Saint Seiya y sus personajes son propiedad de Masami Kurumada y demas gente que tenga los derechos, yo solo los tome prestados para llevar a cabo la historia.

La autora no recibe ningun beneficio economico por escribir o publicar esto y agradece el epacio brindado para la publicacion.


Dejate Llevar

Capitulo 1: Encuentro Inesperado

Una hermosa mujer de cabellos lacios y color lila estaba sentada cerca de un lago, llevaba un bello y delicado vestido blanco de listones y encajes, haciendo juego con su blanca y delicada piel. Sus brazos rodeaban su vientre y su semblante era de absoluta paz y felicidad. "Mi amor", un hombre la llamaba, ella volteo para encontrarse con una profunda mirada índigo que la observaba con devoción, provocando que una amplia sonrisa se dibujara en su rostro. Tomo la mano del hombre para levantarse y se fue caminando junto a él sin soltarlo. El solo deposito un tierno beso en su cabeza.

Hacían 6 años que todo había pasado. Después de acabar la guerra santa, la Diosa Athena les regreso la vida a los caballeros atenienses caídos borrando las secuelas en los que conservaron su vida tanto físicas como mentales y así poder permitirles vivir su vida en armonía, como personas normales, algo que jamás habían hecho, era la mejor manera de pagarles el haberle dedicado su vida por completo. Ahora se había logrado una nueva era de paz. La vida era complicadamente normal, ese era el mayor problema, acostumbrarse a una vida normal, algo que jamás habían tenido, una vida sin guerras, batallas y sin riesgos. Decidir qué hacer con su vida era lo primero que harían. Hyoga quiso ser biólogo marino y se fue a vivir cerca de la costa, había iniciado una relación con Eri a la que visitaba cada semana, ella seguía siendo maestra en el orfanato; Shiryu regreso con Shunrei a china y vivirían en el campo junto a Dohko, ellos ya se habían casado. El resto se quedaría en Japón y vivirían en la mansión Kido; Ikki se había enlistado en el ejército, Shun esperaba presentar su examen para ser admitido en la universidad y estudiar Medicina, se había llevado a vivir a June con el a la mansión y Seiya iniciaría su entrenamiento para ser futbolista, además de que acababa de comprometerse con Miho, todo sin descuidar a su hermana Seika, con quien vivía. Saga y los otros dorados tenían inversiones en diversas compañías, al menos a esos les sobraba el dinero, encontrando ocupaciones donde sus habilidades fueran indispensables. Todo parecía ir bien, pero para Saori, el no tener responsabilidades de diosa la hacíasentirse inútil. A diferencia de sus amigos, ella no tenia idea de que quería hacer con su vida y la idea de ser solo una heredera empezaba a incomodarla.

Seis años atrás, cuando la guerra contra hades recién había terminado, Saori se encontraba devastada al darse cuenta de las terribles secuelas que las guerras santas habían acabado. El primer golpe fue el de darse cuenta del sacrificio hecho por los caballeros dorados, también estaba el Santuario, aquel que desde un principio debió ser su hogar estaba casi en ruinas, sobre todo los templos de aries, virgo y cáncer, los cuales estaban destruidos en su totalidad, las demás estructuras aunque no estaban derrumbadas, si tenían severos daños, así que su primer paso fue dedicarse de lleno a reconstruirlo. Sus queridos caballeros, en cuanto se recuperaron, la ayudaron, salvo Seiya quien estaba en el hospital en un coma del cual nadie sabía si saldría.

Por ahora, volver a Japón era algo que no podría hacer, no importaba cuantas ganas tenia de volver junto con su familia –como llamaba ahora a sus caballeros- al lugar que ellos sentían su hogar. Le encomendó a Tatsumi encargarse de los negocios de su abuelo, enviándolo a Tokio en el primer vuelo que encontró.

Pasaban los meses y parecía que todo poco a poco iba tomando forma de nuevo, pero Seiya aún no mostraba señales de recuperación. Aquella herida en su pecho parecía que había terminado con él. Todos estaban preocupados, esperando lo peor, hasta que un día, la mano que Seika sostenía comenzó a moverse. Todos afuera de la habitación notaron como el muchacho poco a poco recobraba la consciencia. La primera imagen que vio al despertar fue la de su hermana, a quien tanto había buscado y que ahora estaba ahí, frente a ella, la segunda fue a una chica bastante diferente a la que conocía, cabello recogido y ropas oscuras, con un semblante serio, pero no era el físico lo que había notado diferente, era el interior el que había cambiado. Solo el tiempo diría si el Pegaso volvería a ser como antes.

-o-o-o-o-

Después de que todo había comenzado a "tomar forma" ambos decidieron comenzar una relación, recién habían entrado a la escuela, a ella le hacia sentir cómoda el hecho de ahora estar compartiendo su vida con aquel caballero que siempre estuvo a su lado para protegerla, eran la pareja perfecta, al menos a los ojos de todos. Todo iba viento en popa, el era de los mejores jugadores del equipo de soccer y sus calificaciones no eran las mejores pero aun así podía decirse que era dedicado, y ella tan radiante como siempre, se había convertido en la líder de porristas y en una alumna modelo. Sin duda la pareja que todos en aquella escuela admiraban y querían.

Aquel iba a ser un día especial, así que Saori despertó mas alegre de lo normal, ese día ella y Seiya celebrarían su tercer aniversario como pareja.

- El debe ser el hombre de mi vida - pensó la chica mientras escogía sus mejores ropas para ese día especial. Tomo una ducha, se arreglo como nunca, se había puesto un vestido straplessde seda blanca y listones de colores y cubrió sus hombros con un bolero blanco de encajes, se arreglo el cabello en una cola de caballo alta amarrándole un listón a juego con su vestido, por ultimo se calzo con unas zapatillas blancas de piso. Una vez lista se dispuso a salir de la habitación hacia la sala para encontrarse con su tierno novio. En el sillón principal, ahí estaba el esperándola, como siempre paciente si de su chica se trataba.

- Te ves hermosa Saori - la chica le contesto con un tierno beso en la mejilla. Seiya sin mas la tomo de la mano y salieron de la mansión.

El día era hermoso, era como si el universo supiera lo que significaba ese día. Decidieron usar uno de los autos de la mansión. Seiya escogió el volvo color negro. Subió a la chica al auto y la ayudo a ponerse el cinturón.

Después de conducir por un rato, llegaron a un lago. Como era costumbre en primavera, los cerezos estaban a todo su esplendor, haciendo de ese momento simplemente único. Ambos se sentaron bajo uno de esos arboles.

- Saori… ehm, nunca pensé que llegaría este momento algún día, no sabes lo bien que me hace sentir saber que estas a mi lado. Te quiero tanto hermosa.

- Yo también te quiero mucho Seiya, no sabes lo feliz que me has hecho todo este tiempo a tu lado, es como vivir en un sueño, un sueño del que no quiero despertar nunca.

Sellaron sus palabras con un beso y el resto de esa tarde siguió en pláticas, risas, más besos y confesiones entre novios.

Cayó la noche, Seiya ayudo a Saori a levantarse y se fueron hacia la mansión.

- Cielos, ya es tarde, Tatsumi se preguntara donde estuvimos.

- Espero no este muy enojado – Seiyasoltó una risa nerviosa.

- No te preocupes mi amor, no pasara nada

- Bueno, la últimavez estuvo a punto de dejarme dormir afuera.

- Mmm, entonces si esta vez lo logra, abriré mi ventana para dejarte dormir conmigo – el comentario hizo sonrojarse al castaño.

- Creo que eso no seria muy bien visto –el chico le dirigió una sonrisa de picardía.

- Seiya, lo dices como si nunca lo hubiéramos hecho – ambos rieron juntos, y el beso su frente.

Al llegar a la mansión, todo estaba bastante tranquilo, así que ambos aprovecharon para ir al cuarto de la antigua diosa. Al llegar a la habitación cerraron las puertas y comenzaron a comerse a besos. Tan llenos de pasión y de ternura, una a una las prendas desaparecieron. Seiya la recostó en la cama y comenzó a besar cada parte del cuerpo de la chica. El pobre chico sintió que su hombría iba a estallar. Separo las piernas de la chica y sin más comenzó a embestirla suavemente sin separar su boca de la de ella. Saori se soltó de la boca del chico, necesitaba lanzar un gemido, comenzó a respirar apresuradamente. Elchico bajo hacia su pecho y comenzó a mordisquear sus pezones. Sintió como ella estaba muy cerca de venirse, así que acelero el ritmo. Llegaron juntos al orgasmo. Ambos cayeron exhaustos en la cama, Saori se acomodo sobre el pecho de Seiya, el beso su frente y con su mano comenzó a acariciar la espalda de la chica. Ambos estaban bañados en sudor.

- Seiya, tengo miedo

- De que hablas mi amor - Saori levanto su cabeza para poder mirar a su caballero a los ojos -Tengo miedo de no saber que pase mañana, de no saber que nos depara el futuro, existe la posibilidad de que esta paz que estamos disfrutando ahora acabe repentinamente. No sabemos realmente si una nueva guerra santa esta por comenzar justo ahora.

- Mi querida diosa – el chico levanto su mentón- descuida, sabes bien que pase lo que pase, yo estaré ahí para protegerte, y así será siempre, lo que sea que pase, lo superaremos juntos como en el pasado- La diosa se acerco a besar los labios del joven de piel bronceada.

- Tenemos tanto por que seguir luchando, un gran futuro juntos nos espera.

- Juntos para siempre, amor mío.

- Imagínanos en unos años casados con nuestros pequeños y tu convertido en un gran hombre de negocios.

- ¿Hombre de negocios? ¿Qué quieres decir con eso Saori? – pregunto algo confundido el joven caballero.

- ¿Qué no es obvio? Tú te harás cargo de los negocios de mi abuelo junto conmigo, los dos juntos dirigiendo la empresa que mí adorado abuelo me heredo.

- Bueno, es que la verdad, yo jamás creí que yo debía hacerme cargo de todo eso, pensé que solo lo harías tu – Seiya miro a Saori con incredulidad, mientras ella tomo su rostro entre sus manos.

- Vamos Seiya! Eres un líder nato, ¿Quién mejor que tu para el puesto?

- No amor, es que yo planeaba algo diferente para mi vida, por favor Saori, seamos sinceros, yo no sirvo para eso, finanzas, contabilidad, todo lo relacionado a eso es lo que más me aburre en este mundo, sin mencionar lo mal que la paso en la escuela con esas materias. – respondió Seiya algo asustado mientras se soltaba de su agarre.

- Pero yo te ayudare amor mío.

- Es que en realidad no quiero hacer eso.

- ¿Entonces… que es lo que quieres?

- No se… creo, me gusta el futbol, yo quiero jugar futbol.

- ¡ ¿Qué?! ¿futbol? ¿Eso es todo? Pensé que aspirarías a mas – Athena comenzó a sonar cada vez mas estricta.

- ¿Saori? ¿Pero que te sucede? Pensé que me apoyarías.

- Eso fue antes de saber lo poca cosa que aspirabas – esas palabras hirieron a Seiya, era como si la Saori del pasado, aquella niña caprichosa y egoísta hubiera regresado solo para burlarse de él.

- – No puedo creer que tú me estés diciendo eso, jamás me apoyaras, ¿verdad? Creo las cosas no son como yo pensaba, tal ves ni siquiera dejaste de ser nunca esa niña caprichosa y presumida – después de pronunciar esas palabras, Seiya termino de vestirse y se dispuso a dejar la habitación, claro que antes de poder poner si quiera una mano sobre la puerta, empezó a ser bombardeado por infinidad de cosas que la joven tenía a la mano y no dudo en aventarle.

- Eres un idiota, nunca dejaras de ser el perdedor que eres ahora, vete, no quiero saber más de ti- Saori estaba en verdad irreconocible, jamás habían peleado asi, ella jamas había tenido un arranque de ira como el que estaba presenciando en ese instante el joven caballero, que solo trato evadir los ataques.

- Lo mejor es que te deje sola un rato.

- Esto no puede estar pasando, ¡NO! ¿Por qué? ¿Por qué a nosotros? Las cosas no deberían ser así- Seiya dejo la habitación sin decir más, no pudiendo evitar alcanzar a escuchar los sollozos de la joven, en ese momento, quiso regresar y abrazarla, besarla y decirle que encontrarían una solución a aquello, pero siguió su camino hasta el fondo del pasillo, donde dio un puñetazo a la pared y unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos.

El recuerdo entristeció la mirada de la diosa – vamos Saori, aleja esos pensamientos tristes, hoy tienes junta en el consejo y tienes que verte seria – se dijo para si misma. Se levanto de la cama y se dispuso a tomar una ducha. Se puso su ropa interior y se dirigió a su armario, en cuanto lo abrió se dispuso a buscar ansiosa.

- Este es perfecto – saco del closet un traje sastre de tono azul marino, compuesto de una blusa blanca con holanes al cuello, una falda recta a la altura de la rodilla y un saco con un prendedor plateado en forma de lirio. Alació su cabello y se puso unos discretos aretes plateados, a juego con el prendedor. Termino de maquillarse, tomo su bolso y salió de la habitación.

Bajo hacia la cocina y vio a Tatsumi preparando el desayuno.

- Espero no haya pensado irse a la junta del consejo sin desayunar señorita Saori

- Muchas gracias Tatsumi, pero no tengo mucha hambre, solo dame un café – El hombre no pudo evitar mirarla con preocupación.

- Espero se encuentre bien, me preocupa saber que no se alimenta como debe ser.

- No pasa nada Tatsumi, créeme, es todo el estrés de la junta. Saori tomo el café y se dirigió a la salida.

La junta había sido bastante tediosa, Saori no sabia si había sido el tono de voz tan "arrullable" de uno de los miembros del consejo o que el tema de la junta era poco relevante y sin mucha importancia. Ahora la joven quería un momento lejos de todo aquello.

Salió hacia su auto y lo arranco a toda velocidad, esa costumbre se la había pegado el fénix "la velocidad puede desaparecer tu estrés", hasta que llego a un alto justo cerca del parque donde solían ir ella y Seiya.

- No ha cambiado nada - se dijo a si misma, sin querer aquel amargo momento volvió a su cabeza…

Ya había amanecido, los ojos de la diosa indicaban que había llorado hasta caer dormida, el recuerdo de lo que había pasado hace unas horas lleno sus ojos de lagrimas de nuevo. Alguien tocaba la puerta...

- Un momento por favor

- Saori, ehm... soy yo...

- Seiya! - adivino la chica y trato de secarse las lagrimas rápidamente- pasa.

El joven de castaños ojos se sentó a lado de la joven con la mirada baja y un semblante serio y algo melancólico.

- Saori, te quería pedir perdón por lo que te hice pasar anoche

- No te preocupes Seiya, yo también soy responsable de eso, no debí decir todo eso - la chica se sentía culpable. Seiya no dejaba de mirarla, aun con ese semblante tiste y los ojos hinchados, para el seguía siendo hermosa.

- Se que es la primera vez que tenemos diferencias tan grandes pero se que lo superaremos como todo lo demás... mientras el seguía hablando, ella lo miraba a los ojos y se dio cuenta de la terrible realidad...

No amaba a Seiya, no como creía amarlo, ellos no habían nacido para estar juntos. No podía sentirse segura al mirar sus ojos, esto era el fin.

Un coche empezó a pitar -Mierda ya esta en verde- pensó y en automático arranco el auto. Cuando se dio cuenta, un chico había sido golpeado por su auto y cayo al asfalto.

- ¡Ay Dios mío! ¿pero que he hecho? - grito la pelilila asustada y bajo del auto para tratar de ayudar al joven. La impresión de lo que había sucedido había dejado su mente en blanco, no tenia idea de que hacer con aquel chico que gracias ella estaba inconsciente y tirado en la calle. Por fortuna uno de los tantos curiosos había llamado a una ambulancia.

- Creo que ya paso mucho tiempo y no llega - Saori comenzó a desquiciarse - Ya se que hacer, por favor, podrían ayudarme a subirlo al auto. Ella abrió la puerta de atrás y vio como un señor la ayudaba a acomodar al muchacho en el asiento trasero. Al percatarse de que todo estaba listo arranco el auto a toda velocidad rumbo al hospital.

A lo mucho hizo 5 minutos al hospital, comenzó a gritar pidiendo ayuda y salieron dos paramédicos y una enfermera al auxilio. Mientras acomodaban al chico en una camilla, Saori comenzó a observarlo. Era alto de complexión delgada pero fuerte, tenia un cabello largo y celeste ligeramente ondulado. Estaba muy bien vestido para tratarse de cualquier persona. Fue entonces que vio cuando le quitaron el cabello del rostro, al principio quiso no reconocerlo, pero fue inevitable.

- ¿Cual es el nombre del paciente? - preguntaba la enfermera a una joven de cabello lila que parecía haber perdido todo el color de la piel, era como si hubiera visto un fantasma.

- Su nombre es Julián Solo, tiene 22 años... - Saori contesto como si estuviera hipnotizada viendo como se alejaba la camilla - ... y lo acabo de atropellar.


Hola a todos, yo soy Das y soy relativamente nueva en esto asi que espero que para ser mi primer fic les guste y este bien escrito xD. Suelo ser muy despistada asi que espero no se me haya ido nada jejeje, de cualquier manera espero que si hubo algo que no les gustara me lo informaran, se aceptan todo tipo de criticas.

Bien, tal vez se pregunten por que escogi a Saori y a Julian, y es bastante simple, yo jamas he pensado que Saori y Seiya sean almas gemelas, no se por que, solo se que siempre me gusto mas Julian para Saori, creo que el tenia mucho potencial desaprovechado como personaje asi que la idea surgio rapido. Tal vez les resulte una fumada, pero bueno, espero que conforme avance la historia dejen de verme con malos ojos xD

Quiero agradecer a mi amiga Angie por ayudarme a escribirlo dando ideas y animos cuando yo ya no daba mas. Gracias en especial por ayudarme demasiado con este primer capitulo.

Es bastante corto para mi gusto, y tal vez aun no le encuentren mucho el hilo, obviamente, ya que no escribi mucho, mas que nada fue un porque Saori y Seiya no estaban juntos. Disfrutenlo y hasta pronto.