DE CÓMO HARRY Y HERMIONE DEJAN A LOS WEASLEY

"EN MANTILLAS".

Harry estaba en casa de Ron desde hacía un día. Esto era debido a que Harry ya no cabía en casa de los Dursley. ES decir, tenían que tirar el tabique que separaba las habitaciones de Harry y Dudley para que Dudley cupiera. Entonces, Harry había estado en la alacena durante todo el verano, y había pensado el ir a pasar 4 días en casa de los Weasley.

Era por la mañana. Harry y Ron acababan de hacer la cama cuando entraron Fred y George por la puerta:

-Pequeño y dulce Ronnie, aquí tenemos tu nueva túnica de gala – comenzó Fred ¡Tacháaaaaaaan!

El chico pelirrojo dejó al descubierto una túnica rosa de terciopelo de mangas anchas y más largas de los normal, con bordados de flores en oro (y cuando decimos oro sólo nos referimos al color dorado, porque con lo gordos y aprovechados que eran Harry y Hermione todos los veranos, no se podían permitir verdaderos bordados de oro). La túnica, además, llevaba una raja hasta la rodilla.

Ron miró a Harry, y seguidamente a sus hermanos:

-¡Pero cómo se os ocurre? ¡Ni en broma me voy a poner yo eso!

-Ohhh – gimió George – Has hecho que tus hermanos gasten y precioso y vital dinero en ti, para ahora esto. ¡Qué crueldad!

-Bueeeno, está bien – dijo Ron, sin pensárselo mucho.

Ron se puso la túnica y comenzó a mirarse en el espejo y a poner posturitas de "Miss", cuanod entraron Hermione y Ginny, que quedaron boquiabiertas.

-Uhhh... Ron... Yo no conocía esa faceta tuya... – dijo Hermione, sentándose junto a Harry.

-Ya sé dónde han ido a parar todas mis faldas – repuso Ginny.

Ron la miró con cara asesina:

-Ginny, Ginny... Qué graciosa te vuelves cuando Potter está delante, ¿eh?

Ginny salió de la habitación pegando brincos como las cabras, pero sonrosada, triste y llorando.

-Igualica que Mirtle – dijo Hermione, mientras se sacaba un moco con la varita.

Quedaban tres días para que el expreso de Hogwarts los llevase al colegio, y aún no habían comprado los libros. Así que utilizaron los polvos Flu para llegar al callejón Diagon. El primero fue Ron:

- ¡Callejón Diagon! – dijo con energía. Y desapareció.

- El siguiente serás tú, Harry – dijo Molly poniendo cara de "veremos a ver".

Harry cogió un puñaico de polvos Flu y se adentró en la chimenea de los Weasley. Dijo, en voz muy alta:

- ¡Chechemarucheche!

- ¡Iá!- Respondó Hermione - ¡Ah, no calla, que se ha equivocao!

- ¿Qué ha dicho? – Preguntó Molly, poniéndose la mano en la frente, agachando la cabeza y pensando "este crío no... este crío no... este crío DIRECTAMENTE no".

- Chechemarucheche – dijo, seriamente, su marido Arthur.

- Eso me pareció oír – repuso Molly – Bueno, vamos al callejón Digón que ya aparecerá Harry.

- Es Dia-gon – Dijo Fred – asintiendo negativamente.

Cuando lo resolvieron todo, aparecieron en el callejón Knockturn, y salieron "tos" llenos de mierda, pero con la ropa limpia (como Harry en la segunda peli).

Se fueron a Gringotts y, cuando estaban en la puerta, Harry salió con la manos llenas de sangre, y, sonriendo, dijo:

- Me he quedado encerrado con un gnomo de manos de cuchilla, más simpático... Ha insistido en que le estreche la mano, y me ha sacado de allí. ¿Dónde vamos?

- ¡ A Flourish y Blotts! – dijo Molly, diciéndolo como Guerrero Luna, con las manos en forma de "poner los cuernos" y dando vueltas. Y le metió el ojo a alguien; era Malfoy, Draco Malfoy:

- Hola; Sangre Sucia, Weasly, novia de Potter y... – volvío la cabeza al escalabrao – San Potter.

- Buenas noches, Malfoy,

- Permíteme decirte que es de día.

- Ah, perdona, yo creía que tu "piazo" cabeza rubia era la luna.

- ¿Mande? – dijo Malfoy, arrastrando las letras, como siempre.

De repente un boggart apareció por la esquina del callejón Knockturn y, al ver a Malfoy, se convirtió en Hagrid, que lo mirada con los ojos entrecerrados, antes de ver a Hermione y convertirse en una nota en la que ponía: "¡NO QUEREMOS QUE VENGAS MÁS A CASA DE LOS WEASLEY, QUE ESTAMOS POBRES, JOER!"

Hermione se puso a llorar. Ginny se puso delante del boggart y éste se convirtió en una maceta. Ron miró a su hermana sorprendido:

-¿Desde cuándo te dan miedo las macetas?

-Déjame en passss – contestó la pequeña pelirroja.

Harry, tan valiente como su fama había hecho que fuera, se puso delante del boggart, que inmediatamente se convirtió en el profesor Dumbledore, con los labios pintaos de rojo, con traje de sevillanas (femenino) y cantando:

-Papi Papi, Papi Chulo, Papi Papi Papi, ven a mí (ven a mí) – mientras avanzaba hacia Harry procurando adoptar posturas eróticas.

Riddikulo!- Dumbledore, adoptó de repente su traje original, el de siempre, porque más ridículo no podía estar.

- Vamos – dijo Hermione – Seguidme y compraremos los libros.

- ¿Seguir a Hermione? ¿Y por qué no podríamos seguir mariposas!

Mientras Harry seguía a los demás, todavía oía en su cabeza ese horrible sonido. ¡Él no era el "Papi" de nadie!

Ginny miraba a las plantas temblando, y Hermione desconfiaba de los Weasley.

Llegaron a la librería y Molly dijo a Hermione, Harry y Ron, que podían ir a darse un paseo y a comprar los ingredientes para Pociones de este año. Cuando iban para la tienda, pasaron por una heladería, Harry y Hermione miraron a Ron. Éste sacó dos knuts y dijo: "Es todo lo que le queda a mi familia, pero..."

Hermione lo cortó: "Vamos, Ron, tú que llevas el dinero a mano; invítanos".

Al final salieron de la tienda. A Ron le habían robado la camiseta que llevaba debajo de la túnica, Hermione con un helado y Harry con un bollo súper-extra-mega-caro. Y ya de paso, le compraron una maceta a Ginny, que nunca estaba de más.

Ron se miró a sí mismo: Semidesnudo. Su túnica de segunda mano no le llegaba ni a la barriga. De repente, pasó McGonagall en monopatín, y le quitó los pantalones.

-¡Ja, ja! – dijo, como Nelson, la agradable profesora.

Ron se miró hacia abajo (ahí) y descubrió que no llevaba calzoncillos.

-Toma, Ron, tápate con el cactus de Ginny – dijo Hermione, muy generosa ella.

Harry se tropezó con una piedra de 2x2 metros.

-Me pregunto cómo no la habré visto, la podría haber evitado.

-Ya, pero es que te he tenío que quitar las gafas porque el oculista me ha dicho que tengo miopía, Harry – dijo Hermione, mientras le quitaba la diadema a Ginny pa' ponérsela ella - No te importa, ¿verdad, Harry?

-Noooo... Qué va... Pa' qué, pa' qué.

La piedra se dio la vuelta, era Hagrid.

-¿Qué hacéis aquí? Yo he venido a comprarme esta nueva varita, que me ha costado 100 galeones. ¿Os gusta?

- Bieeeeeeen- dijo Hermione – Te la cambio por la mía. Y cogió la varita nueva de Hagrid y se la cambió por la suya, "to" llena de mierda y pegada con esparadrapo. Hagrid la miró sonriente. Sabía que había hecho un buen cambio: "Con la mierda de Hermione, que hay en esta varita, podré clonarla pa' que hayan, por lo menos, tirando por lo bajini, ocho Hermiones".

Se puso tan contento que escupió a Harry en el cogote.

-Creo que voy a comprarme unas gafas nuevas- dijo éste – Ron, cómpramelas tú que mis 10000000000 galeones están en el bolsillo y no "mapetece" cogerlos.

Fueron al oculista mágico. Harry tenía la vista fatal, pero como no quería que lo operasen, le robó las gafas al oculista e hizo que Ron se hiciera pasar por él (Harry). Cuando Ron y Harry salieron del oculista, el primero tenía un ojo a la virulé como Ojoloco Moody.

Fueron a la librería a reunirse con los demás Weasly, que se preguntaban dónde habría ido a parar todo su dinero. Echaron la bronca a Ron por ir sin dinero y sin ingredientes, pero, al fin y al cabo, todo eso tenía una ventaja, siempre podrían utilizar el ojo de Ron en clase de Pociones.

Anduvieron a comprarle una túnica a Ron. Harry tuvo el honor de pagársela. Salieron de la tienda tan contentos, cuando Hermione se encontró una túnica raída en el suelo:

-Toma, Ron, te la cambio por la tuya.

Volvieron a casa como pudieron, y Hermione no paraba de presumir de:

-La diadema de Ginny.

-Las gafas de Harry.

-Los calzoncillos de Fred.

-Un trozo de pelo de George pegado a su propio pelo con la cinta adhesiva muggle de Arthur.

-La varita de Hagrid.

-La túnica de Ron.

-Un zapato de Molly.

-Las plumas de Hedwig.

Esa noche, Harry y Hermione sacaron a los Weasley a dormir en el jardín, mientras ellos comían y dormían cómodamente, en La madriguera, la casa de su "mejor" amigo Ron.