Summary: Ella no creía en los finales felices.

Disclaimer: Las Ppgz y sus personajes no me pertenecen.

Advertencia: Drabble.


Uhmmm, no estoy segura si alguien llegara a leer esto. En tal caso, lo mas probable es que te importe una mierda. En fin, me siento obligada a escribir esto ya que... No sé, necesitaré expresar aquí mis sentimientos y... Todo eso. Despues de todo, no me puedo ir sin dejar un mensaje a todos mis seres queridos, si es que llegué e tener.

Bueno, mi infancia no ha sido muy dura. De echo, fue algo normal y viví freliz. He sido bastante caprichosa desde pequeña y mis padres siempre me lo daban todo. Sin embargo, a menudo era apartada gracias a mi hermana mayor. La quiero y la admiro, pero no podía evitar sentirme enfadada con ella, por robarme la atención de mis padres. Gracias a ello, siempre quise ser el centro de atención

Algo se cruzó en mi camino. Tres chicas. Las odiaba con toda mi alma. Mientras pasaba el tiempo, lo único que hacia era meterme con ellas. Siempre hablaba sobre el dinero. Sobre lo rica que era mi familia. Nunca había sentido tanto odio hacia alguien.

Todos siempre estaban de parte de ellas, y to siempre me sentía muy sola. Pero un día, tres chicos llegaron a la escuela. Fue amor a primera vista. Esos preciosos ojos rojos, como rubíes... Amo los rubíes. Eran capaz de brillar intensamente a la mínima luz del sol. Siempre resplandecienntes. Era sencillamenten hermosos. Entonces, volví a odiarme, porque cuando me quise acercar a él mi actitud arrogante salió flote.

Y esa Akatsustumi...

Esa niña que tanto odiaba, consiguió hipnotizar al chico que había robado mi corazón.

Reflexione mucho. Pasé horas y horas sentada en mi cama, mirando al techo. hubo muchas lágrimas derramadas, recordando todo el tiempo donde no tenía que preocuparme de nada. Oh, cuando me gustaría retroceder y vivir otra vez esos momentos. Si lo hiciera...

Cambiaría muchas cosas.

Empezando por esta terrible personalidad.

Y finalmente, decidí esconder todo. La inseguridad, la tristeza. Todo lo guardé en un baúl. Me limité a sonreir. Una sonrisa sin pizca de arrogancia. Y sé que no lo conseguiré, porque cada vez que en esos ojos brillan asco al girar su mirada hacia mí, mi corazón se rompe.

Todos los seres humanos tienen un instinto de defensa. Una sonrisa arrogante puede ser la mejor máscara. Por experiencia. Nadie se había dado cuenta aún, y así estaba bien.

Me pregunto que pensarían los demás si descubrieran eso.

Nada bueno, seguro.

Porque de Himeko Shirogane no se puede pensar nada bueno.

¿verdad?

Así se quedará la cosa. Nadie averiguará nunca esto, porque Él me está esperando. Y me mira con una sonrisa, desde allí abajo. Esperando a que valla. Portando ese color rojo, que me encanta.

No hay final feliz para mí.