y olvidar que un día pensó realmente en encontrar a su príncipe.

La luz que notaba pasar entre sus cabellos rosas fue cubierta por algo, como si alguien se hubiera colocado a su lado. Escuchaba el tintineo de los cubiertos de Wakaba a su izquierda, por lo que, ella no era. Entreabrió sus ojos azulados, sin saber exactamente que se iba a encontrar al hacerlo. Y, en efecto, nunca se hubiera imaginado que a su lado se encontraba la larga y ondulada cabellera esmeralda de Kyoichi Saionji.

- Utena Tenjo -pronunció él, con su clásica voz socarrona, con la que más de una vez le había gritado y perjurado-. Me sorprende encontrarte así. Es tan impropio de tí.

-¿Saionji? -respondió ella, incorporandose, con el gesto contrariado.

Saionji había tomado asiento encima de la mesa donde ella estaba apoyada. La miraba, con media sonrisa, como si se sintiera bien ante su derrota. "Al fin y al cabo, creo que todos sabemos que hace aquí.", pensaba ella, comprendiendo sus intenciones.

-Probablemente te preguntes qué hago aquí, cuando nunca antes habíamos hablado sin... temas de duelos de por medio -ella sintió un escalofrío con tan solo escuchar la palabra 'duelos'. Sacudió la cabeza, y volvió la mirada hacia su interlocutor-. Pero tan sólo quería comprobar que ahora sabes lo que sentí cuando perdí a Anthy. Ahora, sabes cómo duele. Esperaba que te doliera.

Palabras tan duras recitadas con una sonrisa tan auténtica y sádica hacían derrumbarse más aún las pocas defensas que le quedaban a Utena. En otro momento, le habría cruzado la cara con dos bofetadas sin vacilar un segundo. Pero lo único que pudo hacer fue suspirar y bajar la cabeza, derrotada de nuevo.

-Sí... supongo que ahora puedo comprenderte... -murmuró. No era tanto como tristeza lo que le inundaba, sino neutralidad, el hecho de apenas poder expresar sus sentimientos. Lo normal ante unas palabras tan hirientes hubiera sido un llanto desconsolado. Pero la falta de fuerzas le impedía todavía más echarse a llorar.

Escuchó un bufido a su lado, comprobando que Saionji no había recibido la respuesta o reacción ante su comentario. Giró la cabeza, nuevamente, comprobando que había fruncido el ceño.

-No tendría gracia meterme contigo ahora que ni siquira vas a defenderte... Sin embargo, es cierto que el juego de la rosa nos está destrozando la vida a todos. Incluso el propio presidente ignora las normas para hacer canalladas como esta -"¿Está... defendiendome? Realmente, ¿está poniendose de mi lado" pensó Utena, atónita-. El consejo de estudiantes se está despedazando, completamente. Y es todo culpa del Fin del Mundo...

-¿Ha sucedido algo grave? -respondió casi involuntariamente ella, sin saber si realmente quería conocer más acerca de la situación de los duelistas. Él se giró hacia ella, sin su actitud altanera característica.

-Nada que no hayas podido notar. Prácticamente, ninguno de nosotros está de acuerdo con lo sucedido. Son trampas, sí, pero de las peores.

-De todas maneras, yo ya no quiero saber nada sobre esto, Saionji -habló Utena, bajando la cabeza-. Yo no soy duelista, ni estoy prometida con la novia de la Rosa. Lo siento.

Saionji se giró para mirarla, como si no creyera que esas palabras podían salir de su boca.

-¿Te estás rindiendo?

Utena suspiró, algo agobiada. No entendia como esa persona, que le había intentado matar más de una vez, y que no había dejado de hacerle la vida imposible, ahora estaba ahí, hablando con ella, en uno de sus peores momentos.

-No puedo rendirme de algo a lo que no pertenezco ni tengo ni idea.

Se levantó y rodeó la mesa, dejandole sentado en ella, cuando sintió como una mano se cerraba con fuerza en su muñeca y la tiraba hacia atrás. Bajó la cabeza; no se atrevía a levantar la mirada en un momento así, era como mirar de frente a un dragón furioso.

-¿Ni siquiera vas a vengarte? ¿No vas a hacer nada?

-Saionji, ¿me puedes explicar que estás buscando con esto? -respondió cansada Utena-. Se supone que Touga es tu mejor amigo.

-Ya no -murmuró él, cambiando su tono a uno menos enérgico-. No mientras siga utilizando a Anthy como un simple objeto.

Ella entrecerró los ojos, sintiendo como una parte de ella se rompía más. No solo se encontraba en aquella situación por haber sido engañada por Touga Kiryuu, sino por la perdida completa de su compañera, su mejor amiga, Anthy Himemiya. El no tenerla cerca durante el día a día la mataba lentamente, y aunque Wakaba intentaba llenar ese vacio, era imposible olvidarse de ella.

-Tú y yo sabemos que Anthy es algo más que el instrumento del Emblema de la Rosa. Por eso he venido hasta aquí -Saionji siguió hablando, sabiendo que tenía la razón-. Reconozco que tenía curiosidad por ver como te había sentado la derrota, pero no me esperaba esto. No pensé que te retirarías; sigo pensando que te prefiero a ti como rival antes que a Touga.

-Quizás tendría que sentirme halagada por ello, pero ya te he dicho que no quiero saber nada más. Solo soy una estudiante de la Academia Ohtori, vicepresidente.

Ella intentó soltarse de Saionji, pero sabía perfectamente que no la dejaría marchar tan fácilmente. Sin su actitud agresiva e ruda, Utena imponía tanto como Anthy. Y también conocía la facilidad que tenía Saionji de imponer su fuerza hacia ésta.

En efecto, él en vez de soltarla cuando Utena empezó a forcejear, tiró de la chica hasta acercarse aún más a ella. Tenía la suerte -o la desgracia para ella- de que Wakaba, pese atenta a la conversación de ambos, estaba sentada en tal lugar que no podía ver que hacía o dejaba de hacer el vicepresidente.

Él sonrió sombriamente y se inclinó sobre ella, apartando varios mechones de su cabello rosáceo y acercándose al oído de Utena, para que solo pudiera escucharle ella.

-Quiero hacer un pacto contigo. Una trampa, un juego.

-¿Qué?

-Escúchame. ¿Quieres recuperar a Anthy? ¿Quieres ver derrotado al Presidente del Consejo Estudiantil?

Una densa neblina se había establecido en la mente de Utena. No le gustaba estar tan cerca de ningún chico, solía terminar pegandoles por tomarse aquellas confianzas. Pero no podía escapar de aquel momento, y tampoco queería tener nada que ver con el Emblema de la Rosa. Notaba como estaba azorada por la situación, con las rodillas temblorosas y la garganta seca. Cada vez que respiraba, solo percibia el olor a perfume masculino que Saionji desprendía, que le ponía todavía más nerviosa.

-No sé si quiero.

-Es muy fácil. Solamente, tenemos que salir juntos.