Levi Rivaille por primera vez en su vida se animó a ir a uno de esos lugares eróticos de los que sus amigos tanto hablaban. Estaba soltero por primera vez en años, su ex esposa, Petra y él decidieron divorciarse luego de notar la dimensión de enfriamiento que se estaba asentando en su relación, a pesar de la situación debía admitir una cosa, diez años junto a ella le hicieron acostumbrarse a su presencia y ahora en busca de no sentir esa soledad en su apartamento que ahora le quedaba grande, estaba aquí, buscando un lugar dónde sentarse y observar a las bellas mujeres semi desnudas que paseaban por el lugar o que estaban bailando eróticamente en un tubo subidas en una tarima.

Todas esas mujeres eran muy hermosas, seductoras y valían la pena de las grandes cantidades de dinero que se debían botar en ese lugar, pero aunque Rivaille degustaba con la mirada a cada una, ninguna le parecía lo suficientemente buena como para pagar una cantidad desorbitante para pasar la noche con ella. Se levantó hacia la barra para pedir un trago debido a que el mesero no llegó rápido, y si algo odiaba, era esperar. En la barra estaba un chico joven y atractivo, de alrededor de 18 años, pero lo que llamó la atención de Rivaille eran sus hermosos ojos, el reflejo de las luces fucsias y turquesas del lugar resaltaban ese hermoso y distinguible color; eran azules, pero a la vez verdes, un bello y peculiar color de ojos.

-¿Qué trago me puedes ofrecer?- preguntó. Llevaba tiempo sin beber un trago hecho por un barman así que estaba abierto a nuevas experiencias.

-El de la casa- dijo el chico con un gesto pícaro.- Es un poco fuerte, pero tan refrescante como dulce.

-Suena interesante, pero, no quiero algo tan fuerte, aún es temprano ¿algún otro?

-El geheim Creme, es suave y bastante delicioso, además es una creación mía.- sugirió el muchacho con una amable sonrisa.

Rivaille lo pensó un poco, era un trago cremoso, para nada su gusto… pero luego volvió a pensar ¿por qué no? Era hora de actuar como el soltero que por fin era. Petra y él estuvieron juntos desde el primer año de universidad, fueron amigos desde la secundaria y él gustó de ella desde entonces, se limitó a tener novias que en realidad fueron chicas que se confesaron primero y eran ellas mismas quienes terminaban la relación porque "eres demasiado frío", "no sé si en realidad te importo" o cualquier estupidez parecida; básicamente su única novia fue su actual ex esposa. Así que lo decidió, probaría ese trago sugerido por ese "misterioso" chico. (N/A: geheim significa misterioso en alemán)

-Perfecto, dame ese.- dijo de manera neutral, su rostro, su mirada y su voz siempre tenían el mismo tono, a menos que se enojara.

El chico sonrió complacido y gustosamente preparó el trago en un dos por tres, parecía amar lo que hacía y ser un experto en eso. Rivaille no preguntó ni intentó hacer conversación con el chico, no le interesaba, giró su banco hasta darle la espalda a la barra para seguir inspeccionando a todas las mujeres, pero aún no encontraba a ninguna de su aprobación. "demasiados pechos, demasiado trasero, muy artificial, demasiado delgada, demasiado alta, demasiado hermosa, no tan hermosa, etc" a cada una le encontraba un pero y así fueron pasando las horas.

Cuando por fin dieron las doce de la noche y Rivaille se disponía a marcharse, en los altavoces del club anunciaron un show especial y dijeron claramente "las personas de mente tradicional o con aversión por lo exótico las invitamos a pasar a un área privada, los interesados en el espectáculo tienen a su disposición la sala principal". Rivaille se quedó, no tenía nada mejor que hacer y aunque su naturaleza no era curiosa, era un humano normal que odiaba el aburrimiento y la soledad.

Las luces de todo el lugar se apagaron por completo y luego de eso un escenario que Rivaille no tenía idea de dónde carajos había salido, fue iluminado por una tenue y sensual luz. Quedó pasmado.

De entre la oscuridad salía lentamente un hombre joven, de muy buen cuerpo, apenas vestido con lencería de hombre. Rivaille no sintió repugnancia, pero eso no le parecía nada entretenido, se dio la vuelta a la barra y notó a otro barman en ella ¿a qué horas se había ido el chico que estaba ahí hace solo unos minutos? Cuando pidió de nuevo el trago que anteriormente le sugirieron, Rivaille giró de nuevo hacía el salón, notó a los hombres muy emocionados, varios de ellos anteriormente estaban tocando a alguna mujer, de hecho, la gran mayoría. Rivaille sintió curiosidad por aquel muchacho entonces, porque era capaz de cambiar la supuesta sexualidad de los hombres que llegaban a ese lugar.

Al acercarse lo suficiente lo primero que notó fueron los ojos del muchacho y en un impulso giró de nuevo hacia la barra. No estaba, giró de nuevo hacia el joven que danzaba con majestuosidad sobre el tubo y ahí reconoció la sonrisa pícara que horas antes el barman le dio cuando sugirió el trago de la casa. Era el mismo chico.

Pero aunque Rivaille se encontraba sorprendido rápidamente se despabiló quedando totalmente embelesado por la forma tan seductora en la que el chico danzaba. Movía sus caderas, abría y cerraba las piernas, descendía y ascendía por la entereza del tubo de una forma en la que parecía que ese frío metal ahora estaba recubierto en tibieza, Rivaille no sabía sí estaba soñando o sí estaba siendo blasfemo, pero le pareció ver a un mero ángel mientras observaba a ese chico bailar.

Cuando el espectáculo acabó, inmediatamente Rivaille fue hacía recepción para pedir una sesión con ese chico, a la mierda si era hombre, necesitaba saborear esos muslos ahora. Su velocidad natural le ayudaron a ser el primero de entre esa manada de hombres en llegar, pero su sorpresa fue enorme cuando la muchacha de la recepción -la que más ropa usaba de todas las mujeres que trabajaban ahí- le informó que el bailarín que recién admiró no estaba disponible para sesiones de sexo, no lo estaría ni hoy ni nunca, su único trabajo era hacer espectáculos, no prostituirse.

Decepcionado, Levi abandonó el lugar. Por alguna razón sentía que no iba a estar satisfecho hasta que no tocara el cuerpo de ese atractivo crío que probablemente era diez años menor que él. Cuando llegó a su apartamento se sintió sorprendido de sí mismo, tenía la sangre tan caliente en ese momento que no se fijó en un pequeño detalle; su sexualidad, nunca se la cuestionó desde el momento en el que vio a ese ángel danzar, estaba tan fascinado por sus movimientos que olvidó por completo que él era un hombre que se sabía heterosexual.

Cuando se metió a la ducha recordó que pasado mañana debía dar una conferencia sobre empresarios exitosos, Rivaille Levi era uno de los hombres dentro de la lista de los diez multimillonarios en París, Francia. Su fortuna provenía de un negocio familiar que había durado generaciones. Su familia jamás perteneció a la nobleza, pero poseían por genética una personalidad que no les permitía hundirse en los fracasos y mirar hacia delante. Desde que su difunto hermano menor escribió un libro llamado "los secretos del éxito de la familia Rivaille", a Levi le llegaron múltiples ofertas y peticiones para hacer conferencias e instruir a la gente desde el punto de vista monetario, Rivaille que era un amante de la justicia y las oportunidades por lo que decidió que era buena idea ayudar a las personas con sus conocimientos, pero estas conferencias requerían trabajo y aún no terminaba de adjuntar el material.

Su enérgica asistente personal, quien también era una vieja amiga, Hanji, se ocupaba de terminar el trabajo de edición, podía impacientarlo un poco por su personalidad, pero no tenía ninguna queja en contra de la mujer en el ámbito laboral, era una persona de confianza y lo que Rivaille carecía en curiosidad a ella le sobraba, estudió medicina en la universidad, pero debido a que siendo asistente de su amigo ganaba cinco veces más, decidió trabajar para él hasta que consiguiera dinero suficiente para abrir un laboratorio clínico altamente capacitado. Su sueño era encontrar la cura a enfermedades raras y Rivaille la apoyaba, porque su hermano había fallecido por una y su hermana mayor padecía por la misma. Él era el único afortunado que no se logró contagiar desde que el extraño virus surgió en su casa hace casi seis años.

El día de la conferencia, mientras Rivaille tomaba un poco de agua para esclarecer la garganta y leía los registros de las personas que asistirían, notó un nombre que le llamó la atención "Eren Jäger", recordó haber leído ese nombre como emblema de la historia de la humanidad, era el nombre que pertenecía al hombre que salvó a los humanos de unas bestias que los devoraban sin piedad. Mientras repasaba incoherentemente sus clases de historia, una alarma que indicaba la hora le recordó que debía concentrarse en el material que tendría que exponer, calmadamente salió a la tarima para comenzar a dar sus "clases". A pesar de que su cara estaba marcada por la amargura y su forma de hablar jamás se perturbaba o cambiaba, las personas le prestaban atención y no se aburrían, porque su tono de voz las obligaba a ello, hablaba golpeado, pero de alguna forma te hacía sentir que estaba en lo correcto.

Cuando terminó la conferencia, indiferentemente ofreció las entradas con un costo adicional hacia la sesión de preguntas. Respecto al tema que expuso, él resolvió todas las dudas, pero esta sesión de preguntas se trataba de asuntos laborales sobre de las persona, que no sabían cómo aplicar a su empresa lo que recientemente o en alguna sesión anterior se explicó, Rivaille se encargaba de poner ejemplos aplicables pero a veces no eran suficientes o simplemente las personas tenían una complicación mucho mayor a la del ejemplo.

Sin embargo, la gente preguntaba cosas que a veces le hacían pensar que seguro ganarían más dinero si pudieran ver esas cosas sumamente obvias por sí mismos, en vez de tirarlo para que una persona se las dijera. Cuando comenzaba a desesperarse por cada pregunta estúpida que le hacían, Rivaille puso todas sus "esperanzas" en ese tal Eren Jäger, esperaba que al menos una persona con un nombre legendario le entretuviera. Enorme fue su sorpresa cuando distinguió a un chico bien formado y corpulento, bastante joven entrar por la puerta. Cuando el chico alzó la mirada, Rivaille pudo reconocer al mismo muchacho que admiró bailar en el club hace dos noches, esos ojos los podría reconocer en cualquier lado.