The Opening [Actividad inicial]
La actividad consiste en relatar la llegada al campamento de El brazo derecho de los Grupo A y B, las misiones cotidianas de dicha organización y la manera en que CRUEL los rastrea.
Esta corresponde al ganador de la actividad: Newt, con 1130 puntos. ¡Disfruten!
Por algunos instantes, fui incapaz de moverme. Las nubes, oscuras y amenazantes, se cernían sobre el patético campamento que habíamos erigido en la base de la montaña. El viento silbaba una lúgubre melodía la cual servía de telón de fondo para la situación en que estábamos. A través del polvo, sólo eran perceptibles kilómetros de tierra yerma, devastada, muerta.
Remojé mis labios y cogí la lata de guisantes. Las palabras de Janson aún resonaban en mis oídos. Doscientos kilómetros hacia el norte, a través del Desierto donde encontraríamos El Refugio. Sin embargo, el polvo sólo revelaba una llanura devastada y una tormenta eléctrica en el horizonte. La dirección era inequívoca. Los caminos conducían a las montañas. La ciudad había quedado atrás junto a muchos de los nuestros. ¿Qué hubiera esperado ver?
Esos cabrones no la dejarían tan fácil, Janson lo había dejado en claro. CRUEL medía nuestras respuestas, examinaba nuestras mentes, sopesaba las posibilidades y luego accionaba nuevas Variables. Lo sabía. Entonces, ¿por qué demonios había aguardado un maldito edificio? Llevé una cucharada a la boca y disfruté del sabor de la comida. La última gran jugada del partido. Estaba seguro que, aún cuando no era un edificio, algo nos esperaba en el punto señalado. A esos cabrones todavía les quedaba una carta bajo la manga. La pregunta era qué.
―¿En qué estás pensando, shank?
Ésa correspondía a la voz de Minho. Su rostro contrariado me indicó que él había sido uno de quienes aguardaba a por un refugio. Quizás, si hubiera guardado silencio en lugar de bombar a Janson con preguntas, habría escuchado que ese nunca había sido el plan. Pero, ¿podía culparlo?
―En los víveres ―mentí, dándome otro bocado. Si el asiático notó la mentira, no lo supe.
―Supongo que no los necesitaremos una vez que alcancemos el shuck Refugio.
Torcí el gesto.
―¿Ves algo? ―pregunté.
―No. Y eso es lo que me preocupa. ¿El refugio no debía estar aquí?
―Esos slintheads no lo dejarán tan fácil, shank.
―¿Tan fácil? ¿Crees que atravesar el Desierto fue fácil…?
Rodé los ojos y pugné contra ese impulso de asestarle un buen golpe.
―Ese nunca ha sido el plan de CRUEL, garlopo. Recuerda las palabras de Janson sobre cómo funcionan las Variables: ellos miden nuestras respuestas. Esto aún no acaba. Tienen una última prueba y puedes apostar el culo a que nos está aguardando donde debería estar el Refugio.
―Entonces, es una trampa.
―Una última prueba antes del grande finale.
―Bien, avisaré a los shanks que, apenas terminen de comer, partiremos.
Accedí con gesto ausente. Era un buen plan. Agradecía que ese tatuaje en el cuello de Minho lo hubiera denotado como el Líder del Grupo debido a que el martirio en mi cabeza me impedía hilar pensamientos de manera certera. Cerré momentáneamente los ojos percibiendo aquél fogonazo blanco detrás de las retinas que me indicó que la Llamarada estaba presente. ¿Cuánto tiempo demoraría en hacer efecto? ¿Alcanzaría la cura prometida por Janson?
Tuve que ahogar una carcajada. A través del Desierto, había percibido los efectos del virus en mi mente. Sin embargo, no fue así con el resto del Grupo. Era evidente que estábamos infectados, aún cuando no hubiera sido Janson quien inyectó la Llamarada en nuestro organismo, pero la velocidad a la cual se esparcía denotaba que, en mi caso, la infección era avanzada.
Me sorprendí a mí mismo cuando no exhibí respuesta alguna. Con toda seguridad, era algo que sabía pero no me atrevía a mencionar en voz alta. ¿De qué otra manera había estado expuesto a esos cambios de humor, a esas lagunas mentales, a ese martirio en mi cabeza...?
Tomé mi bolso y me puse en marcha. La tormenta eléctrica había crecido notoriamente pero me había bastado una sola para darme cuenta que debíamos apremiar el paso.
