Este One- shot pertenece al reto temático mensual "Una pareja para… " del Foro "El Diente de León" el personaje del mes de ENERO es HAYTMITCH ABERNATHY.
SUMMARY: Le pertenecía a aquella mujer de rebosante espíritu, aquella de extravagante vestimenta, a la de corazón afable, le pertenecía a esos ojos azul mar. Y por extraño que sonara, ella me pertenecía a mí.
DISCLAIMER: Los personajes, lugares y hechos cronológicos que reconozcan se le atribuyen a la grandiosa Suzanne Collins y su maravillosa trilogía LOS JUEGOS DEL HAMBRE.
:: NOW AND ALWAYS::
La guerra ha terminado, después de largos meses de sangre y batalla, ha terminado, Snow está muerto y Coin también, la democracia se ha instaurado y Paylor es el nuevo gobernante del país.
Los vencedores están o bien muertos, o medio locos, como la chica que finge dormir frente a mi. Como el chico medio desquiciado que dejamos encerrado en un centro de rehabilitación mental en el Capitolio.
O como yo, un ebrio desgraciado que no aspira más que perderse en litro y litro de alcohol blanco.
Ahora estamos volando en un aerodeslizador que nos lleva directamente al distrito doce. Camino sin rumbo fijo por toda la nave, recolectando todo el alcohol que me encuentro.
Es noche cerrada cuando llegamos y aterrizamos en el área verde de la Villa de los Vencedores, me sorprende ver que la mitad de las casa esta con las luces encendidas, incluyendo la mía.
Llevo a Katniss hasta su casa, donde la está esperando Sae, lleva la carta de su madre en las manos y la acaricia de vez en cuando, solo sus ojos reflejan el dolor cuando entramos y los recuerdos le golpean la mente. Casi puedo escuchar la risa de su pequeña hermana repiqueteando en las paredes, la voz de su madre llamándola a comer, Katniss solo sacude la cabeza de lado a lado, respira profundo y se dirige a la mecedora frente a la chimenea, me acerco a ella y la cubro con una manta, le acaricio el cabello levemente y doy media vuelta.
Apenas he cruzado la puerta de entrada y ya tengo una botella en la mano, en el camino de su casa a la mía, ya he ingerido dos botellas de alcohol.
Para cuando llego a mi casa y abro la puerta, un cálido sopor me embarga, así que no tomo a mal el suave olor a flores y frutas que impregna mi nariz en el momento en que cruzo el pasillo a la sala de estar.
Apenas alcanzo a poner la mochila que cuelga de mi hombro sobre el sofá cuando noto su presencia.
Una carcajada escapa de mis labios.
― Solo Effie Trinket buscaría consuelo en un hombre ebrio― el comentario la sorprende y gira su cuerpo para enfrentarme, lleva un sencillo vestido azul pastel, la cara limpia de maquillaje y sin peluca, su cabello cae más debajo de la línea de su pecho en suaves y delicadas ondas, es de un rubio claro que me recuerda a mi antigua aliada, mi corazón y mi estómago se encojen y reprimo una mueca de dolor.
Sus manos entrelazadas tiemblan, al tiempo que sus ojos se llenan de lágrimas, y antes de lo que puedo ser consiente, sus brazos están alrededor de mi cuello y sus lágrimas empapan la camisa que llevo puesta.
― Tranquila, shh, todo va a estar bien, ya termino, todo se acabó. ― recuerdo algunas de las veces en la que escuchaba los gritos de Katniss por las noches y la forma en la que Peeta le reconfortaba, así que empiezo a imitarlo esperando que funcione.
Cuando estoy a punto de ser vencido por el sueño, siento como la mano de Effie cae inerte sobre mi costado, profundamente dormida.
Considero la opción de dejarla dormir sobre el sofá el resto de la noche, pero entonces observo como suspira en el sueño y balbucea algo que no entiendo.
Suspiro pesadamente y me preparo para ponerme de pie con ella encima. No pesa mucho, unos cincuenta kilos cuando mucho, pero tras años y años de mala alimentación, cero ejercicio e ingerir litros y litros de alcohol, me cuesta un infierno realizar cualquier actividad que requiera de esfuerzo físico, como levantar cincuenta kilos.
Dejo a Effie sobre la cama y me doy media vuelta.
― Haymitch, quédate. ― me giro con el corazón encogido, temiendo que se haya despertado, pero sigue profundamente dormida.
Se ve tan relajada y tranquila, y remueve algo muy muy dentro de mí, que inconscientemente, me siento en el duelo, con la espalda sobre la pared, y me quedo observándola, como nunca antes, ni ebrio ni sobrio había hecho.
No sé en qué momento me quede dormido, tal vez parpadee o algo por el estilo, pero cuando abrí los ojos de nuevo, el sol brillaba en lo alto del cielo. Me incorpore y una cobija gruesa color menta cayo a mis pies, la cama estaba vacía y completamente hecha.
Temiendo que la noche anterior hubiera sido solo producto de mi ebria imaginación, baje las escales desorientados, pero al llegar al último escalón la encuentro sentada, muy recta sobre el sofá.
―Lamento lo de anoche, fue algo completamente impropio de mí, no debí haber recurrido aquí, tal vez debería de irme, yo…
Mi primer impulso fue decirle que si iba a actuar de esa forma, ciertamente o debió haber venido, pero recordé lo desconsolada que estaba sí que dije ― en esta casa, si así se le puede llamar, siempre serás bienvenida Effie, propio o no propio de ti, siempre podrás recurrir a mí si así lo necesitas.
Sus hombros cayeron, sus ojos se suavizaron y sus labios rosados se curvaron.
Hablamos mucho los días siguientes. Nos dijimos todo lo que no nos dijimos nunca, nos dijimos lo que siempre quisimos decir, hablamos sobre la guerra y los distritos, hablamos del gobierno y de los juegos. Hablamos de Peeta y de Katniss, hablamos de cada vencedor que quedaba vivo, de cada tributo que murió. Lloramos al recordar a gente que amábamos, reímos al recordar anécdotas estúpidas y divertidas.
Y finalmente, después de cada lágrima derramada. De cada herida cicatrizada, de todo el rencor, la rabia, la sangre y el licor, supe a quién verdaderamente le pertenecía.
Le pertenecía a aquella mujer de rebosante espíritu, aquella de extravagante vestimenta, a la de corazón afable, le pertenecía a esos ojos azul mar, le pertenecía a Effie Trinket.
Y por extraño que sonara, ella me pertenecía a mí.
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Habían pasado tres años de la llegada de Effie al distrito, y yo estaba más que preparado para dar el siguiente paso.
Habíamos vivido en la misma casa todo este tiempo, y cada día había sido mejor que el otro.
Descartando los seis meses en los que intento con infinita paciencia dejar que tomara. Fueron los seis meses más largos de mi vida.
Hizo una enorme fiesta el día que descubrió que Peeta había regresado, y una mucho más grande, el día que Katniss despertó de su catatonia.
Me sentía inquieto y nervioso, era probablemente, el día más temido y esperado de toda mi vida.
― Deja de rebotar, me estas mareando ― Katniss se había negado a ser la distracción de Effie, por lo que fue obligada por Peeta a esperar junto a mí y tratar de tranquilizarme, pero no estaba haciendo un gran trabajo. ― además, no es la gran cosa, es decir, solo vas a pedirle matrimonio, no es algo que sea del otro mundo, solo puede que te diga que no se quiere casar, que simplemente no quería estar sola, y que eras buena compañía. Qué se yo, algo así. Que está casada con alguien más en el Capitolio, que…
― Cállate, preciosa, no estas ayudando― Katniss solo se encogió de hombros. Escuchamos la vos de Peeta en el porche, era la hora, empuje a Katniss hacia la parte trasera de la casa para que saliera por la puerta del jardín.
Effie entro por la puerta principal y en el arco de la sala de estar.
― En los últimos tres años me has hecho una mejor persona, con paciencia, amor y cariño, en los años anteriores, fuiste la mejor compañía en aquel infierno obligatorio al que nos habían arrojado. Me enseñaste una nueva forma de ver la vida y el mundo, una más feliz y mucho más sobria, y te agradezco por eso. Pero en los próximos años de mi vida, quiero que seas más que una acompañante, más que una amiga. ―me acerque tres pasos hasta estar frente a ella y tome su mano, estaba sudando y temblando de la anticipación, doble una rodilla y la ancle en el suelo, Effie largo un chillido― Elizabeth Rose Trinket, ¿me concederías el honor de ser mi absolutamente bella esposa? ― con la mano libre saque de la chaqueta el extravagante anillo que había comprado para ella y lo extendí hacia su mano.
Effie chillo otra vez.
― ¡SI! Si, si, si, si, si, si ― se abalanzo sobre mi llenando mi rostro de pequeños y cálidos besos.
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Tal y como todos lo esperaban, Effie se volvió loca con los preparatorios matrimoniales, pido a Peeta cocinara infinidad de pasteles, panes y dulces, Sae cocino todos los tipos de comida que conocíamos en el distrito y Effie le dio muchísimas más recetas traídas del Capitolio.
Katnis se vio arrastrada por toda la plaza poniendo ramilletes de flores y trozos de tela de colores pastel, junto a la fuente, pusieron un arco enorme lleno más flores y más tela.
Ahí, es donde la esperaría.
Frente a mí en dos cuadrados estaban dispuestas varias sillas para los invitados, personas de todo el distrito, y nuestros amigos más cercanos.
A mi espalda el nuevo alcalde, quien será el encargado de dirigir la ceremonia. Un grupo de músicos de cuerda se encuentra a mi derecha esperando la señal de Peeta que se encuentra al final del pasillo, la cual me pierdo por completo.
La música suena y en segundos, Katniss aparece, con un bonito vestido rosa pastel y un pequeño ramos de prímulas en las manos, ella llega hasta donde estoy y da una mas que ensayada y forzada reverencia, pone los ojos en blanco cuando la miro y no puedo reprimir la sonrisa. Preciosa se pone aun costado de la fuente, justo frente a mi.
La música cambia el ritmo y me giro para quedar de frente al pasillo, el lugar perfecto para admirar el espectáculo.
Entonces aparece, del brazo de Peeta, lo primero que veo es su absolutamente deslumbrante sonrisa y sus ojos brillantes. Inmediatamente mi mirada se desliza hacia abajo, a su vestido, es tan grande y esponjado y de un blanco brillante.
Le sonreí ampliamente y tome su mano cuando llego donde estaba, el alcalde comenzó la ceremonia, entonces llego la hora de los votos matrimoniales:
― Tu vida se ha vuelto el centro de la mía, nuestras vidas no son nada si no están juntas, Effie, quédate siempre a mi lado, se mi amiga, mi amante, mi confidente. Yo seré tu compañero incondicional para todos los días de tu vida.
―Me entrego a ti, Haymitch, en este día, para compartir mi vida contigo. Puedes confiar en mi amor por que es real. Prometo serte una esposa fiel y compartir y apoyarte en tus esperanzas, sueños y metas. Estaré contigo para siempre. Cuando caigas, te levantare, cuando llores te reconfortare, cuando rías compartiré contigo tu alegría. Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo, desde este momento hasta la eternidad.
La voz de Effie se quebró en varios momentos de su discurso, y no deje de mirarla y sonreírle mientras poníamos las alianzas en nuestros dedos.
― Bajo el poder que el nuevo estado de Panem me ha conferido, declaro a Elizabeth Rose Trinket y Haymitch Abernaty, marido y mujer.
Y con esa sola frase, la más grande de las alegrías inundo mi ser.
Irremediablemente, ella me pertenecía y yo le pertenecía a ella.
Desde ahora hasta la eternidad.
¡HOLAAAAAA!
Aquí de nuevo empezando el año con nuevas fuerzas, y por que no con nuevo reto.
Espero y les haya gustado, pronto estaré con mas historias nuevas y actualizando las anteriores
:: NOTA: hice de la boda de Hayffie algo mas tradicional, mas actual, pues en mi cabeza, de esa forma se celebran las bodas en el Capitolio. :) ::
CARPE DIEM...
Imagine.
