#UnaSemanaParaEnamorarse

¿Saben lo que más odio? La vuelta al cole, si exacto formo parte del noventa y nueve por ciento de adolescentes que odia regresar al instituto después de las vacaciones. Pero tranquilos, aún tengo una semana, una semana en la que pienso aprovecharla al máximo durmiendo, haciendo el vago por casa o en cualquier otro lugar. Como ahora, Glen está sentado en el sucio suelo enfrascado en su cuaderno de dibujo, le gusta esa cursilada de dibujar ¿quién lo diría del emo de pelo azul? Bueno en realidad son mechas. Estamos debajo de un puente viejo, donde yo grafiteo en la pared una calavera, la pared esta tan llena que apenas mi arte callejero se pude distinguir de los otros. Es medio día y esto es lo que eh hecho básicamente durante el verano, vandalismo urbano, es mi jovi particular que les voy a contar.

-¿Qué te parece gleny? Me quedado bestial –digo satisfecha de mi misma, el grafiti se me da de miedo.

-deja de llamarme gleny, es Glen y lo sabes Donna –me contesta sin levantar la vista y ver mi grafiti.

Me encanta llamarlo gleny porque sé que le molesta, es un golpe a su ego de macho supongo, los chicos son tan sensibles con su hombría, incluso el bueno de Glen. Me acerco a mi pálido amigo con la intención de averiguar qué es lo que lo tiene tan sumido y concentrado. Pongo los ojos en blanco cuando veo que es un boceto de la chica que le gusta.

-¿Trina? –digo con el mismo tono de siempre.

-¿algún problema? –dice algo irritado y avergonzado.

Observo como se sonroja a pesar de tener las cejas fruncidas. Glen no es de esos chicos que se sonrojan, ni mucho menos tiene la pinta del típico chico que se cuela fácilmente por cualquier chica. Glen es el típico emo antisocial que intenta pasar desapercibido y que ve el mundo de un solo color y ese es el negro, su color favorito además del azul oscuro. Pero empiezo a creer que toda su coraza de que todo me da igual se va al traste por culpa de Trina Summer. Una de las razones por la que somos amigos es porque compartimos gustos similares, a los dos nos gusta las pelis de terror, la pasión por la buena música de kurt Cobain o Green Day en su época más punki. Glen siempre suele vestir de camiseta azul oscura con rayas de otro tono azul más claro, una sudadera negra con capucha, unos vaqueros negros y botas militares altas negras. Siempre veras a Glen de un humor gris, ni feliz ni triste, pero eso no quita que tenga un lado divertido a su manera. A lo que voy es que desde que Trina vino el año pasado ha cambiado. Trina es una guapa y popular chica de dieciséis años entre los chicos del instituto, tiene el pelo negro largo, ojos verdes intensos y le gusta la música, sobretodo tocar la guitarra. Es una cliché andante con aspiraciones a cantante de la Voz, ya saben ese programa que busca a cantantes por todo el país.

-no seas un puto miedoso y dile que te gusta de una jodida vez –le digo mientras tomo mi monopatín.

-¿te vas ya?

-eh quedado con Gea y Dj en el parque para patinar.

-Adiós –ni siquiera levanta la cabeza para despedirse de mí, es un puto zombi!

-eres patético –le digo en broma y me voy.

Soy una deslenguada, siempre digo lo que pienso y no de forma amable. Mi padre dice que soy muy ruda para ser chica y que debería ser más amable y sensible, pero yo no quiero ser como las demás. Digo muchos tacos, eructo, siempre me mancho con la comida y visto siempre de tirante negro, se me ve el vientre pero no me importa, unos shorts rotos cortos con cinturones, unas convers rojas por debajo de las rodillas, unos guantes de cuero negro con agujeros para mis dedos y me encantan los pircings. Tengo uno en la ceja izquierda, dos en la oreja y en la nariz. A mí me encanta mi pelo, pero a mis padres no. Decidí rapármelo por los lados y dejarlo largo por en medio y ponérmelo verde, me sujeto el pelo en una sola trenza para ir mínimamente arreglada. Me gusta maquillarme al estilo Grunge ¿lo ven? hago cosas también de chicas. Mi padre dice que soy guapa, pero que lo estropeo todo con las pintas de bandala. Sé que estoy buena, y lo sé porque me lo dicen y porque existen los espejos. Además sé que pongo a los chicos nerviosos. Soy una chica mala y rebelde y eso parece atraer a los chicos, pero a mí eso me trae sin cuidado la verdad. Llego al parque y decido dar una vuelta larga hasta las pistas de patinaje donde me esperan mis dos amigas. Es entonces que a lo lejos lo veo sentado en un banco del parque. Connor Kenway. Les presento al delegado de la clase, al cerebrito sabelotodo de mi instituto, es tan perfecto y arrogante como irritante que me dan ganas de echar la pota. Él también llego el año pasado como Trina Summer, de hecho son amigos, no sé cuánto de amigos pero lo son. A Glen no le gusta. La primera y única vez que intercambiamos palabras fue antes de comenzar las vacaciones de verano. No sé porque, pero lo recuerdo como si hubiera pasado ese encuentro ayer. Acababa de hacer unas de mis travesuras a la directora Christina Maclein en su precioso despacho. Unas cuantas pintadas por la pared y una mierda de perro metida en una bolsa a la cual le prendí fuego, iba a desquiciarla y esa era lo que quería. En fin, salí del despacho intentado hacer el menor ruido posible porque me aguantaba la risa que asomaba con delatarme. El plan era perfecto, lo efectué al acabar las clases el último viernes antes de las vacaciones, pero choque con algo, más bien con alguien y mi plan se fue a la mierda. Mierda! Pensé para mis adentros.

-¿Qué haces saliendo del despacho de la directora?

Me alivio no reconocer la voz de Maclein si no de otro. Pero igualmente era una cagada que me hubieran pillado con las manos en la masa. Parecía enfadado, no serio y desconcertado.

-¿Qué es esto?

Cogió mi mochila, no mejor dicho me la quito de las manos eh intente recuperarla pero Connor era más alto y me sacaba una cabeza. Iba a soltarle una palabrota y a decirle que no metiera las narices en mis asuntos, pero la directora apareció y me quede helada y quieta cuando nos miró a los dos.

-¿Qué hacen aquí todavía? Las clases han terminado, largo! –pero nos miró más detenida mente y agrego -. ¿Donna Smith?

Y mi sentencia llego, abrió la puerta de su despacho y grito como loca, tuve que aguantarme y no partirme de la risa. Estaba roja y colérica y tengo que admitirlo, daba miedo. Iba a comerme viva, iba a por mí y fue entonces cuando Connor se interpuso.

-no ha sido ella.

Mire su amplia espalda, no le veía la cara pero lo agradecí en silencio porque se me había quedado cara de pocker.

-ya claro, entonces ¿Quién? Conozco a esta delincuente y sé que ha sido ella!

-imposible, estábamos en la biblioteca estudiando y ahora mismo íbamos saliendo para irnos.

No podía entender porque Connor estaba mintiendo por mí, no entendía porque estaba haciendo lo que estaba haciendo para salvarme el culo.

-¿estudiando? ¿Connor estudiando? –ni yo misma me creía semejante mentira.

-ella me pidió ayuda para el examen de recuperación de matemáticas, reprobó y me suplico que le ayudara.

¿Qué le suplique? Una mierda! Pero si era cierto que había reprobado matemáticas. La directora me pregunto si era verdad toda la trola que Connor había dicho, y asentí sin decir palabra. Estaba muerta de miedo. Fue entonces donde Connor agrego que había visto huir a alguien de su despacho y que era imposible que hubiera sido yo porque él estaba conmigo en todo momento.

-por esta vez, por esta vez te creeré Connor y solo porque eres un estudiante ejemplar.

Y mi trasero se salvó o eso creía porque cuando Christina Maclein se fue a llamar al conserje para que limpiara el desastre que hice en su despacho, Connor se giró hacia mí con una mirada de pocos amigos.

-oye nene que no te pedí ayuda! –le espete.

-me debes una –me devolvió mi mochila.

-oh, ¿y qué quieres a cambio? No será que nos enrollemos ¿no? porque guapo no eres de mi tipo.

Levanto una ceja eh hizo una mueca con los labios…y me quede mirando sus labios esculpidos porque además eran carnosos y me pareció sexy que los tuviera tan carnosos porque ¿Qué chico los tiene y se ve aun así varonil? Porque Connor Smith además de ser el perfecto hijo que todos los padres sueñan, era atractivo, piel tostada, pelo castaño de melena corta, ojos oscuros pero cálidos, cuerpo fibroso porque es capitán del equipo de Waterpolo junto con su amigo Brad un rubio igual de atractivo que él, lo tenía todo, guapo, listo y con un futuro prometedor con las notas que sacaba! Seguro que ira a una buena universidad. Di un paso atrás cuando se acerco tanto que le pude ver las pecas que tenía en el puente de su adorable y respingona nariz.

-me debes una.

Y no me dijo nada más porque se fue. Después de aquello supe que se fue a pasar las vacaciones a Europa. Pero al parecer ya ha vuelto y me pregunto a quién estará esperando, porque obviamente está esperando a alguien ¿verdad? sin darme cuenta estoy yendo en su dirección y pierdo el equilibrio cuando se da cuenta de que lo miro. Seré idiota! Me doy un buen golpe y me levanto rápidamente cual digna puedo.

-¿estás bien Donna? –genial lo tengo delante.

-sí, sí…espera, ¿sabes mi nombre?

-creo que te has dado un buen golpe en la cabeza y has perdido las pocas neuronas que te quedaban.

Le lanzo una mirada osca porque acaba de llamarme tonta en toda mi cara!

-perdón, era una broma yo…

-¿tú qué?

Se me queda mirando, analizando cómo arreglar la situación, incluso puedo escuchar como los engranajes de su cabeza trabajan a toda patilla para darme una respuesta.

-perdona la demora Connor –aparece Trina, tan guapa como en los dibujos de Glen -. Hola Donna, ¿te has caído? Porque te sangra la rodilla –me dice.

-oh mierda! –me examino la herida, es un raspadito de nada pero me sangra como el demonio!

-toma esto para limpiarte –miro a Connor que me tiende un pañuelo.

-no gracias –lo rechazo y parece no gustarle mi respuesta.

-como quieras –dice enfadado -. ¿Nos vamos? –le dice a Trina más amable.

-claro no quiero perderme la función de las seis, eh adiós –me dice la buena de Trina.

-pásenla bien tortolitos –en cuanto lo digo ambos me miran como si me hubiera salido dos cabezas, pero no me contestan.

Los miro irse juntos, estos dos están liados y a Glen no le va a gustar cuando se lo diga. Cuando por fin llego a la pista del parque busco a mis dos amigas. Gea y Dj, nos saludamos chocando los puños, sus nombres completos son Georgina Collins y Dina Johnson, pero les gusta que les llamen Gea y Dj. Gea es rubia, guapa, divertida, no es muy lista pero tiene un buen corazón, le van los deportes como a mí, pero lo que más el surf y le encanta las fiestas. Dj es una simpática afroamericana un tanto corpulenta, no gorda sino de huesos grandes y es más alta que Gea y yo, le gusta la repostería ¿o era cocinar? Bueno que le gusta estar metida en la cocina que viene a ser lo mismo ¿no? lo que me gusta de las dos es que no son las típicas chicas cursis que solo se preocupan por estar guapas o no tienen miedo a ensuciarse un poco.

-¿te has caigo? No me digas que intentabas sacarte un moco mientras saltabas a la pata coja sobre el patinete –menuda cabrona.

-me has pillado Gea –sonrió.

-¿patinamos o qué? –nos dice Dj.

-la última es un grano en el culo! –grita Gea.

Cuando estamos exhaustas nos sentamos a beber unas latas que trae Dj de un puesto que hay por el parque.

-¿por qué le dijiste eso? es obvio que te conoce, estamos en la misma clase y este último año igual –me dice Gea cuando termino de explicarle mi pequeño encuentro con Connor y Trina.

-ya, pero ni siquiera le hable en todo el año, solo la vez que me salvo el trasero y ni esa vez le dije mi nombre, pensé que ni se acordaría de mí.

-pues es obvio que no, además es un Einstein seguro que no se le olvida nada.

-chicas yo me largo, llámenme si quieren quedar otra vez aquí o lo que sea –Dj se va.

Gea y yo nos quedamos un poco más, pero después nos vamos. Cuando llego a casa son las ocho y media. Mi hermana de ocho años Clara está frente a la tele mirando a unas hadas llamadas Wins o era ¿Clixns? Es su dibujo favorito. Mi madre me llama desde la cocina para que ponga la mesa. Le doy un beso en la mejilla como saludo y ella me sonríe, adoro a esta mujer y a su comida. Mi padre llega más tarde y me pregunta cuanto durara mi etapa rebelde y yo le respondo que quizás sea permanente.

El lunes no me levanto hasta las tres de la tarde, no bromeo cuando digo que dormiré todo lo que pueda antes de regresar a las rutinas de levantarme a las seis de la mañana, solo con recordarlo me entra más sueño. Pero me levanto porque tengo hambre. No hay nadie en casa, mama ha salido con Clara por ahí y me ha dejado comida en la nevera. Mientras caliento la comida en el microondas Gea me envía un mensaje diciéndome que Halbert dará una fiesta en su casa y le digo que me apunto. A las doce espero a que todo el mundo se vaya a la cama y a hurtadillas salgo de casa con las llaves de casa y las llaves del coche de papa. Halbert es un chico pijo y básicamente es popular porque es rico, y también esta como un queso, es medio asiático y también está en el equipo de Waterpolo del instituto. Me eh enrollado con el unas cuantas veces, no estoy orgullosa de eso, pero a veces es imposible hacer estupideces como morrearte con un auténtico cretino. No es trigo limpio, es un brabucón presumido de buena familia y se cree que por ello tiene veto para hacer lo que le da la gana. Le gusta pisotear a la gente, ser mejor en todo y no le importa jugar sucio para conseguirlo. Aparco y bajo del coche y me encuentro con mis amigas en la entrada de la mansión de Halbert. Llevo una camiseta larga que me cubre como vestido, tiene roto las mangas, me eh puesto unas pantis transparentes rotas, unas botas con tacón negras y mi chaqueta de cuero favorita que me costó cien dólares. Gea lleva un vaquero ajustado por la cintura, un top rosa de cordones que le realza las tetas y su habitual sombrero de vaquera. Dj va más sencilla, una camiseta apretada y un short corto que le realza sus piernas. Vamos a por bebidas y después probamos a jugar a los juegos en los que inevitablemente terminas ingiriendo más alcohol lo quieras o no. Gea tira de mí y señala a alguien fuera de la casa, donde también hay gente de la fiesta.

-¿a quién me señalas?

-al buenorro de la piscina!

-hay mucha gente en la piscina –le digo.

-Brad Spencer!

Es el amigo de Connor, me pregunto si el también habrá venido, me gustaría verle esas adorables pecas. Mierda! Tengo que dejar de beber, dejo mi botella en el suelo y la cambio por una botella de agua.

-¿vas a hablar con él?

-¿hablar? Me lo voy a comer!

Me carcajeo por su respuesta y veo como mi amiga se acerca al rubiales. Gea es coqueta, pero no del estilo puton, le basta con sonreír y mover las pestañas para tener en bandeja a Brad. Que monos pienso al verlo juntos. Me sobresalto cuando alguien me besa el cuello, me doy la vuelta para darle un puñetazo pero veo que es Halbert.

-no te eh dado permiso para besarme, la próxima vez te daré un puñetazo –digo.

-te eh estado buscando –sonríe sensual y admito que podría mojar mis bragas ahora mismo.

Le agarro de la mano y me lo llevo hacia arriba, me gusta tener el control, no soy del tipo de chica que espera flores y menos ser una sosa sumisa ante un chico guapo como Halbert. Entramos en una habitación donde hay una enorme mesa de billar y ahí empezamos a enrollarnos, le dejo que me meta mano porque me gusta. Pero se vuelve pesado.

-tranquilo campeón –le muerdo los labios -. O me iré.

-oh no, esta noche no te me escapas ricura.

-no me llames ricura, me da asco, lo odio.

-tranquila gatita.

¿Gatita? Este se cree que puede decirme lo que le venga en gana. Me coge de la cintura y me tumba en la mesa, intento levantarme pero se me echa encima. Vaya se está poniendo intenso, será mejor que le baje los humos antes de que me enfade y le dé en los huevos.

-volvamos a la fiesta –le digo mientras me besa en el cuello.

-estamos bien aquí –me sonríe.

-si piensas que voy a follar encima de una mesa de billar vas de listo.

-venga, no te hagas la santa ahora porque no lo eres.

-por esto mismo no quiero ser tu novia, ni siquiera te gusto, solo quieres echarme un polvo guapo.

-sí que me gustas, me vuelves loco…

-te eh dicho que no, ahora quita, cuando te pones así dejas de gustarme –pero no me hace caso, en su lugar me muerde el cuello -. Joder! Me haces daño imbécil! –me está haciendo un chupetón -. Quítate!

Le voy a romper las pelotas.

-te ha dicho que te quites, Halbert.

Ambos miramos hacia la entrada de la habitación y vemos a Connor apoyado a un lado de la puerta con los bolsillos metidos en sus vaqueros. Aprovecho la distracción para quitarme a Halbert de encima cogiéndole de las pelotas.

-te quitas o te los estrujo –le advierto molesta.

-vale, vale, vale! –le suelto y le empujo para salir.

-y bórrame de tu móvil –le digo antes de salir por la puerta ignorando a Connor.

¿Tan difícil es hacer entender a un chico que solo quieres divertirte sin que se propase? Todos son iguales. Siento que alguien me agarra la muñeca y molesta como estoy le propino un puñetazo limpio en la quijada.

-joder!

-Connor! –la que eh liado, mi madre dice que tengo un temperamento que es mejor no tocar -. Perdona, pensé que eras Halbert.

-tienes un buen gancho para ser chica –se toca la cara, y tiene una adorable mueca de dolor en la cara, pero aun así intenta sonreírme.

-lo siento ¿quieres que te busque hielo?

-no, da igual, no me duele tanto –mueve la cara y la quijada.

-¿de verdad? no hace falta que te hagas el machito, conmigo puedes ser sincero.

-pues entonces –sonríe ampliamente y juro que es la sonrisa más dulce que eh visto en mi vida, tiene una cara dulce y a la vez varonil ¿Cómo es posible? -. Baila conmigo.

-¿solo eso? –levanto las cejas.

-¿es que quieres más que eso?

-no te pases de listo –le digo medio en broma.

Esta vez me agarra la mano y no la muñeca y se me pone la piel de gallina. Uau, juraría que eh sentido un chispazo, ¿lo habrá sentido él? seguro es cosa mía. Me fijo en su ropa, lleva una camiseta simple remangada hasta los codos y unos vaqueros que le hacen un buen culo, por dios que buen culo tiene!

-sé que me estas mirando el culo Donna –me sonrojo.

-no te eh mirado el culo, las chicas no hacemos eso –mentira.

Me regala una sonrisa que me dan ganas de quitarme las bragas y de decirle que me portare bien. Pega su cuerpo al mío y en mi vida habría imaginado que Connor tuviera un lado travieso y sensual porque empieza a acariciar mi cuerpo. La música no va con el ritmo de nuestros cuerpos, de hecho no sé si estamos bailando o solo mirándonos mientras nos acariciamos porque yo también le toco. Me restriego contra su cuerpo, lo rozo como gata en celo, y me gusta sentir su aliento caliente en la nuca, detrás de las orejas, el cuello y los hombros. Gracias a dios que me quite la chaqueta nada más entrar en la fiesta. Me estremezco al mirarle a la cara y de tenerlo tan cerca que respiramos el aliento del otro.

-¿vas a besarme principito? –le digo picara con una media sonrisa.

-¿principito? –asiento y sonríe con esa sonrisa blanca y perfecta de niño bueno.

Se me escapa una risita, pero paro y cierro los ojos cuando veo que se me acercan esos labios esculpidamente carnosos que tiene. Espero, espero y espero y no siento nada. Abro los ojos para saber porque no me ha besado, y me encuentro con una mirada que me quita la respiración. Bésame idiota! No ves que te estoy esperando!

-tienes una mirada salvaje Donna Smith –cielos creo que acabo de mojar mis bragas.

Es la primera vez que dice mi nombre completo y saliendo de esa boca que tiene, tiene un efecto devastador en mí. Nos quedamos mirando tan cerca el uno al otro como esperando algo, yo mi beso y él no sé. Me gusta que me haya elogiado, pero ¿a qué se refiere? A la forma de mis ojos o al color, demonios Connor dame una pista porque estoy perdida.

-vaya si ya se conocen! –nos interrumpe Gea y va con Brad.

-Connor es tarde –le dice Brad.

-¿te vas? Noo… -le suplica mi amiga a Brad.

-tengo tu móvil, te llamo mañana –le giña un ojo.

-vale!

-adiós chicas –dice el rubiales y se lleva a Connor.

-¿Donna?

-¿Qué? –aun no puedo creer que no me besara, que me tenías en bandeja idiota!

-¿tu collar?

-¿mi qué? –me toco el cuello -. Oh mierda mi collar! –mi collar de pinchos a desaparecido.

Me remuevo en mi cama y me regodeo en mi desgracia, eh perdido mi collar y era mi favorito, ahora tendré que comprarme otro. Son las dos de la tarde, debería levantarme pero en lugar de eso tengo fantasías con Connor Kenway. Me lo imagino de torso desnudo y posando para mí en diversas posturas que creo sexy, me imagino que me dice: tienes una mirada salvaje Donna Smith. Cielos! Debo dejar el porno ya. Tocan la puerta de casa y nadie va.

-Clara mueve el culo! –grito -. Están tocando!

-mama Donna me está gritando! –le escucho acusarme.

-chismosa mentirosa!

-ogra perezosa!

-renacuaja cursi!

-al menos yo soy femenina!

No le rebato eso, es verdad. Tocan otra vez y creo que mi hermana por fin mueve el culo del salón para abrir la puerta.

-mama hay un chico guapo en la puerta que pregunta por Donna! –grita a propósito -. Creo que es su novio!

Voy a matar a esa niña! Me levanto a tropicones de la cama, me miro en el espejo y me atuso el pelo que esta enmarañado. Estoy que doy pena, pero da igual no es que quiera impresionarlo ni nada, no es que me entren unas ganas tremendas de bajarme las bragas cuando sonríe como un niño bueno ni nada, no es que piense que tiene una cara atractiva como la de un ángel sexy, no que va, es solo Connor Kenway.

-¿el novio de Donna? –grita mi madre que creo está en la cocina.

-mama! –qué vergüenza.

-dile que pase Donna!

Tierra trágame, voy a la entrada de casa y ahí lo veo con las manos en los bolsillos de su pantalón verde caqui, lleva una camisa color miel remangada que le realza ese torso tan bien tonificado. Lanzo una mirada a mi hermana para que se largue.

-hola –me dice el moreno.

-¿Qué haces aquí?

-creo que esto te pertenece –saca del bolsillo mi collar de pinchos.

-¿dónde lo has?

-¿siempre gritan a estas horas de la tarde tu familia?

-no, es que… –que vergüenza, debe de pensar que somos una familia de locos -. Gracias por encontrarlo.

-de nada.

Se me queda mirando y aprovecho para provocarlo.

-¿me lo pones principito? Te prometo que no voy a morder –no me doy la vuelta, quiero mirarlo de cara.

-un collar muy peculiar el tuyo –se acerca a ponérmelo -. ¿Lo compraste en una tienda para perros? –que bien huele.

-no, pero si quieres puedes ser mi amo, me portare bien si me adoptas –le guiño un ojo, no parece hacerle gracia tan solo levanta ambas cejas supongo que escandalizado no lo sé.

-ya está –dice acomodándomelo -. Esta donde pertenece –se aleja.

-que buen amo serias, te lamería la cara como agradecimiento pero seguro que me castigarías –venga Connor entra en el juego! Que soso.

Está a punto de abrir la boca, pero aparece mi madre y yo quiero morirme.

-pero que novio más guapo te has echado Donna! –le da un abrazo.

-mama! –me pongo roja -. No es mi novio.

-soy Connor Kenway señora Smith, encantado.

-y es muy educado –me da codazos.

-mama!

-¿te quedas a comer?

-eh yo…

-por supuesto que no! gracias por encontrar mi collar –meto a mi madre dentro -. Adiós –y le cierro la puerta.

-cariño eso ha sido muy grosero por tu parte.

-no me reprendas, me estabas haciendo pasar vergüenza!

-ve a disculparte ahora –me dice seria.

-¿Qué?

-ya me has oído jovencita, ahora.

Gruño y salgo de casa para disculparme. Bajo descalza los pequeños escalones de la entrada y alcanzo a Connor justo en la esquina.

-mi madre dice que eh sido grosera y me ha enviado a que te pida disculpas ¿te lo puedes creer?

-acepto tus disculpas.

-que gracioso –me cruzo de brazos -. ¿Sabes? Espérame aquí ahora vuelvo.

Vuelvo a casa y me cambio, pero antes de salir cojo mi mochila.

-conozca esa mochila –me dice cuando me ve.

-te presento a problemas –digo refiriéndome a mi mochila con forma de calavera.

-¿le has puesto un nombre a eso? –me dice incrédulo.

-sí, y nos va a ayudar con nuestras travesuras –pestañeo coqueta, pero parece inmune.

-¿travesuras? No crees que estas mayorcita para esas tonterías –dice serio.

-dios eres tan aburrido que me entran ganas de pegarte –frunce el ceño -. Pero tranquilo principito, me salvaste el trasero una vez y voy a devolverte el favor –me acerco a él tanto como puedo, tanto para que nuestras narices choquen -. A menos que quieras otras clases de travesuras.

-¿estas coqueteando conmigo? –sonríe de lado pero sin mostrar los dientes y creo que con eso bastaría para provocarme un orgasmo, dios estoy enferma!

-depende –me encojo de hombros.

-¿de qué? –parece interesado, bien, bien, vamos bien.

-de si decides pasarte al lado oscuro hoy.

-suena tentador –me regala una sonrisa blanca y perfecta, Uau!

-¿entonces?

-estas tentándome descaradamente lo sabes ¿verdad?

-tranquilo cuidare bien de ti, te lo prometo –le doy un beso en la mejilla.

-vale, creo que me has convencido.

Me sonrojaría pero no quiero que sepa lo emocionada y extasiada que estoy. El verano parece que aún tiene sorpresas para mí y pienso aprovecharlas hasta el último momento.

Olas! olas! olas! se supone que era un solo capitulo, pero tendre que partirlo en dos ya que es muy largo. Dejad comentarios si os gusta y eso :v lo agredecere, nos vemos por siempre DxC.