Ninguno de estos personajes me pertenecen, son de la grandiosa Rumiko Takahashi.

Único capítulo: Reloj.

Cansancio: Su vientre había acunado más que a uno o dos niños y el paso de los años le estaba pensando. Incluso ahora, un pequeño se servía de ella para crecer y tomar las fuerzas necesarias para llegar al mundo.

Vanidad: El reflejo del agua le exigía prestar atención a las líneas que profanaban lenta pero perennemente su piel. El traje de exterminadora había aumentado ligeramente de talla en esos años también.

Amor: Todo continuaba tal y como cuando empezó... No, mentía. Y eso le provocó sonreír con sinceridad. El amor se había multiplicado tanto que podía sentir su vibra incluso en la brisa que la rodeaba.

Su esposo y ella se amaban más que cuando al fin aceptaron sus sentimientos. Amaba a sus hijos,a cada uno de ellos. Amaba a sus hermanos, a Kohaku que nació como tal y a Inuyasha y Kagome que tenían madres distintas a la de ella. Amaba esa aldea porque antes no creyó poder considerar a un lugar su hogar. Amaba a los aldeanos, las cabañas que ella misma ayudó a construir, a los coqueteos de su marido para hacerla encelar (casi siempre con éxito).

Simplemente, era feliz.

Porque su rostro ya no era el mismo que cuando Naraku vió su fin, era más hermoso y atrayente. Era el rostro de una mujer, al igual que su cuerpo más curvilíneo que en antaño.

Y si bien el cansancio no le permitía moverse tan ágilmente en la batalla, ella ya no necesitaba eso. Ahora era experta, su inteligencia y estrategia eran tan afiladas que le bastaban un par de movimientos. Sobre todo, ya no peleaba sola. Ni eran un pequeño grupo guerrero.

No importaba nada, se sentía feliz de cada segundo en su vida, incluso de aquellos que no eran tan gratos. Esos eran los que le recordaban lo preciado, las cosas importantes. Que lo que vivía era real, no sólo un sueño hermoso.

Tomó el cesto de ropa recién lavada y se puso de pie. A penas unos metros después uno de sus hijos estaba esperándola con gesto de desaprobación, le quitó el cesto y apresuró el paso a su hogar.

Ella sonrió ampliamente. Sí, amaba cada día de su vida.


¡Hola! Queridos lectores, este drabble está especialmente dedicado a la preciosa YumiPon. Hermosa: Sé que estás algo aburrida, también que has pasado por un golpe fuerte así que en la tarde, después de hablar contigo me puse a escribir. Es algo muy corto, pero espero te guste o mínimo te saque una sonrisa.

Muchas gracias por leerme. Agradeceré sus reviews.