Hola mundo, Mayi Saruza se reporta con esta nueva historia... y... creo que eso es todo, no tengo una fantastica anécdota que explique de donde surgió, simplemente apareció y me dije "Por qué no", y e me aquí, aunque, a decir verdad, creo que estoy un poco borracha por estar subiendo este fic que no revisé, así que si encuentran algún error favor de avisarme.

Eso es todo, espero y les guste.

P.D: Todavía no tengo bien definido la división de los capitulos, pero, según lo que veo, serán entre cinco a seis capitulos contando este y el epilogo. Ah! los demás capitulos serán más largos (eso creo)

P.D.2: No me enojaria si recibiera algún Reviews (Te suben el autoestima y hasta te inspira)

Ahora si, los dejo con la historia. (Espero y no me linchen)


CAPITULO CERO

Camino lento y silenciosamente sin dejar huella alguna, arranco de mi cabeza uno de mis cortos cabellos castaños y lo libero al cielo como ayuda para indicarme en que dirección viaja el viento. Hacia el norte, me muestra al alejarse lentamente y ahora, sabiendo esto, busco un punto alto y oculto en el que pueda tener un fácil acceso.
Me acuesto con suavidad sobre mi pecho para evitar hacer el mínimo ruido, tomo mi arma y acomodo mi brazo de tal forma que me permita disparar en la dirección correcta y me dedico ha esperar.
Hace frío, mucho frío. Desde mi posición puedo observar mi suave aliento salir por mi boca y elevarse al cielo en forma de vapor y, de igual manera, aunque no puedo ver mi rostro, se que ha perdido el color completamente de la misma forma que mis manos blancas, pálidas, del color del manto que cubre el piso y ahora parte de mi cuerpo. Nieve, es lo que veo caer con suavidad y elegancia, fundiéndose, uniendo sus partículas en una ligera manta caliente y fría a la vez. Blanco, un color tan bello, tan puro, tan inocente siendo que, actualmente, pocas cosas están dotadas por esas palabras, pienso que, aunque una persona sea inocente al nacer, tarde o temprano terminará corrompiéndose al igual que este suelo helado que, pronto, será profanado por ese liquido carmesí, prueba de que he concluido con mi trabajo correctamente.

El rojo es mi color, es el que da brillo a mis ojos castaños, el de mi vestimenta casual, el de mi apodo en el trabajo, pero, sobre todo, el del liquido que me baña, que me da vida, que es la evidencia de que quito una. Rojo, el color de la sangre.

La hora a llegado. Fijo mi objetivo y, sin piedad alguna, presiono el gatillo terminando así con la paz que emanaba aquel paraíso de hielo, con la pureza de aquella nieve y, sobre todo, con otro aliento.
Salgo de ahí rápido y sin dejar algún rastro que me delate, jamás a ocurrido eso, ni siquiera en mi primer asesinato, pero aún así debo ser cuidadosa y no dejar ningún posible error, eso sería fatal.

Todo a terminado, por fin puedo regresar a casa, a tu lado, volveré a verte, parado en la puerta esperándome con una radiante sonrisa llena de dulzura y amor, extendiendo tus brazos hasta mi para brindarme un calido abrazo, lleno de protección, y luego me mirarás a los ojos, bajarás tu cabeza levemente y posarás tus labios en los míos en un suave beso y nos convertiremos en uno como aquella blanca nieve. Solo tú puedes hacerme olvidar lo que acabo de hacer, solo tu puedes darme un motivo para existir, por ti y solo por ti seguiré matando, mataré y, si es necesario, moriré para que tu puedas ser feliz, porque te amo Kaito.


Nota: Me avisan si se les ocurre un mejor título, este se lo puse antes de publicarlo y solo porque estoy escuchando la canción de "Over The Night Sky" de Kaito, Meiko, Luka y Gakupo.