Capítulo uno: cartas y lechuzas

Un picoteo constante consiguió despertar al somnoliento chaval quien, entre maldiciones y bostezos, se levantó de su cómoda cama, se deslizó arrastrando los pies hasta la ventana donde una gran lechuza esperaba impaciente ser atendida.¡No tenía todo el tiempo del mundo!

Una gran corriente de aire, típica de esos gélidos días de invierno, llegó hasta los huesos del recién despertado al abrir la ventana. Más maldiciones. El moreno cogió el trozo de pergamino atado sin cuidado a la pata de la lechuza, quien una vez libre de su encargo, levantó vuelo y se fue a su tenue lugar a dormir al fin.

Dejó la arrugada nota en la mesa de noche y se dejó caer pesadamente entre los cobertores que mantenían su calidez. Ya leería luego ¡A nadie le afectarían un par de horas más de sueño!

Dejó el vaso en el mueble"bar, vacío de cualquier licor que ahora calentaba el interior del joven, tranquilizándolo de cual preocupación y frío que hubiese sentido momentos antes.

Pero esa sencilla carta le tenía molesto.

"Te quiero ver fuera de esa casa a las once, te espero en el pub Encantos Malditos a esa hora o te ves muerto

Palabra de Mortífago"

Había probado todos los hechizos conocidos con que pudiera encontrar el autor de aquella nota. Nada, no le podía indicar el autor anónimo, salvo que estaba firmada por Mortífago.

No era la primera nota firmada por ellos, puesto que el veintañero había recibido ya unas quince cartas citándolo, él iba, luchaba contra el inocente Mortífago que, fuera de las órdenes de su señor, creía poder vencerlo, pero terminando siempre con enviarlos ante el ministerio, era juzgado y enviado a Azkaban, ahora sin Dementores pero con diversas criaturas que vigilaban, una de ellas el gran perro de tres cabezas de Hagrid, Fluffy.

Cada vez que lo interceptaban se mudaba de casa, no por temor, no, sino por intimidad, le gustaba estar tranquilo, sin luchar con jóvenes Mortífagos inexpertos puesto que todos eran iniciantes y algunos sorprendían a Harry con caras familiares, desde luego mocosos aún en Hogwarts que en el colegio, inocentes mentes conquistadas por palabras de poder y promesas falsas sin intención de ser cumplidas. Todos los Mortífagos principiantes iban a prisión hasta antes de terminar el curso en Hogwarts, todos cometiendo el mismo error.

Pero hoy, un día frío de invierno, recién pasadas las navidades, la nieve gélida, viento que atraviesa los pulmones...no, hoy no iría, hoy se quedaría en casa, entre las cobijas, un buen libro y una taza de café caliente cerca. Nadie le haría cambiar de casa otra vez, no, se quedaría allí para siempre, puesto que nómada de casa en casa, había vuelto al principio, la primera casa que tubo. La había cogido por primera vez el día en que terminó el séptimo curso de Hogwarts, se había despedido de los Dursley con un simple "Adiós, voy a vivirme lejos" y había encontrado un piso muggle en alquiler, bonito, tranquilo y no muy grande, un piso grande le haría sentirse solo. Un piso agradable, habitación cómoda sin llegar al exceso, una gran cocina tranquila con puesta al exterior, con un patio verde y particular sin miradas indiscretas que pudieran verlo, una sala comedor, con un gran diván de tres plazas donde podía estirarse al llegar tarde y cansado a casa sin ganas de llegar a la habitación, una hoguera que le recordaba a la sala común de Gryffindor, que calentaba toda la casa. También el baño, gran baño con una bañera relajante donde se podía estirar, tentadora de no ser abandonada pasadas horas.

En definitiva, era ideal para él, un muchacho solitario que le gustaba la tranquilidad. La había hechizado para que nada de frío ni aire entrase entre las rendijas de ventanas o puertas, salvo oxígeno, claro, no deseaba morir de asfixia.

Nadie lo haría cambiar de casa, era la primera y última casa, quien sabe cuanto le duraría, días, semanas, un mes...difícilmente un año, puesto que siempre lo encontraban y ya no tenía la protección de su 'familia', como le había dicho muchos años atrás Dumbledore, ni la de su casi nueva familia, puesto que nunca consiguió llegarse a formar, Sirius ya no regresaría.

Debía haber algo en común entre todas las casas donde se alojó, puesto que siempre lo localizaban. Alguna cosa que lo delatase, alguien que lo siguiese...o algo... ¿Algo¿esa hermosa lechuza? Si, había una lechuza que lo seguía a todas partes. Le recordaba a Hedwig, puesto que era blanca como la nieve, aunque más grande y majestuosa, con una mancha negra bajo el ala izquierda, la había visto al verla levantar el vuelo. Ojos penetrantes y las orejas puntiagudas, le gustaría tener esa ave, puesto que Hedwig murió hacía poco. Pero siempre que habría la ventana con tal de retenerla, ésta alzaba el vuelo y se perdía en la oscuridad.

Otro picoteo le avisó, ahora, por primera vez, esa majestuosa lechuza venía a visitarle. Con desgana abrió la ventana y alzo el brazo indicando a la lechuza que podía posarse en él. Así lo hizo. Extendió una pata, dejando caer una nota entre sus garras. Algo extraño.

"Gracias, preciosa. Debo darte un nombre¿que te parece?"Pidió Harry ante la liviana ave en su brazo"mmm... eres muy ligera¿te dan de comer¿que tan mal Mortífago es tu dueño que ni te alimenta?

Porqué era obvio que pertenecía a un Mortífago, puesto que era un espía discreto.

" Bien, pequeña espía¿que te parece...Estela? siempre me gusto este nombre.

Ante el perplejo trigueño, la lechuza intentó picarle en la cara, lo cual Harry interpretó como '�¡Qué tan cursi?'

" Lo siento, hermosa... ¿te parece Intimidad? Puesto que es lo que no respetas ¡Espiona de poca monda!

Recibió tres picotazos en el hombro de respuesta.

" ¡Tranquila!... �¡No serás macho?"Pidió curioso, se sentía un poco estúpido hablando con una lechuza que, además de no ser suya, era de su enemigo.

El ave respondió con dos parpadeos, tomados como '¡Claro, humano estúpido!'

" Bien, ya me entregaste lo que querías, no te quedarás aquí, como veo que es tu intención."volvió a la ventana y la abrió"Venga, ves y dile a tu amo que por mucho que sepas mi ubicación, no me alcanzará nunca¿te gusta Platino?

Nada, el ave alzó vuelo otra vez, perdiéndose entre los árboles cercanos. Así decía la nota:

"¡Potter!

¡No seas perezoso y sal de allí! Te espero en el Caldero Chorreante a las once y media.

Un Amigo"

¡Esto ya era demasiado! Ya no sólo lo citaba tan pronto un Mortífago, sacándolo de casa, si no, que ¡Ahora lo sacaba de casa un amigo!

" ¡Espero que sea por una buena causa!"se vistió, eran las once ya, el Caldero Chorreante estaba cerca, a dos calles, así tenía la comunidad mágica cerca. Se puso la gabardina negra, cerró la casa y se dirigió hacia el Caldero Chorreante.

Continuará...

Mi primer fic de HP! Wea! Jeje... este fic lo tenía pensado desde hace meses...una idea principal más o menos, pero no tenía tiempo de escribirlo, o no tenía ganas, quien sabe? Espero que guste!