Título: Unmei no akai ito* (運命の赤い糸)

Categoría: [Sengoku Otogizōshi InuYasha + Yū Yū Hakusho]

Clasificación: T

Género (s): Sobrenatural. Tragedia. Bromance. Familia. Comedia. Fantasía. Acción. Romance. Amistad. Misterio. Artes Marciales. Aventura. Drama.

Advertencia (s): MasculinoKagome. Spoiler. Cameo de personajes de otras series manga/anime e historias. Strong and Powerful Kagome! Posible presencia de caracteres originales como relleno secundario. Algo de sangre, no me hago responsable si más adelante cambia la clasificación de la historia. Universo Alternativo.

Disclaimer: Este Fanfiction no persigue ningún afán lucrativo, todos los derechos de autor de Sengoku Otogizōshi InuYasha y ©Yū Yū Hakusho son única y exclusivamente propiedad respectivamente de Takahashi Rumiko y Togashi Yoshihiro, creadores de las franquicias.


Resumen: «Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper». Higurashi Kagome, y su primo Urameshi Yūsuke, ahora sabrán que todo está destinado a ser. / MasculinoKagome.


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PREFACIO

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Dolor.

Compasión.

Misericordia.

Tristeza.

El corazón de Kagome se inundó con una infinidad de sentimientos apesadumbrados cuando tomó en brazos, una vez más, aquel cuerpo exánime de la sacerdotisa de barro. El destino era un jugador cruel, entretejiendo los hilos invisibles e inevitables de las vidas ajenas, y dolía, los dioses sabían que dolía ver en primera fila la historia repetirse como ninguna otra, el contemplar con impotencia como la valiente mujer entre sus brazos regresó de entre las cenizas y el barro, y cosa irónica, no poder descansar en paz.

¿Era acaso un círculo interminable para ella?

Regresar una y otra vez de entre los muertos, morir una y otra vez, sufrir una y otra vez hasta la eternidad.

Su corazón pulsaba en el lamento… su alma gritaba por la mitad arrancada, la que irónicamente, una vez más, estaba dividida en dos cuerpos, uno de carne y sangre, otro de cenizas y barro.

Pero la oscura sátira en el asunto era que…

… InuYasha no vendría. InuYasha no estaría para despedir a Kikyō como hace quinientos años lo hizo. Sólo estaba él, su reencarnación, para despedirla y brindarle esperanza, alguna luz de que no partirá estando sola. No pudo evitar sentirse entristecido.

¿Acoso algún día dejara de ser el juguete del destino?

¿Quizá en eso se basaría eternamente su existencia?

La sola idea de no escapar de esas cadenas le amargaba la existencia.

Comenzaba a comprender más a fondo los sentimientos que alguna vez albergó Kagura.

—Kagome… —el tenue susurro de su voz le acarició los oídos. La miró fijamente, observando minuciosamente cada resquicio de aquel rostro tan parecido al suyo, y allí, en esos ojos brillantes y suaves igual a las aguas del río, vio el miedo de partir de este mundo completamente sola.


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Soledad.

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Kikyō compartía con él un mismo miedo.

Una ola de compasión barrió su corazón, y no pudo evitar mirar con cierta calidez a la mujer entre sus brazos, ella no se merecía lo que una vez más había sido obligada a vivir.

Esta vez…

…sería él quien la acompañara hasta el final.


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No temas, Kikyō.

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—Llamaré a Koenma-sama, le informaré sobre nuestro éxito en la misión, también le diré que ya tenemos a Kikyō-sama y puede procesar… —detuvo abruptamente su alegre diatriba cuando un par de ojos cortantes y fríos la hicieron callar. Tragó saliva con dificultad, retrocediendo un par de pasos, resguardándose detrás de Yōko Kurama; las manos le temblaban y sintió una sacudida en todo el cuerpo cuando el increíble y abrumador poder empezó a emerger a grandes ondas del cuerpo de la reencarnación masculina.

Kagome, en silencio, se puso de pie, y con una mirada imperturbable y calculadora que haría plenamente orgulloso al gran Sesshōmaru, contempló a cada uno de los presentes frente a ella. Uno a uno, los estudió inescrutablemente.

—Kagome-sama…

Pronto, los shinidamachū [1] comenzaron a rodear a Kagome, formando una especie de barrera sagrada entre los presentes, impidiéndoles el paso hacia él y Kikyō.

—Pido disculpas, Botan-san, pero no puedo permitir que pongan sus manos en Kikyō —explicó con firmeza, acariciando suavemente el nombre de la miko [2] en su boca—. Ella merece una mejor manera de partir, no permitiré que lo haga sola… me quedaré con ella hasta que llegue su momento.

Botan frunció el ceño, y en un arranque temerario, salió detrás de Yōko Kurama con la barbilla en alto y las manos en las caderas.

—Usted no tiene jurisdicción en esto, Kagome-sama. Koenma-sama especificó claramente que…

—No me importa lo que ese pequeño haya dicho —cortó groseramente, estaba a punto de arremeter contra la mujer si no desistía de la idea, no iba a permitir que el Reikai [3] volviera a imponerse en cuestiones que no le competían. A él no le gustaba pelear, pero si tenía que deshacerse de todos ellos –incluyendo lamentablemente su primo-, entonces así será…—. Por favor, no pruebe mi paciencia.

La cual era escasa en esos instantes.

—Pero…

—Basta, Botan —el cuello de la mujer giró de manera brusca hacia el hombre a su izquierda—. Deja que se vayan…

—Yūsuke —susurró sorprendida. No pudiendo evitar sentir una enorme indignación hacia su amigo, y gritó claramente—: ¡¿Cómo puedes decir tan abiertamente una cosa como esa?! ¡¿Acaso no recuerdas lo que Koenma-sama nos informó cuando les dio esta misión?!

El rostro de Yūsuke se contorsionó en una mueca disgustada. —Sé los que nos dijo… —dijo moviendo la mano en el aire, restándole importancia al asunto—, pero mira el cuadro desde otra perspectiva, si no dejamos ir a mi primo con esa sacerdotisa, nos freirá con sus poderes —cerró los ojos, encogiéndose de hombros—. Tengo la intención de regresar con Keiko sin más heridas de las he recibido, muchas gracias.

Un sonrojo barrió las mejillas de la shinigami. [4] —¡Yūsuke! ¡¿Cuándo vas a aprender?! ¡Esto es serio!

—Lo sé —dijo plenamente consciente del asunto—. Y porque es serio, digo que zanjes el asunto por las buenas.

—¿Eh?

—El Reikai ya la ha cagado lo suficiente —indicó bruscamente, frunciendo el ceño, irritado—: ¡Demonios! Esto se hubiese evitado si Koenma no hubiese metido la nariz donde no lo llaman, y si el rey Enma no fuese tan codicioso. Suficiente han hecho, y esa mujer —dijo señalando descaradamente con el dedo a la miko en brazos de su primo— merece partir de este mundo en paz. Por lo que sé, ya bastante tuvo en su plato como para que el niño venga a joderla más.

—Yūsuke… —murmuró boquiabierta la chica de pelo azul.

—Tampoco vamos a intervenir —señaló Hiei sin dar a discutir la decisión, tenía los ojos fijos en la barrera y los recolectores de almas que serpenteaban alrededor de aquel par. Él no era tonto, y como el zorro a su lado, conocían plenamente la capacidad del primo del detective, no se iban a arriesgar a ser carbonizados con un simple toque o ataque por parte del kannushi [5] o la miko que llevaba en brazos.

—Hiei…

Kuwabara asintió con determinación. —No lo tomes a mal, Botan. Sólo… déjalo pasar…

La mujer contuvo el aliento por un segundo, y luego, lo soltó. Vaya cosa que me hacen hacer estos chicos; Koenma-sama estará muy disgustado, pensó afligida, imaginando el buen regaño que se llevaría cuando regresara al Reikai.

—Gracias, nii-san, [6] chicos, por entender —dijo con voz sedosa, mirando con ojos compasivos a las personas frente a ella; cuando el agitado poder se calmó, un aura azul rodeo el cuerpo de la miko y el kannushi, pronto, los shinidamachū comenzaron a elevarlo en el aire.

—¡Hey, espera! —gritó a los cuatro vientos el detective—: ¡¿Cómo sabremos cuando regresas?!

—Lo sabrán… —y cerró los ojos, desapareciendo en la distancia, dejándose arrastrar hacia algún lugar desconocido, pero seguro, donde podría acompañar a Kikyō hasta su ida.


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No temas, Kikyō, no estarás sola. Todos merecemos ser salvados.

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Notas a pie de página:

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*Unmei no akai ito, lit significa 'Hilo rojo del destino', según la creencia nipona: «Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».

[1] Shinidamachū, lit significa 'Insectos de almas muertas' o sencillamente traducido como 'recolectores de almas', son un tipo de yōkai con características similares a los insectos y las anguilas, estas criaturas son las que están al servicio de Kikyō.

[2] Miko, no posee un significado exacto fuera de su lengua de origen, pero debido a su función, los más cercanos conceptos que se les atribuyó fueron: sirvientas, chamanes, sacerdotisas o monjas de los templos shintō desde el comienzo de la era Sengoku.

[3] Reikai, lit significa 'Mundo Espiritual', es el mundo en el que los seres sensibles (humanos y demonios) van después de que mueran y se decide el destino de sus almas.

[4] Shinigami, lit significa 'dios de la muerte', en el mito, son los dioses que invitan a los seres humanos hacia la muerte, o introducen sentimientos de querer morir en los seres humanos, sin embargo, en el mundo de Yū Yū Hakusho, un shinigami es un espíritu encargado de transportar las almas de los difuntos al mundo de los espíritus para enfrentar su juicio final.

[5] Kannushi, pronunciado originalmente como Kamunushi, lit significa 'Maestro de dios', llamados posteriormente Shinshoku ('Empleado de dios'), es el equivalente masculino de una miko, aunque posee deberes más amplios en la religión, como por ejemplo, dirigir los rituales de adoración a un determinado kami.

[6] Nii-san, significa 'hermano mayor'. Nii es literalmente hermano mayor en japonés, y –san es un honorífico informal que connota respeto.

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N/E: Saludos, queridos lectores, acá les traigo un nuevo proyecto, el cual espero ansiosamente que dé algunos frutos y sea de su gusto.

He decir que actualmente ando enganchada una vez más con Inuyasha y Yū Yū Hakusho, entre leer los mangas y ver los animes, miles historias han corrido dentro de mi cabeza, pero he decidido por la más extraña y quizá más inesperada. Confieso que hace mucho he deseado escribir algo con Kagome como hombre y no como mujer o mujer haciéndose pasar por hombre, sino que he contemplado algunos fanart de ella como chico y sinceramente me han encantado, me hace reemplantearme muchas cosas y por supuesto, si hubiese sido así muchas cosas hubieran cambiado en la trama original, como el hecho de que Inuyasha hubiese sido una niña, pero no, acá Inuyasha continúa siendo un chico, sólo haré ligeros cambios en la trama original para que se adapten a un Kagome masculino.

Debo advertir que la historia no comienza igual a las demás, con un inicio, no, el prefacio de la historia comienza casi al final de la misma, dando paso al inicio en él la siguiente página. Si no captan la idea, ¿alguien ha leído Crepúsculo? ¿No? ¡Pues háganlo! Ahí está un buen ejemplo de lo planteado aquí.

Lectores, señalo con anterioridad que me encanta Kikyō, es uno de los personajes mejor estructurado en la franquicia, mejor en el manga que en el anime por supuesto, en la animación le distorsionaron un poco que mucho la personalidad; también aviso sobre que no soporto a Keiko Yukimura, lo siento si alguien es fanático de ella, a mí no me agrada para nada el personaje, sin embargo, aunque sea el motivo de mi odio y desagrado total, no la voy a golpear como otros escritores hacen. Trataré de que su personalidad se vea lo más fiel a la de la franquicia.

Si no lo saben, Kagome es la miko más poderosa que ha existido en el mundo de Inuyasha, y por lo tanto, en este crossover, aunque no será una miko sino un kannushi como su abuelo. Por lo tanto, es normal que los demonios le teman, sea quien sea, porque ciertamente, como lo planteó Hiei, un ser de su calibre puede exterminarlos a ellos con un toque o ataque certero. No hay exageración.

Si quieren a Kagome con alguien, sólo díganmelo, por ahora, no estará con nadie, pero sí habrá mucho bromance. Lo amo. Por los momentos, eso es todo, si tienen alguna duda o crítica, déjenmelo en un comentario. Sin más, me despido.

Hasta entonces.