Ni la serie ni los personajes me pertenecen. Es la primera vez que escribo sobre el fandom de Glee, hace mucho que no leo fanfics aquí y como mi OTP no es muy conocida comenzaré a escribir de ellos más seguido.


En cuanto los chicos de New Directions se fueron del Lima Bean, Sebastian pudo permitirse esconder su rostro entre sus manos, derrumbarse. Tenía suerte de haber pensado la mentira antes de que llegaran, casi les decía la verdad sobre su relación con Dave.

"Primero que nada, tienes cerca de 100 libras* de más. Deja de depilarte las cejas, pareces Librance. De hecho, solo quédate en el closet amigo."

Bueno, tenía que admitir que fue cruel pero no creía que alguien se sintiera tan mal por algo que un completo desconocido le diga. Pero eso no fue lo que le dijo y ellos no eran completos desconocidos. El Warbler suspiró, recordando la última conversación que tuvo con David.

-No puedes hablar en serio.- Estaban afuera de Scandals, discutiendo tal vez demasiado fuerte. Dave había bebido tan solo dos o tres cervezas mientras que Sebastian había pedido un trago no muy fuerte antes de salir a bailar.- Te dije que quería bailar, tu dijiste que no querías así que simplemente busqué a alguien más para bailar. No es como si te estuviera engañando.

-Los vi besarse, Seb. Si yo no hubiera llegado en ese momento lo hubieras llevado al baño. Así fue como empezamos, ¿recuerdas?- El de cabello más claro abrió la boca para responder, pero fue interrumpido.- Seguramente no, todo lo que hicimos ese día ya lo hiciste con otros antes. Después de todo, tú lo dijiste. Tú no tienes citas, no tienes novios.- Los ojos de ambos se llenaron de lágrimas, pero decidieron ignorar las suyas y las del muchacho frente a él.

-Tienes razón.- Sebastian habló, intentando que su voz sonara tan firme como le era posible, repitiéndose que no tenía que importarle.- Yo no tengo citas, lo nuestro nunca fue serio. Nunca te quise, solo fuiste algo con qué matar el tiempo. No diré que terminamos porque en realidad nunca empezamos a salir.

Y luego de eso se fue, ignorando la expresión de dolor de la única persona que significó algo más que una simple ronda de sexo para él. Lloró todo el camino a su casa y golpeó la almohada hasta que se cansó."

Ellos se conocieron allí, en Scandals, Sebastian había intentado meterse en sus pantalones y sin darse cuenta terminó hablando con David. Hablando sinceramente con él, sin máscaras, sin insinuaciones, solo hablando. Lo intentó nuevamente otro fin de semana, pero el resultado fue el mismo. Se dijo que la tercera era la vencida y lo logró, tuvo sexo con él. Fue rápido, caliente y estaban en el sucio baño de Scandals pero ambos sintieron tantas cosas en ese momento que Sebastian se asustó. Oh sí, estaba aterrorizado y no tuvo el valor de llamar de Dave hasta que volvió a encontrárselo en el bar, poniendo una excusa tonta como que tuvo mucho trabajo en Dalton y con los Warblers como para llamarlo.

Nunca supo cómo llamar a su relación, pero decidió no pensar en eso para evitar un ataque de pánico. Él dejó de coquetear por ahí (excepto para molestar a sus amigos o a parejas celosas, le encantaba hacerlo) en cambio pasaba tiempo con Dave, charlando, tomando una cerveza y de vez en cuando besándose en un rincón o en el auto de alguno de los dos. Sonaba como un noviazgo en su mente y tal parecía que ambos pensaban lo mismo. Debía ser por eso que le dolió tanto que Dave no confiara en él. ¿Tan mala era su reputación? ¿Tan mala fue su primera impresión? ¿En serio creía que lo único que Sebastian no podría cambiar nunca?

Escuchó un pequeño ruido que lo hizo volver a la realidad, había roto la taza descartable vacía que tenía en la mano. Soltó un suspiro. Era demasiado por ese día.

El pasillo no era largo, pero la habitación de Dave era una de las primeras por lo que no tenía momento dramático ni siquiera para arrepentirse y salir corriendo. Ganas no le faltaban, ni siquiera podía abrir la puerta frente a él por miedo a su reacción al verlo.

Escuchó a una enfermera apurándolo y tomó aire. Puso la mano en el picaporte y abrió la puerta. Un paso, dos y ya estaba dentro de la habitación. Sus ojos verdes se encontraron con los avellana del chico que estaba acostado en la camilla y la puerta se cerró detrás de él sin darle tiempo para escapar. Volvió a respirar hondo.

-Hola.- Su voz flaqueó, sonó demasiado débil para su gusto y la expresión confundida y sorprendida que David le estaba dando no ayudaba en nada.- Hola.- Volvió a repetir con firmeza.- ¿Puedo sentarme?

-¿Qué haces aquí?- Recibió en respuesta, Sebastian se dejó caer en la silla a un lado de la cama con gracias.

-Vine a visitarte, pero puedo irme si así lo deseas.

-No, no. Estoy feliz de que estés aquí solo confundido. No pensé que vendrías.- Hizo una mueca al escucharlo y aunque intentó cambiarla lo más rápido posible, Dave la vio.- ¿Qué sucede?

Sebastian dudó unos momentos, no debería quejarse, no debería sentirse mal o hacer sentir mal a Dave (que hace pocos días había intentado quitarse la vida, maldición) por algo que él mismo había creado. Solo él era el culpable de su reputación.

-Nada, solo…- Levantó la vista, volviendo a mirar al más grande a los ojos. Él le dio esa mirada y no pudo evitar soltarlo, casi a regañadientes.- ¿De verdad crees que soy tan cruel? ¿Tan cruel como para no venir a visitarte cuando parte de esto es mi culpa?- Su voz había sonado tan rota y tuvo miedo de largarse a llorar por unos segundos.

-Esto no es tu culpa.- David levantó un poco la voz, indignado.- ¿Cómo puedes…? No, Sebastian, no. No hice esto por ti.

-Pero yo no ayudé en hacerte sentir mejor, nunca pensaste en llamarme en ese momento. Yo solo lo hice peor.- Silencio.

Ninguno habló por los siguientes segundos, uno miraba todos los regalos que había en la mesa frente a la camilla y el otro miraba el piso. Y justo en el momento cuando el Warbler se dio por vencido, decidido a irse porque eso había sido una mala idea, una horrible idea, Karofsky habló.

-Pensé en llamarte.

-¿Qué?- Levantó la mirada, volviendo a fijar su atención en el chico sentado en la camilla pero este no lo estaba mirando.

-Pensé en llamarte cuando iba a… ya sabes.- Hizo un gesto con la mano al cual Sebastian no le prestó atención.- Pero creí que me odiabas, ¿sabes? Recordé como me miraste la última vez que hablamos y pensé que… pensé que tal vez estarías mejor sin mí alrededor.

Si Dave hubiera volteado la cabeza en ese momento, se hubiera dado cuenta de las lágrimas que mojaban las mejillas del francés. Y si Sebastian no se sintiera tan confundido y triste y feliz y enojado y puta-madre-David-Karofsky, se hubiera dado cuenta de cómo temblaban los labios y las manos del futbolista. Pero antes de que alguno pueda decir algo más o mirar detenidamente al otro, la enfermera tocó la puerta, Sebastian secó sus lágrimas y David apretó los labios y escondió las manos debajo de la sábana.

-Yo… Te veré cuando salgas. Tengo que ir a ensayar para las…- Su lengua se trabó mientras se paraba, arreglando su perfectamente ordenada chaqueta.

-Las Regionales, sí. Buena suerte.- Habló con rapidez el otro, mirando la nuca del Warbler cuando este se apresuró para salir.