Primeras impresiones

Black, el nombre le era familiar. Sabía que en su casa se hablaba mucho de él y también sabía que a sus padres no les gustaría nada tenerlo allí. Sentado en el vagón lo miraba de soslayo, perspicaz. Pero al revés de toda expectativa sus ojos se encontraron con una sonrisa.

-¿Intercambiamos cromos?- Sirius abría una rana de chocolate –¡me tocó Merlín!.

-¿Merlín? Hace días que vengo buscándolo.

-Tenlo- El niño estiró su pequeño brazo.

¿Cómo alguien que sonreía así y le regalaba desinteresadamente un cromo podía tener algo de maldad? James ahora estaba seguro de que eso era imposible.