Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Naoko Takeuchi, ya que si fueran míos probablemente Serena se hubiese quedado con Seiya. La historia si es mía, y por eso hago que estos dos se junten.


Vida de crimen

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By: Dreams of crystal

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"¿Para qué desear la luz? La oscuridad hace todo mas divertido"

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Prologo.

Giré por décima tercera vez en mi cama y no pude encontrar una posición adecuada. Era inútil, no importaba cuanto lo intentara el bendito sueño no llegaba.

Me removí una vez más, y termine cayéndome del colchón. Maldiciendo desde a los fabricantes de muebles hasta al mentiroso vendedor que dijo con su voz de falsa amabilidad "Es la mejor cama que puede comprar", y también, de paso, insultándome a mi mismo por caer y gastar mas de doscientos mil yenes, me levante del suelo. ¡Como odiaba el insomnio!

Con un humor de perros, fui al vestidor y me quité el pijama para poder ponerme mi usual traje de salir; ya había aceptado que no iba a dormir, pero eso no quería decir que me quedaría viendo el techo toda la noche.

Me termine de arreglar un poco y tomando dinero suficiente para un par de tragos, partí directo hacia "El tuerto Bob", no era un gran bar pero quedaba a tan solo tres cuadras de mi apartamento y no deseaba caminar demasiado a la una de la madrugada, en pleno invierno y en un barrio que no se distinguía precisamente por la seguridad de sus callejones.

Casi como autómata crucé las frías calles de Tokio, hacía días que no descansaba bien por culpa del maldito colchón, y si a eso le agregabas todos los problemas que me estaba dando la policía, estaba a punto de enloquecer. Ya quería ir e incendiar todo el maldito departamento de seguridad, ¿Es qué acaso no tenían otros delincuentes a los cuales perseguir? Yo solamente distribuía un par de sustancias ilegales, robaba unas cuantas cosas y mataba a algunas personas por aquí y por allá, y ya los tenia siguiéndome la pista. Dios, existía personas peores, pero no, a mí tenían que seguirme.

Deje mis instintos pirómanos-asesinos cuando llegue al establecimiento. En las paredes de ladrillo me recibían los borrachos que se apoyaban en estas para poder vomitar o esperar a que alguien los sacara de allí; las ventanas parecían tintadas a causa de la suciedad de años acumulada, jamás, en los dos años que vivía por aquí, había visto a alguien limpiarlas. Un derruido cartel de madera con el nombre del lugar se encontraba al frente, parecía como si se fuese a caer en cualquier momento.

Siempre que venia me preguntaba lo mismo ¿Cómo era posible que no clausuraran el bar? La única conclusión posible llegaba de la mano del dinero, estaba seguro que Bob sabia pagar sobornos.

Sacudiendo la cabeza entré. Adentro todo daba un aspecto de estar igual o más sucio que por fuera. La pintura, que alguna vez fue blanca, se encontraba gris y en muchas partes roja, algunas personas se comportaban bastante violentas a causa del alcohol y era común ver peleas que terminaban con siete u ocho heridos.

Con un paso lento, fui a sentarme a los bancos que rodeaban el mostrador.

—Un whisky. — Le pedí al barman. Su contextura física era tres veces la mía, calvo y de tez bronceada; en sus brazos poseía grandes tatuajes intrincados que le daban un aspecto de peligroso. Como siempre no me respondió nada, dejo de limpiar, si es que pasarle un trapo con mugre a una copa se califica como limpieza, y comenzó a preparar con su inexpresivo rostro lo que le pedí.

Observé mi entorno y noté que a solo cuatro sillas de distancia se hallaba un hombre dormido rodeado de varios vasos vacíos. Sentí pena por él, podía apostar a que para cuando despertara ya no tendría ni los zapatos.

La primera vez que había venido, un par de idiotas se quisieron pasar de listos conmigo, algo así como: "Nosotros tipos rudos, tù chico bonito, danos todo tu dinero". Obviamente lo único que consiguieron fue una paliza. Yo podía ser guapo, encantador, gracioso y todo lo que quieras, pero si intentabas robarme toda mi buena actitud se iba al demonio y te hacia recordar hasta a tu abuela antes de deshacerme de tu cuerpo. No era por nada que sobrevivía en mis negocios no muy legales.

Fui sacado de los recuerdos cuando me entregaron el trago solicitado. Whisky, como lo amaba.

Mientras me lo llevaba a los labios, la puerta se abrió y por ella entro una preciosa rubia. El vaso quedo en el olvido al verla, y en cuanto sus ojos celestes hicieron contacto con los míos de color zafiro, no puede separar la mirada.

Una sola palabra resonó en cada rincón de mi mente.

Mía.


Esta es mi primera historia y espero que les guste. Lamento si la redacción les parece mala o si encuentran errores de ortografía.

Como ya se ha de notar la historia es un Seiya/Serena.

Un saludo.