Los personajes no me pertenecen, sólo los creados por mi.

Dedicatoria: ¡Venganza! A Sery7seven por hacerme sufrir. ¡Ahora te toca a ti! xD Mentiras:3 A Sery por su cumpleaños atrasado. Espero te guste éste fic completamente… ¿raro? Es un tema cliqué que quise darle un estilo Bren (?)

¡Te adoro! Espero los disfrutes como yo lo hice (:

Advertencia: ¿OoC?

Notas: Yo amo a todos por igual:3 También va dedicado a todo aquel que se tome unos minutitos en leer:3


Recuperándote.

I

Lo había prometido y ahora estaba cumpliendo su promesa. Se bajó del autobús con su poco equipaje, salió de la estación de autobuses y tomó un taxi; dio la dirección de la casa de ella y esperó pacientemente llegar a su destino. Miró un poco por la ventana, dándose cuenta de qué casi nada había cambiado, aunque vivían más personas de las qué él recordaba, eso no le molestó, el pensamiento de que su novia tuvo más personas con las cuáles platicar lo hizo sentirse un poco más tranquilo.

Cuándo el taxi se detuvo, él le pagó al conductor y se bajó.

Contempló por unos minutos la casa color blanco qué estaba frente a él, no había ninguna remodelación en ésta, pero él la sentía un poco diferente. Abrió la reja y caminó despacio hacía la puerta, para después tocarla.

—¡Ya voy! —Se escuchó la voz de la señora Higurashi desde la entrada de la residencia. Sesshōmaru esperó qué fuera su novia quién lo recibiera —le había mando un mensaje de qué volvería— pero no fue así, cosa que lo sorprendió. Aunque era mejor que lo recibiera Naomi a qué nadie lo hiciera—. Disculpe por… —Naomi no terminó de hablar, sus ojos se agrandaron más al ver frente a ella al peliplata. No esperaba qué regresara o no en esas circunstancias. —Sesshōmaru…

Él reconoció que la mirada que le mandaba estaba cargada de pena, cosa que lo desconcertó. ¿Qué razones tendría Naomi para verlo así?

—Naomi—mencionó, cómo saludo—. ¿Kagome?

—No creo que sea buen momento Sesshōmaru —admitió con voz baja—. Mi hija está algo… indispuesta.

No le creía, él sabía que ella mentía.

—Le hice una promesa.

Naomi entendió por qué le decía eso, pero no era el caso. Su hija siempre supo que él volvería y cumpliría su promesa, se lo decía siempre, ella esperaba y confiaba ciegamente en el peliplata y ella estaba completamente segura de que Kagome lo hubiera recibido con los brazos abiertos, con lágrimas de emoción y con un fuerte abrazo.

—Lo sé y la cumpliste, eso es bueno. —Naomi bajó la mirada—. Mi hija nunca dudó de ti, ella me decía todos los días que vendrías.

—¿Decía?

¿Acaso le había pasado algo malo a su novia?

—Repito qué no es buen momento, Sesshōmaru. Prometo explicártelo luego…

—Dónde está. —Demandó saber, estaba ahora sí, demasiado impaciente. No entendía nada y quería respuestas pero en ese mismo momento.

La señora Higurashi entendió que era completamente imposible hacer que Sesshōmaru se fuera en ese mismo momento, él no renunciaría a la idea de ver a Kagome ese mismo día, después de todo, ese era el único motivo de su visita. Suspiró y levantó la mirada, se hizo a un lado y le indicó a él qué pasara y se sentara en uno de los sillones de la sala.

Él pudo contemplar qué todo estaba en completo silencio, qué no había cosas de Kagome en la sala —como era usual— parecía que su novia no habitará más ese lugar. Se puso tensó, tanta duda lo estaba poniendo de malas, quería las respuestas para terminar de entender.

—Mi hija tuvo un accidente hace más de un mes —decidió qué lo mejor sería andar sin rodeos—, en el cual perdió la memoria. Me informaron que el causante del accidente huyó y Kagome no recuerda nada, así que no he podido saber qué pasó realmente.

Sesshōmaru se quedó quieto en su lugar, ahora entendía sólo un poco.

—Tratamos de qué recordara poco a poco, sin presionarla, tuve que repetirle muchas veces que era su madre y qué no le haría daño. Lo mismo pasó con Sota e InuYasha qué trataron de ayudarla. Sin embargo, Kagome no recuerda absolutamente nada. Lo poco qué sabe es porque yo se lo he dicho o Sango, Miroku, Sota o InuYasha.

»Hace unos días le mencioné tu nombre, pero ella pareció no recordar. Le dije que eras su novio, pero ella se disculpó y me dijo que lo mejor sería qué no te enterarás de nada y qué cuándo volvieras, no te dejará verla; ella se siente culpable, también con Sango se siente así, ya que no la llama mejor amiga ni la considera así por el momento.

Él se levantó, dispuesto a ver a la chica y hacerle recordar todo lo que pasaron juntos. Así tuviera qué hablar más de lo normal, él lo haría.

—¡Espera! —El tono sonó a advertencia, porque lo era. —Hay algo que debes de saber; apareció un chico, un tal Akashi, él se mostró interesado en Kagome y la invitó a citas frecuentemente y hace unas semanas, ambos me avisaron qué estaban saliendo.

Un silencio tensó los rodeó a ambos, Naomi sabía que esa era la parte que más complicado se le haría decirle al peliplata, pero finalmente lo había hecho y después de todo, era la realidad en esos momentos. Ella pensaba que Sesshōmaru daría la vuelta y se iría para seguir estudiando alejado de ese lugar, sin embargo —y para su sorpresa— no fue así.

—Dónde.

—En su cuarto.

Él subió las escaleras sin prisa alguna. Naomi se dejó caer en el sillón y le pidió a Kami que fuera un poco piadosa con el joven; ella sabía que no sería fácil para él, más tomando en cuenta de qué había regresado por su hija y eso significaba qué él amaba a Kagome.

Las escaleras eran pocas, pero a Sesshōmaru se le estaban haciendo infinitas, ahora entendía por qué no hubo contestación a sus mensajes, cartas o regalos; al principio pensó que Kagome no había tenido el tiempo suficiente por la escuela y se obligó a pensar qué pronto le respondería. Sin embargo, nunca hubo una respuesta. Él siguió enviando mensajes y pensó seriamente en señales de humo cómo último recurso, pero nunca fue necesario porque su hermano le envió una carta explicándole qué su novia estaba bien, pero demasiado ocupada, qué había perdido su celular y muchas cosas más.

Pero todo eso era mentira.

Piso el último escalón y vio el corredor qué llevaba a la habitación de Kagome, todavía le costaba asimilar el hecho de que ella había perdido la memoria y qué ahora se encontraba con otra persona.

¿Tan rápido lo había olvidado? ¿Acaso no lo quería lo suficiente? No, no. ¡Claro que Kagome lo quería lo suficiente! Ella había aceptado esperarlo más de tres años, obviamente lo quería.

Estuvo enfrente del cuarto de la pelinegra y estuvo a punto de dar mejor la vuelta, pero se dijo a sí mismo que no era un cobarde, que enfrentaría a la chica. Tocó la puerta, pero no tuvo respuesta, volvió a tocar con más fuerza y entonces escuchó un "adelante" dicho en tono demasiado bajo.

Abrió la puerta y de espaldas a él, viendo por la ventana y tratando de abrir una libreta qué contenía una cerradura, se encontraba la chica qué se suponía era su novia: Kagome. Ella volteó y lo miró con curiosidad y algo de temor, después de todo, para ella él era un completo extraño.

—Hola… —saludó, temerosa—. ¿Quién eres? —Dejó de lado la libreta qué estaba segura no lograría abrir.

—Sesshōmaru.

—¿Te conozco? —Él frunció un poco el ceño, después de todo no era la persona más paciente del mundo. Kagome se dio cuenta de qué lo había molestado—. Lo siento, pero perdí la memoria hace unos meses —se encogió de hombros, apenada—, seguramente eras un amigo mío, ¿verdad? —Se acomodó mejor en la cama, sentándose para ver de frente al "desconocido" que estaba en su habitación—. Tú nombre no me suena, pero seguramente Sango me habló de ti.

Calló de pronto al darse cuenta de qué había hablado un poco de más gracias a los nervios.

—¿Qué eras mío? —Inquirió

¿Por qué le hablaba en pasado? ¿No veía qué le molestaba en sobre manera qué le hablará de ese modo? Cómo si debido a su pérdida de memoria no tuvieran más recuerdos, como si de repente todo lazo se hubiera roto, pero no era así, porque Sesshōmaru si recordaba y en su mente todavía estaba cada uno de los momentos vivimos junto a la chica. ¿Acaso no era eso suficiente?

—Tu novio.

La chica no pudo disimular su cara de sorpresa y aunque hubiera podido, Sesshōmaru se hubiera dado cuenta de todas formas; la conocía bien. Kagome se encogió de hombros, su madre había hablado con ella hace algunos días, diciéndole que tenía un novio que estaba estudiando lejos y qué había empezado a trabajar, pero qué había prometido volver por ella; al principio le tomó mucho tiempo aceptarlo, pero lo hizo, aunque después apareció Akashi en su vida y le dio un giro completamente diferente, tanto que optó por decirle a su mamá que no quería ver a la persona que se suponía era su novio desde hace mucho tiempo atrás.

Había visto las cartas, los regalos, pero se negaba a aceptarlos, ella no merecía eso sino podía profesarle cariño a la personas qué estaba frente a ella. De hecho cada uno de los regalos y cartas se mantenían en una caja, listos para devolverse a su remitente.

—Lo siento —dijo cómo si eso fuera suficiente para remediar el daño hecho.

Sesshōmaru ignoró la disculpa, no le servía de nada. Caminó hasta dónde estaba la chica en su cama y tomó la libreta qué minutos antes ella no había podido abrir.

—¡Eso es mío!

De nuevo la ignoró y jaló una pequeña cadena qué se mantenía oculta, de ahí saco una llave; la llave para abrir la libreta. La abrió y se la devolvió a su dueña.

Ella miró todo sorprendida, ¿por qué él tenía su llave?

—¿Por qué tenías tu mi llave?

—Tú me la diste —aclaró—, dijiste qué volverías a escribir en el cuaderno cuándo yo regresara.

Kagome se quedó pensativa unos largos minutos, se preguntó cómo era la relación con la persona enfrente de ella, es decir, una persona normal después de no ver mucho tiempo a su novia hubiera corrido a abrazarla, besarla y decirle muchas cosas lindas, dulces, pero él no era así, se presentaba como si nada. ¿En verdad él la quería?

Se le quedó mirando, trató de descifrar su mirada pero se le hizo imposible y las dudas de nuevo volvieron a surgir. ¿En verdad él era su novio? ¿La persona qué había esperado por más de tres años? ¿Era todo cierto? ¿O eran solo inventos para no dejar solo al peliplata?

—¿Tú me querías?

La pregunta lo tomó desprevenido, de todo lo qué podía salir de los labios femeninos, tenía que salir eso. Parecía qué retrocedía en el tiempo, cuándo Kagome llegó un día temerosa a su casa preguntándole lo mismo. ¿Por qué el afán de dudar tanto?

—No. —Kagome pareció no entender ahora nada—. Todavía lo hago.

El silencio volvió a reinar entre ellos, era un silencio incómodo qué ninguna de los dos parecía querer romper. Kagome se volvió a encoger de hombros, no sabía qué decir o pensar, ella estaba con Akashi y ahora estaba confundida. Era cierto que su actual novio era completamente diferente al que decía ser su novio y eso hacía que las dudas se incrementaran.

Ese extraño había llegado a romper la tranquilidad de su vida.

—En verdad lo siento —suspiró. Lo qué iba a decir iba a ser muy duro—. Pero no puedo corresponder tus sentimientos…

—Lo sé.

—…Nunca pensé que en verdad volverías. Pensé que no lo harías y trate de continuar con mi vida, empecé desde cero y…

—No necesito explicaciones. —Ya no las quería, era suficiente con lo que veía y lo qué le había dicho la señora Higurashi.

—¿Enserio?

Pero él no le respondió, dio media vuelta, sabía que no tenía nada más que hacer ahí.

—Te haré recordar. —Proclamó antes de irse.

Ella sonrió sin saber por qué, pero lo hizo y mantuvo su sonrisa hasta qué lo vio desaparecer escaleras abajo. Después su mirada se posó sobre el cuaderno qué tenía entre sus manos y lo identificó como un pequeño diario, pero no de toda su vida (ya decía ella qué tenía mucha suerte), más bien de todo lo que hacía con Sesshōmaru. El diario se había empezado desde el día que se hicieron novios hasta la partida de él.

Con la finalidad de nunca olvidar pensó.


—¡Sesshōmaru! —Saludó InuYasha al ver a su hermano en la puerta de la casa—. Izayoi estuvo esperándote, pero tuvo cosas qué hacer. Dijo que volvería pronto.

Él no le respondió, el menor pensó que su hermano todavía no sabía nada, pero al ver qué la llave qué portaba en su cuello estaba a la vista de todos se dio cuenta de qué lo primero que había hecho era ir a ver a Kagome.

—¿Fuiste a verla? —Su silencio fue un "sí"—. Lo siento, en verdad. —Él se sentó en el sillón y Sesshōmaru enfrente de él—. Nunca pensé que algo así pasaría, y-yo…

—Nunca lo mencionaste.

—No quería que te preocuparás. Al principio dijeron que era pasajero, simplemente por el golpe en la cabeza qué se dio. Nadie los dijo que ella no volvería a recordar nunca. Pensé que serías unos de los primeros recuerdos que Kagome tendría, sin embargo, lleva meses así y no recuerda nada.

—Pudiste haberme llamado —le reprochó—. Hasta las señales de humo son válidas.

—Si ella despertaba y te veía, se iba a enojar.

—Era preferible a qué estuviera con ese tipo.

InuYasha, qué había tenido una botella de agua en la mano todo el tiempo y decidió tomar un trago antes de que su hermano contestará, se encontró escupiendo todo en el piso de la sala sin llegar a salpicarle a su hermano. La impresión había sido grande, nunca pensó que supiera toda la verdad. ¡¿En qué estaba pensando la señora Higurashi al decirle a su hermano el nombre del chico?!

—Así que lo sabes… —trató de serenarse, pero no pudo—. ¿Qué piensas hacer? Sabes qué tienes tiempo limitado aquí, tú vida ya está hecha en…

—No me iré sin ella. —Aclaró, después se puso de pie con la intención de ir a su antiguo cuarto.

El menor ya no dijo nada más, sabía que su hermano lucharía por Kagome, lo podía leer en su mirada e InuYasha como un buen hermano menor, le ayudaría; a él siempre le gustó ver a su hermano feliz y esa felicidad estaba al lado de Kagome y además él tenía una ventaja, conocía muy bien a Akashi y sabía cómo distraerlo para hacer qué su hermano ganará tiempo.


Listo. ¿Y bien? ¿Qué les pareció? Sery, tu sabes que yo te adoro con todo mi kokoro*-* Eres una buena amiga y una de las pocas personas que me ha ayudado en mis ideas locas:33 Yo sé qué te debía tu regalo, siempre lo tuve presente e.e no me he olvidado de ti ni por un segundo. Asdfghlkfsn ¡Te quiero, Nee!:33

¡Nos leemos!