Alucard e Integra son enviados a un poblado cercas de las costas irlandesas. Haciéndose pasar por un falso matrimonio de recién casados en luna de miel descubrirán y eliminaran a los seres que depredan desde las tinieblas cada noche en el poblado. Zak –La Dama de Hielo-
Declaración: Hellsing ni sus personajes me pertenecen, todo pertenece al majo de su autor Kohta Hirano. Lo único que me pertenece son las ideas para este fing.
Autor: Zak –La Dama de Hielo-
Rating: seamos sinceros, contiene violencia… pero para ahorrarnos problemas…en fin, le pondremos una T XD
Warnings: contiene violencia que puede llegar a ser algo fuerte. Y lenguaje fuerte (en las opiniones del autor).
PAIRING: Alucard x Integra.
Depredadores de las tinieblas.
Capitulo I – Decreto real…
Se encontraba detrás de la montaña de papeles por firmar que había en su escritorio, sentada y especialmente repasando en su mente por quinceava vez la carta que portaba el sello real. Al principio comenzó a leerla rápido, creyendo que era otra ridícula carta para arreglar su matrimonio con un tonto noble inglés. Pero, al ir avanzando en su lectura se dio cuenta de que se trataba de algo grave.
Al parecer algunos de los inútiles que conformaban la mesa redonda le habían comentado a la reina sobre si su liderazgo en la organización era eficaz.
Claro que su liderazgo era eficazella pensó.
Era capaz de comandar y hacerse cargo de todo el papeleo que requería una organización como la suya. Era capaz de lidiar con los inútiles de la mesa redonda, y sobre todo con el sádico rey de los no muertos en persona.
La reina sabía muy bien que ella era acta para el trabajo; pero por el contenido de la carta, al parecer ella Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing estaba en una especie de "prueba".
—Malditos sean. —Siseó una vez más, pensando en los posibles responsables.
Unos ligeros golpes la distrajeron de sus pensamientos.
—Adelante. —Ella pronuncio.
El mayordomo pasó al despacho, con una charola de plata que contenía su amada infusión.
—Aquí tiene, Sir Integra. —Pronuncio el mayordomo después de dejar la charola sobre el diminuto espacio, y dispuesto a abandonar el lugar.
—Walter, espera. —Escucho detrás de sí.
—¿Sucede algo mi Señora? —Walter pregunto dándose la vuelta repentinamente hacia la rubia.
—Necesitamos hablar. —Pronuncio, tomando la taza de té entre sus manos.
Walter se acercó hacia el enorme escritorio, rodeándolo y poniéndose al lado de Sir Integra.
Integra tenía la vista fija en el contenido que había dentro de la taza, mientras frotaba el borde de esta con el dedo índice, preocupado.
Abrió el pequeño cajón con llave que había en el escritorio, sacando la carta en mención.
—Léela. —Estiro la carta hacia su fiel sirviente.
Walter comenzó a leer con cuidado, la carta que esa misma mañana le había entregado a su Señora. No podía comprender completamente el contenido de la carta.
Sir Integra podría marcharse por algunas semanas de la organización para vacacionar y relajarse algún par de semanas, y él se aria cargo del inmenso papeleo hasta entonces de su regreso.
Pero ella, comandante de la Orden de los Caballeros Protestantes ¿enviada a una misión?
No era posible eso, y no es que no tuviera confianza de sus habilidades. Pero, enviada a una misión a silenciar enemigos; eso era demasiado riesgoso.
Siguió leyendo hasta llegar al final, suspiro pesadamente al leer lo último que la carta contenía.
—Sir Integra, esto es rotundamente inaceptable. —El hombre hizo notoria su inconformidad.
—Lo se Walter. —Acepto la mujer el comentario. —Pero no puedo hacerle nada. Se trata de una orden real.
Medito nuevamente el contenido, como un abogado frustrado por encontrar un error notorio en el contrato de su víctima. El contenido de la carta no era completamente claro, ya que si hablaba sobre una misión; pero no sobre de que se trataba, ni el lugar, ni la fecha.
Lo único que se decía era que se presentará ante la reina junto con su nosferatu, para ser enviada a una misión para silenciar enemigos. Y así probar sus habilidades personales.
—¿Ya se le fue informado a Alucard sobre la reunión?
—Aun no. —confirmo. —Por favor Walter, encárgate de avisarle.
—Así se ara Sir. —Mencionó retirando la charola con la taza de la mesa, en la cual el contenido había sido vaciado.
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Siendo aun de día era normal que él aun durmiera.
Últimamente se la pasaba durmiendo todo el día en su trono, recordando los tiempos en que Inglaterra era invadida por seres de todo tipo y su amo no paraba de ladrarle órdenes.
Aun recordaba cómo era el estar día y noche sin despegarse de su preciada Señora, siendo su sombra a toda hora del día y por las noches vigilar y regocijarse entre sus sueños. Recordando con más ansias cuando los enemigos aparecían ante ella, pensando que ella estaba desprotegida. Que estúpidos pensó ante el recuerdo de cuando él aparecía de la sombra de la mujer para matarles de la forma más sádica posible. Haciéndole recordar a su amo lo poderosa que podía ser si ella aceptara la petición de su sirviente, de compartir la inmortalidad a su lado.
Pero ahora solo podía acariciar aquellos recuerdos, ya que los enemigos se habían marchado de aquella isla hace un par de años.
El horrendo rechinido de las bisagras de la puerta de metal de su habitación le hizo abrir los ojos con pereza y cansancio.
—¿Qué te trae a mis aposentos Shinigami? —Menciono sonriendo ladinamente.
—Eh venido a informarle de algo Señor. —El mayordomo menciono acercándose aún más al nosferatu.
—Dime, de que se trata Walter.
—Le informo que mañana Sir Integra ira a una reunión con su majestad la reina, y se le a pedido su presencia también en persona, Alucard.
—Valla, Valla. —Mención el hombre sin ningún resentimiento de leer la mente de su compañero. —Al parecer "esto" se tornara interesante. ¿No lo crees Walter?
—Para ti lo parecerá Alucard; pero yo no me siento conforme con todo esto. La enviaran a ella de misión.
—No te adelantes aun Walter. Las cosas no sueles ser siempre como parecen. —Le dijo al hombre, tratando de ver el mismo futuro que él. —A lo mejor solo será eliminar un solo objetivo.
Walter suspiro. Odiaba admitirlo, pero podía ser que el vampiro tuviera la razón, y a lo mejor solo se trataba de una simple misión donde el objetivo sería uno de esos vampiros artificiales.
Pero también existía la posibilidad de que la misión pudiera ser riesgosa para todos, e incluso para ella.
—Puede ser, Alucard.
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El sol había comenzado a descender del cielo, adornando todo el señorío de un agradable color anaranjado.
Integra aún se encontraba sentada en su silla, detrás del gran escritorio que aun contenía algo de papeleo por leer, sellar y firmar. Lo único que se escuchaba en el gran despacho era el tick-tack del pase de las manecillas del reloj, y su bolígrafo desgarrando y dejando las marcas de su firma sobre los papeles.
Todo eso, hasta que la reconocida voz de su sirviente solo le distrajo por un par de segundos.
—Buenas tardes, Integra. —El vampiro menciono con su típica sonrisa dentuda.
—¿Qué te trae tan temprano por aquí Alucard? —La mujer pregunto desinteresadamente y sin apartar su vista del papeleo.
—Solo vine a observar que hacia mi maestro.
—Dirás, solo vine a fastidiar a mi maestro. En tal caso. —La mujer lo ataco.
—Claro, ya que es lo único interesante que tengo por hacer hoy. —Se carcajeo el hombre a costa de la gélida mirada que su amo le lanzaba desde el otro lado del inmenso escritorio. —Por cierto, Integra. Me interesa lo que tu reina tiene preparado para vos.
—Eso solo lo podre averiguar mañana en la reunión. —Pronuncio la rubia volviendo a ver al demonio que estaba parado al otro lado de su escritorio. —Lo que no entiendo es el por qué pidió que tú me acompañaras.
—Aunque vuestra reina no se lo pidiera, yo le hubiese acompañado. Integra, recuerda que yo soy tu sombra, tu perro, tu leal sirviente y servidor.
Integra, incomoda sobre todo por el último comentario; se hizo la aludida.
—No sé a qué viene eso sirviente.
Alucard sonrió para sí. Era obvio que una creatura tan orgullosa como ella no aceptará tan fácilmente una propuesta de tal tipo. Aún más considerando que ella provenía de una familia de caza vampiros tan prestigiada y él era el mismísimo rey de los no muertos.
Pero eso era algo que a él no le preocupaba y mucho menos le interesaba. Ya que él tenía toda la inmortalidad para convencerla de ser su reina, pero ella no lo tenía. Sabía lo corta y frágil que es la vida humana.
Por eso le acompañaría a esa misión tan misteriosa, sin importar si la reina o ella se lo pidiesen o no; ya que aunque la misión fuera del todo fácil, no quería correr ningún riesgo. Además ya se le había hecho la costumbre de ser el único demonio que le acechaba a ella durante su sueño. Ya le había escogido a ella como la condesa que le acompañaría por toda la eternidad, y era algo que se negaba a perder.
Dio unos cuantos pasos hacia atrás, hacia la pared. —Entonces, nos veremos mañana, mi maestro. —Y diciendo eso desapareció en las sombras que habían en la pared.
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Primer capítulo terminado…. n.n
Espero que les guste el comienzo de la historia y me den su opinión sobre ella. Esta historia es escrita por mí y anteriormente publicada en un foro de Hellsing.
Nos vemos en el siguiente cap.
