CAPÍTULO 01 – PRÓLOGO
Escruté minuciosamente la puerta misteriosa, intentando adivinar qué podría haber escondido tras ella, pero me fue imposible, pues desafortunadamente no poseo una visión de Rayos X. Procedí entonces a visionar la superficie, para así recabar toda la información que me fuese posible a la hora de elucubrar teorías más o menos factibles. De hecho, lo único que tenía claro era que tras ella había una pequeña y coqueta sala de juntas; algo que se detallaba en los diversos planos de evacuación situados en varios lugares de la planta baja del hotel donde se celebraba la convención, en las afueras de Madrid.
Sin embargo, la parte visible de la puerta estaba compuesto porun panel fino de madera de tonos claros, que no solo hacía juego con la pared que tenía alrededor, sino que continuaba las vetas dibujadas sobre las láminas que recubrían toda aquella parte del hotel. Me centré entonces en las figuras recortadas y pegadas con papel de celo en cada esquina, las cuales representaban a todas y a cada una de las seis protagonistas de la serie "My Little Pony", y en las posiciones tan recurridas y manidas a las que Hasbro, la empresa poseedora de los derechos de las equinas, nos había regalado una infinidad de veces.
Debo decir que la disposición de todas las yeguas a lo largo del marco exterior de la puerta se me antojaba preparado, pues en la parte superior, a ambos lados de la entrada, habían colocado a Rainbow Dash y a Fluttershy; un poco más abajo, y en la misma fila que ostentaba la amarillenta y tímida pegaso, Rarity hacía ojitos a todo aquél que osase mirarlo. Y para terminar con esta columna, Applejack sonreía despreocupada mirando al espectador con probablemente pocas buenas intenciones (debo decir que de todas las representaciones, la de la campesina es la que menos me ha gustado). Con respecto a la parte izquierda de la puerta, y por debajo de la encargada del clima, una Pinkie Pie daba saltitos (con las líneas representativas pintadas en otro papel situado justo en la parte inferior), ocupando un lugar intermedio en la horizontal del que estaban situados la blanquecina unicornio y la anaranjada poni de tierra. Y, en el tercio superior de la puerta, una Twilight Sparkle invitaba, tal y como se podía leer con letras multicolor bajo ella, a penetrar en la estancia para conocerlas en persona (o en poni, según se ponga uno de tiquismiquis con el idioma de la serie).
—Está cerrado —escuché una voz masculina acercándose hacia mí desde la izquierda.
Antes incluso de girar mi cabeza hacia el origen de aquellas palabras, supe a ciencia cierta que era Volgrand quien me hablaba.
—Me imagino —contesté, expresando una media sonrisa; ademán que contrastaba con el sentir que había dentro de mí por saber qué tenían preparado como colofón final de la convención.
—De todas formas —comentó, respondiendo con una sonrisa que acentuó su corta pero cuidada barba—, dentro de unos pocas minutos conoceréis el secreto que se oculta tras la puerta —con un gesto de su brazo, me indicó que le siguiese—. Vente, que Moe está preparando el concurso de fanfics…
¡Yay, fanfics! Mi campo preferido del fandom… siempre que sean fanfics decentes los que se escriban… Voy a ver si consigo ganar la competiciónquedar en un buen puesto...
Con Volgrand delante de mí, marcándome el camino, no pude evitar pensar qué táctica milenaria había conseguido aprender para amansar su larga y rizada cabellera de color marrón, pues según tengo entendido, este tipo de pelo se enmaraña con tal facilidad que cualquiera diría que posee vida propia. Sin embargo, él había logrado no solo peinarlo con una maestría sin igual, sino que además lo llevaba recogido, a la altura de la nuca, en una imponente cola de caballo (¡Je! Usar una cola de caballo en una convención de ponis, pocas cosas más apropiadas se podrán ver en la vida).
—El concurso se va a celebrar en el jardín —exclamó, señalándome al otro lado del salón de puestos, donde una cristalera semitapada por unos grandes cortinajes verdes lima separaba el interior de la parte externa del hotel.
Agradeciéndole el aviso, me dirigí rápidamente hacia el lugar donde se llevaría a cabo el evento. Pero mientras pasaba por delante de las mesas donde los artistas exponían su trabajo y dibujaban o pintaban las comisiones que a bien les habían pedido, no pude sino entristecerme, pues si había alguna palabra que podía siquiera definir lo que nos había recibido a los fans de la serie al entrar por primera vez a esa sala, esta bien podría ser "desangelado". Sí, prácticamente tres cuartas partes de las mesas preparadas (que no eran sino unos caballetes, un tablón situado sobre éstas, y una cortina de color azul oscuro rematando el conjunto) estaban vacías. Ya desde ayer la cantidad de artistas sentados tras las mesas era especialmente baja, pero hoy domingo algunos no habían vuelto (bien porque eran de otras ciudades o países y debían marchar antes, bien porque no creían llegar siquiera a cubrir costes con el viaje y decidieron marchar a otras convenciones más importantes), y era un panorama bastante desolador.
—¡Átomo, Átomo! —una voz femenina me sacó de mi ensimismamiento. Una voz que provenía de detrás de una de las mesas situadas en la parte central de la fila izquierda—. ¿La Gentle Colors que me has comisionado la quieres poni o anthro? No me lo especificaste…
Cejé en mi avance, y reculé hasta la artista que me había solicitado una contestación, la cuál no era otra que la gran Mimy Horny-Pony. Ésta era morena y de pelo largo y ondulado, de cuerpo ni muy rellena ni tampoco delgada, y con una estatura un poco más baja que la mía (si yo mido 1'70m, ella debería tener unos cinco centímetros menos… calculando a ojo de buen cubero). La miré directamente a sus preciosos ojos marrón verdosos y, con una gran sonrisa, comencé a responderle:
—¿Sabes qué? Mejor una versión poni, y otra anthro.
La chica que estaba a su lado, quien era su mejor amiga, sonrió al mismo tiempo que lo hizo Mimy. Pero, al contrario que ésta, la sonrisa de la acompañante terminó estallando en una sonora carcajada, que si bien sonaba socarrona, tenía un marcado deje de calidez, como si ella fuera una madre riendo ante la enésima caída tonta de su infante rebelde.
—¡Laura! —expresó la dibujante—. ¡Por favor, no te rías así de la gente!
—¡Pero es que se nota a la legua que le molas! —le replicó divertida, haciendo un gesto que hizo temblequear su pelo negro con mechas rojas, hasta el punto que se le vieron claramente no solo los pendientes, sino la dilataciones que tenía en los lóbulos. Entonces se giró hasta fijar sus ojos verdes claros en mi persona—. Pues debo decirte, Átomo, que desgraciadamente no tienes ninguna posibil…
¡Dos dibujos, poni y anthro! —chillé, cortando su comentario, mientras me giraba, dispuesto a irme—. ¡Y lo sé, lo sé perfectamente!
Presto me dirigí hacia el jardín, sin importarme la respuesta que sin duda Mimy Horny-Pony me dio, pues sabía que, si debía conseguir el primer premio del concurso (un cuaderno firmado por los organizadores cuya portada era una Derpy curiosa hojeando un libro de fantasía) tenía que estar completamente centrado en una historia válida y de calidad indiscutible.
—¿Estamos todos? —Moekonya, una chica de sobre un metro ochenta de estatura, pelo castaño y liso que le llega hasta los hombros, algo corpulenta y con unas grandes gafas negras, estaba desarrollando su rol de maestra de ceremonias a la perfección—. Si hay alguien que falta, que lo diga… —definitivamente, este chascarrillo denotaba la animosidad de una chica a la que la expresión "más buena que el pan" se le quedaba corto—. Bien, creo que ya estamos todos… —declaró, al notar que yo estaba cerrando la acristalada puerta, para no molestar a los artistas que seguían dibujando a pesar de todo—. Voy a proceder a explicar las normas…
Sé que hice mi mejor esfuerzo, y tal es así que muchos de los presentes quedaron prendados de mi creatividad, pero quedar en el tercer puesto casi que no entraba en mis planes… al principio. De acuerdo, el ganador, sin duda alguna, logró esa vitola con un relato que, aún ajustándose a las quinientas palabras límite, nos sobrecogió a todos; y el segundo puesto, completamente merecido, debo reconocer que era muy superior al mío, por lo que me tuve que conformar con la pegatina de Derpy Hooves y el marcapáginas correspondiente al último puesto del pódium. Y, por supuesto, felicité con ahínco y sinceridad a los que se auparon hacia las dos primeras posiciones: McDohl, y el ganador indiscutible Sg91.
—Bueno, y con esto damos por finalizada la sección de juegos y eventos de la convención —dijo Moekonya, agradeciendo a los presentes, tanto a los escritores por dar una competición de calidad, como a los espectadores por los ánimos y vítores a los agraciados.
Ligeramente cabizbajo, procedí a volver a la sala de artistas… quizás encontrase algún adminículo o material de merchandising idóneo para volver a recuperar la animosidad del que siempre había hecho gala a la hora de interactuar con la gente (una vez superada mi timidez, claro está), cuando alguien llamó la atención de los presentes:
Quien quiera asistir al evento de cierre de la convención, que se dirija presto al Salón de Actos.
Esas palabras no hicieron más que azuzarme en la búsqueda de una última remesa de objetos de índole ponil, los cuales, al ser el último día, habían sido rebajados de precio. Con un rápido vistazo, localicé una bandolera de Sunset Shimmer (lo cuál resultaba extraño, sabiendo que es la "waifu" de Sg91) y lo adquirí ipso-facto. De igual forma, un par de figuras modeladas y pintadas por un artista holandés (creo que era holandés, mi inglés es extremadamente penoso después de casi veinte años sin practicarlo) también cayeron: Derpy Hooves y Berry Punch… mi poni favorita, y la tercera en la lista (¿Por qué veo tan poco merchandising de Mrs. Cake, siendo como es la mejor madraza de la historia de la serie?). Y, acto seguido, empecé a dirigirme hacia el Salón de Actos para ver la ceremonia de clausura.
—¡Átomo, Átomo! —habló Mimy Horny-Pony—. ¡Tengo ya el boceto de Gentle Colors anthro! —según me acercaba al puesto, pude ver la sonrisa pícara de las dos, tanto de la dibujante como de su amiga Laura—. Y es muy provocativa... —susurró, para que las palabras quedaran entre nosotros tres, como si fuese un secreto el nivel de picardía con la que plasmaba a todas y a cada una de las féminas a las que daba vida sobre el papel—. Espero que te guste…
Joder si me gustó… digamos que tengo suerte de usar pantalones que dejan mucho a la imaginación en lo que a entrepierna se refiere, porque habría sido plato de buen gusto que a un tío de cuarenta y dos años se le notase una erección al ver un dibujo de una poni… aunque fuese anthro…
—S… Sí… —balbuceé, perjurando en arameo en mi interior para que la sangre volviese a circular y a proveer oxígeno y otros elementos necesarios al organismo entero, y no solo a un órgano en concreto—, me encanta… Es realmente genial. Eres una artistaza y una crack.
—Por cierto —Mimy hizo un gesto como quitándose algo de la mejilla—, tienes brillantina en la cara —entonces se mordió el labio, pensativa—. No me digas más, pero… ¿has conseguido un premio en el concurso?
—S… Sí… —volví a mascullar (en serio, ¿era necesario responder exactamente lo mismo en dos frases seguidas? Maldita timidez, adecentada con un cerebro realmente limitado)—. ¿Cómo lo sabes?
—Es que he visto antes pasar a Moe con un grupo de niñas; y estaba hablando sobre dibujos monosos hechos con papel grueso y pinturas de cera, y decoradas con cintas de colores y brillantina…
Por supuesto, la mente de Mimy es bastante perspicaz, algo que complementa al físico espectacular que posee, formando así un todo realmente deseable. Lástima que, como bien comentó Laura, está directamente fuera de mi alcance.
—El tercer premio —esta vez logré expresar de carrerilla la oración completa—, conseguí el tercer premio.
—¡Oh, eso está genial! ¡Enhorabuena, Átomo! —acto seguido se incorporó para darme un abrazo, pero a medio camino reculó, al darse cuenta de la brillantina que había por mi rostro y parte de la ropa.
—Gracias... —fue lo único que pude expresar, antes de alejarme del lugar rumbo al servicio.
Procedí a lavarme con fruición la cara y el cuello, sin preocuparme de que allí no hubiese toallas, sino un lavamanos de aire caliente (después me di cuenta del error, y tuve que usar papel higiénico para secarme) , escruté directamente mi orondo cuerpo en busca de restos multicolor y, observando esta vez al reflejo de mi persona, el cuál me devolvía la mirada con unos hermosos ojos azulados, me peiné usando los dedos, adecentando de esa manera un poco el poco pelo castaño y liso que aún asoma por mi cabeza.
Mientras me atusaba, no pude evitar pensar en lo que había comentado Laura con respecto a Mimy. Probablemente ella ignoraba cuánta razón tenía, aunque el ámbito del problema no solo era con esa artista, sino con todas las mujeres. Ya lo dijo antaño mi abuela: "Como no adelgaces, las chicas van a huir de ti" y, aunque no han huido como tal, simplemente o tenían ya pareja, o yo les importaba entre nada y menos todavía. No, no es que siga siendo virgen, pero la cantidad de novias que he tenido a lo largo de mi vida han sido escasas… muy escasas.
—Pero en fin, la vida sigue, ¿verdad? —comenté a mi doble de más allá del cristal, el cuál me devolvió una mirada tan triste y pesada como la que sin duda yo debía estar reflejando.
Dando las últimas pinceladas a mi pelo, salí con rapidez del aseo y me dirigí directamente hacia la sala donde tenía lugar el evento de clausura, pero no pude sino asistir a las últimas palabras.
—¿Dónde has estado? —inquirió Volgrand, acercándose—. No importa… Ahora ve a por tu pareja, que la sesión privada para los exclusivos de la convención está a punto de empezar…
—¿Pareja? —pregunté, más hacia el aire que para alguien en concreto.
—¡Por supuesto! —se giró y miró de nuevo al interior de la sala, donde la gente estaba empezando a levantarse de los asientos—. ¡Todo el que vaya a estar en "ya se sabe qué", que venga a "ya sabe dónde"!
¿Desde cuándo han decidido que podían acceder al evento las parejas de los "elegidos"?
—Es algo que hemos decidido a última hora —comentó Volgrand, respondiendo así a la cuestión que pululaba por mi cabeza (¡Espera, ¿desde cuándo Volgrand es capaz de leer la mente?), mientras me miraba nuevamente—, más que nada porque todos los agraciados, es decir, organizadores, benefactores, invitados y vencedores de las diferentes pruebas tienen pareja, y lo ideal es que lo que va a ocurrir sea algo que vean ambos miembros de la relación… Bueno, todos tienen pareja menos tú… Así que te damos la oportunidad de elegir a alguien que desee visionar lo que tenemos preparado ahí dentro, porque va a ser apoteósico, te lo aseguro. Pero debes darte prisa, que empieza en unos diez minutos.
Dudando aún de la situación, creo que hice un gesto de aprobación y, moviéndome hacia la salón de puestos, ya que era el lugar de inflexión donde podía escudriñar cualquier atisbo de posibilidad para encontrar a alguien lo suficientemente enloquecida o desesperada por "estar en el momento y lugar adecuados donde la magia tiene lugar" (¡Ja! No supe hasta bastante después cuán cierta era esta apreciación usada para denominar al evento privado). Pero en cuanto vi a cierta persona, supe que de verdad ella iba a ser mi pareja… De hecho, necesitaba que ella fuera mi pareja.
—Mimy —expresé, acercándome al puesto—, ¿te apetece ver el evento privado que van a poner ahora mismo?
—¿Evento privado? —respondió Laura, adelantándose a su amiga, quien le miró de forma reprobatoria.
—¿En qué consiste ese tal "evento privado"? —inquirió la artista, mirándome.
—La verdad… —un atisbo de duda recorrió mi cuerpo (Espero que no se notase… O, al menos, no demasiado)— es que no lo sé… pero me he enterado que será de lejos lo mejor de la convención.
+Y sí —aproveché que había cogido carrerilla para situar las manos sobre la mesa, en un ademán claramente dominante—, estoy invitado a ese evento porque fui el máximo donante en el crowdfunding… y ahora me dicen que elija a alguien para que sea mi parej…
—¡Ja, ja, ja, ja, ja! —la risotada de Laura atronó el lugar—. Anda, Mimy… vé con él —comentó en bajo, mirando a la susodicha—, que se lo ha ganado —entonces giró su cabeza para observarme—. Esto… va a ser un corto período de tiempo, ¿verdad?
—Sí, unos quince o veinte minutos —respondí—. Media hora a lo sumo.
—Iré contigo, Átomo —dijo Mimy, mirándome de forma seria, pero a la vez maternal—, siempre que se trate de un momento. Así me despejaré de tanto trabajo, y ya terminaré las comisiones en casa, que las que quedan son todas por ordenador. Cuando vuelva, Laura, recogeré el material de dibujo —comenzó a levantarse—, así que cuida de que nadie toque las narices a lo que hay encima de la mesa.
—Sí, sí —contestó ésta—, que nadie se lleve nada, a no ser que lo pague… Y, ante la duda sobre los precios, debo esperar a que regreses. Anda, largaos los dos. Y tú —fijó sus ojos en mí—, no te recomiendo intentar nada impropio, porque desde aquí oiré el bofetón que Mimy te dará… y me veré obligada a dejar el puesto para "ocuparme convenientemente" de tus restos.
¿Qué ha querido decir exactamente con ese último comentario? ¿Me sacará a rastras del lío, o pateará mi inerte cuerpo hasta que se le gaste la puntera de la bota? De todas formas, respeto demasiado a Mimy como para siquiera intentar despejar esa duda...
—Laura, eres una picajosa —comentó la artista—. Átomo es un buen amigo, y ya sabe que no va a conseguir que me enamore de él…
A pesar de esas palabras, me alegré como pocas veces lo había hecho en mi vida, ¡y es que la gran y espectacular Mimy Horny-Pony había accedido a ser mi pareja! (Señor Átomo, eres el ser más patético del universo; es algo que deberías saber…).
Apenas llegamos frente a la puerta de la pequeña Sala de Juntas, nos tuvimos que situar en una pequeña fila, cuyos miembros que nos antecedían en ella eran, por decirlo de alguna forma, ilustres bronies. Moekonya con su novio Is-por, Pokelink con Nima (una chica fantástica, que lo mismo canta que escribe fanfics, y todo lo hace maravillosamente. De hecho, ganó el concurso de karaoke), Volgrand y su amiga Pandi (tan especial como Nima), Taila-Fox con su pareja (el cuál no conocía), Hot-Roder (otro fanficker, de pelo largo y liso, y de tonalidad negro claro) con su chica (de tez muy pálida, ojos castaños y pelo del mismo estilo que su novio), LloydZelos y una amiga muy especial (es cierto, que encontró pareja al poco de terminar los estudios universitarios)… Y otros tantos que eran ligeramente menos conocidos por mi persona.
Y al poco se abrieron las puertas desde dentro, permitiéndonos así el paso. Por detrás de Mimy y de mí aparecieron una pareja más y Sg91, que acudió solo (¡Juas, perdedor! Me ganarás en el concurso, pero yo te gano en cuanto a llevar pareja…), pero que al momento se adelantó hasta situarse a la vera de sus grandes amigos Pokelink y Nima (¡Pero ésto qué es! ¡Nos ha hecho una trece-catorce al resto de la fila! Menos mal que vamos a entrar todos, y hasta que no lo haga el último no empezará la función). Ya desde nuestra posición podía ver bastante decoración que habían instalado en el interior del cuarto, y debo decir que se veían muy trabajadas: unos paneles de fino aglomerado apoyados en las paredes simulando el paisaje que se vislumbraba en el Salón del Trono del antiguo y semiderruido Castillo de las dos Hermanas, unos parasprites de papel maché que colgaban del techo mediante unos hilos, una gran mantícora rugiendo de rabia hecha con recortables en una esquina… Y, en el centro de la sala (algo que vimos en toda su magnitud solo cuando entramos en dicho lugar) unas columnatas de cartón piedra pintadas, así como el "altar" donde estaban situados los Elementos en el segundo capítulo de la serie, siendo todo el conjunto un fantástico símil del vestíbulo de la serie.
Todos los presentes estábamos estupefactos, tanto por lo que nos rodeaba, como de la ilusión por saber en qué consistía el evento. Por mi cabeza se cruzó la idea de una Celestia y una Luna, ambas antropomorfas, que nos explicarían toda la historia, toda la biología y todos los aspectos curiosos de Equestria, entre otras cosas (vamos, que dos chicas se disfrazarían de ambas monarcas y narrarían un guión aprendido de antemano), pero pronto se vio opacado por un concepto más ambicioso… En vez de dos Princesas, seguramente las que harían el paripé serían las seis indiscutibles protagonistas de la serie.
Sin embargo, nuestros deseos se vieron oscurecidos por un cada vez más creciente nerviosismo de los miembros de la organización, los cuales cuchicheaban entre sí y manipulaban los móviles. Hasta que, poco después, Volgrand tomó el mando, al dirigirse a los que allí estábamos:
—Señoras, señores, distinguido público… Lamento comunicarles que falta gente que debía asistir, y ya hemos dado aviso para que asistan. De todas formas, llegarán una vez hayamos comenzado, porque debemos cumplir a rajatabla el horario que nos han descrito desde Estados Unidos, a pesar de que llevamos unos segundos de retraso —se dirigió hacia los demás organizadores y prosiguió su discurso—. Compañeros, demos comienzo al evento privado… Y que sea lo que Celestia quiera.
Los aludidos, raudos, destaparon uno de los cortinajes del fondo, descubriendo así un televisor y un equipo reproductor de DVDs. Los asistentes no pudimos sino sentir algo de desgana por la rotura de las ilusiones que, sin duda, todos habíamos albergado hasta ese momento.
En dicho vídeo se nos presentaron todos y cada uno de los guionistas y dobladores de la serie original, hablando en un perfecto inglés que Volgrand nos tuvo a bien traducir (Muchas gracias, campeón), dándonos todos y cada uno las gracias por ser seguidores de la serie; tras ellos siguieron los bronies más famosos del fandom (incluso apareció "The Living Tombstone" para la ocasión) hablando de sus vivencias y cómo el show les había cambiado; y por último nos mostraron los entresijos de la creación de la serie (con explicaciones del software utilizado, animaciones de gifs (con Twilight tropezando estrepitosamente al estilo Trixie Lulamoon), sesiones de voces, una canción de Pinkie Pie enseñando por un lado a la artista de voz y por el otro el fragmento del capítulo correspondiente). Por último, como primicia, apareció un teaser de la tercera y última película, en la que demostraron que conllevaba un trabajo enorme, a raíz de la calidad de los dibujos, de las animaciones, y del conjunto en general.
—Bueno, pues eso ha sido todo lo que ha dado de sí esta convención —dijo Volgrand, mirándonos a todos y a cada uno de nosotros—. Sé que probablemente esperabais otra cosa más… épica, pero espero que se os quite un poco el mal sabor de boca el hecho de recibir un diploma cada uno, firmado por todos y cada uno del elenco de la serie.
Bueno, algo es algo…
Ya un poco más animados por esta última noticia, hicimos ordenadamente una cola para recibir el regalo de consolación.
—¡Ey! —chilló Nima, que fue la primera en recibir su legajo—. ¡Si está mi nombre puesto!
Rápidamente se formó un revuelo alrededor suyo. Efectivamente, su nick estaba plasmado sobre una línea de puntos, en una tinta que variaba de color según la luz recibida. Al mirar a los organizadores, vi que estos estaban manejando los papiros y organizándolos según el orden que teníamos cada uno en la formación.
—También nos los han enviado desde Estados Unidos —declaró una de las coordinadoras, al notar que varios de los presentes estábamos mirándoles.
Espera… ¿Eso quiere decir que en algunos concursos ya estaban decididos de antemano los ganadores?
Fui a elevar mi queja a un nivel audible, cuando una voz acalló mi intención, una voz que provenía de fuera de la sala:
—¿Quién ha cerrado la puerta? ¡Dejadnos entrar!
Mimy, que era la más cercana a la puerta (pues a ella no le interesaba el asunto de los diplomas), procedió a abrir, solo para descubrir que el cerrojo estaba echado. Por más que lo intentó, le fue imposible accionar correctamente la manilla. Y lo mismo ocurrió con las otras dos personas que acudieron en su ayuda.
—¡Id a pedir una llave a recepción! —gritó Volgrand, situándose al lado de la entrada.
En ese momento casi todos los presentes empezaron a retorcerse de dolor, llevándose las manos a los oídos, mientras se quejaban amargamente. Instintivamente, los pocos que no adolecíamos de esa "experiencia" (curiosamente los de más edad), retrocedimos asustados, para vernos sorprendidos por un zumbido ensordecedor y constante, hasta el punto de casi volvernos locos. Hasta que, tan de repente como vino, el hiriente rasgueo auditivo cesó con un crujido, equivalente al chasquido que se produce en el oído ante el cambio de presión en las alturas. Y también lo hicieron el resto de sonidos, permaneciendo únicamente un pitido agudo (que bien podría haber sido un subproducto mental).
Abrí la boca y grité con fuerza, pero mis desfallecidos oídos no captaron absolutamente nada, aunque notaba en mi garganta el retumbe que producía el aire al atravesarlo. Asustado hasta la médula, observé al resto, solo para descubrir que ellos estaban exactamente igual… unos gritaban, otros pataleaban en el suelo, y otros intentaban destapar una posible obstrucción mediante la introducción de sus dedos índice en el canal auditivo. Pero todos (y ergo seguramente yo también) poseían unos carriles de sangre que salían de sus orejas.
Y uno (creo que HotRoder) levantó el brazo y señaló hacia el centro de la habitación, siendo imitado al instante por otros borrones (mi vista también se había visto bastante afectada). Al seguir la invisible línea que partía de sus extremidades, mi cuerpo terminó de helarse: un óvalo negruzco del tamaño de un huevo de avestruz, el cuál giraba sobre sí mismo, se hacía cada vez más y más grande, hasta sobrepasar a los pocos segundos las dimensiones de un humano medio.
¿Acaso había sido esa elipse tridimensional el causante del horrible sonido?
Instintivamente retrocedí de nuevo, aterrado ante la sola idea de que ese espacio oscuro creciese hasta ocupar toda la habitación, aplastándonos en el proceso, si era sólido, o con más probabilidad atraparnos en su interior (pues parecía ser hueco, a pesar de que su interior no podía verse (¿o era precisamente su renegrido interior lo que nos era mostrado?). Pero no me dio tiempo más que girar mi cabeza hacia la puerta (descubriendo que aún estaban intentando abrirla), cuando algo tiró violentamente de mí.
Debo aclarar que, si bien yo peso algo más de ciento quince kilos, bien podría haber sido mi masa de unos pocos gramos, a juzgar por la fuerza con la que fui zarandeado y elevado por los aires. En un intento por racionalizar lo que estaba ocurriendo, entendí que no había sido el único que estaba siendo sacudido, sino que todos y todo en la habitación también sufrían de ese horroroso y caótico vaivén desenfrenado.
Sin embargo, lo que en un principio parecía un anárquico desplazamiento, resultó ser un movimiento completamente ordenado. Girábamos sobre nosotros mismos (tanto de forma horizontal como vertical, e incluso diagonal), y también lo hacíamos alrededor de la infame rasgadura que había en el centro de la habitación (el cuál era ya del doble de mi tamaño), pero el movimiento, algo que supimos instantes después, era concéntrico. Sí, estábamos siendo todos absorbidos por lo que fuese "eso". Y daba exactamente igual que nos agarrásemos a las cortinas, a la manilla de la puerta, o a otras personas. La fuerza de atracción era cada vez mayor, siendo algo directamente proporcional al tamaño de lo que nos esperaba, el cuál no paraba de hacerse cada vez más gigantesco, como si fuese la boca de un hórrido monstruo que aspirase con ansias para deglutir con avidez la comida que tenía ante sí.
No cabe decir que, a medida que más nos acercábamos a nuestro punto final, no solo la velocidad aumentaba, sino que también el espacio disponible se reducía de manera drástica, golpeándonos unos contra otros de forma extremadamente dolorosa. Y más doloroso fue cuando nuestros cuerpos "contactaron" con el enorme óvalo, pues las partes que lo hicieron se vieron estiradas con aún más violencia, hasta el punto de sentir cómo nos desgarraban la piel, los músculos, e incluso los huesos.
Para cuando todo volvió a la normalidad, cerrándose de nuevo la elipse y dejando una sala completamente vacía, todos los que habíamos sido tragados por ella habíamos perdido la consciencia como salvaguarda ante la tortura y daño sufridos.
Mil millones de gracias a FHix y a ShadowFic, por el asesoramiento y revisión de este fanfic.
Recomendaciones de ambos escritores:
La vida es risa - FHix
No es otra historia de humanos en Equestria - ShadowFic
El Círculo de escritores de Sponish Herd se complace en presentar esta obra como muestra de publicaciones que efectúan sus usuarios. Si desean otras publicaciones de calidad en tienen las siguientes:
Nunca es tarde para cambiar - Joypad Console
Nature, buscando un hogar - Horwaith
Saga de la Alquimia - Edo Nova
La leyenda del caballero de cristal - Angelus-Y
La roca - Sg91
Castlemania: Pony of Shadows - Riou McDohl
Querida princesa Celestia - amadeusdark
Los Mercenarios Remaker version - edgareo
Aitana Pones: La fiebre infernal - Volgrand
Escalera al abismo - LloydZelos
La Sombra del Cristal - Coire Leblanc
Los viajes de Hafsa - Nima Storyteller
Poemas equestres — MoisesR
Diamante purpura — agu10play
