¡Hola! Este es mi primer fanfic de El Origen de los Guardianes (el otro es de mi hermana); se trata de un UA humano que espero sea de su agrado. Clasificación M por groserías y situaciones que desafían a la moralidad y ética conocida. Ni El Origen de los Guardianes, ni marcas, eventos, personajes, etc., son míos, tampoco hago propaganda para el gobierno y su maligno complot para hacernos tomar leche, ni es un apoyo al grupo conformado por dos alegres personas y un seguidor que desean conquistar al mundo con pastelillos, yaoi y disfraces de pingüinos.

Una disculpa a las personas que resulten ofendidas por el contenido aquí expuesto.


Friends Forever? Are you serious?

Capítulo uno: Cuando crees que vas al Cielo...

Aún no salía el sol en esa tranquila comunidad, pero una persona estaba ya de pie, ante un brillante monitor, preparando las palabras de bienvenida para sus compañeros y alumnos.

Dejó el teclado por unos instantes, desviando su mirada hacia la ventana para contemplar el paisaje adornado por una cubierta de nieve que se dejó caer de forma repentina, y sonrió divertido mientras una nada inocente idea cruzaba su mente.

-¿Cuántos alumnos resbalarán si derramo agua jabonosa en la entrada de la escuela?

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Golpeó por tercera vez el reloj despertador, levantándose de una vez de su cama, y rascando la cabeza de su fiel mascota. Tomó un baño rápido y se alistó para una nueva jornada de trabajo.

-¡Mira nada más, qué hermoso día!

Sirvió el plato de comida para su animalito y él tomó una taza de chocolate caliente. Había mucho que hacer, viejos amigos por saludar y caras nuevas para recordar.

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El día era perfecto para quedarse recostada en la cama, pero su mamá empezó a golpear la puerta de su habitación como si de eso dependiera su vida.

-¡Levántate, tienes que ir a la escuela!

-¡Es muy temprano mamá! –Respondió haciéndose bolita con las sábanas, pero ante la insistencia de su madre, no le quedó de otra que alistarse para ir a la escuela.- ¡Ya voy! ¡Ya voy!

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-"Compañeros maestros, de acuerdo a las investigaciones realizadas en los campos de estudio sobre el desarrollo integral del aprendizaje, se debe estimular a los estudiantes para que sus logros se desarrollen por encima del 10% de sus capacidades ya adquiridas, aunque conociendo a las bestias a las que intentamos educar, no podemos esperar mucho…" No, demasiado pretencioso… Aunque lo de "bestias" es bastante convincente.

Apagó el monitor, convencido de que las palabras correctas llegarían solas, y se dispuso a recorrer los pasillos de la escuela.

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Organizar los archivos escolares y preparar las carpetas de los alumnos de nuevo ingreso no era su responsabilidad, pero como no tenía tanto trabajo esa mañana, se dio el gusto de ver quiénes serían los estudiantes que aún estarían con ellos por ese año, y los que se sumaban a las filas estudiantiles, concentrándose en uno que tenía un pasado más que interesante.

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Terminó de imprimir la segunda y última hoja del discurso de su jefe, y con los papeles en mano, entró a la oficina de dirección, encontrando el lugar vacío. Sin perder tiempo, buscó por los pasillos y las aulas, encontrándolo ante el cuadro de honor que conservaba las fotos de los alumnos sobresalientes de generaciones pasadas.

Al tener la atención del director, le acercó el discurso de bienvenida que escribió a detalle para los maestros y alumnos, pero el director negó con la cabeza.

-No este año, Meme, sé con exactitud lo que debo decir.

Frustrado por ese rechazo, por cuarto año consecutivo, el secretario de cabellos dorados hizo bola los papeles y los aventó dentro del contenedor de basura más cercano.

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-Nueve… Diez… Once…

7 horas de sueño, una rutina de ejercicios matinales, los repasos breves de las materias ya cursadas, y un dardo lanzado con tal fuerza que la punta se enterró en su totalidad entre los ojos de la agujereada fotografía del director, resumían la mañana de ese joven, quien tras una ducha reparadora, un pan tostado con miel, una taza de jugo natural y una gran dosis de autocontrol para ignorar a su familia, estaba listo para ir a la escuela. Solo debía tomar sus cosas y esperar el autobús.

Uy! ¡Hace frío! –Se regresó corriendo a la casa, y salió de nuevo con un suéter y las risas de su familia, quienes nada le dijeron de la nevada que cayó en la noche.

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Apenas se marcharon sus padres a sus respectivos trabajos, sirvió el cereal y la fruta de su hermanita en un plato, y un sándwich que preparó y acomodó junto a un jugo de manzana en la lonchera de ella. Contó el dinero que tenía en sus bolsillos, estimando lo que gastaría en ese primer día de clases, y fijó su mirada en el anuncio del periódico, mismo que mencionaba a la escuela a que asistiría en unos minutos más.

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A pesar de su deseo de una broma de inicio de curso, la señora de la cafetería convenció al director de lo contrario, y a regañadientes, salió junto a su secretario cuando los autobuses escolares empezaron a arribar al plantel.

Pateó un montoncito de nieve que llegó hasta los pies del conserje, más éste solo se rió y siguió su camino, saludando a su vez al profesor de audiovisual que observaba desde la ventana de su aula.

Mientras que la mayoría de los estudiantes usaban el autobús escolar, no faltaban aquellos que llegaban por sus propios medios, fuera en auto, bicicleta, patineta o a pie; una chica, bastante sonriente y vestida a la moda, salió de su auto y fue rodeada de inmediato por varias compañeras que ya ansiaban saber de ella… A pesar de haber hablado unos minutos atrás.

-¡Amiguis! ¡Tanto tiempo!

-¿Crees que entren chicos guapos?

-Yo voy a salir con novio de la escuela, y quizá vayamos a la misma universidad juntos.

-¡No puede ser! ¿Te cortaste el cabello?

Y entre trivialidades y chillidos de emoción, se encaminaban a la escuela, ignorando la sonrisa maliciosa del director, más se detuvieron cuando los transportes escolares empezaron a llegar.

En uno de los autobuses un grupo de amigos sostenían una discusión más que particular. Todo en torno al director y la posibilidad de que hiciera lo mismo que hacía cada año: escoger a una víctima.

-Seguro que tocará a ti de nuevo, Aster. –El capitán del equipo de baloncesto le soltó un puñetazo a su compañero, y éste replicó de inmediato.- ¿Qué? Desde que entraste te ha agarrado de encargo, no me extrañaría que éste último año te de un "trato especial".

-Qué se atreva.- Contestó Aster colgando su mochila al hombro.- Voy a empezar este año con el pie derecho.

Los demás estudiantes comenzaron a abandonar el transporte para unirse con sus amigos, o verificar el aula en la que atenderían clases. El muchacho se detuvo en el último escalón del transporte al notar dos cosas: un enorme charco lodoso que arruinaría sus tennis nuevos, y la sonrisa maliciosa del director, quién le saludaba moviendo sutilmente la mano. No le daría el placer de burlarse de él. Por lo que se preparó para saltar.

10 segundos antes, Jack arribó a la escuela justo cuando Aster miraba el charco. Tras una inspección rápida, dedujo que era una "nenita" asustada con la idea de ensuciar sus uñas. Por lo que tomó del suelo una generosa cantidad de nieve lodosa con la que hizo una bola, sin sentir la piedra qué se le coló, y la arrojó con todas sus fuerzas en el momento justo qué Aster flexionaba las rodillas y despegaba los pies del autobús.

Fue como si el tiempo se hubiera detenido. El joven basquetbolista fue incapaz de reaccionar, como si su mente se hubiera ausentado de su ser en el momento que la bola golpeó su nuca. Todo lo demás sucedió en cámara lenta: su caída de lleno en el charco, las expresiones de sorpresa de sus compañeros, las carcajadas del director, y volvió a tener control de su cuerpo al notar qué todos volteaban hacia una dirección.

-¿Quién?- Preguntó Aster desde el suelo, y se levantó de un brinco.- ¿Quién fue el desgraciado que lanzó esa CHINGADA BOLA DE NIEVE CON UNA JODIDA PIEDRA DENTRO?

-Hey.-Aster se volteó sólo para recibir en su cara otra lodosa bola de nieve.- Fui yo, ¿qué vas a hacer?

-Esto se pone bueno.- Comentó emocionado el director y detuvo a un niño, al que le dio unas monedas.- ¡Rápido! Ve y tráeme un refresco.

Continuará.