Clases Especiales
Aiko
Winner
Capítulo 1:
"Primer día de clases"
Acababa de despertase con el sonido del despertador como todos los días, bueno, no como todos los días. La idea de haber sido transferido de escuela no le agradaba en lo más mínimo y a su tutor francamente le había dado igual, pero en fin, por lo menos tenía a su fiel amigo Quatre, había sido una suerte que su familia hubiera decidido que aquel Instituto era el más adecuado para su "pequeño" heredero.
Miró el reloj por primera vez desde que se había despertado, ¡rayos! Era su primer día e iba a llegar tarde, sólo por quedarse pensando en las múltiples maneras de acabar con el suplicio de iniciar un nuevo ciclo escolar. Ojalá le tocara en el mismo salón de Quatre, así tendría que ahorrarse el hacer nuevos amigos, algo a lo que no estaba acostumbrado, si bien en las últimas escuelas en las cuales había estado era el centro de atención de cuanta chica o chico se cruzara por su camino no había logrado tener a nadie lo suficientemente cerca como para llamarlo amigo.
Luego de darse una ducha rápida comenzó a cepillar su largo cabello suavemente, pasando con sumo cuidado el cepillo por las finas hebras color miel. Se miró al espejo unos segundos, aquellos ojos azules violetas que enloquecerían a cualquiera, sólo esperaba no tener una recepción de bienvenida como le había pasado antes. Suspiró. Acomodando bien su trenza salió del departamento que le había proporcionado su tutor- y dicho sea de paso, su padrino- y se encaminó hacia el dichoso Instituto.
A medida que se iba acercando era más y más consciente de la mirada que le dirigían tanto hombres como mujeres, sintió como empezaba a sudar frío e intentó apurar el paso, y lo hubiera conseguido si no es por un cuerpo que se interpuso delante de él y lo mando directo al suelo.
- ¡Hey! ¡Deberías fijarte por donde caminas!- comenzó a alegar aún desde el suelo.
- Hn- sonó la otra voz en contestación al reclamo. Duo subió la vista desconfiado. Aquel sujeto de alto porte lo miraba fijamente, estudiándolo lentamente, con unos ojos azules cobalto tan fríos que lo dejaron en el suelo unos segundos más.
- ¡Hey! Te estoy pidiendo una disculpa, no sería mala idea que me la dieras, puesto que en primer lugar tu no debías ponerte en mi camino- un corro de alumnos que iban de camino se habían juntado alrededor de él y del apuesto hombre- ¿Y qué miran todos, eh?- pronunció con voz desafiante, haciendo que todos los alumnos rompiesen filas- déjame decirte que...- paró abruptamente su monólogo cuando vio que el sujeto se acercaba a él ofreciendo su mano. Aún dudoso la aceptó.
- ¿Eres nuevo?- preguntó la figura sin un dejo de sentimientos en la voz, Duo sólo asintió- procura comportarte- y luego de haber dicho eso se retiró del lugar.
Duo quedó parado viendo como se alejaba aquel hombre, ¡Cómo se atrevía!, si había sido su culpa desde un principio, sintió cosquillas al recordar el calor de la mano de ese desconocido, sin darse siquiera cuenta una pequeña sonrisa lo saco de sus pensamientos. Recordó de golpe que debía volver a caminar, hasta que una suave voz lo llamó desde atrás.
- ¡Hola Duo!- saludó un sonriente rubio mientras se acercaba cargando con su mochila.
- ¡Hola Quatre! Tiempo sin vernos, amigo- respondió a su vez mientras pasaba un brazo por sobre los hombros del pequeño- me alegra que estés aquí, sabes que yo no soportaría entrar en otra escuela sin conocer a nadie- el rubio rió.
- Lo sé, Duo, lo sé. Ahora que lo pienso bien, ¿Crees que nos tocará en el mismo salón?- preguntó mientras fijaba su mirada en los ojos violetas de su amigo.
- Ruego a Dios porque así sea, Q-Chan- Quatre sonrió al apodo cariñoso impuesto por Duo. Era de esperarse que se trataran así, eran amigos desde la infancia, nunca iban a ningún lugar sin el otro, y nadie más que ellos mismo conocían sus secretos.
- He oído que este Instituto es muy estricto- señaló Quatre con la mirada perdida. Duo dio un salto.
- Oh nooooo- dijo haciendo puchero- no quiero entrar- añadió al verse ingresando junto con todos los demás alumnos por la gran reja que daba al ante jardín- Quatre, por favor, no vayamos- Quatre sonrió.
- Venga, Duo, no es tan terrible, has dicho lo mismo durante dos años seguidos y has pasado los cursos sin problemas, o no??- Quatre vio la mirada de cachorro que tenía su amigo- bueno, no es que yo diga que tener un Suficiente en matemática sea bueno, perooooo- trató de buscar alguna otra excusa- vamos, Duo, no puedes comportarte así, ya tienes 16 años, deja de actuar como si tuvieras 2!!!-
- Bueno- respondió resignado mientras hacia un puchero- sólo entraré si prometes ayudarme- lo miró con ojos brillantes.
- Ok, Duo, yo te ayudaré.
Las clases empezaron bien para Duo y Quatre, tal y como ellos habían esperado los dejaron en el mismo salón y hasta habían podido sentarse juntos. Duo se vio sorprendido al encontrar entre la gente de su clase a nada menos que a su amiga Hilde. La chica se veía bastante bien y aquel uniforme contorneaba su figura aún mejor de lo que Duo creía. El pequeño árabe desapareció durante la hora de almuerzo, supuestamente se había dirigido a la oficina del director para arreglar algunos problemas de horarios con las materias y cosas por el estilo, pensó Duo, lo que le dio la oportunidad perfecta para hablar con Hilde, al parecer la chica llevaba poco más de dos años asistiendo al mismo lugar y se había extrañado enormemente al no encontrar a sus amigos, pero circunstancias la habían mantenido dentro del instituto.
- Así que dos años, ¿No Hilde-Chan?- preguntó Duo marcando el Chan de manera más molesta.
- Vamos, Duo, ya deja de llamarme así- sonrió la chica- así es, llevo dos años en este instituto, y no es mucho lo que puedo adelantarte, supongo que es igual a todos los que has ido- suspiró dando por terminada la conversación
- No lo creo, Hilde- aseguró Duo mirando a los ojos azules de la chica- Quatre comentó que este es un Instituto muy estricto- confesó en voz baja al oído de la chica, quien no dudó en lanzar una carcajada- ¿De qué te ríes, Hilde?- preguntó inocentemente el trenzado.
- Por Dios, Duo, es obvio que un Instituto es estricto, sobre todo este- dijo ella.
- ¿Enserio? ¿Y porqué?- preguntó mirándola como niño chiquito
- Pues sólo por el hecho de ser el Instituto Peacecraft, bobo- y volvió a las carcajadas.
- Muy graciosa, Hilde- comentó con cierto sarcasmo en su voz.
Después del almuerzo y de lograr encontrar a Quatre comenzaron las clases de la tarde, las cuales normalmente se extendían hasta las cinco de la tarde. Se corría el rumor por los estudiantes nuevos que habían algunos profesores muy puntales y que detestaban que les interrumpiesen en clase. El pobre Duo estaba aterrado, mientras que el árabe trataba de animarlo con una sonrisa. El timbre sonó indicando la hora de la jornada de la tarde, según el horario establecido irían inmediatamente a matemática, con el profesor Heero Yuy, y según más rumores, el más temido.
Duo entró al salón escudándose en Quatre y Hilde. El rubio no paraba de sonreír tontamente a todo el mundo mientras que una gotita de sudor resbalada por su frente, mientras que la chica se dedicaba a sermonear a Duo por escandaloso.
Tomaron sus puestos en casi las últimas gradas, tres puestos que encontraron desocupados. Pues bien,
quedaron con Duo al pasillo, Quatre a su lado izquierdo y Hilde frente a ellos, pero en una grada más abajo. Los murmullos dejaron de escucharse cuando la puerta se abrió y de ella apareció un hombre de aspecto joven, cabello oscuro y desarreglado, que extrañamente se le hacía muy familiar a Duo. El profesor dejó sus libros sobre el escritorio y se volvió a los alumnos. Frunciendo el ceño les habló.
- Yo seré su maestro en este año escolar- comenzó el joven- mi nombre es Heero Yuy y como saben los que ya han tenido clases conmigo no me gusta la impuntualidad, la falta de participación en clase, tampoco se dan permisos para salir al baño en medio de MI hora de clases y lo que menos tolero es la falta de atención- siguió mientras miraba a Duo que estaba totalmente distraído mientras anotaba algo en su libreta- señor Maxwell- Duo se sorprendió al oír su apellido en los labios de aquel sujeto a quien no conocía- si tiene la bondad de prestar atención a las indicaciones para pasar un curso aceptable le sugiero que guarde inmediatamente cualquier cosa que estuviera haciendo- Duo se sintió enrojecer ante la mirada de su maestro y más aún, las curiosas y sonrientes de sus compañeros. Sin más asintió la cabeza cabizbajo mientras guardaba su libreta- como iba diciendo, en este curso no aceptaré ningún Suficiente de cualquiera de ustedes, y me aseguraré de que todos y cada uno cumplan con los deberes.
Quatre habría podido jurar que el discurso dado por Yuy había durado siglos, lo admitía, estaba asustado al igual que su amigo trenzado y todos los que había llegado por primera vez al instituto. Miró de reojo a Duo, el sonrojo de su rostro aún no se había ido y miraba aterrado las fórmulas escritas en su libro de texto. Quatre suspiró, iba a ser un largo año para su compañero.
Las clases comenzaron normalmente. Yuy explicaba todo perfectamente bien, sin necesidad alguna de que sus alumnos pidieran que les explicara nuevamente, pero había alguien que definitivamente no estaba entendiendo nada. Borró por octava vez el maldito ejercicio, al diablo! Tenían la hora para hacer más de 90 ejercicios con ecuaciones simples y el aún no podía pasar del 5, definitivamente las matemáticas seguían siendo su punto débil. Cansado ya de estar ahí casi media hora con Z, X e Y, decidió no hacer nada más, quizás descansaría un momento y luego copiaría los resultados del pizarrón. Pero no contaba con que una mano poco mayor de tamaño que la suya estuviera junto a su cuaderno.
- ¿No puedes resolverlos?- preguntó una voz suave junto a él. Por un momento pensó que sería Quatre, pero él estaba del otro lado, y la voz provenía inmediatamente del pasillo. Asustado giró su cabeza, sólo para encontrarse con los mismos ojos azul cobalto de la mañana
- Eres tu...- logró decir mientras salía de su asombro. Heero levantó la mirada, y se dio cuenta de que aquel jovencito había sido el mismo que había arrollado horas antes.
- Hn- respondió- te he preguntado si no sabes hacerlos- Duo bajo la mirada sonrojado, al tiempo que el toque del timbre daba por terminada las dos horas de matemática. Sintió alivio al darse cuanta de que podría escapar, después de todo no podía llegar tarde a sus clases de Literatura.
- Yo... este... tengo que irme a clases- respondió sin levantar aún la mirada. Heero se volvió a Quatre que esperaba a su amigo
- ¿Qué materia tienen ahora?- demandó el moreno.
- Literatura- respondió Quatre en un susurro asustado por el tono gélido de su maestro.
- Esa clase la imparte Trowa- dijo sin más- jovencito, dile a tu maestro que estoy hablando con tu amigo- su voz estaba claramente dirigida a Quatre.
- S-sí...- respondió éste en un susurro aún más apagado que el anterior- nos vemos a la salida, Duo- se despidió mientras su cabecita rubia se perdía de vista. Quedaron solos en el salón.
- Repetiré la pregunta- bufó Heero ya fastidiado- ¿No sabes como resolver los ejercicios?- Duo negó con la cabeza sin poder despegar su mirada de la cobalto de su maestro- bien, eso tiene solución- Duo levantó la cara sorprendido.
- ¿Cómo dice?- preguntó aún sorprendido.
- Que tiene solución, chico. Deberás quedarte todos los jueves desde la salida hasta las 8 pm, ¿De acuerdo?
- Duo...- susurró el trenzado
- ¿Cómo?
- Llámeme Duo, sino no podré ponerle atención- el chico sonrió de manera dulce, logrando sacar una sonrisa, aunque mucho más pequeña que la de él, al hombre mayor.
- De acuerdo, Duo, entonces todos los jueves desde las 5 hasta las 8
- ¿QUÉ?- preguntó abriendo sus ojos. A Heero empezaba a gastársele la paciencia- pero.. no puedo, es mucho, yooo...
- Sin excusas, me aseguraré que no tengas nada importante esos días- Duo lo miró anonadado por unos minutos- ¿Qué esperas para irte, Duo? Tu maestro se enfadará si te ve llegar tarde- sonrió de manera autosuficiente. Duo sintió que su sangre hervía.
- Pues si llego tarde no será mía la culpa, sino la de usted! ¡¿Cómo puede pretender que me regañen siendo que usted fue el que insistió en que me quedara?!- Heero se sobresaltó, no estaba acostumbrado a que sus alumnos le alzaran la voz.
- Escúchame bien, muchachito- dijo ya, perdiendo de una vez por todas la maldita paciencia- te vas ahora mismo a tu clase de Literatura y quiero que tus 90 ejercicios estén listos para mañana, ¿Entendido?
- ¿Có.. Cómo?- preguntó Duo, no muy seguro de haber escuchado lo correcto.
- Que para mañana estarán tus ejercicios listos, ¿De acuerdo?- sentenció Yuy con una voz que le hacía temer a Duo que debía decir que sí sólo por su bienestar
- Hai...- respondió con un hilo de voz
Duo bufó fastidiado por cuarta vez, nuevamente lo había echo, el profesor Barton lo había sacado del salón por el simple hecho de no conocer nada de Literatura Oriental, pero él seguía defendiéndose con eso de que "Yo soy americano". Recordaba como lo miraban las aguamarinas de su amigo Quatre, y también recordaba con un poco de miedo los ojos verdes de su maestro. Suspiró. Ese iba a ser un año difícil. Por lo menos en la tarde podría relajarse, después de todo no salían del Instituto tan tarde, saldría a pasear con Quatre y quien sabe si el rubio se animaba e iban al cine. Pero... estaban los malditos ejercicios de matemática que el "Ogro Yuy" le había dejado de tarea, sin contar la materia que debería conseguirse de Literatura.
Por fin sonó la campana, los brazos le dolían de tanto rato de estar sosteniendo los dos pesados cubos de agua. Vio como los alumnos dejaban el salón mientras comentaban la clase.
Con un poco de miedo asomó su cabeza por la puerta, lo mejor sería recoger sus cosas antes de que el maestro se percatara de que había entrado y lo regañara de nuevo. Sus ojos se abrieron en asombro al ver al árabe hablando animadamente con el profesor, bueno, más bien parecía que sostenía un animado monólogo. Bajó la cabeza en son de derrota, ¿Acaso todos los profesores le habían tomado mala el primer día? Pues definitivamente no se quedaría a averiguarlo.
Tomó sus cosas, que aún estaban en su banca, y con paso rápido pretendió salir del salón, pero la suave voz de su amigo lo hizo detenerse en el marco de la puerta.
- Duo, espérame, vamos juntos- le dijo como intentando consolarlo.
- No te preocupes, Quatre, está bien- le sonrió.
- Joven Maxwell- susurró una voz suave, casi tan fría como la que había escuchado esa mañana.
- ¿Sí?- preguntó mientras trataba de sonreírle a su maestro.
- Las clases de Literatura son una materia muy importante, me gustaría que en adelante procurara no llegar tarde y menos quedarse dormido durante ellas, ¿Queda claro?- Duo asintió, no pensaba iniciar una pelea con aquel profesor, de hecho le parecía muy amable, mucho más que Heero Yuy.
- Claro profesor, siento mucho lo de hoy- se disculpó mientras se daba un golpecito en la cabeza y sacaba la lengua. Barton sonrió, haciendo que el rubio se sonrojara levemente.
- Estaré encantado de leer el ensayo del que me hablabas, Quatre- el aludido bajó la mirada mientras su cara de teñía de un rojo más intenso y reía tontamente. Asintió.- ja, ja, ja. Ya vayan muchachos, deben estarlos esperando- y dicho esto dio una palmadita en la espalda del árabe.
- Hai, gracias Trowa- el rubio se tapó la boca ante la mirada sorprendida de Duo y la sonriente de su maestro- perdón, quise decir, profesor Barton- bajó la cara sonrojado- Trowa volvió a sonreír y Duo quedó aún más confundido de lo que estaba antes.
- Descuida, bueno jóvenes, con su permiso- y tomando los pesados libros del escritorio salió del salón sin dejar de ser observado por el árabe.
- ¿Qué fue eso, Q-chan?- preguntó Duo con una mirada pícara dirigida a su amigo.
- Bueno...- Quatre miró al suelo, antes de suspirar- la verdad yo ya conocía al profesor Barton, él me daba clases particulares de música, además de ayudarme en economía- su mirada aguamarina se llenó de tristeza por un momento, para luego ser reemplazada por una máscara de felicidad.
- Vaya Q-chan, yo pensé otra cosa- respondió Duo sacando la lengua mientras le guiñaba un ojo- creí que tú y el maestro se habían envuelto- Quatre palideció un momento al tiempo que Duo estallaba en ruidosa carcajada- pero qué pasa, te has puesto tan blanco como si hubieses visto un fantasma... o como si lo que dije fuera cierto!! – volvió a reír, esta vez más escandalosamente, pero como no tuviera respuesta de su amigo se calló un momento- ¿Qué pasa, Quatre?- preguntó seriamente mientras miraba el rostro, ahora, sonrojado del pequeño- ¿Es cierto?- Quatre levantó la cabeza con los ojos cerrados, y tomó una g4ran bocanada de aire...
- ¡¡CLARO QUE NO, DUO!!- y empezó a reír él también, Duo se quedó un momento más en blanco mientras procesaba el repentino cambio de ánimo de su amigo el árabe.- vamos Duo, hay que ir a desempacar todo- tomó su mochila y algunos libros y salió- te espero en el cuarto, ¿OK?
- Claro Quatre- respondió aún medio aturdido mientras veía al chico marcharse. Su vista se perdió en algún lugar del aula, un murmullo salió de sus labios mientras otra figura ingresaba a la sala y cerraba la puerta tras ella- ... Profesor... Yuy...
El maestro de cabello chocolatado caminó lentamente hasta donde Duo estaba, arrinconándolo contra una pared hizo que soltara la pesada mochila mientras los cuadernos y libros salían de ella.
- Sabía que estarías aquí... Duo- murmuró lentamente mientras le miraba detenidamente a los ojos, a esos ojos color violáceos tan profundos como un océano.
- Yo...- intentó hablar el trenzado, pero un dedo se lo impidió, un dedo del profesor Yuy. Abrió los ojos sorprendido mientras que sus mejillas se coloreaban de un delicioso color rojo. Notó como la respiración del otro se acercaba a la suya y sin pensarlo dos veces cerró los ojos a la par cuando sentía los labios de Heero sobre los suyos.
Un beso. Un beso corto e inocente.
Heero se separó de su alumno manteniendo sus ojos fijos en las reacciones que éste experimentaba. Duo abrió las grandes orbes violetas con un poco de vergüenza, miró a su maestro, pero como éste no le contestara se limitó a cruzar sus brazos y a recargarse en la pared con la mirada perdida en el suelo.
- ¿Todas las clases serán como esta?- preguntó en cierto tono irónico y sonriendo melancólicamente. Se había ido su primer beso, su primer beso robado por aquel frío hombre de ojos azul cobalto.
- Quizás mejores- susurró el otro a lo que Duo levantó la vista sonrojado- los jueves tomarás tus cosas e iremos a la biblioteca, será más fácil estudiar ahí- y sin esperar más salió de ahí, dejando a Duo sonrojado y confundido, ¿Qué se traía ese sujeto?
- Muy bien, profesor Yuy, si es juego lo que quiere... Juego tendrá...- esbozó una rápida sonrisa. La venganza solía ser muy dulce- nadie juega conmigo...- susurró de nuevo. Su mentecita trabajaba rápido como las abejas, el pobre tipo acababa de entrar en un juego donde no podría ganar- si esas son las condiciones, acepto, serás mío Heero Yuy- sonrió complacido y comenzó a recoger sus cosas, quizás hasta podría resolver los ejercicios de matemática y pasar la materia si todo salía bien....
Comentarios de Aiko Chan:
Hola a todos! Primero que nada, gracias a todos los que han llegado a este punto del fic, si, lo sé ¬.¬ apesto, nee pero es mi primer fic de Gundam, así que no sean malitos, en fin, un saludo especial a Ariel que siempre estuvo apoyándome y aportando ideas para que pudiera terminar mi primer capítulo (dijo que no podía no hacer nada y que si estaba tan aburrida que escribiera ¬.¬, GRACIAS ARIEL!!!! -)
Comentarios Actuales de Aiko Chan:
Nee, hace tiempo que tengo esta historia publicada en la página de Faby, pero quise animarme aquí también nuevos saludos para mi niña Ariel, que hace muuuuuchisisisisisiiimo tiempo que no sabia nada de ella!!!
