Hola mis querid s lectoras y lectores, con esto de la tesis a paso de tortuga es un poco difícil que pueda actualizar Saint Rockers y Paralelamente, mi maestra Melpómene me ha regañado y me tiene encerrada bajo siete llaves en el Monte Helicón, sin más contacto con el mundo que facebook. Estos fics requieren un alto grado de concentración para que queden como me gustan, pero mi naturaleza inquieta me ha hecho aparecer en la página por una razon, no me había dado cuenta pero este 2013 se cumplieron 3 años de que estoy junto a ustedes compartiendo mis locas ideas románticas y 3 es un número importante así que aunque con desfase decidí festejar con un fic largo pero un poco más ligero que los otros de mi pareja favorita de Saint Seiya que como muchos ya saben es Shun y June, como son tres años quiero que hayan tres fics con ellos de protagonistas, los que me leen de hace tiempo saben que Esa Máscara fue el primero y Paralelamente el segundo. Este fic que les traigo constituye un desafío personal primero porque quiero explorar la tragedia a fondo, aunque como ya saben ningún capítulo me queda para cortarse las venas, segundo normalmente escribo a mano en varios cuadernos y de ahí transcribo al pc mientras hago las corrrecciones de las escenas, este fic lo escribo directamente en el pc por eso me salen pocas páginas y bueno dejemos el blabla de lado para que disfrten la lectura.

Como siempre recomendaciones para leer este fic, si son alérgicos al romance y a lo dulce o padecen diabetes absténganse de leer, también si no les gusta esta pareja, no sufran de más ni pierdan su tiempo leyendo aunque sea por morbo algo que no les va a gustar, si hay algo que detesto son las personas que postean "no me gusta esa pareja o no me gusta ese personaje" eso fuera de ser poco maduro no contribuye en nada al desarrollo de la historia, respeto a mi lectores pero también quisera un poquito de respeto hacia las y los autores de esta página, lo digo de todo corazón.

Este fic es un regalo de navidad adelantado a mi gran mentora Gilraen Shaulah, a la generación Saint Victor Hugo conformada por InatZiggy Stardust, Tepucihuatl-Shun (Y yo Mel-Gothic jijiji) torturando personajes de Saint Seiya por amor al arte, y a mis otras grandes amigas y autoras de esta página Fabiola Brambila, June Star y Alyshaluz. Chicas conversar con ustedes es un deleite ;)

Los personajes no son míos, pertenecen al comerciante...cof cof cof quiero decir al mangaka Masami Kurumada y toda su franquicia de Saint Seiya, yo sólo los tomo para armar realidades complicadas y alternativas, sin ganar dinero, después de todo el creador y negociante es él :)

Errores que cuestan caro.

Por Mel-Gothic de Cáncer.

Capitulo I

Te amo

- ¡¿Qué dijiste?!- el rostro confundido de la joven amazona tomó por sorpresa al muchacho de cabellos verdes y mirada esmeralda.

- Por favor, no te enfades esto es un poco delicado y me costó mucho tomar el valor suficiente para decírtelo- aparentando tener calma Shun desvió su mirada, pero por dentro maldecía a Seiya por haberle explicado en qué consistía la ley de las amazonas.

- O sea que no sólo Spica, Reda y tú vieron mi rostro- June se sentía pésimo, sintió que la cabeza le daba vueltas, cubrió su rostro entre sus manos y un par de lágrimas escaparon de sus ojos.

- Perdóname, estabas inconsciente y además se hacía tarde para ir a luchar al santuario…me tenías preocupado, sólo quería llevarte a un lugar seguro donde se ocuparan de cuidarte- intentaba explicar él rascándose la cabeza.

- ¿Quiénes…quiénes más vieron mi rostro a parte de Reda, Spica, el médico que me atendió en la Fundación y tú?- June cada vez parecía consternarse aún más, la ley era muy sencilla el hombre que veía el rostro de un amazona debía morir o ser amado por ella, pero no decía nada respecto a más de un hombre. La joven todos esos años había estado confundida, y llena de temor se refugió en el corazón de Isla Andrómeda en parte porque la mismísima Athena le había encomendado la misión de proteger ese campo de entrenamiento para que no cayera en manos de los enemigos, pero ahora que la paz había vuelto esta le pidió que volviera a la mansión Kido y June no tuvo más remedio que obedecer.

- ¿Prometes no lastimar a nadie si te lo digo?- preguntó Shun preocupado poniendo una de sus manos en el hombro derecho de su amiga.

- ¿Sólo eso te importa? ¿Qué no lastime a nadie porque tuviste la mala idea de decirme que no eres uno de los pocos hombres que creí que habían visto mis rostro?- dolida June retrocedió un par de pasos para distanciarse de Shun.

- No, no es sólo eso, debes tranquilizarte, sería imprudente que cometieras alguna locura…-

- ¿Locura? ¿Por quién me tomas? Me conoces desde hace años, yo no soy de esas que cometen estupideces- June se quitó las manos de su rostro y Shun pudo apreciar sus mejillas completamente húmedas.

- June, no te pongas así quiero ayudarte- insistió en acercarse a ella.

- ¡No! ¡Déjame, ya hiciste suficiente! ¡Sólo dime quienes más vieron mi rostro y prometo no hacerles daño!- al verla tan desesperada Shun no tuvo más opción. Nunca había pensado con seriedad sobre sus sentimientos sobre su mejor amiga en Isla Andrómeda, tampoco las consecuencias que ver su rostro traerían a su vida, siempre se habían llevado bien, y hasta el día que partió a pelear al Santuario las cosas para él seguían igual, pero el tiempo sin verla había sido demasiado, cuando se enteró que regresaría se alegró enormemente y fue entonces cuando Seiya le había comentado la famosa ley y que por el hecho de haber visto su rostro ella debía matarlo o amarlo.

- Tu rostro fue visto por Daichi, Ushio y Sho, los caballeros de acero, Tatsumi lo vio porque fue quién te llevó al hospital de la Fundación con la mayor discreción posible- comenzó a explicar Shun- y también, tu rostro fue visto por Seiya y Hyoga.

Los últimos dos nombres fueron un balde de agua fría para la joven, June tras una conversación con Athena había pensado que lo mejor era dedicarse a servirla hasta tener claro qué hacer con Shun, Reda y Spica, Saori había comprendido su confusión y decidió darle tiempo. Por otro lado el médico de la Fundación era un anciano que había fallecido antes de que ella regresara de Andrómeda, los caballeros de acero y Tatsumi eran más débiles en cuanto a fuerza, a la joven no le parecía justo tener que matar a alguien inferior en poder a ella, además servían a su diosa y con toda seguridad serían protegidos por ella. Pero Seiya y Hyoga complicaban las cosas, ellos tenían un poder casi infinito al igual que Shun, la posibilidad de vencerlos en un combate para limpiar su honor era muy remota ¿Acaso tendría que amarlos a todos?

- June, tenía que mencionarte ese detalle antes pero en ese entonces no había tiempo y no pensé que fuera algo tan delicado, pero Seiya me explicó lo que le dijo Shaina sobre la máscara de las amazonas…- June no quería mirarlo a los ojos, estaba avergonzada, se sentía como una estúpida – Cuando un hombre ve el rostro de una amazona, esta debe matarlo o amarlo.

Shun guardó silencio por unos instantes, el sólo mencionar el tema "amor" hacía que se ruborizara, incluso aunque no se tratara de él.

- Debí habértelo dicho antes, cuando entrenábamos juntos pero jamás pensé que algo como esto me sucedería, es cierto, pero no sé qué hacer, si se tratara sólo de una persona las reglas son muy claras, pero nada dicen sobre más de un hombre, al menos que yo sepa- la joven enjugó sus lágrimas y caminó con lentitud en dirección a la mansión.

- Espera, te prometo que hallaremos una solución- Shun cogió la mano de la joven antes de que ella se volviera a poner la máscara- escúchame, no es necesario que tengas que matarnos y sobre enamorarte de alguien a la fuerza no es correcto.

- ¿A la fuerza?- pensó June en voz alta- Shun, que sucedería si yo te dijera que dentro de todos aquellos que han visto mi rostro hay sólo uno a quién yo estaría dispuesta a amar, no porque la ley me obligue sino porque es mi verdadero deseo-

- June…yo, no sabría que decirte, si esa persona existe entonces lo más lógico es que debas amarlo solamente a él…-

- Espera, no he terminado, acabas de decir que amar a la fuerza no es correcto, pero si esa persona se enterara de mis sentimientos y de la ley de la máscara ¿No te parece lógico que pensaría que lo elegí sólo por esa ley y no porque mis sentimientos sean verdaderos?- June había dejado de llorar, parecía estar más calmada.

- Puede ser, pero eso no es seguro del todo, si se lo explicas así como ahora me lo dices a mi, quizás él pueda entenderte mejor- sugirió Shun con una sonrisa amable.

- Si, pero eso no quiere decir que yo sea correspondida- June bajó con pesar la mirada.

- ¡Debes decírselo! Si lo guardas en tu corazón nunca sabrás si realmente eres correspondida y si él no siente lo mismo al menos lo sabrás y podrás mirar hacia adelante con otra perspectiva-

- Te amo Shun-

Los rayos del atardecer iluminaban el afligido rostro de la joven, a Shun en ese momento le pareció que se veía muy hermosa pese a su tristeza, pero no daba crédito a sus palabras, era imposible lo que había escuchado, no podía ser que ella lo amara. Un incómodo silencio se formó entre ambos mientras anochecía. Los árboles del bosque junto a la mansión eran fuertemente agitados por el viento y su sonido era similar al oleaje del mar. Shun debía dar una respuesta, o pedir algo de tiempo, sólo hace un par de días se había enterado de la ley de las amazonas con claridad y ahora su mejor amiga se le había declarado, pero ella no era completamente libre de elegir, él no era el único en haber visto su rostro, todo se volvió confuso para el joven y de pronto un par de palabras salieron de su boca.

- Lo siento-

Lo siguiente fue un completo desastre, June sabía a la perfección que ese "lo siento" significaba un rechazo si lo decía un japonés, quería llorar nuevamente pero su orgullo se lo impidió, incluso aunque se tratara de Shun no rogaría, eso era de mujeres con baja autoestima y sin dignidad.

- Entiendo, debí suponer que responderías algo así, olvida lo que te dije- con el corazón hecho trizas, June corrió hacia la mansión poniéndose su máscara, deseaba desaparecer por completo, no sólo había sido rechazada por quien amaba, también tenía el horrible compromiso de matar o amar a otros ocho hombres más.

Continuará…