¡Saludos a todos!
Vine para publicar una idea que surgió a raíz de una conversación absurda que tuve con mi amiga asondomar. Como ella ya sabe, este drabble se lo dedico.
Eso. Nació de mi ocio, simplemente xD
Querida, espero que te guste. Y a todos los demás que me lean, también :)
—¡Mimi-saaaaaaan! —la llamó Daisuke por enésima vez.
Mimi gruñó, hastiada, y detuvo su marcha. Sin voltear, le contestó con cierta brusquedad:
—¿Qué quieres?
—¡Sal conmigo, por favor!
—¡YA TE DIJE QUE NO! —gritó.
Si bien Tachikawa no solía responderle de esa forma a nadie, este chico era capaz de sacar de quicio a casi cualquier ser humano del planeta. Era una especie de don que poseían solo los hermanos Motomiya.
Sora caminó por la vereda para acercarse a su mejor amiga. Habían acordado reunirse allí para pasear, pero él la había seguido.
—¿Qué ocurre, Mimi? —quiso saber la pelirroja.
Y antes de que ella pudiera responder, el trigueño insistió:
—¡Mimi-saaaaaaan!
—¡AYYY, DÉJAME EN PAZ!
Daisuke estuvo a punto de agarrarle la muñeca a la castaña, pero Sora se interpuso.
—¿No has tenido suficiente ya? —le habló, muy firme, penetrándolo con la mirada.
El joven sintió como si estuviera siendo regañado por su mismísima madre. Apretó los labios, frustrado, como un niño pequeño, y declaró:
—¡Mañana te lo volveré a pedir!
Habiendo dicho esto, se fue.
Mimi se palmeó el rostro.
—¿Me puedes explicar qué fue lo que sucedió entre ustedes? —pidió Sora.
Juntas, salieron del distrito comercial y caminaron hacia un parque. En el trayecto no articularon palabra alguna.
Tomaron asiento en una banca, y Mimi dijo al fin:
—Es solo que… Daisuke y yo decidimos tener relaciones y, por lo visto, quedó tan fascinado conmigo que ahora quiere que yo sea su novia.
La expresión de fastidio en su rostro era tal que Sora no tuvo la necesidad de pedirle muchos más detalles al respecto. Solo le consultó si acaso habían sido relaciones sexuales con todas sus letras.
—Sí. Dijo que nunca lo habían hecho gozar tanto, o algo así, ya no recuerdo exactamente cómo lo dijo. Pero eso. Y lleva molestándome ya una semana.
Takenouchi la compadeció. No imaginaba lo que sería tener a un Daisuke pretendiéndola con toda esa insistencia y obstinación.
—Debe ser que las japonesas siguen siendo demasiado recatadas, por eso quedó tan sorprendido.
«O tal vez solo es que Daisuke tiene tan poca experiencia sexual que Mimi le pareció una diosa» elucubró Sora.
Sin poder evitarlo, soltó una risita.
—… No te rías de mí.
—No me río de ti —le aseguró—, disculpa. Me río de la situación.
La castaña suspiró.
—Ahora no sé qué hacer —confesó, agotada.
—Pues… esperar a que se aburra. O buscarle otra chica.
—Si nos quedamos con la primera opción, podríamos esperar meses. Ya sabes cómo es.
—¿Y a quién podríamos presentarle?
—No sé. No me importa. ¡Solo quiero que me deje tranquila! —exclamó, alzando los brazos como si pidiera ayuda a alguna entidad celestial.
