ODIO A DRACO MALFOY
Prólogo
Hoy es uno de esos días en los que si pudiera dormiría sin levantar cabeza. Vivo una contradicción. Por una parte, me gustaría hacer muchas cosas, pero por otra no tengo ganas de hacer nada. Todo me parece mal. No soporto sentirme así y estar encerrada en Hogwarts con gente que no me entiende ni le interesa me pone histérica. Lo único que hacen es irritarme.
También estoy cansada de ser la pequeña y ser tratada siempre como una niña por mis padres. Cada día una cartita, preguntándome como lo estoy pasando y si todo va bien. Claro, como ahora sólo quedamos Ron y yo en casa, no tienen nada más que hacer que molestarme a mí. Porque por supuesto, Ron es mayor ya. Esta haciendo séptimo... Uauh. Y yo soy la niñita de la casa. La niñita que tiene que aguantar estar en sexto curso y ser el hazmerreír de los Slyherins cada mañana al recibir la carta maldita.
Odio a los slytherins.
Y, muy intensamente, odio a Draco Malfoy.
- ¿Me pasas la mantequilla, Ginny?- me pregunta Neville mientras muerde una tostada.
Se la paso bruscamente, pensando en otras cosas.
- Toma.
- Gra-gracias.- Neville se unta la tostada mientras Parvati le pregunta mediante señas que qué me pasa. Éste le dice que no lo sabe. Por dios, ¿se creen que estoy ciega? Los tengo a dos metros.
Ah, os quería hablar de Parvati. También la odio, aunque con menos instintos violentos que con Malfoy. En el tercer año, ella, Lavander y yo empezamos a ser mejores amigas. Íbamos juntas a todas partes e hablábamos de muchísimas cosas.
Aunque fue Parvati quién me obligó a fijarme en otros chicos. Por aquel entonces yo tenía algo parecido a una obsesión con Harry. Gracias al cielo la superé, y me fijé en otros. Concretamente en dos hasta que elegí a Zacharias.
Estuvimos saliendo hasta hace poco más de tres meses. Ahora es mi mejor amigo. El chico tiene su encanto. No es que aún me guste, porque no hay posibilidades, pero tiene cierto... cierto morbo. Hay que reconocerlo.
Él... bueno. Fue él quien cortó conmigo. Eso es conocido por todo alumno de la escuela. Lo que también lo es, pero que no debería serlo, es que me dejó porque era gay.
Sí, gay.
¿Por qué lo sabe toda la escuela? ¿Por qué algo tan embarazoso y hasta ofensivo lo sabe todo el mundo? Bueno, preguntádselo a Parvati.
¿Véis la relación? Os lo aclararé.
Yo, totalmente desconsolada y amargada, fui a buscar consuelo y compañía con Parvati, supuestamente mi mejor amiga. Ésta fue de lo más comprensiva conmigo.
Sí que lo fue... Le interesaba saber algo tan suculento. Un cotilleo así no se encontraba cada día.
Ella, después de prometer su silencio, no se le ocurrió nada mejor que ir a
contárselo a Pansy Parkinson. La reina de los cotilleos. La reina de todo, en general. La chica más popular de todo Hogwarts. La última persona que me gustaría que se enterara de mis desgracias. Bueno, la penúltima.
Draco Malfoy ocupa el puesto de honor. Cómo no.
Realmente no puedo dejar de odiarle. Es algo superior a mí. Preferiría ignorarle, ¡pero me es imposible! No puedo.
Oh, mierda. El correo. Ahí llega mi cartita paternal.
Cae encima de mi mesa y la cojo, claro. Me gustaría guardármela y leerla en otro lugar, pero Malfoy me está mirando con su estúpida sonrisa, así que no puedo echarme atrás. Sería peor.
La abro. La leo rápidamente. Nada nuevo. Nada interesante.
Mierda, Malfoy se acerca. Generalmente veo como envía a uno de sus secuaces para molestarme, pero esta vez se ha dignado a dar la cara. Cabrón.
Y llega.
- Eh, Weasley. Parece que tus padres gastan bastante pergamino en ti, ¿no? Deberías decirles que no es necesario. Es un gasto demasiado grande para vuestra triste economía.- se aplasta el pelo contra la nuca con una mano mientras sonríe desagradablemente- Aunque en parte les entiendo. ¿Qué padre no se preocuparía por una hija que tiene la afición de crear homosexuales?- se codea con sus secuaces que le rodean y se marcha riendo escandalosamente.
Yo tengo los nudillos de las manos totalmente blancos por la rabia. Neville me mira, preocupado. Yo no puedo evitar temblar. No puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas.
Le odio. No puedo soportarlo. Y no puedo contestar a sus provocaciones porque siempre tengo al Profesor Snape vigilándome. Una vez salté encima de Malfoy para estrangularle, pero Snape pudo evitarlo. Cerdo. Ahora sólo puedo aguantar hasta que se me ocurra algo para vengarme.
- Ginny, ¿estás bien?- me pregunta Neville con su típica indecisión y su poco carácter.
- Sí. Claro.- intento relajarme.
Se me acercan unas cuantas chicas de Gryffindor y Ravenclaw. Son majas, aunque no de mi estilo.
- Ginny, esto es vergonzoso. Ese tío es un capullo.
- Sí, tienes toda la razón. Esto no puede seguir así.- dice otra.
Ellas hablan mucho, como podéis ver, pero cuando me insulta no dicen nada. Qué curioso.
- Lo sé. ¿Alguna idea?- pregunto yo, provocadora.
Se hace el silencio. Saben que demasiado no se puede hacer, si no te comprometes.
Aparece Luna Lovegood (de algún lugar insospechado), amiga mía desde hace poco, y con su natural felicidad y excentricidad dice:
- ¡Yo tengo una idea! ¿Y si le pegamos un cartel en la espalda que diga "Soy tonto"?- empieza a reírse doblada sobre sí misma hasta que de golpe se para, se recompone y nos mira toda seria. Yo estoy acostumbrada a estos cambios, pero las demás tienen los ojos como platos- No, tengo una aún mejor. Hagamos un club.
- ¿Un club?- pregunto yo. Aquí me ha desconcertado.
- Claro. Un club que se llame: Odio a Draco Malfoy.
Oh, ¡qué idea!
N/A:
¡Aquí tenéis el prólogo de una historia que parece que va a dar fruto! La primera larga que seguiré. Todo un récord. Pensada hasta el final. Algo sorprendente en mí. Espero que os haya gustado. Intentaré subir el primer capítulo con cierta rapidez.
Si podéis dejarme un review para contarme vuestra opinión, me encantará.
¡Gracias por leer!
LaLi
Prólogo
Hoy es uno de esos días en los que si pudiera dormiría sin levantar cabeza. Vivo una contradicción. Por una parte, me gustaría hacer muchas cosas, pero por otra no tengo ganas de hacer nada. Todo me parece mal. No soporto sentirme así y estar encerrada en Hogwarts con gente que no me entiende ni le interesa me pone histérica. Lo único que hacen es irritarme.
También estoy cansada de ser la pequeña y ser tratada siempre como una niña por mis padres. Cada día una cartita, preguntándome como lo estoy pasando y si todo va bien. Claro, como ahora sólo quedamos Ron y yo en casa, no tienen nada más que hacer que molestarme a mí. Porque por supuesto, Ron es mayor ya. Esta haciendo séptimo... Uauh. Y yo soy la niñita de la casa. La niñita que tiene que aguantar estar en sexto curso y ser el hazmerreír de los Slyherins cada mañana al recibir la carta maldita.
Odio a los slytherins.
Y, muy intensamente, odio a Draco Malfoy.
- ¿Me pasas la mantequilla, Ginny?- me pregunta Neville mientras muerde una tostada.
Se la paso bruscamente, pensando en otras cosas.
- Toma.
- Gra-gracias.- Neville se unta la tostada mientras Parvati le pregunta mediante señas que qué me pasa. Éste le dice que no lo sabe. Por dios, ¿se creen que estoy ciega? Los tengo a dos metros.
Ah, os quería hablar de Parvati. También la odio, aunque con menos instintos violentos que con Malfoy. En el tercer año, ella, Lavander y yo empezamos a ser mejores amigas. Íbamos juntas a todas partes e hablábamos de muchísimas cosas.
Aunque fue Parvati quién me obligó a fijarme en otros chicos. Por aquel entonces yo tenía algo parecido a una obsesión con Harry. Gracias al cielo la superé, y me fijé en otros. Concretamente en dos hasta que elegí a Zacharias.
Estuvimos saliendo hasta hace poco más de tres meses. Ahora es mi mejor amigo. El chico tiene su encanto. No es que aún me guste, porque no hay posibilidades, pero tiene cierto... cierto morbo. Hay que reconocerlo.
Él... bueno. Fue él quien cortó conmigo. Eso es conocido por todo alumno de la escuela. Lo que también lo es, pero que no debería serlo, es que me dejó porque era gay.
Sí, gay.
¿Por qué lo sabe toda la escuela? ¿Por qué algo tan embarazoso y hasta ofensivo lo sabe todo el mundo? Bueno, preguntádselo a Parvati.
¿Véis la relación? Os lo aclararé.
Yo, totalmente desconsolada y amargada, fui a buscar consuelo y compañía con Parvati, supuestamente mi mejor amiga. Ésta fue de lo más comprensiva conmigo.
Sí que lo fue... Le interesaba saber algo tan suculento. Un cotilleo así no se encontraba cada día.
Ella, después de prometer su silencio, no se le ocurrió nada mejor que ir a
contárselo a Pansy Parkinson. La reina de los cotilleos. La reina de todo, en general. La chica más popular de todo Hogwarts. La última persona que me gustaría que se enterara de mis desgracias. Bueno, la penúltima.
Draco Malfoy ocupa el puesto de honor. Cómo no.
Realmente no puedo dejar de odiarle. Es algo superior a mí. Preferiría ignorarle, ¡pero me es imposible! No puedo.
Oh, mierda. El correo. Ahí llega mi cartita paternal.
Cae encima de mi mesa y la cojo, claro. Me gustaría guardármela y leerla en otro lugar, pero Malfoy me está mirando con su estúpida sonrisa, así que no puedo echarme atrás. Sería peor.
La abro. La leo rápidamente. Nada nuevo. Nada interesante.
Mierda, Malfoy se acerca. Generalmente veo como envía a uno de sus secuaces para molestarme, pero esta vez se ha dignado a dar la cara. Cabrón.
Y llega.
- Eh, Weasley. Parece que tus padres gastan bastante pergamino en ti, ¿no? Deberías decirles que no es necesario. Es un gasto demasiado grande para vuestra triste economía.- se aplasta el pelo contra la nuca con una mano mientras sonríe desagradablemente- Aunque en parte les entiendo. ¿Qué padre no se preocuparía por una hija que tiene la afición de crear homosexuales?- se codea con sus secuaces que le rodean y se marcha riendo escandalosamente.
Yo tengo los nudillos de las manos totalmente blancos por la rabia. Neville me mira, preocupado. Yo no puedo evitar temblar. No puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas.
Le odio. No puedo soportarlo. Y no puedo contestar a sus provocaciones porque siempre tengo al Profesor Snape vigilándome. Una vez salté encima de Malfoy para estrangularle, pero Snape pudo evitarlo. Cerdo. Ahora sólo puedo aguantar hasta que se me ocurra algo para vengarme.
- Ginny, ¿estás bien?- me pregunta Neville con su típica indecisión y su poco carácter.
- Sí. Claro.- intento relajarme.
Se me acercan unas cuantas chicas de Gryffindor y Ravenclaw. Son majas, aunque no de mi estilo.
- Ginny, esto es vergonzoso. Ese tío es un capullo.
- Sí, tienes toda la razón. Esto no puede seguir así.- dice otra.
Ellas hablan mucho, como podéis ver, pero cuando me insulta no dicen nada. Qué curioso.
- Lo sé. ¿Alguna idea?- pregunto yo, provocadora.
Se hace el silencio. Saben que demasiado no se puede hacer, si no te comprometes.
Aparece Luna Lovegood (de algún lugar insospechado), amiga mía desde hace poco, y con su natural felicidad y excentricidad dice:
- ¡Yo tengo una idea! ¿Y si le pegamos un cartel en la espalda que diga "Soy tonto"?- empieza a reírse doblada sobre sí misma hasta que de golpe se para, se recompone y nos mira toda seria. Yo estoy acostumbrada a estos cambios, pero las demás tienen los ojos como platos- No, tengo una aún mejor. Hagamos un club.
- ¿Un club?- pregunto yo. Aquí me ha desconcertado.
- Claro. Un club que se llame: Odio a Draco Malfoy.
Oh, ¡qué idea!
N/A:
¡Aquí tenéis el prólogo de una historia que parece que va a dar fruto! La primera larga que seguiré. Todo un récord. Pensada hasta el final. Algo sorprendente en mí. Espero que os haya gustado. Intentaré subir el primer capítulo con cierta rapidez.
Si podéis dejarme un review para contarme vuestra opinión, me encantará.
¡Gracias por leer!
LaLi
