Fic cortito pero con mucho amor, tendra a lo mucho tres capitulos...tal vez.
sera un YamaGoku Tyl!
Pequeños problemas
Mantuve la mirada expectante. Atento a cualquier seña de burla lo mire directo a los ojos. No parecía querer reír, pero tampoco se veía feliz o frustrado. Su mirada neutral me fastidiaba. Que dijera algo!
- Haaah – suspiro cerrando los ojos.
Aun sin abrirlo tomo el teléfono que se encontraba a un lado de él. Presiono el teclado rápido y espero.
- Dile al Jefe Vongola que venga a mi oficina, es urgente – espero una afirmativa respuesta para colgar.
- No debiste llamar al Decimo – le hable con fastidio.
Lo que me estaba pasando ya era lo suficientemente vergonzoso como para agregarle algo mas a esta idiotez.
- Solo debiste llevarme a mi departamento y decirle al Decimo que estaba enfermo o algo.
- Te morirías asfixiado con alguna hoja de papel.
- No te burles imbécil!
Estaba dispuesto a decirle un par de maldiciones y pegarle, si pudiera en mi caso, pero la puerta fue abierta sorpresivamente.
- Qué ocurre? Shamal-san.
Algo inquieto me remuevo en mi lugar, agarre mi ropa y trate de ocultarme en ella. Habían llegado sorprendentemente rápido. Pues claro, la oficina del Decimo se encontraba muy cerca de aquí, además no había venido solo, el idiota de Yamamoto había venido con él. Qué vergüenza.
- Pasen, pasen…- los invito a entrar y posterior cerraron la puerta para acercarse – Sawada tendrás un Guardián menos.
- Qué? – el Decimo lo miro sin entender. Shamal se hizo a un lado para mostrarme –Go-Gokudera-kun?! Pero que!?...Fue…
- … - Yamamoto no dijo nada pero se veía igual de sorprendido.
Mas cohibido me escondí en esas ropas sin mirarlos.
- Sh-Shamal-san… que ocurrió? – el Decimo lo miro aterrado mientras me apuntaba con el dedo acusador – porque Gokudera-kun se encogió?
Ante la afirmación del Decimo me escondí mas. Ahora sentado en el escritorio de ese estúpido doctor con una estatura vergonzosamente pequeña, mientras trataba de ocultarme entre mi camisa, que ahora me quedaba sumamente grande.
- Pareces un juguete…Gokudera.
- Ca-Cállate! – le reproche rojo al idiota.
- Lo que pasa es que estábamos experimentando-
- Estabas! – le corregí al idiota de Shamal.
- Uno de mis mosquitos…Hayato acepto-
- No lo hice!
- Y ahora es pequeño…
Los tres callaron mientras me veían fijamente como esperando que hiciera alguna burrada. Ese tonto silencio me parecía asfixiante y molesto. El Decimo rompió el contacto dirigiéndose donde el doctor.
- Cuanto tiempo durara así?
- Un par de días, no te preocupes.
El Decimo siguió preguntándole cosas a Shamal. El único que aun me veía analizándome era el idiota del beisbol.
- Deja…de verme – le dije sin mirarlo.
- Es que te ves…- subí la mirada algo rojo – raro – mi vergüenza se fue y me moleste.
- Imbécil. Puedes largarte!
- Hahaha
Al final nos fuimos a la oficina del Decimo. Y como mi ropa no me quedaba, optaron por vestirme con un pañuelo del castaño.
Mierda! Me avergüenzo de cómo me llevan! El imbécil de Shamal para joderme la vida le paso un cojín al Decimo y ahí me llevaban, como si fuera una especie de objeto de gran valor.
- Decimo puede bajarme?, no me gusta esto – lo mire hacia arriba. Para mi buena suerte, o algo del día, este pasillo de la base estaba deshabitado.
- Como crees Gokudera-kun. Eres muy pequeño, puede pasarte algo.
- Pero-
- Ya Tsuna – Yamamoto me tomo del nudo de mi improvisada ropa - si Gokudera no quiere que lo lleven como princesa-
- Oye! – me queje al ser elevado.
- Mejor lo llevamos como un adorno – y me coloco en el bolsillo superior de su chaqueta como si nada.
- Qué te pasa?! Tampoco quiero que me lleves así! – le grite cuando pude afirmarme bien en ese género.
- Te quejas demasiado – sutilmente me palmeo la cabeza con sus dedos.
- Imbécil! – con mis manos trataba de apartarlo aun sabiendo que era inútil. Si antes no podía ahora menos.
- Gokudera-kun – el Decimo tomo mi total atención – ya que estas así…no podrás hacer la misión en Francia.
- Qué?- deje de apartar los dedos de Yamamoto y ambos miramos al castaño.
- Enviare a alguien más en tu lugar.
- Pero Decimo! – trate de verlo pero entramos a la oficina del Decimo y este fue directo a su escritorio – se trata de una misión de inteligencia, el único tonto Guardián que queda es Yamamoto, o acaso pensara mandar a Lambo? Ninguno de los dos tienen los conocimientos necesarios-
- Lo sé – me interrumpió el Decimo mientras se sentaba en uno de los sillones – pero si alargamos esto corremos el riesgo de que después no puedan entrar...y necesitamos esa información lo antes posible.
La mirada del Decimo era decidida, no sabía que decir para contradecirlo.
- Yamamoto lo hará – mire al nombrado unos segundos para después apartar la mirada.
- Entonces…- sentí que me tomaron nuevamente – iré a preparar algunas cosas, Tsuna – con cuidado me dejo en la mesa frente al castaño.
- Está bien.
Junto con el Decimo lo vimos salir de la oficina tranquilamente. El castaño se levanto y yo aun seguía mirando la puerta.
- Estará bien Gokudera-kun
- Decimo – lo mire y este estaba preparando café- no es que este preocupado…es solo que-
- Lo estas…es natural preocuparse por aquel al que quieres, no? - me dio una rápida mirada -No puedes evitar preocuparte por quien amas. – Me sonroje ante su afirmación. Hace tiempo le había contado lo que sentía por el idiota al Decimo. Y no es que quisiera contárselo yo, sino que el castaño me sorprendió mirando al friki del beisbol. Bueno, cada que le dirigía la mirada quedaba embobado, y los demás lo hubieran notado, sino fuera porque los Guardianes son unos idiotas retardados. – pienso que ya va siendo hora de que se lo digas…
- … - lo mire confundido unos segundos y después baje el rostro. Que se lo diga? Como podría decirle algo como esto…a un idiota como él?. De seguro me tomara como idiota o con lo lento que es piensa que es un juego. Y lo peor…es que me rechace, aunque teniendo en cuenta su actitud de niño bobo, es que quedemos tal cual, solo como amigo-rivales. Entonces…no perdería nada?
- …no puedo creer que aun estés estancado Gokudera-kun – subí el rostro viéndolo, me encontré con una cálida sonrisa - pero bueno…tú sabrás cuando sea correcto - tomo dos tazas y se acerco – oh…se me olvido, eres pequeño.
- Decimo…
Paso como mucho una hora cuando la puerta de la oficina del Decimo se abrió, esperábamos a Yamamoto, no a la vaca estúpida.
- Tsuna! las chicas no me quieren llevar a!…- su escandalosa llegada se detuvo en seco cuando me vio. Mantuvimos la mirada unos segundos, hasta que este idiota no aguanto – Hahaha! Gokudera-san se encogió!
- Cállate! – rojo de ira me mantuve en mi lugar; sentado sobre la mesita.
- Que pequeñita se ve! Hahaha!
Apreté los puños sintiendo mi cara arden de coraje, que podía hacer de todas formas? Solo gritarle. Pero sus burlescas risas me estaban molestando cada vez más.
- Suficiente – un golpe en la cabeza lo hizo callar.
Mire a Yamamoto que había golpeado al chico. Avanzo con una sonrisa mientras dejaba al otro lloriqueando más atrás, pues al golpearlo se había mordido la lengua, por idiota.
- Estoy listo Tsuna – el Decimo sonriente asintió – que pasara con Gokudera? – me miro con una sonrisa y yo desvié la mirada – alguien tendrá que cuidarlo – esas palabras me hicieron verlo.
- No necesito niñera, imbécil!
Me miro, después se agacho a mi altura y tomándome de la ropa me levanto como si fuese un curioso objeto.
- Y que harás si alguien trata de pisarte? Ten en cuenta que no todos caminan viendo sus zapatos – comento alegre.
- Y que me importa? Ya me las arreglare! Ahora, suéltame! – trataba de darle patadas y golpes pero simplemente quedaban en el aire.
- Haha que lindo.
Ante su sonriente comentario deje de moverme viéndolo algo sonrojado. El idiota no se dio cuenta pero el Decimo sí.
- Yamamoto – lo llamo el castaño – puedes dejar a Gokudera-kun en su departamento?
-Huh? – este giro su rostro – claro.
- Cuando estés listo, puedes partir a la misión.
El idiota acepto y ahora partíamos rumbo a mi departamento, él obviamente conduciendo y yo en el asiento de copiloto con el cinturón de seguridad tapándome prácticamente todo el cuerpo.
- Esto molesta, podría estar sin esta cosa estorbosa – dije mientras tiraba de ese medio de seguridad.
- Claro que no, es más seguro así –dijo sin apartar la mirada del camino.
- Tsk – me quede quieto en mi lugar – es molesto…- susurre.
- Eso creo – no le había hablado a él, pero me respondió el idiota – ahora ves absolutamente todo más grande. Es divertido?
- Que parte!?
- Haha – simplemente rio como siempre – me preocupas – lo mire algo descolocado. Le preocupaba? Yo? – puedes quedar aplastado por Uri, no podrás cocinar, ni siquiera podrás entrar al baño y mucho menos dar vuelta la manija. Podría entrar una paloma por la ventana y tratar de comerte-
- Ya basta! – me levante en el asiento y solo eso pude hacer.
- Haha
- Imbécil, que burradas piensas!? – trata de salirme del cinturón pero el idiota lo apretó demasiado.
- Llegamos.
Deje que Yamamoto lo desabrochara, de todas maneras yo no podía. Me tomo y otra vez de vuelta a su bolsillo. Miraba todo desde esa posición como si fuera un autentico y tonto juguete.
Entramos a mi departamento, con mis llaves que le había pasado el Decimo. Me dejo en el sillón y fue, como si fuera su propia casa, a la cocina.
- Quieres algo de beber?
- No…- me senté molesto con los brazos cruzados. Claro que Yamamoto conocía el departamento, ya había venido algunas veces.
- Tsuna me dijo que me enseñaras los detalles de la misión.
- Idiota – se sentó en frente de mi con un vaso con jugo – en menos de tres horas tienes que tomar el avión a Francia y con ese tiempo no alcanzo a enseñarte nada.
- Bueno, dime lo fundamental entonces.
- Tienes que hackear! Yamamoto sabes si quiera usar una computadora? – me levante y me quede de pie en la mesita que nos separaba – y no es solo una imbécil, serán varias!
- … - me miro unos segundos y después sonrió – solo dime Gokudera, confía en mi.
- Porque sé cuáles son tus capacidades! Es que no puedo confiar en ti para esto!
- Bueno si no me vas a enseñar usare la fuerza bruta – se levanto mirando hacia la puerta.
- Ah? – lo mire desconcertado.
- Probare todas las combinaciones posibles de contraseñas – me dijo alegre.
- Eres imbécil?! Si haces eso te descubrirán!
- Entonces enséñame.
- …
Que mas podía hacer? De todas formas Yamamoto ira igualmente a la misión. Si no le enseño al idiota lo sorprenderán.
Di un suspiro. Le indique a Yamamoto donde estaba mi laptop para enseñarle con detalle pero no tan extenso lo que tenía que hacer y saber, y este concentrado asentía a mis indicaciones.
Nos tomo unas dos horas el que aprendiera todo lo fundamental, solo espero que al idiota no se le olvide los pasos.
- Nos vemos – se despidió en el umbral de la puerta y yo trataba de no mostrarme preocupado, asintiendo a su despedida.
- Cuídate – le susurre cuando ya se iba.
- Hm? Dijiste algo? – asomo el rostro devolviendo medio cuerpo.
- Esfúmate!
- Haha – fue cerrando la puerta y antes de hacerlo por completo me hablo con dulces palabras – cuídate Hayato.
Y cerró la puerta dejándome totalmente rojo. Nunca me había llamado por mi nombre y el cómo lo pronuncio…
- I-Idiota…
- Meow…
Mire a un costado a Uri, también miraba la puerta con cierto tinte de tristeza y se me ocurrió una idea. Una alocada, estúpida y tonta idea.
-Continuará-
