El Fandom de Shingeki no Kyojin y sus personajes no me pertenecen.

Extensión: 4208 (Según Word)

Agradecimientos: a Sery7Seven por su opinión y ánimos. En verdad no sé qué haría yo sin ti u. u

Advertencia: Posible OoC

El crédito de la imagen no es mía, créditos a su autor.


Mírame

"…Pero algo extraño ocurre con nuestras miradas

Que al cruzarse, parecen haber sido forjadas para encontrarse

El tiempo se detiene entre latido y anhelo…

Dejando vivo el suspiro del recuerdo..."


—Levi, te quiero —confesó Eren con las mejillas teñidas de un color rojo vivo

El pelinegro no dijo nada, simplemente se quedó quieto en su lugar, mirando atentamente al castaño frente a él.

—Se hace tarde, Eren

El aludido se obligó a sonreír, no culpaba a su pareja, de hecho lo conocía perfectamente y entendía que las frases de amor o eran lo suyo; a él le iban mejor las muestras de cariño, como esa que acababa de decir, que demostraba que se preocupaba por la salud de él.

Sin embargo Eren a veces también deseaba escuchar esas palabras de los labios de Levi.

—De acuerdo —tomó su abrigo y se levantó de la banca que compartía con Levi en el parque.

Emprendieron la caminata a la casa del chico y cuándo estaban por cruzar la calle, Eren se detuvo. Levi volteó a verlo.

—Creo que… no es necesario que me acompañes —soltó de repente, el mayor se preguntó a qué venía eso, pero prefirió seguir en silencio—. Es tarde, algo podría pasarte algo a ti también —argumentó esperando que Levi le creyera.

La casa de Levi quedaba en la dirección contraria a la que estaban tomando y la zona era un poco más oscura de lo que era la zona por la que vivía Eren, eso el chico lo sabía, por eso consideró que esa era la mejor excusa que se podía inventar en esos momentos.

—Si eso quieres.

—Sí, gracias por entender —Eren volvió a sonreír al momento que se plantaba enfrente del mayor, haciendo que Levi tuviera que levantar un poco la cara para observarse ambos a los ojos—. ¡Nos vemos mañana! —Prometió y empezando a andar.

Poco a poco el castaño se alejaba y la punzada de culpa se hacía presente en el corazón de Levi, él sabía muy bien que las sonrisas anteriores que Eren le dedicaba era completamente falsas; el chico era en verdad un libro abierto. Sabía también claramente que su pareja deseaba escuchar las mismas palabras de sus labios.

—¡Eren! —Llamó y él se detuvo en medio de la carretera. No había ningún carro cerca así que no había peligro alguno—. Yo… —Trato de buscar las palabras correctas para empezar a expresarse de una vez, sabía que ya venía siendo hora de ser un poco romántico o tratar de serlo.

Eren se quedó en el mismo lugar, esperando que Levi dijera algo, estuvo tentado a llegar a su lado pero veía que él estaba buscando unas palabras indicadas para trasmitir lo que quería decirle, así que se dijo que si avanzaba más sería como presionarlo. Esperó atento, fijando su mirada en Levi sin percatarse de nada a su alrededor.

La zona era segura, siempre lo había sido. ¿Por qué tendría que ocurrir algo raro en ese momento?

Los segundos pasaban y cuándo Levi estaba por decir algo, se escuchó el sonido de un carro a toda velocidad y las luces del mismo se hicieron presentes, miró a Eren por unos mini-segundos que se le hicieron demasiado cortos.

Todo había pasado tan rápido que no pudo reaccionar a tiempo, cuándo volvió en sí se dio cuenta de que el conductor de aquel carro había huido y que eso no era lo único, que el cuerpo de su mocoso descansaba varias calles más adelante completamente inconsciente.

Se apresuró a correr para llegar al lado de Eren y cuándo lo hizo se acercó a tomar su pulso solamente para asegurarse de que todavía estuviera con vida, rogaba que estuviera con vida. Lo logró comprobar, Eren todavía respiraba y su corazón latía a un ritmo lento, pero latía. Sacó su celular y marcó rápidamente a emergencias para que ellos trataran de algún modo salvar a su amado.

La ambulancia no tardó mucho en llegar al lugar de los hechos, Levi les pidió —casi exigió— que lo dejarán acompañarlos hasta el hospital, los paramédicos aceptaron y rápidamente emprendieron el camino hasta el hospital más cercano. Durante todo el trayecto Levi no soltó la mano de Eren, y no dejaba de ver su pecho que subía y bajaba cada vez de manera lenta. Él no deseaba perder a Eren y se arrepentía de haberlo detenido, de no haber dejado que llegará al otro lado de la calle.

Pero sobretodo, de que el maldito que lo había atropellado, escapará sin siquiera prestarle un poco de ayuda. Levi supuso que iría borracho, aunque eso no era suficiente justificación como para darse a la fuga sin hacer nada.

No era el momento para sacar conclusiones, se dijo mientras se mantenía en el pasillo de la sala de espera caminando de un lado a otro esperando que los doctores hicieran algo para no hacer que Eren muriera. El impacto había sido fuerte y su cabeza había pegado fuertemente sobre el pavimento.

Solo esperaba que se salvara.

Doce de la noche en punto. Los doctores todavía no le han comunicado nada, han pasado dos horas en ese hospital de un lado a otro esperando alguna señal que le diga que Eren está fuera de peligro y que podrá regresar a casa pronto. Pero nada de eso pasa, por lo que decide informarle a Mikasa, la hermana adoptiva de Eren y media hermana suya, sobre lo que ha pasado.

La pelinegra llega media hora después preguntando a todos las enfermeras que pasan si saben algo sobre el estado de su hermano, pero éstas le dicen que no y que espere a que le doctor la llame.

—¡Levi! —Hanji apareció en la sala de espera—. ¡¿Qué pasó?!

Sin embargo, él no le contestó.

La castaña intuye que Levi no quiere hablar en ese momento debido a que está preocupado por el estado de salud de Eren, pero ella también lo está y no obtiene alguna respuesta, le ha preguntado a Mikasa pero la joven se muestra igual o peor que Levi por saber lo que le ha pasado a su hermano.

Levi se siente culpable, sabe que no debió de haber llamado a Eren, que debió de haber dejado que se fuera a su casa y mejor hablar con él al día siguiente. Pero no lo hizo, prefirió hacer que el mocoso se detuviera a media carretera.

—Levi… —Hanji tomó su hombro haciendo que se detuviera—. ¿Qué le pasó a Eren?

Los labios de él se despegaron, listos para explicarle a la chica lo que ha pasado, pero de repente Levi empieza a ver borroso, todo se vuelve negro y siente que es transportado a otro lugar.

¿Acaso se ha desmayado?


Abrió los ojos y la primera imagen que vio fue el techo de su habitación, se sintió extraño en su propio departamento. ¿Acaso no había estado horas antes en el hospital al pendiente del estado de Eren? ¿Quién lo había llevado a su casa? Dudaba mucho que hubiera sido Mikasa o Hanji, ellas de seguro habían estado demasiado preocupadas igual como para prestarle atención a él.

¿Erwin? No, imposible. Su amigo ni siquiera estaba enterado de que Eren había tenido un accidente.

—¡Eren! —Exclamó poniéndose rápidamente de pie y yendo directamente al baño para darse una buena ducha antes de ir a ver cómo estaba su mocoso.

Se bañó lo más rápido posible y fue hasta su armario para ponerse ropa limpia. Pero se dio cuenta de que las pocas prendas que Eren dejaba en su casa no estaban por ninguna parte, aunque decidió no darle importancia a esto ya que lo más probable era que su pareja lo había sacado mientras él no estaba.

Caminó hasta la sala dónde se dio cuenta de que el retrato dónde estaban él y Eren no se encontraba por ninguna parte. ¿Qué era todo eso? ¿Acaso alguien había entrado y había sacado todas las pertenencias de Eren? No, ridículo. ¿Quién haría eso?

Volvió a la habitación y abrió el tercer cajón dónde guardaba de manera tan recelosa los regalos que su novio le había dado en cada fecha importante o cualquier detalle que Eren le había dado. Pero se llevó una gran sorpresa; en ese cajón no había nada.

¿Qué estaba pasando?

—¡Hey, hola! —Escuchó una voz nada familiar y cerró el cajón para buscar a la persona que se suponía estaba en su departamento—. Por aquí —volvió a llamar la voz—, ¡en el espejo! —Insistió y Levi se topó con una joven que juraba no haber visto nunca en su vida.

—¿Quién eres tú? —Exigió saber.

—Soy un… hada —aclaró pero movió los brazos como restándole importancia a ese hecho.

—¿Eres la responsable de qué las cosas de Eren no estén? —Su voz sonó más ronca de lo normal debido al enfado.

—Algo así… —aceptó la hada—…Escucha, él iba a morir —Levi quedó sorprendido. ¿Eren iba a morir? Eso debía ser una broma, una de mal gusto—, pero vi como sufría por no poder estar contigo y como tu sufrías por no estar con él… Así que, trate de ayudarlos.

—¿Era necesario deshacerte de las cosas de Eren?

Ella bajó la mirada. —Soy un hada en entrenamiento —confesó—, mi mágica no salió tan bien como esperaba.

Levi parpadeó. —¿Qué quieres decir?

—Pues —sus manos se movieron de forma nerviosa—, hice que Eren regresará a la vida, pero al parecer ustedes ahorita mismo no son pareja. De hecho —miró el reloj—, está es la hora en la que deberías estar yendo al trabajo.

Levi luchó contra las ganas de arrojarle algo al espejo y hacer que se quebrará y lastimará a la maldita hada que estaba adentro. ¿Cómo se le ocurría hacer algo así? Tomó lo más cercano que encontró (el control de la tele) y amenazó con aventarlo.

—Dame una buena razón para no lastimarte.

—¡Escucha, no todo es tan malo! —Aclaró—. Lo único que debes hacer es volver a conquistar a Eren, ¿verdad?, ¿qué tan malo puede ser?

Cierto, él había logrado enamorar al mocoso sin mucho esfuerzo y Eren también había logrado enamorarlo. ¿Qué tan difícil podría resultar ahora? Debería ser fácil y está vez se encargaría de que Eren se enterara cuánto lo quería.


Llegó media hora tarde a su trabajo, ahora que recordaba, él había conocido a Eren porque había trabajado con Hanji como su asistente varios meses hasta que el chico finalmente consiguió un trabajo de medio tiempo en una cafetería. Así que si quería verlo tenía que apresurarse a como diera lugar.

—¡Enanin! —Zoe lo recibió—. Pensé que ya no vendrías, atrasarte no es común en ti

«Lo que pasa que un hada torpe me detuvo, me dijo que había salvado a Eren de la muerte pero que ahora el mocoso no era mi pareja, que tenía que volver a enamorarlo» claro, si decía eso seguramente iría al manicomio.

—Me quedé dormido.

—Qué raro —Hanji tomó su lugar en aquella oficina—. ¡Bien! Todavía tenemos mucho trabajo por hacer

—Cuatro ojos —Ella lo miró—. ¿Dónde está Eren?

—¿Eren? —La castaña se acomodó sus anteojos—. Supongo que con Erwin, siempre vienen juntos. ¿Por qué?

«¿Erwin?»

—Por nada.

Eren vivía cerca de la casa de Erwin pero nunca los había visto juntos, de hecho aunque luego se encontraban en el camino nunca se habían detenido a esperar al otro. Eso sí que era raro.

Levi ocupó su lugar y se dispuso a empezar a trabajar, tendría que matar el tiempo antes de que Eren y Erwin llegaran, aunque la duda lo estaba consumiendo poco a poco. ¿Qué hacía Eren con Erwin tan temprano?


Eren y Erwin llegaron pasando el medio día, nadie dijo absolutamente nada ya que Erwin era el jefe ahí, pero era raro que Eren llegará tarde, normalmente siempre era de los primeros en llegar; cuándo Hanji llegaba el menor llevaba más o menos una hora en el lugar.

Lo que le resultó más extraño a Levi fue que ambos entraron riendo y el menor tenía un leve sonrojo en las mejillas qué se marcaba más cuándo Erwin volteaba a verlo. Levi sabía que no tenía que sacar conclusiones antes de tiempo, pero aquello no le estaba gustando para nada.

«Estúpida hada»

—Lamento la demora señorita Hanji —se disculpó Eren.

—No te preocupes Eren.

El chico sonrió de una forma de disculpa y cuándo estaba por tomar su lugar su mirada se topó con la de Levi, Eren sonrió todavía más.

—Buenas tardes, señor Levi

—Buenas tardes, Eren.

Después de eso cada uno siguió con sus perspectivas actividades. Erwin no había vuelto a molestar y Levi lo agradecía enormemente porque cuándo el rubio se acercaba él no podía concentrarse por apreciar las expresiones que ponía Eren cuándo Smith estaba cerca y ver los sonrojos o las sonrisas bobas en el castaño hacía que sintiera un gran malestar.

Al principio pensó que podría ignorar todo eso y concentrarse en su tarea de una manera pacífica, pero al parecer eso no se iba a poder. Sospechaba que había algo entre Eren y el rubio ese que tenía como amigo. Aunque si no mal recordaba —y esperaba que su mente no le fallará— Erwin en varias ocasiones había mirado de más a su pareja, cosa que lo había hecho enojar. Pero cuando él y Eren habían empezado su relación todas las miradas del Erwin habían desaparecido como por arte de magia.

¿Entonces era eso? ¿Erwin estaba interesado en Eren? Pues lo sentía enormemente, porque en ese momento como en el otro, él le ganaría. No dejaría a Eren a merced de nadie porque Eren era de él y estaba seguro de que sus sentimientos eran correspondidos. En verdad quería creerlo.

—Hanji, te robaré por un momento a Eren —hablando del rey de roma, ahí mismo se encontraba el jefe tomando de la mano al menor y arrastrándolo fuera de las oficinas.

La castaña no logró terminar de dar la autorización porque Erwin ya se encontraba muy lejos de su visión y jalaba a Eren con emoción. Hanji se preguntó a dónde irían esos dos y por qué con tanta urgencia, pero decidió que lo mejor sería no preguntar absolutamente nada. Tal vez esa parejita vendría con una gran sorpresa para todos.

Especialmente para Levi.


Sin duda alguna aquella había sido la semana más larga de toda su vida y no había tenido oportunidad de ver a Eren, solamente lo vio el día Lunes y de ahí no volvió a trabajar; le reportó al principio a Hanji que estaba enfermo y después dijo que tenía unos pendientes que resolver y le tomaría el resto de la semana y tal vez la próxima. Levi estaba completamente enojado, ¿cómo se suponía que conquistaría a Eren y recuperaría al chico si éste ni siquiera iba al lugar de trabajo? Pero no podía darse por vencido.

No lo haría.

Lo más extraño de la semana había sido sin duda alguna el comportamiento de Erwin, se pasaba horas en la oficina pero no hacía nada de su papeleo. Al final Levi y Hanji terminaron ayudándolo con su trabajo —cosa que aumentó su enojo— y al final Smith no había soltando ni siquiera una pista de qué era aquello que lo tenía tan ocupado esos días. Solo respondió que muy pronto lo sabrían y después de eso había huido prácticamente de las oficinas hacía quién-sabe-dónde para terminar todos sus asuntos pendientes.

Levi se dejó caer exhausto en su cama, nunca antes se había sentido tan frustrado.

Hace mucho tiempo atrás todo había sido más terriblemente fácil, porque cada vez que salía a caminar o algo se topaba con Eren y cómo salían casi al mismo tiempo, se topaba al chico en la estación del tren. Sí, todo el universo había conspirado para que ambos estuvieran juntos, pero ahora todo era jodidamente diferente.

Y estaba seguro de que en ese momento Erwin Smith era un gran problema.

Se hizo hacía un lado y el olor a lavanda que desprendía la almohada le llegó a la nariz. Recordó inmediatamente cuándo despertaba y el olor al champoo de Eren se quedaba impregnado y él podía olerlo siempre que se acostaba.

Pero ese olor había desaparecido.

Se levantó y se dirigió rápidamente al baño; después de una buena ducha y un cambio de ropa ahora podría finalmente dormir tranquilo o eso esperaba, porque sin duda alguna el hecho de saber que el corazón de Eren estaba muy lejos de pertenecerle no era para nada agradable. Concibió el sueño después de dar unas tres vueltas en la cama.


Sábado.

El sol estaba en todo su esplendor, por lo que menos deseaba Levi era salir de su departamento y caminar a hacer las compras, pero no tenía otra opción o se quedaría sin comer durante toda la semana. Se encaminó derrotado hasta la puerta y finalmente salió haciendo que los rayos del sol le dieran directamente en la cara y se arrepintiera de su aberración hacía las gorras. Porque una de esas le vendría bien en ese mismo momento.

Estaba a una cuadra de llegar al supermercado cuándo un cuerpo chocó contra el suyo, la otra persona era más alta que él pero eso no significaba que no pudiera intimidarlo un poco. Estaba dispuesto a sacar todo su enojo de toda la semana y ese día con aquel desconocido cuándo una voz muy conocida le llegó a los oídos frenando toda acción.

—D-Disculpe, iba distraído —sí, ese era Eren con muchas bolsas en mano y mirando distraídamente su celular.

Sin duda alguna era un niño todavía.

—Mocoso —llamó Levi

—¡Levi! —Exclamó él—. D-Digo señor Le—

—Levi está bien —le cortó—. ¿Qué haces aquí?

Eren se encontraba demasiado sudado, tal vez producto de todo la caminata que debió de haber dado más sumándole el calor infernal que ese día había. También el chico portaba tres bolsas en su mano izquierda y su celular en la derecha, artefacto que solo le distraía, pero inmediatamente una duda surgió en el pelinegro, ¿con quién estaba platicando Eren que era más importante que su seguridad en la carretera?

—Estaba comprando las cosas para la bo— ¡Ah! Cierto —El castaño empezó a buscar algo en especial en una de las bolsas, pero al no encontrarlo su ceño se frunció levemente, Levi formuló algo parecido a una sonrisa al ver el puchero en Eren. Había extrañado sin duda sus pucheros infantiles.

Estaba en medio del paso, algunas personas pasaban y los empujaba, la mayoría se quejaba y los volteaba a ver de mala manera al contemplar que estaban estorbando el paso y que platicaban muy tranquilamente. Levi no quería mostrarse interesado en lo que estaban diciendo, pero sabía que eso era también una oportunidad que no desperdiciaría por nada del mundo.

—Eren —él levantó la mirada—. ¿Te parece entrar ahí? —Señaló la heladería.

El aludido se sonrojó de vergüenza al entender que lo único que estaban haciendo era estorbar, entraron en aquel local y se sentaron en una mesa alejada donde solamente pidieron algo de tomar. Posiblemente no iban a demorar mucho tiempo en aquel lugar, solo lo necesario para que Levi por fin supiera lo que Eren quería decirle (o darle) y cada uno pudiera seguir con sus demás actividades. Eren siguió buscando y buscando en la bolsa, Levi volteó hacía otro lado intentando no prestarle mucha atención a qué había en la bolsa, pero su curiosidad había sido despertada.

—¡Aquí está! —Celebró con una gran sonrisa—. Toma, Levi —hizo ademán de querer entregarle aquella cosa al pelinegro pero éste se quedó mirando su mano.

«No es posible» se dijo mirando una y otra vez la mano del castaño, debía ser una jodida broma, una de muy mal gusto. No quiso ver a Eren a los ojos pues temía que el chico pudiera reconocer lo que estaba sintiendo —como hace mucho tiempo atrás—. «Eso no está ahí» pero era inútil, por más que parpadeara, el anillo que portaba Eren en su mano no se iba. Y Levi no necesitaba saber mucho como para tener en cuenta de que aquel anillo era de compromiso.

«Estúpida hada» se juró que si volvía a verla, la golpearía hasta que su magia funcionará de manera correcta.

—¿Levi? —Eren se mostró preocupado—. ¿Te pasa algo?

«No te cases». —No —tomó la invitación—. ¿Te casas?

—¿Eh? —El chico se sonrojó y bajo su mano—. S-Sí, con Erwin en unas semanas.

«En unas semanas...». —Ya veo —se levantó de la mesa—. Tengo cosas que hacer, nos vemos.

—¿Eh? ¡Pero no te terminaste tú—! —Pero era inútil, Levi ya había salido del local.

Eren posó una mano sobre su cara y observó la figura de Levi perdiéndose entre la multitud, algo en su interior deseó salir corriendo detrás de él y aclararle todo. ¿Pero aclarar qué? Si él y Levi no eran absolutamente nada. Sintió su celular vibrar y se dio cuenta de que había varios mensajes de Erwin sin contestar. Era raro que en todo el tiempo que estuvo con Levi no escuchó su celular y tampoco le importó si contestaba o no los mensajes de su pareja.

Haber estado con Levi había sido como detener el mundo durante unos minutos.

Y olvidar a Erwin.


El fin de semana se le había pasado más rápido de lo que debía de haber sido, no pudo dormir bien y su estómago parecía no tener apetito, por lo tanto comió muy poco. El lunes no quería ir a trabajar porque eso significaría ver a Erwin y tal vez a Eren.

La hada no se había aparecido en todos esos días, de hecho Levi intuía que esa maldita sabía en qué momento aparecer, porque si hubiera aparecido en la mañana o el domingo la hubiera golpeado hasta el cansancio para que le regresará su vida.

Pero con Eren.

Se alistó para salir y cuándo llegó a las oficinas a la primera que vio fue a Hanji y por primera vez en su vida lo agradeció.

—Te ves cansado —comentó ella—, ¿has estado durmiendo lo suficiente?

—No es gran cosa —se sentó en su lugar correspondiente y se puso a revisar los documentos que tenía pendiente sin volverle a dirigir la mirada a Zoe.

Hanji podría molestar a Levi la mayoría de las veces, pero no le agradaba que sufriera ni un poco, tampoco le agradaba no saber la causa de su comportamiento extraño, porque significaba que no sabía en qué podía ayudarlo. ¿Ella podía hacer algo, acaso? Aunque sin duda lo primero sería averiguar qué era lo que estaba pasando.

Aunque tenía una muy leve sospecha.

—¿Recibiste la invitación a la boda de Erwin y Eren?

El pelinegro se tensó. «Bingo» pensó mientras acomodaba sus gafas y miraba de forma curiosa a su amigo.

—Sí.

—¿Vas a ir?

—No lo sé.

Un silencio incómodo los invadió, Hanji sabía que tenía que decir algo para alentar de manera indirecta a su amigo, ella estaba completamente consciente de los sentimientos de Levi hacía Eren y sabía que en su momento fueron mutuos, pero Erwin se había encariñado con el chico y lo empezó a tratar diferente y a cortejar mientras Levi se mostraba indeciso, al final terminó haciendo que Eren tuviera sentimientos hacía su persona y ahora estaban comprometidos.

Tal vez Levi pensaba que todo estaba perdido, pero Hanji Zoe sabía que no era así, sabía que solo bastaría un pequeño empujón para ambos y podrían estar finalmente juntos. Lo presentía desde la semana pasada que Eren no se había presentado, probablemente el castaño estuviera muy ocupado con todos los preparativos, pero ella intuía que de manera indirecta Eren estaba evitando a Levi, así como su amigo estaba evitando al chico en esos momentos.

—Todavía no se casa —murmuró lo suficiente alto para que Levi la escuchará.

—¿Qué estás insinuando? —Dejó de un lado sus labores y su mirada se posó por completo en Hanji quién sonreía de oreja a oreja.

—¿Yo? Nada, nada —agitó los brazos restándole importancia a lo antes dicho.

Levi le miró, esa mujer podía estar loca pero a veces decía cosas sabias.

—Hanji.

—Yo opino qué si de verdad lo quieres no deberías darte por vencido tan fácil —ella tomó su taza que reposaba sobre el escritorio—. ¡Bien! ¿Quieres un poco de café?

Sin embargo Levi estaba metido en sus pensamientos que no le contestó absolutamente nada. Hanji sonrió complacida de que su deber estaba hecho y que el resto tendría que hacerlo Levi. Aunque no estaba de más otra pequeña ayuda, por eso también tomó su celular y se dirigió hacia la salida dónde nadie la podría escuchar. Llamó una vez y al tercer tono aquella persona del otro lado de la línea le contestó.

¿Hola? ¿Hanji?

—Mikasa —mencionó—, necesitó un favor.

¿Qué es?

—Necesito que distraigas a Erwin.

¿Por qué?

—Hazlo por Eren.

Mikasa se quedó varios minutos pensando, Erwin Smith no le caía mal, pero el pensamiento de pasar gran parte de su tiempo con él no le resultaba para nada atractivo. ¿Qué se supone que harían? ¿Comprar cosas para la boda? Aunque esa idea no estaba tan mal, ser asesora de bodas tampoco era una tarea que le desagradara.

Menos si era por su hermano adoptivo.

Está bien. —Y colgó

Y aquello solo era la primera parte del plan.


Antes que nada me gustaría decirle que muchas gracias por haber llegado hasta aquí, eso quiere decir que tan siquiera pude despertar su interés por éste fic y eso me hace feliz. Soy nueva en el Fandom, he estado leyendo pero finalmente me he dignado a escribir algo. Estoy nerviosa.
Agradecería muchísimo sus comentarios y/o sugerencias. Todo es bien recibido.

Estimado lector, ¿consideras que merezco tu review?

No acostumbro a escribir cosas tan largas, por eso he cortado el fic a la mitad, la otra parte ya está escrita y si el primer capítulo es bien recibido entonces publicaré el otro tan pronto como me sea posible.
De ante mano, gracias.

Saludines, Breen.