Un escalofrío corrió por su espina dorsal al observar las grandes letras rojas que decían "último aviso" sobre la cuenta de la hipoteca.
Kurt no sabía qué hacer. Con la muerte de su padre meses atrás el castaño descubrió que su padre no solo tenía un débil corazón, sino también unas grandes cuentas impagas.
Al principio pensó en vender el taller de autos pero sus ideas se fueron al bote de basura al segundo que le dijeron que tenía que ser mayor de edad para vender un inmueble y para su cumpleaños faltaban meses. Tampoco tenía ningún familiar a la vista a le cual pudiera pedirle dinero.
"Fantástico, viviré en la calle" dijo para sí mismo el castaño, luego miró por la ventana y vio como caían las hojas secas de los árboles. "Y con este frío moriré de frío".
Kurt vio su celular vibrar con un nuevo mensaje, pertenecía a Sam. Un recuerdo llegó a su cerebro como una avalancha.
"Sam, estás loco en siquiera pensar hacer esto" dijo Kurt al rubio.
"Pero Kurt, ¿tienes idea lo que estos vampiros pagan por la sangre humana? Si puedo ayudar a mis padres, lo haré" contestó mientras veía el pequeño folleto que se encontraba en las manos del castaño.
El ojiazul corrió hasta su habitación y se arrodilló frente a su mesita de luz. Abrió el pequeño cajón y comenzó a buscar entre sus cosas hasta encontrar el pequeño folleto celeste de su recuerdo.
Compra- venta de sangre humana. Total seriedad. Buenos pagos. Consultar por turnos al…
Kurt contempló el papel mientras se mordía el labio inferior. Sabía que era una locura hacerlo… pero estaba desesperado, y Sam dijo que la paga era realmente buena.
Suspiró. "Dios, papá, ¿por qué te fuiste?"
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"Blaine, esto es ridículo" gritó Wes pero él solo lo ignoró.
"Lamento decirlo pero tiene razón" dijo David con el ceño fruncido.
El moreno los miró desde su lugar en la ventana y suspiró. "Ya lo sé. Es solo que… lo extraño"
El asiático suavizó su expresión y caminó hasta donde se encontraba. "Lo sabemos B, pero entiende, no puedes pasar tanto tiempo sin alimentarte"
Blaine sabía a qué se refería, todos los vampiros saben lo que sucede cuando no se alimentan. Pero el ojimiel no podía tomar otra sangre que no sea la de Jeremiah.
"Nos anoté en un turno para esta tarde" dijo David. "Y en verdad quisiéramos que nos acompañes…"
El moreno trató de sonreírles a sus amigos pero simplemente no podía. "Está bien".
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Kurt observó el edificio que estaba en frente de él y suspiró.
"Supongo que está bien" susurró.
El edificio en sí era viejo, con más de cien años de antigüedad. Se había inaugurado poco tiempo después de que los ataques de vampiro en busca de sangre se habían duplicado. De esta forma, los humanos y los vampiros llegaron al acuerdo de que ellos extraían la sangre de voluntarios y los humanos los dejaban vivir junto con ellos.
Su fachada se había reformado por lo menos tres veces desde entonces y actualmente tenía paredes de ladrillo expuesto con una gran puerta de madera en el centro. Algunas de las ventanas estaban tapadas con cortinas rojas.
"Son los cuartos privados" dijo Sam. "Allí extraen la sangre manualmente"
Kurt se tocó el cuello suavemente con la mano por el recuerdo. Aunque lo aterraba, siempre quiso saber que se sentía ser mordido por un vampiro.
Con pasos inseguros caminó hasta el edificio.
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A pesar de haber pasado viniendo casi noventa de los cien años que estuvo abierto el edificio, Blaine se sentía un extraño entre las paredes color crema y los suelos oscuros de roble.
Sus amigos rápidamente habían buscado la sangre que querían y lo habían dejado solo en el lobby. Por un momento pensó en escaparse pero unos ojos azules llamaron su atención.
Y luego siguieron unos labios rosados.
Y un cuello que parecía estar hecho de seda blanca.
Su boca se abrió ligeramente en asombro. Nunca había visto una criatura tan hermosa.
El pequeño joven parecía estar aterrado. Joane, una de las encargadas del lugar, estaba explicándole las reglas del lugar. Luego le entrego un formulario para que completara.
No, el moreno no podía pedirlo a él, no sería correcto. Era solo un niño.
El aroma de su sangre llegó hasta sus fosas nasales.
Al diablo.
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"Kurt, cariño"
El castaño levantó la cabeza y vio a Joane a unos pasos de él. "¿Sí?"
"Si estás listo, hay un cliente que querría verte". Al ver la mirada del ojiazul ella sonrió. "No te preocupes, Blaine es un amor, todo estará bien"
Tragando, Kurt asintió y se paró. "¿Dónde tengo que ir?"
"A una de las habitaciones privadas, ven, te acompañaré"
Mierda, pensó el castaño. No esperaba ir a una de esas habitaciones tan rápido, aunque la paga es mejor que al extraerla clínicamente.
La siguió hasta llegar a una puerta con el 206 en números dorados. Con un suspiro, tomó la manija de la puerta y entró.
Un hombre estaba parado al fondo de la habitación dándole la espalda. Cuando cerró la puerta se dio vuelta y sonrió.
Su respiración se detuvo, el hombre era hermoso.
"Hola, mi nombre es Blaine" dijo acercándose y estirando su mano.
El castaño la tomó inseguro y frunció la nariz al sentirla sudorosa.
"Lo lamento" dijo con una pequeña risita el moreno. "Son los nervios, hace años que no hacía esto".
Kurt sonrió un poco al ver que no era el único nervioso. "Es la primera vez que hago esto" susurró.
"Entonces ambos podemos ayudarnos"
Con un gesto de la mano, el moreno lo guió hasta una silla que había en medio de la habitación. Blaine se sentó en ella.
"En verdad facilitaría las cosas si lo hiciéramos en esta posición" dijo mientras señalaba su falda.
Sonrojándose, Kurt se sentó en su regazo y sus rostros quedaron a pocos centímetros.
"Wow, eres hermoso" susurró el ojimiel. Se sonrojó y bajó la cabeza. "Lo siento, a veces el filtro desaparece de mi boca"
"Está bien" murmuró Kurt. "¿Qué hago ahora?"
"Relájate, dolerá más si tus músculos están tensionados" explicó Blaine mientras frotaba sus brazos. La mano del ojiazul voló hasta su cuello.
"¿Dolerá?" preguntó asustado.
"Al principio sí" dijo el vampiro. "Después de todo, tengo que romper tu piel. Pero se irá luego de unos segundos y sentirás placer"
Kurt se mordió el labio. "¿Placer?"
El moreno asintió. "Este es un acto que tendría que ocurrir en parejas. Normalmente cuando se tiene relaciones"
"Oh"
El castaño estaba seguro que Sam no le había dicho nada de esto. Sintió una mano en su mejilla que obligó a mirar al vampiro en los ojos.
"Kurt, si no te sientes cómodo, no tenemos por qué hacerlo. Si quieres puedes irte, no me enfadaré" dijo Blaine mientras acariciaba su pómulo con su pulgar.
Kurt lo consideró por unos minutos y negó con la cabeza.
"Hagámoslo"
Blaine sonrió pero no dijo nada. Llevó la mano que se encontraba en la mejilla hasta el cuello. Con su dedo índice y mayor, tanteó la pálida piel hasta encontrar el lugar que quería.
Acercó su rostro al cuello del ojiazul y pudo escuchar como Kurt respiraba erráticamente, por lo que entrelazó su mano libre con una de las suyas.
"¿Listo?" murmuró sobre su piel.
Cuando Kurt asintió, colocó un pequeño beso e incrustó sus colmillos en su cuello. El castaño se mordió el labio para evitar gritar. Sentía como desgarraban sus músculos. Sus ojos se cristalizaron con lágrimas no derramadas.
Blaine lo tomó más fuerte de la mano y con la otra acariciaba suavemente su cadera expuesta ya que su camisa se había salido de sus pantalones.
Las manos de Kurt tomaron al vampiro por los hombros y se sujetó tan fuerte que sus nudillos estaban blancos. Pero luego el dolor paró de repente y una ola de placer cubrió su cuerpo.
Un pequeño gemido salió de sus labios. Avergonzado, tapó su boca con una de sus manos y observó al moreno. Blaine parecía no haber notado nada.
Más placer lo atravesó y viajó directamente hacia el sur. Sus pantalones parecían estar cada vez más apretados. Kurt sentía sus mejillas arder. Le están succionando sangre maldición, ¿cómo puede eso excitarlo?
Y sin tener tiempo para responderse a sí mismo, gimió más fuerte que la primera vez. Su vista se nubló con lágrimas que no sabía si eran de placer o de vergüenza. Necesitaba tanto algo con que aliviar el dolor que estaban provocando sus jeans contra su erección.
Luego de lo que parecieron ser horas, Blaine extrajo sus colmillos y lamió los restos de sangre de sus labios. El moreno se sentía tan bien, luego de meses sin hacerlo, se había olvidado lo increíble que se sentía estar conectado de esa forma con otra persona.
O tal vez solo se sentía así porque era Kurt. No estaba seguro.
Con una pequeña sonrisa miró al castaño en cuestión pero un ceño fruncido la reemplazó al ver las lágrimas en su rostro.
"¿Kurt? ¿Qué sucede?" preguntó amablemente mientras secaba una de sus lágrimas. Kurt se mordió el labio y corrió su rostro para el costado. El moreno lo tomó del mentón y lo obligó a mirarlo. "Kurt. Dime qué sucede" ordenó.
Y esa orden fue directo a sus pantalones. Genial, pensó Kurt.
"Estoy demente" murmuró el ojiazul. Al ver la expresión de confusión en el rostro del moreno continuó. "Mírame, ¿cómo me puede excitar que un vampiro me chupe la sangre?" dijo con lágrimas en los ojos.
Abrazándose a sí mismo, se dio vuelta y caminó hasta una de las esquinas de la habitación. Tal vez si se quedaba mucho tiempo ahí el vampiro se iría.
Cuando escuchó pasos pensó que había tenido éxito. Pero luego un par de brazos lo rodearon por la cintura y un torso se pegó a su espalda.
"¿Sientes eso Kurt?" preguntó Blaine mientras apoyaba su erección contra su trasero. "¿Lo sientes? ¿Acaso soy un demente, Kurt?"
El castaño estaba atónito. El vampiro parecía ser otra persona a la que era minutos antes. Sus dulces palabras pasaron a ser gruñidos que lograban hacer sentirle mariposas en el estómago. Involuntariamente sus caderas se movieron hacia atrás, logrando que ambos gimieran.
"Dios, Kurt" dijo Blaine mientras se frotaba con el trasero del ojiazul. Sus manos se deslizaron bajo la camisa de Kurt y acariciaban la expansión de esa suave piel que lo volvía loco.
La cabeza de Kurt cayó sobre su hombro de placer. Sabía que tenía que para esto antes de que fuera demasiado lejos, pero el ojimiel se sentía tan bien contra su cuerpo. Una boca encontró su cuerpo y suspiró temblorosamente.
Blaine lamió y besó todo lo que tenía a su alcance, sin cortar el ritmo que habían encontrado sus caderas. La habitación se había llenado de olor a sudor y sexo.
El placer había colmado por completo al castaño, su orgasmo le llegó y mordiéndose el labio acabó en sus pantalones. Por el gemido que escuchó segundos después sabía que había ocurrido lo mismo con el vampiro.
Ambos quedaron en silencio por unos minutos, Blaine colocando pequeños besos en su cuello y Kurt jugando tranquilamente con las manos del moreno.
"Wow" murmuró luego.
Blaine sonrió contra su cuello. "Definitivamente wow"
Tres golpes contra la puerta los sacó de su trance. "¿Blaine, estás listo? Ya terminó la hora"
Mordiendo su labio inferior, Kurt se dio vuelta y lo miró nervioso. "Supongo que te tienes que ir"
Blaine asintió lentamente. "Dame tu número" suplicó mientras sacaba su celular del bolsillo.
Kurt sonrió aliviado y lo tomó. "No sabía que los vampiros tenían celular" dijo con una risita.
"Somos vampiros, no dinosaurios" rezongó Blaine y Kurt rio más fuerte.
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"¿Por qué sonríes tanto?" preguntó Wes cuando se encontraban en el auto minutos más tarde.
Blaine solo le sonrió a su amigo y giró su cabeza para mirar por la ventana mientras recordaba lo bien que había terminado todo.
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I'mJustACrazyGirl
