Las Crónicas de Narnia: La nueva dueña del trono

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1. La tarea para los Pevensie

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Ya recordarás que los Pevensie no podían volver a Narnia...

Un día, después de aquel verano en el que Edmund y Lucy habían ido a Narnia; estaban Peter, Edmund y Lucy hablando de Narnia y de lo que les había contado Eustace de su aventura, cuando ocurrió algo extraño. Toda la gente de la calle se quedó quieta (como estatuas), como si el tiempo se hubiera parado y (más que verlo lo sintieron) vieron un enorme león que en seguida reconocieron.

-¡Aslan! -gritaron los niños a coro y se abalanzaron a abrazarlo y besarlo.

Cuando se tranquilizaron Aslan dijo:

-Queridos niños, sé que dije que no volveríais a Narnia, pero ha ocurrido algo que no había previsto... Ya os contaré. Ahora quiero que prestéis atención a lo que os digo: Alguien debe de ser quien ocupe el trono vacío de Cair Paravel junto a vosotros pues Susan no volverá a Narnia, será una hija de Eva de la edad de Edmund pero no será hermana vuestra, al menos de sangre... Bueno para encontrarla os transportaré a otra época, al futuro, de vuestro mundo. Vosotros no sabéis castellano pero cuando estéis allí lo hablaréis como vuestra lengua y después ella hablará la vuestra como la suya. Os llevaré a Roquetas de Mar un pueblo de España y la deberéis buscar en CristalLuna...

-¿Qué es eso? -preguntó Peter.

-No os lo puedo decir -respondió Aslan-. Cuando estéis en CristalLuna la primera vez que la veáis será en un lago de agua dulce que no se puede beber, pero Edmund deberá quedarse en el lugar que no la pueda ver hasta que llegue el momento, y la reconoceréis porque: tendrá los cabellos oro oscuro, los ojos verdes como la hierba de primavera y sentiréis algo extraño al mirarla. A partir de entonces debéis seguirla todo el tiempo sin que lo note. Para confirmar que es ella Edmund debe de entrar después de ella en el "Puerto Encantado" cuando lleve ropajes que reflejen naranjas y margaritas y sepa la letra por la que empieza su nombre sin necesidad de oírlo...

-Perdona que te interrumpa, Aslan, pero, ¿por qué debo esperar hasta entonces? -preguntó Edmund.

-Lo siento, pero tampoco puedo responder a eso -dijo Aslan-. Después debéis seguirla hasta su casa, desde ella se podrá ver donde se encuentran el mar, la montaña y el cielo. Debéis contarle todo a ella, para que os crea Edmund deberá tocarla, y, una vez que lo sepa, debéis encontrar una puerta en los alrededores de su casa, un lugar en donde se puedan esconder cosas. Cuando lo encontréis iréis a Narnia y ya os pondré al corriente. Buen viaje. Y aquí tenéis algo de ropa -y dicho esto sopló sobre los niños y fueron transportados al futuro.

-Lo primero es encontrar CristalLuna -dijo Edumund.

-Sí, pero, ¿qué es? -preguntó Lucy.

Y justo cuando lo estaba diciendo vieron un cartel en el que ponía: "Estancias de cinco días gratis en el hotel CristalLuna para tres personas". Se quedaron asombrados, supusieron que la magia de Aslan tenía algo que ver en ello, y fueron allí. Dos horas más tarde ya estaban en su habitación, la 629, y empezaron a reflexionar:

-Bien, como yo no puedo verla tendréis que ir vosotros -dijo Edmund.

-Sí, pero, ¿a dónde? -replicó Peter-. ¿Qué se supone que es un lago de agua dulce que no se puede beber?

-¡Una piscina! -exclamó Edmund.

Y así lo hicieron, Peter y Lucy se pusieron los trajes de baño y bajaron a la piscina mientras dejaban a Edmund en la habitación.

Alrededor de las doce de la mañana vieron a su principal candidata. Tenía el pelo castaño y los ojos verde botella. Cuando la miraron sus corazones dieron un vuelco y la estuvieron siguiendo discretamente hasta que subió a su habitación (resultó que sus habitaciones estaban una en frente de la otra) y entraron en la suya para hablar con Edmund y, después de contarle todo, Lucy dijo:

-Creo que ella también sintió algo extraño, y después nos estuvo observando.

Estuvieron siguiéndola varios días. A veces la seguían hasta sitios muy hermosos como la costa del mar o el centro del pueblo repleto de flores. De vez en cuando, Edmund salía con Lucy mientras Peter seguía a la niña (Lucy y Edmund tenían buen cuidado de no encontrársela).

Un día, subió Lucy a la habitación muy nerviosa y dijo:

-¿Recordáis lo que dijo Aslan? ¿Lo de que su ropa reflejara naranjas y margaritas? Pues hoy va de naranja y blanco.

Edmund y Lucy salieron con Peter, después este seguía a la chica y Edmund y Lucy a su hermano, así estaban cerca por si acaso iba a algún lugar llamado "Puerto Encantado". Estuvieron caminando quince minutos hasta que Peter se paró y se volvió hacia su hermano.

-Es la hora.

El chico, muy nervioso, se adelantó y vio un restaurante llamado "Puerto Encantado". Entró mirando a su alrededor hasta que la vio: la chica más guapa que había visto jamás. Tenía el pelo castaño claro y los ojos de un verde que embrujaba (también vio que llevaba un colgante con una "N"). Ella movió un poco la cabeza y también lo miró, en ese momento fue como si su corazón fuera a estallar, como... es muy difícil de explicar. Se quedaron mirándose un minuto, o una hora, Edmund perdió la noción del tiempo. Entonces alguien dijo:

-¿Qué haces ahí parada? ¡Vamos!

Ella se fue y se sentó en una mesa y Edmund la imitó. La estuvo observando y escuchó su voz, más hermosa que cualquiera que hubiese escuchado nunca, y escuchó un fragmento de la conversación en la que decía uno de los dos hombres (que era el padre de ella):

-Mañana a las once de la mañana cogeremos el coche y nos iremos a Ribadesella.

Esa idea horrorizó a Edmund, ¿cómo iban a seguir a un coche? *Pero entonces notó que la chica le miraba y se le olvidó cualquier preocupación, ya lo resolverían más tarde. Entonces vino un camarero y le dijo:

-Perdona, pero si no tomas nada no te puedes quedar aquí.

Edmund le dirigió un débil lo siento y corrió al encuentro de sus hermanos. Se chocó con Peter y Lucy en la entrada y les contó todo (menos cómo se miraron y lo guapa que le pareció). Cuando les dijo que se iría al día siguiente se les cayó el alma a los pies pero oyeron a un hombre decir:

-Mañana voy para Ribadesella alrededor de la una.

De nuevo la magia de Aslan hacía que todo fuera más sencillo para los niños. Se fueron donde él y le preguntaron si podía llevarlos, el hombre aceptó encantado y quedó con ellos en la entrada del hotel a la una menos cuarto del mediodía. Esa noche a todos les costó conciliar el sueño, pero en especial a Edmund. Él pensaba en esa chica, en sus ojos, su pelo, su belleza, su voz... y deseó que de su boca saliera alguna palabra dirigida a él.

A la mañana siguiente se subieron a la furgoneta y Lucy formuló una angustiosa pregunta que a todos se les había ocurrido:

-¿Cómo la encontraremos en un pueblo tan grande?

Estuvieron pensando en eso hasta que llegaron y el hombre les dijo:

-Si queréis, podéis quedaros en mi casa.

-¡¿De verdad?! -exclamaron los niños.

El hombre asintió y se presentó, se llamaba Diego y vivía en una urbanización preciosa con jardines, una piscina, una garaje... Tenía vistas al mar y también había una gran montaña muy cerca.

Al día siguiente salieron al portal dispuestos a buscar a la chica cuando oyeron una voz que decía:

-¡Me voy a patinar! Me llevo las llaves.

Edmund frenó en seco pues había reconocido esa voz, era la chica. Miró hacia allí y la vio hablando por el móvil. Sin pensarlo dos veces se dirigió a donde ella y le dijo:

-Hola, mi nombre es Edmund y estos son mis hermanos Peter y Lucy.

-¡Oh! Encantada, mi nombre es Noa -dijo ella.

Edmund le contó todo y Noa les preguntó:

-¿Cómo queréis que os crea?

-Dame tu mano -respondió Edmund.

Noa tímidamente le puso la mano encima de la suya y sucedió algo extraordinario: brilló una luz que tomó la forma de la cabeza de un león, Edmund lo miró sin miedo pues reconoció al instante a Aslan y, para su sorpresa, vio que Noa lo miraba fijamente sin miedo e, incluso, de forma cariñosa. Cuando acabó Noa dijo:

-Os creo, ahora lo que tenemos que hacer es encontrar la puerta.

Se estaba comiendo la cabeza para pensar y entonces cayó y dijo muy apresuradamente:

-Seguidme, creo que sé dónde está pero nos tenemos que preparar.

Fueron a su casa y se pusieron los trajes de baño, metieron en bolsas impermeables cuatro mochilas con comida, agua, mantas y ropa y fueron a la piscina.

-Creo que será mejor que cuando estemos abajo tú, Noa, toques lo que sea y todos nos cojamos de la mano -dijo Peter.

Así lo hicieron, cogieron las bolsas impermeables y se cogieron de las manos: Peter en una mano llevaba la bolsa y le dio la mano a Lucy que se la dio a Edmund que a su vez se la dio a Noa. Ella levantó una tapa y metió la mano en el interior. Sintieron como si algo los succionara y se encontraron en el país de Aslan. Todos (incluida Noa) abrazaron y besaron al gran león. Después Aslan dijo:

-Bienvenida Noa. Yo soy Aslan. Ahora que estáis todos tenéis una misión. Un viejo amigo de Narnia, un mago sanador, permanece dormido por un hechizo de sus malvados hermanos. Vosotros tendréis que ir a las montañas del oeste y escalarlas hasta su cima. Allí encontraréis una cueva con una pócima que está guardada por los hermanos malvados que son dos, deberéis coger la pócima e ir a Cair Paravel. Yo os estaré esperando allí. Peter, aquí tienes tu espada y tu escudo. Lucy, aquí tienes tu daga y tu pócima curativa. Y vosotros dos -dijo refiriéndose a Edmund y a Noa- no estabais cuando ellos adquirieron sus obsequios, así que aquí tenéis los míos. Edmund, tienes tu nueva espada, tu escudo y tu cuerno de guerra. Noa, aunque es un poco extraño que una dama la use, aquí tienes tu espada, tu arco y tus flechas. Ahora buen viaje y que la suerte os acompañe -soltó un estruendoso rugido, Lucy y Peter se estremecieron pero Noa y Edmund se mantuvieron firmes.

Empezaron el viaje, anduvieron durante varias horas hasta que Lucy dijo:

-Será mejor que paremos a comer y dormir.

-Tienes razón, Lu -dijo Emund.

Las dos niñas, Noa y Lucy, se cayeron bien de inmediato, se hicieron muy amigas. Mientras preparaban las camas y los chicos recogían leña para encender fuego, Edmund no podía dejar de mirar a Noa y notó que ella lo miraba a él, pero también se dio cuenta de que Peter los observaba constantemente, como intentando pillarlos mirándose, así que tuvo más cuidado. Cenaron unos bocadillos delante del fuego, un rato después Lucy se fue a dormir y lo mismo hizo Peter. Noa y Edmund se quedaron solos en silencio hasta que ella preguntó:

-Oye, Edmund, vosotros habíais estado en Narnia antes, ¿verdad?

-Sí, varias veces -contestó el chico.

Le contó todas sus historias, todo lo que había pasado en Narnia, y Noa dijo:

-Yo no sé si hubiera sido tan valiente en la batalla de Beruna.

-¿Sabes qué creo yo? -preguntó Edmund-. Que hubieses sido muy valiente -Noa lo miró extrañada y él añadió-. Verás, es que cuando viste a Aslan no te asustaste, los demás sí lo hicimos. Yo no me enorgullezco de lo que hice cuando estuvo la bruja blanca -añadió con amargura.

-No tienes que culparte, estabas enfadado y te engañó -dijo Noa con sinceridad.

-Me alegro de que pienses así -dijo él mirándola.

Ella también lo miró hasta que Peter soltó un ronquido y se sobresaltaron. Ambos se sonrojaron y se fueron a dormir sin decirse nada. Cuando se durmieron un último pensamiento pasó a la velocidad de una rayo por la mente de Edmund:

-Este ha sido el mejor día de mi vida.

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N/A: Cuando me leí el séptimo libro me decepcionó bastante el final y empecé a escribir esta historia. Tendría unos 12 años y la he pasado a ordenador tal cual así que espero que perdonéis la escritura un tanto mediocre y los fallos en la historia. Simplemente me apetecía publicarla porque le tuve mucho cariño. Serán tres capítulos, subiré pronto el siguiente.