Los personajes de Magi no me pertenecen,le pertenecen a Ohtaka Shinobu, yo solo los cogi para hacer este fanfic.
Capitulo 1: Llegada al pueblo de Tison y unión de destinos
Vivían en una pequeña casa en el reino de Parthevia. Eran una familia pobre pero tenían dos hijos una de cuatro años y otro que apenas tenia un año. La hija mayor tenia el cabello gris plateado, liso y largo, recogido en una trenza. En su cara justo donde tenia la nariz tenia varias pecas, que venían por parte de su padre. Su piel era blanca y sus ojos eran grises pero estaban llenos de vida. La llamaron Vitani, su nombre tenia otro significado pero ellos asociaban Vita con vitalidad. De su otro hijo...ya hablaremos mas adelante.
Al ser una familia pobre, Vitani disfruto de su hermano hasta que cumplió los seis años. Entonces la cogieron como esclava y nunca supo que fue de su familia. Fue obligada a trabajar bajo el sol y su piel que una vez fue blanca, tomo un color moreno. Su espalda se lleno de latigazos y sus manos y pies tenían las marcas de los grilletes. Con diez años la vendieron a una familia que acababa de perder a su hija, ella fue adoptada y llevada al pueblo de Tison, donde allí conocería a la persona que guiaría su destino.
Sus padres le dieron la ropa de su antigua hija, que consistía en un top y una falda larga. A Vitani le hubiera gustado tapar las marcas de los latigazos, pero por suerte tenia su larga cabellera plateada para eso. Un día sus padres la mandaron al pozo a por agua fue cuando recogiendo agua se cruzo con el. Un joven de cabello morado y ojos ámbar, al cual todos los niños le seguían y también venia a por agua. Vitani había escuchado sobre el, nada mas verlo se escondió detrás del pozo pensando que no seria vista. Sinbad rio y le pidió a los niños que guardaran silencio. Estos se miraron y asintieron intentando no reír. Vitani cerro los ojos con fuerza y Sinbad se coloco a su lado.
-¿Por que una bella señorita como tu se esconde?-le pregunto estando arrodillado a su lado. A Vitani casi se le sale el corazón por la boca de escucharlo tan cerca.
-Yo...esto...-se acaricio la trenza sin saber que decir, cuando noto la mano del joven acariciando su cabeza.
-Esta bien...Soy Sinbad ¿Cual es tu nombre?-le dijo con una amplia sonrisa.
-Vi-Vitani...-tartamudeo la chica y los demás niños se acercaron para verla mejor, a lo que ella se tapo el rostro con las manos.
-No temas, nadie va a hacerte daño Vitani. Veo que vas a llevar agua a tu casa, deja que te ayude.-Le ofreció el joven mientras se levantaba y llenaba el cubo de agua.
-No hace falta de verdad, yo puedo-le dijo la albina con miedo a que sus padres la regañaran por molestar al chico.
-Para mi no es molestia, ademas aquí nos ayudamos entre todos así que tranquila-fue lo ultimo que le dijo Sinbad tras ayudarla.
Ambos jóvenes llenaron los barriles de agua para sus respectivas familias, sin embargo Sinbad ayudo a Vitani a llevar sus barriles a su casa. El joven miro la casa y le sonaba de una familia que acababa de mudarse, entonces recordó haber hablado con ellos. Habían perdido a su hija hace poco, pero habían adoptado a otra. Entonces entendió que Vitani era la hija que habían adoptado. Una vez llevo los barriles se despidieron y quedaron de verse mas a menudo por el pueblo. Sinbad le transmitió la confianza que había perdido con aquellos años de esclavitud.
La joven Vitani empezó a practicar la tan famosa danza del vientre, la cual bailaba su madre adoptiva. De su casa siempre salia música y eso le daba algo de vida al pueblo. Mientras su amistad con Sinbad iba creciendo día tras día. Ambos jóvenes se llevaban increíblemente bien. Lo que a uno le faltaba lo tenia el otro, eran un equipo unido. Vitani no tardo en ir al puerto a ayudar a Sinbad con algunos trabajos, siempre juntos. Cuando uno no podía hacer algo, lo hacia el otro. Fue así como Vitani paso su primer año en villa Tison, pegada a Sinbad y aprendiendo cosas día tras día. Su piel ya no era tan morena pues, con el tiempo se había aclarado un poco y al no coger tanto sol estaba mejor.
Aunque el pasar tiempo con Sinbad la alegraba de sobre manera, aun no podía quitarse de la cabeza a su verdadera familia y a su hermoso hermano pequeño.
Vitani se encontraba sentada cerca del pozo, llevaba su traje de danza pues acababa de terminar sus clases y fue allí para relajarse. Se quedo mirando el cielo pensando en como estaría aquel pequeño, cuando de repente sintió como algo frio le tocaba la espalda. Le habían tirado un cubo de agua por la espalda.
-¿¡Pero tu estas mal o que te pasa!?-le chillo enfurecida dándose la vuelta mientras escuchaba como Sinbad estallaba en risas.
-Perdón, es que estabas tan concentrada...venga no te enfades.-Le pidió el joven mientras intentaba dejar de reír y Vitani soltaba un largo suspiro.
-Eres idiota...-murmuro la joven.-Ahora tengo que ir a cambiarme...
-Aun así, tenias que cambiarte ¿No pensaras ir a trabajar así vestida no?-pregunto el de ojos ámbar señalando la ropa de la chica.
-¡Claro que no!-exclamo aun enfadada.-Ahora vengo...
Y puso rumbo de nuevo a su casa, mientras escuchaba como Sinbad le gritaba que allí la esperaba. Nada mas entrar a su casa su madre le pregunto que le había pasado, a lo que ella respondió que Sinbad quiso refrescarla un poco. Su madre estallo en risas sin embargo a ella no le había hecho tanta gracia. Fue a su cuarto en busca de ropa mas decente y seca. Se puso un top, con una falda larga y un velo al rededor de su hombro, para que le pasara por el estomago y así ir algo mas tapada. Se puso unos simples zapatos y antes de salir, su madre le dijo que volviera temprano, pues tenia algo muy importante que decirle.
Aquello extraño a la albina pero no dijo nada referente a eso, solo alzo los hombros y salio de la casa. Regreso al pozo donde estaba Sinbad, el cual la regaño por tardar tanto pues pegaba todo el sol y se estaba asando. Ella no le culpo de eso, le sonrió y pusieron rumbo al puerto. A pesar de que Vitani aun no había cumplido los once años, era un poco mas alta que Sinbad, el cual ya los había cumplido. Eso siempre sorprendía a sus jefes, pero no les importaba la edad solo que trabajasen. Tras un día duro descargando cosas en el puerto y pescando, entrada la tarde decidieron regresar a Tison.
Mientras salían del puerto Vitani escucho una melodía que llamo su atención, empezó a caminar siguiendo la música y Sinbad fue tras ella. La música les llevo a un barrio antiguo, se veía viejo y aterrador. Había gente tirada allá por donde caminases, fumadores y vendedores de objetos extraños. Sinbad no dudo en coger de la mano a Vitani y decirle que no se separara de el. La joven asintió y siguió andando hasta pararse en un puesto. El puesto parecía ser de clarividencia, allí había una anciana tocando un instrumento la mar de extraño para ambos jóvenes. La anciana dejo de tocar y sonrió al verlos, trato de levantarse y soltó un quejido. Luego los miro de nuevo y volvió a sonreír.
-Pero que tenemos aquí...-hablo dejando ver sus dientes podridos, las marcadas arrugas de su cara y el olor a muerte que desprendía.-Dos jovenzuelos...guiados por el rukh de mi música.-Continuo hablando.
-¿Quien eres? ¿Que es eso del rukh?-se aventuro a preguntar Vitani.
-No importa quien sea jovencita, dentro de poco lo sabrás todo.-Paso su mirada de Vitani a Sinbad.-Vaya vaya, una elección muy buena...-
-¿Elección?-pregunto esta vez Sinbad.
-Así es, el destino os ha elegido a ambos. Tenéis la marca que dice que pase lo que pase siempre estaréis juntos.-La señora cogió una cachimba y se puso a fumar de esta, Vitani estaba apunto de decirle que para su salud no era bueno. Cuando una serpiente rodeo el cuello de la mujer, Vitani al ver al animal se callo pues le daban un miedo tremendo esos animales.
-No entiendo nada, Vitani vayámonos estamos perdiendo el tiempo-le dijo Sinbad cuando la anciana los detuvo nuevamente.
-Esperad, aun no he acabado con vosotros. Os contare una leyenda que quizá os sirva para un futuro-comento. Los jóvenes se miraron, aquel cruce de miradas con el que no hacia falta hablar, un cruce único con el que se decían todo. Se acercaron y se sentaron en posición india frente a la mujer.
"Cuentan que en una región desconocida, muy lejos de aquí y es posible que ya no exista utilizaban unos grabados para marcar a la gente que estaría siempre junta, tales grabados eran bendecidos por los dioses. No solo eso si no que, al estar benditas estas personas podían saber como estaba su compañero a pesar de estar lejos. Pues la lejanía nunca seria un problema para aquellos a los que su destino esta unido. Esto ademas concuerda con una leyenda del lejano Oriente. Que dice cuando dos personas están destinadas a estar juntas, llevan un hilo rojo atado al dedo meñique. Este hilo no puede ser visto a simple vista. El hilo puede estirarse o contraer pero nunca, nunca, jamas de los jamases se puede romper. El día que viajéis podréis escuchar bien la verdadera leyenda. ¿Que me decís queréis ser marcados por el destino?"
Los jóvenes que habían escuchado la historia ojiplaticos, cuando dijo lo del hilo rojo se miraron los meñiques, cruzaron miradas y sonrojados miraron a otro lado. Al escuchar la preguntaron miraron a la anciana no muy seguros, entonces Sinbad se levanto y se acerco a la anciana.
-Yo quiero esa marca.-Se giro y miro a Vitani.-¿Unimos nuestros destinos?
Vitani no muy segura de aquello termino aceptando, la anciana cogió un lápiz que parecía de carbón, Vitani le acerco la mano justo en la muñeca por la parte donde se ven las venas, comenzó a dibujar una forma. Vitani sintió como la piel se quemaba a medida que hacia la forma, vio como salia humo pero se aguanto hasta al final. Miro su marca, tenia una forma de tres invertido hacia un costado, con dos puntos a los lados y una raya al final del tres.
Sinbad puso su hombro, donde la anciana dibujo el mismo tres, pero hacia el lado contrario. El joven tampoco chillo, se aguanto el dolor lo mejor que pudo. Una vez finalizado la anciana les mando a que se lo tapasen por una semana, porque si no, no funcionaria. Después de aquello se despidieron de ella y regresaron al pueblo, cuando llegaron ya había anochecido. A lo que Vitani recordó que debía llegar pronto a casa, su madre la iba a matar. Se despidió de Sinbad con un rápido beso en la mejilla y corrió hacia su casa.
Por otro lado Sinbad se llevo la mano a la mejilla y sonrió al ver marchar a la chica, mientras susurraba un adiós. Al llegar a su casa, su madre también le regaño. Estaba bien que trabajasen pero no hasta volver a esas horas, tras cenar Sinbad se acerco a una pequeña caja que tenia en su habitación, la abrió y allí tenia cuatro brazaletes de oro dos para manos y dos para pies. Había pensado en regalárselos a Vitani por su cumpleaños, el cual seria en dos semanas. Se acerco a la ventana y se sentó en el alfeizar mirando el cielo estrellado. Deseando con ganas que llegara ese día.
Vitani se acerco a la ventana y hizo exactamente lo mismo que Sinbad, sin embargo ella deseaba que algún día pudiera ver a su hermano pequeño.
